Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

La melodía del mar (Microrrelato)

Recuerdo esa mañana de invierno. El cielo amaneció cubierto de nubes grises. Hacía frío y el mar descansaba poco tranquilo. Mi padre, Guillermo, antiguo capitán de la Marina Militar, balbuceaba desde babor alguna frase que no lograba entender; el viento silbaba estridente en mis oídos y me sacudía el cabello ondulado contra el rostro. Se sentía bien volver al mar, volver a navegar sobre el viejo Nautilos III, una embarcación antigua y algo descuidada, pero toda una reliquia familiar.
Mi familia lo compró cuando era pequeña, entonces el bote no era más que un trozo de chatarra. Poco a poco mi padre lo devolvió a la vida, o tal vez fue a la inversa.
Guillermo, aunque algo renuente, después de su jubilación temprana, decidió volver a navegar. Tengo el presentimiento de que en ocasiones le es imposible soportar el peso de todos los arrepentimientos que carga sobre su alma, sin embargo, el mar lo vuelve un ser libre. Amo cuando me sonríe con la despreocupación de un niño.

Desde muy niña me familiaricé con el entorno marino. Por las ansias de exploración y por el encanto que sentía hacia él me convertí en bióloga marina. Centré mi carrera a la investigación de la ruta migratoria de las ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) y su ciclo de vida. Esa fascinante labor era lo que me había llevado hasta esas aguas.

Durante varios días el hidrófono había captado un sonido singular, proveniente de las profundidades de las aguas gélidas. Al principio pensé que se trataba de un cetáceo herido, pero estaba equivocada. No lograba identificar esa melodía del mar, así que me aventuré en su búsqueda.
Navegamos el área durante cinco días y nada. Al arribar la noche retornábamos al pequeño asilo cercano al embarcadero.
A la llegada del sexto día nos aventuramos al mar nuevamente. Una inesperada tormenta nos encerró entre sus ráfagas y nuestro rumbo cambió. No recuerdo las coordenadas. Me sentí frustrada y a punto de tirar la toalla, aun así, mi padre mantuvo las esperanzas.
Una aleta dorsal, achaparrada, emergió del agua tomándome por sorpresa. En la distancia el salto de una ballena jorobada me devolvió la sonrisa. Navegó tan cerca de nuestra embarcación que pode sentir el movimiento causado por su cuerpo. El gigante marino no estaba solo, una cría le acompañaba. A lo lejos divisé otra ballena, varias de ellas. No, eran muchas, muchas ballenas jorobadas. Me resultó de extrañez dado a que suelen viajar en grupos pequeños e inestables. Alegres delfines también le acompañaban en el viaje. Quise ver más. Emocionada me acerqué al borde y en un descuido caí al agua.

Mi cuerpo se hundió pesado y las burbujas camuflaron mis gritos de desespero. Debía salir cuanto antes del agua o terminaría hipotérmica. Sentí pánico. De la nada una melodía me devolvió la paz. Se trataba el mismo sonido que investigaba. Lo pude sentir a través del agua. Abrí los ojos.
Al principio no vi más que el azul infinito que me envolvía, no tenía final. Caía hacia lo desconocido. De a poco las vi, las ballenas. Me observé reflejada en sus ojos. Sentí las corrientes que creaban sus aletas en el agua. Nadaban a mi alrededor, todas mecidas por el mismo ritmo, parecía un festival submarino.
Tal vez comenzaba a delirar por la falta de oxígeno y por la frialdad, pero vi un barco de cazadores de ballenas hundido en el fondo, alrededor se reunían peces, cetáceos y criaturas que jamás había presenciado. ¿Cantaban? La melodía del mar brotaba desde esas profundidades. ¿Le rinden memoria a aquellos que quedaron extintos por la crueldad del hombre?
La melodía se volvió más fuerte e íntima, luego dejé de escucharla. Mis ojos se cerraron. Sentí un agarre. Parecían manos humanas. Me alzaron por los hombros hacia la superficie.

Desperté de vuelta en el bote de mi padre. Guillermo nunca me ha contado sobre lo sucedido. Al mes siguiente intenté volver al mismo sitio. Así trascurrieron los meses, volví una y otra vez sin obtener resultados. ¿Eran ciertas mis visiones? ¿Existen, debajo de aquellas aguas desconocidas, criaturas capaces de crear tan bellas melodías?

Pensé que jamás lo sabría, pero hoy el hidrófono ha vuelto a captar la melodía del mar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro