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Movimiento #10: Oceans Ate Alaska - Hansha

Turn a blind eye
Why should you give a fuck what they say?
I'll never give a fuck what they say
Your judgements preconceived of me
Don't waste your life living a lie
Worthless lie

El Wacken fue un éxito, los chicos cómo siempre mostraron porque eran considerados los mejores dentro del género que tocaban, el deathcore. Los ovacionaron los críticos y todos los fans que asistieron a verlos.

Por obviedad su mercancía voló de los anaqueles del concierto, más aparte las ganancias por el mismo, fácil rosaban el millón y medio de dólares cómo ingreso a la disquera de la cual a cada uno de los miembros de la banda se le dio ciento cincuenta mil para dejar lo demás cómo ganancia para la empresa.

Se divirtieron saliendo de paseo por el pueblo donde se quedaron y disfrutaron el resto del festival, dejándolos si bien cansados físicamente, pero a la vez muy reposados de sus tareas diarias en su vida cotidiana, ya sea con sus familias, la disquera o sus trabajos fuera de la música. De vez en cuando salir de la rutina le sentaba bien a cualquier persona, sobre todo a los músicos.

Por su parte al regresar a Estados Unidos, Ishtar y Ashton se sintieron más unidos, haber viajado juntos y el bajista mostrado su apoyo incondicional a la guitarrista durante el concierto hizo que la asiática se sintiera muy feliz y más amada que nunca.

Ese chico se ganó su corazón desde el primer momento en que acepto a Kiba más aparte en que procuro que ellos estuvieran bien y buscó formar una familia a su lado. Sin duda siempre fue mal juzgado como casanova, era todo un hombre de familia.

El joven estaba en su casa, era su día libre de la disquera, Maggie había salido con Ishtar y Kiba a comprar unas cuantas cosas que necesitaban para ella, él no había ido debido a que tenía que recibir un nuevo vaporizador para la pequeña, algo que les había recomendado el doctor que la veía.

Sin titubear ni esperar nada, los dos chicos habían puesto manos a la obra para conseguirlo, sin escatimar en los gastos, más sabiendo que esa nueva tecnología usada en aquel aparato podría ayudar a la chiquilla a tener una vida sana y normal.

También estaba un poco intranquilo desde lo que sucedió con su madre hace unas semanas, sabía que ella seguía cerca. No estaba seguro el chico si era en Canadá donde residía o en España, jamás había entablado una relación cercana con ella, no después de haberlo dejado con su padre, y al cuidado de su tío Roland.

Él jamás pudo quejarse del hermano de su padre, siempre lo apoyo y lo cuido a pesar de todo, siendo que era alcohólico, pero nunca fallo en su responsabilidad de tutor del azabache o de cuidar a su moribundo consanguíneo.

El bajista estaba viendo unos mensajes en Instagram, muchos eran de sus admiradores a los cuales les contestaba de manera jovial, siendo el quien más se acercaba a los fans, le gustaba interactuar con ellos y mostrarse accesible a lo que le decían. Tenía mucho carisma en ese aspecto y por ende los chicos de Sk8 habían optado por hacer que el fuera el que se encargara de todas las redes sociales junto con Becca, quien era mucho más formal en el trato con los fanáticos de la banda.

Leía un mensaje cuando su timbre sonó, rodando sus ojos se levantó un poco molesto a ver quién osaba molestar su tranquilidad en esos momentos.

Caminando de manera lenta llegó a la puerta para abrirla y al ver quien estaba del otro lado frunció su ceño, ya estaba de peor humor ahora.

—Hola Ashton, te dije que estaría en contacto —dijo Kristine, su madre.

—Estaba esperando a que fuera mentira y no me molestaras más, pero creo que di mucho por sentado.

El chico rodó los ojos mostrando su claro agobio de verla ahí, no pensaba ocultar su disgusto.

—Veo que el borracho de tu tío y el inútil de tu padre jamás te mostraron modales ¡No me sorprende! Más viendo cómo acabaste —la señora sin esperar invitación entró al hogar del chico, él no la detuvo, no quería más problemas.

«Entre más rápido la atienda más rápido se va», pensó Ashton.

—¿En qué te puedo ayudar el día de hoy madre? —preguntó el azabache sin quitarle la vista de encima a su progenitora.

—¿No me vas a invitar ni siquiera un vaso de agua? —alzó la ceja la señora.

—¿Qué parte de que no eres Bienvenida aquí no entiendes Kristine?

Se notó el enojo, pero a la vez el dolor en la voz de Ashton. Si bien no le gustaba mostrarlo, no era inmune a sentirse triste o enojado por la situación que estaba aconteciendo, aún se lo ponía un poco mal la mención de su difunto padre o entender que jamás fue importante para su madre; eso lo jodía mucho, no sabía que había hecho mal para haber sido rechazado por ella de tal manera de dejarlo atrás con su progenitor y tío.

—¡No lo sabía! —el sarcasmo se notó en su voz —, prefieres tener una cualquiera vividora y trepadora a tu lado que buscar una mujer digna de ti.

Esto colmó la paciencia de Ashton, no iba a permitir que su madre hablará de esa manera del amor de su vida. Ishtar era una mujer digna a la cual amaba y respetaba cómo lo más sagrado de su vida junto con Kiba y Maggie.

—¡No voy a permitir que insultes a mi novia de esa manera!

Si las miradas mataran, Kristine ya estaría convertida en un obituario, la furia externada por el chico en su visaje no tenía comparación.

—Pues se cosas que te harían dejar a tu noviecita asquerosa esa —comentó su madre con toda la saña del mundo.

—¿Tú qué vas a saber vieja bruja?

El chico ya no mostró ningún tipo de recato o respeto hacia ella, la detestaba y se notó en cada ademan que emitía al dirigirse hacia su progenitora.

—Se más de lo que puedes saber tú, y ni siquiera alguien tan patético cómo lo eres Ashton merece tener a una prostituta de pareja y mucho menos a lado de una hija a la cual está ayudando a criar —el veneno esparció la duda de Ashton.

El e Isthar habían hablado un poco del pasado de la nipona antes de Beyond the Light, y no había sido una de las pláticas favoritas del azabache, si bien el no juzgaba de ninguna manera a su amada novia, si se sentía un poco intranquilo por todo lo que había ocurrido con anterioridad en su vida.

Entendía que mucho de lo que había hecho, trabajar en un burdel y en un table, fue más que nada para poder sacar adelante a su amado hijo, no por que fuera algo que disfrutará.

Eso lo incomodó un poco pero no se dejó disuadir de amarla, desde que tenía memoria musical, esa chica había sido su crush, y ahora estaba saliendo con ella incluso estaban a nada de formar una familia., los dos merecían una oportunidad.

—No me importa nada de lo que tengas que decir madre, se muchas cosas de Sayumi y confió ciegamente en ella —dijo de manera firme el bajista mientras se le quedó viendo a su madre, quería saber que tenía planeado esa vieja bruja.

Ella sin inmutarse ni titubear, sacó de su bolsa un folder, en donde venían un bonche de papeles, pero al verlos más de cerca el eran unas fotos que había impreso.

Las dejó esparcidas en la mesa, haciendo que Ashton viera que eran imágenes de una Sayumi más joven, de no más de veinte años, estando encima de un hombre desnuda, o bailando muy pegada de otro el cual parecía un cliente en un table, moviéndose de manera sensual restregando su trasero sobre el bulto del mismo.

Habían más de imágenes de esa índole, las cuales intentó ignorar el bajista, pero no pudo dejar de observarlas mientras su corazón se aceleró y de cierta manera le causó asco ver en ese predicamento a la nipona.

—Ella no vale la pena como mujer y me sorprende que no te hayas dado cuenta de ello —inyectó más veneno Kristine.

—Se de todo eso y no me molesta —intentó mostrarse calmado el chico mientras dejó salir un ligero suspiro.

—¿Y aun así la aceptas? No tienes amor propio ¿verdad? —preguntó su madre.

Sin previo aviso, Ashton tomó de manera ruda el brazo de Kristine para dirigirla a la salida de su departamento,

—No quiero que nos vuelvas a contactar, te odio más de lo que te odiaba antes —con ello cerró la puerta e iba a donde estaban las imágenes.

Intentó no verlas mientras las quemó, pero aquellas fotos seguían en su mente, haciendo que se recargara en el refrigerador y se dejara deslizar por él, intentando no llorar.

—La primera parte del plan fue implantada —dijo Kristine, mientras caminó con su celular a su oído.

Unas palabras qué no se podían entender se escucharon.

—Ahí estará para que podamos destruir de una vez por todas esa relación tan horrible y nefasta.

Nuevamente la voz habló y se notó un enojo en el ceño de Kristine.

—Saldrá bien no te preocupes.

Con ello colgó. 

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