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Movimiento #13: Stormlord - Dance Of Hecate

Hear as I invoke the name

Of the wise old croneWho knows curses and deathAnd does not fear them, no!Mother of darkness reveal meThe secrets of your shrine tonight!It's getting close to midnightThe ritual shall begin

Sayumi estaba enojada, triste, desconsolada y sobre todo sentía que no era digna de tener un amor como el que comenzó con Ashton. ella adoraba al chico era la luz de sus ojos y nunca se había entregado a nadie cómo a él, este jovencito fue el único hombre que la había tratado cómo una mujer que valía la pena.

Todos intentaron hablar con ella, y entendió a el por qué lo hicieron. Muy dentro de ella sabía que Ashton no era cómo tal culpable de lo que le pasó, pero en su mente lo responsabilizaba de cierta manera, por haber ido al bar y no estado cuidando a Maggie, pero tampoco comprendía que pasaba. No entendía el detonante de todo esto.

Todo le daba vueltas en su cabeza era cómo si supiera que no quería perderlo ni dejarlo ir, él era su melodía, Kiba la inspiraba a superarse, Maggie la hacía querer ser la mejor, pero estar al lado de Ashton sentía que podía ser la mejor músico de todo el mundo. La melodía fluía de manera natural sentía que todo su talento era manifestado con cada mirada que le daba, las notas fluctuaban por sus dedos al recordar su sonrisa, sus ojos sobre de ella, lo amaba de verdad.

No pensaba perderlo.

Se arregló, le pidió a Astrid y a Fer que cuidaran esa noche a Kiba para ella poder hablar Con Ashton, la apoyaron en ello querían verla feliz y sabían que Ashton era detonante de ello.

Se salió de bañar escogiendo una playera de tirantes con un pentagrama, una falda de cuero roja con medías de red negras y unas botas DR. Martin del mismo color, se había maquillado para que sus labios resaltaran, un color carmesí que la hacía ver muy sexy.

Tomó su celular y buscó el número de Ashton para mandarle un mensaje.

"Te veo en el hotel de siempre, te extraño"

Sonrió, tomando sus llaves y pidió un UBER.

El mensaje le llegó a Ashton, quien seguía sintiéndose pésimo, había pasado una semana más después de todo el problema que sucedió derivado de lo que había hecho su mamá, plantar la semilla de la duda. Se odiaba por eso, sin embargo, jamás esperó que acabaría así, drogado en un bar fallándole a Sayumi.

Se sintió estúpido, si bien no le afectó el haber sido usado, si le molestó que tenía una ligera sospecha de quien lo hizo, tenía aquella voz de la chica en su mente, la reconocía de antes, pero tenía tiempo sin escucharla, más de dos años, hasta recientemente, que lo había buscado, pero no le había puesto atención.

—¡Sasha...ella lo hizo!

En ese momento le llegó un mensaje, era de Sayumi.

Su corazón se iluminó, era cómo si todo el peso del mundo se hubiera levantado de su espalda, su corazón estaba rebosando de felicidad, sabía que no era algo seguro pero su esperanza moría al último.

"Ahí te veo, también te extraño"

Se apuró a bañarse, quería verse bien para Sayumi, mientras le mandó al vestirse un mensaje a Becca para pedirle que cuide a Maggie por la noche, desde luego, Fer ya les había comentado que era probable que Ashton les solicitara eso.

—¡Si amigo!, nosotros la cuidamos —le respondió Becca cuando le marcó.

—Les voy a deber mucho por esto amigos, ¡son los mejores! —se escuchó emocionado el bajista.

—Sólo intenta recuperarla, ustedes son el uno para el otro y no pueden dejar que nadie los separe.

—No pasará Becca te lo juro, ella es el amor de mi vida —la jovial voz de Ashton hizo sentir bien a su amiga.

El chico estaba listo, tomó sus llaves y a su hija para ir por su Jeep, para manejar a toda velocidad a la casa de sus amigos.

Llegó y le dio a su mejor amiga la pequeña, besó la frente de su hija y agradeció nuevamente a Rebecca.

Ishtar estaba esperando a Ashton, moría por verlo y quería hacerlo ya, había estado sin él durante un tiempo largo y no quería seguir así.

Vio que el Jeep se acercó, lo reconocía desde lejos y una sonrisa se dibujó en su rostro.

Entró al lobby, al momento de ver que el carro se metió al estacionamiento, e iba pidiendo la mejor habitación que había.

—¿La usual señorita Everdale? —preguntó el encargado.

—Sí, por favor —le dio su tarjeta para que se la cobrara.

El chico entró, y vio a su amada chica, sus ojos se iluminaron cómo jamás lo habían hecho antes, igual ella lo observó y pareció que el mundo se detuvo, sus ojos se hundieron y sonrieron.

Les dieron la llave y caminaron hacia la recámara.

Sus manos estaban rosándose, sintieron chispas de energía, la añoranza se manifestó a su alrededor

Al abrir la puerta y dejar sus cosas, Ashton observó cómo se veía, muy hermosa, ese atuendo le sentaba muy bien y le daba muchas ganas probarla, pero tenían que hablar primero.

La nipona se sentó en la cama y vio a su pareja, si bien le brillaron los ojos, también sintió cierto dolor en su corazón, y no por lo que había hecho, sino por lo que le había pasado a su amado.

—Ishtar, no se...

El dedo de la guitarrista se posó sobre los labios de Ashton.

—Lo sé, no tienes nada que explicar.

En ese momento lo jaló y lo besó de manera pasional, haciendo que su cuerpo estuviera sobre el de ella, ocasionando una gran fricción la cual hizo que los dos gimieran.

—Te necesito cachorro...cómo no tienes una idea.

Le quitó la playera que traía tocando sus pectorales y saboreándolos, mientras que el chico bajó su mano hacia la falda de la chica, pasando sus manos por sus piernas sintiendo las medias que lo estaban volviendo loco.

Sus labios pasaron de manera lenta y tortuosa por el cuerpo de la nipona disfrutando cada centímetro de ella, sintió que estaba disfrutando el más dulce manjar de todo el mundo, la piel blanca de la chica lo excitaba su textura, su sabor, su olor, nunca nadie lo había hecho sentir algo así, era adicto a Sayumi.

La azabache jaló al chico a su lado y lo comenzó a besar de manera agresiva para después voltearse y estar sobre él. Su falda levantada, con sus hábiles manos desabrochó la cremallera del chico, alzándose un poco bajó el pantalón y su bóxer, para sacar su ya erguido pene, el cual de sólo verlo comenzó a saborearlo, sus ojos parecían de una depredadora que había encontrado a su presa.

Lo comenzó a masturbar de manera lenta primero para después aumentar su velocidad.

Ashton hizo su cabeza para atrás, sintiendo mucho placer. Era inigualable lo que los movimientos de Isthar le ocasionaban, parecía que su amada novia se había convertido en un súcubo, la destreza sexual era increible. Gimió al verla cómo ahora lo engullía en su boca pasando su lengua por toda su extensión.

La habilidosa lengua de la nipona le erizó la piel, no podía formar un comentario coherente, succionaba y chupaba cómo si de un helado de su sabor favorito se tratase, lo cual llevó al nirvana al jovencito.

Ishtar no aguantó más y detuvo sus movimientos, se subió en él, y sin esperar un segundo más se ensartó en su erecto miembro.

Comenzó a subir y bajar de manera rápida y sin control, lo había extrañado tanto en esos días que no estuvieron juntos, no pensaba acabar este encuentro rápido.

Los movimientos de ambos se encontraron a la mitad del choque, una y otra vez entraba Ashton en Sayumi, mientras la nipona sintió cómo su amado novio la complementaba. Era un gran éxtasis el que tenía, cómo si una gran descarga de electricidad surcara el cuerpo de la pareja, lleno de anhelo y de deseo.

—Te amo Sayumi... —musitó el jovencito sin dejar de moverse.

—Y yo a ti cachorro, más que nada en este mundo —sonrió sin dejarse de mover la asiática.

Ambos sintieron un temblor en sus cuerpos. Ashton intentó salirse, pero la guitarrista se lo impidió, dejando salir un gran gemido al sentir cómo disparó su semilla en ella y a su vez alcanzó su orgasmo con un gran gemido y jadeo, para posteriormente caer sobre el pecho del jovencito, trazando pequeños círculos en el mismo.

—Te extrañe mucho Ashton —susurró acurrucada en el la nipona.

—Y yo a ti Sayu, cómo no tienes una maldita idea.

Se quedaron callados saturándose del aroma el uno del otro, mientras que el azabache acarició el cabello de manera lenta de la mujer.

Nuevamente estaban juntos y no iban a dejar que nadie los volviera a separar, ni en esa vida ni en la siguiente, su amor duraría para siempre. 

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