Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 11 Permiso

Mi cuerpo entero se alteró al verlo junto a mí, pero con firmeza comencé a caminar solo ignorándolo.

— Oh, no me digas que me privarás de tu presencia, Cristine — dijo, siguiéndome el paso — Daphne ya llegó a la ciudad, ¿no es así? — preguntó, y de alguna forma mi rostro le confirmó que sí — Oh, ese maldito de Erik solo te usó para cuidar el honor de su hermana y ahora te desecha. Qué mal — añadió, colocándose frente a mí y bloqueando mi camino.

— A quién me gustaría desechar en este momento es a usted — dije, apartándome a un lado y siguiendo mi camino.

— ¡Auch! — exclamó, tocándose el corazón como si le hubiera herido y siguiéndome — Vamos, Cristine, me permites solo acompañarte — me pidió — Mi carruaje no está muy lejos. No puedo dejar que una dama como tú ande a pie y sola por el mercado.

— Una sirvienta como yo — le respondí, recordándole cómo me había llamado la última vez — Además, no crea que he sido tan tonta como para olvidar su desacuerdo y las amenazas hacia el señor Erik — dije, entrando en la tienda.

— ¿Desacuerdo? — preguntó, haciéndose el desentendido.

— Yo no lo recuerdo. Aquello más bien fue una mala negociación.

— Deme cinco velas, por favor — le dije a la vendedora — Anótelo a nombre de los Harrington — terminé firmando el cuaderno de deudas de mi señor.

— No se puede negociar con alguien que no está dispuesto a vender — continuó Richard explicándose.

Tomé las velas aún más indignada y me retiré del lugar, ignorándolo.

— Pe... pero claro está que no puede, porque tu valor es más que simplemente monetario, Cristine — insistió nervioso siguiéndome el paso — Es un insulto para alguien como tú ofrecer cualquier cifra —continuó, agitado, intentando seguirme el paso mientras se veía empujado por varias personas en el camino — ¡Lo siento, discúlpame! — le dijo a un hombre que casi lo hizo caer — Vamos, Cristine, por favor, ¿serías tan amable de escucharme? — pregunto y de repente se puso frente a mí — Acompáñame al baile de mañana — pidió agitado.

— ¿Qué? — pregunté, sorprendida.

— Lo que has escuchado. Quiero llevarte al baile conmigo — respondió, decidido haciendo una reverencia.

Di un paso hacia atrás mirado incomoda a algunas personas en la calle que se detenían y nos observaban.

— ¿Por qué? — murmure en voz baja.

— Porque definitivamente sería el hombre más envidiado de toda la noche si logro ingresar acompañado de tan bella mujer — añadió, con una sonrisa coqueta. 

— Acepto — le dije de repente, y él me miró con sorpresa.

— ¿En verdad? — preguntó, sus ojos brillando y avanzando para tomar mi mano — Prometo que no te decepcionarás, Cristine. Enviaré mi carruaje a buscarte temprano, con un vestido y...

— Siempre y cuando el amo Erik te otorgue su permiso — le respondí.

— ¿Su... que? — pregunto desconcertado y entonces comencé a avanzar siguiendo mi camino.

Sabía que, aunque su invitación era audaz, había algo que sin duda le detendría: el poder que Erik tenía sobre mí.

— Cristine... — dijo siguiéndome el paso.

— ¿Esta muy acostumbrado a ir por la vida sin pedir permiso señor Richard? — le pregunte doblando una esquina

— Me estás desafiando — dijo con una sonrisa de lado.

— Si usted lo considera un desafío — añadí restándole importancia.

— Claro que no. Ya verás — dijo, con un tono un poco más suave, casi como si intentara convencerme — Seguro que con un par de palabras se arregla todo. No tienes que vivir bajo su sombra para siempre.

Mi corazón latió más rápido al escuchar su propuesta, pero lo mantuve bajo control. No quería darme por vencida tan fácilmente, ni caer en las promesas de alguien que no entendía la complejidad de mi situación o simplemente estaba jugando conmigo.

— Quizás — respondí, intentando sonar indiferente.

Lo vi apretar los dientes, un destello de frustración brillando en sus ojos, pero, de inmediato, trató de suavizar la situación.

— Te doy mi palabra de caballero que haré todo lo posible por conseguir ese permiso — dijo y tomo mi mano para besarla — Hasta entonces hermosa Cristine — dijo sonriendo y comenzando a caminar — Estas segura que no deseas que te acompañe a casa — insistió y negué con la cabeza.

Aquello era real. En verdad un caballero como Richard estaba dispuesto a pedirme acompañarlo a un baile.

Las palabras de Richard se quedaron flotando en el aire, y por un momento, me sentí tentada a creerle.

Suspiré, sacudiendo la cabeza. No podía permitir que mis deseos me nublaran el juicio.

***********

Al ingresar a la casa la figura del señor Eduard me turbo por un momento.

— Creí que tendría el placer de disfrutar una melodía — me dijo.

— En la cena de esta noche seguramente señor — añadi con tranquilidad — Discúlpeme, pero tengo que ayudar a prepararla — dije haciéndome a un lado, pero él se puso en mi camino una vez más.

— Primo — la voz de Erik llegó justó a tiempo — Vamos — insistió — Tengo unos planes que me gustaría enseñarte — pidió llegando junto a él, mirándolo y luego a mi.

— Si primó — dijo finalmente dando media vuelta y siguiendo a mi amo.

*********

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro