"Te extraño, porque fue hermoso el tiempo compartido no porque vivir sin ti no pueda"

Narra Aurora

La señorita Afife—como así quiere que la llamen—nos castigó a mí y a Hannah el resto de la tarde por lo que nos perdimos la guía de orientación y la lectura de las reglas. Nos puso a organizar el salón de instrumentos y como se dio cuenta que yo evidentemente no puedo hacerlo me encargo entregar los tickets a todos los que entraban y salían por un instrumento, la verdad es más divertido de lo que hubiese sido escuchar a esa señora amargada el resto de la tarde.

Hannah es una chicas muy divertida y llena de vida. Tiene una voz de ángel, mientras ella arreglaba los instrumentos la escuche cantar y fue mágico, ella si que tiene talento de estar aquí en cambio yo soy un cero a la izquierda. Cuando ya no me quedaba más tickets en mano me levanté y llame a Hannah, se ha portado muy bien conmigo desde que nos conocimos fue un golpe de suerte encontrarla la verdad no se que hubiese sido de mi sin ella en este lugar pero no quiero abusar de su amabilidad.

—Hannah dónde estas?—grité moderadamente, este lugar tiene muchos ecos y lo que menos quiero es que aparezca Afife a castigarme otra vez

—Aquí estoy, ven tengo una idea—me dijo tomando mi mano y colocándome el bastón el la otra—Siéntate aquí

—¿Dónde estamos?—le pregunté sentándome en un banco bien cómodo

—Frente a un piano, lo estaba limpiando y bueno tuve una idea, toca—dijo con voz alegre

—No, estás loca puede aparecer la regañona y castigarnos otra vez por usar un instrumento sin permiso. Ya he tenido suficientes castigos para ser mi primer día la verdad es un nuevo récord para mi—le dije intentando sonar calmada, estoy muy nerviosa por todo esto

—Vamos ella está lejos, solo será un minuto. Quiero escucharte—con una voz tan dulce como la de Hannah es muy difícil decirle que no, eso me acuerda a Cristóbal cuando estábamos en la montaña

—Solo un minuto—asentí y busque con mi tacto las teclas, bueno la verdad si tengo muchas ganas de tocar ya que no lo puedo hacer mucho que digamos porque no tengo uno propio en casa

Tenia pensado tocar vendetta, me ayudará a relajarme, a librar el estrés del primer día de clases en Justis, a olvidarme de Afife, y podré imaginar a Cristóbal. Lo imagino según su descripción, piel pálida, cabello negro y ojos marrones, voz dulce y una personalidad que enamora.

Vendetta es sin duda mágico, su suave melodía me transportaba a otro mundo, un mundo en donde puedo ver y todo es maravilloso, donde no existe personas que te juzgan y no te acepten por ser tener una discapacidad y ser diferente a ellos. Por eso amo tocar el piano, es el único momento de mi vida en el que no me siento miserable.

Terminé de tocar y estaba tan ida en mi mundo que no escuché aplausos y voces a mi alrededor, incluyendo la voz de Hannah.

—Increíble Aurora—dijo Hannah tocando mis hombros

—Si, me gusta—comentó la voz de un chico

—Gracias—dije apenada, busque mi bastón a mi lado y me paré. Le dije a Hannah que me ayude a salir de aquí antes de que la señorita Afife apareciera y note todo este alboroto

Finalmente la hora de salida llegó, de camino a casa en el transporte no se escuchaba la algarabía que sentí en la mañana. Seguramente quedaron traumados como yo con nuestra coordinadora.

Para ser mi primer día fue más movido de lo que esperaba, hice una amiga y yo que pensaba que llegaría a hablar con alguien una semana después. Me castigaron, no le puedo decir eso a mi madre, se sorprendería mucho ya que en los 4 años que dure en mi antiguo instituto nunca la llamaron y recibió alguna queja de mí por un acto de rebeldía, y si le digo que en mi primer día en un sitio nuevo me castigaron probablemente no me regañaría pero no quiero alarmarla. Ella sabe lo difícil que es permanecer allí.

El transporte me dejó abajo y la voz de mi madre me recibió acompañado de un abrazo. Tomó mi brazo y me ayudó a subir los escalones, espero que no me tome mucho tiempo poder hacerlo por mí misma ya que mi madre mañana retorna su trabajo y no estará todos los días para ayudarme a subir como hoy.

—Mamá ¿Qué sucede?—le pregunté mientras ella me dejaba en mi cama. Desde que llegué de La escuela ella ha estado distinta

—No es nada hija, cansada por el viaje—dijo con voz pícara—Descansa haré la cena—escuché la puerta cerrarse

Me acosté boca arriba para disfrutar de la rica brisa que entraba por la ventana, tengo muchas ganas de escuchar a Cristóbal, hace algunos días que no sé de el. En Justis nos quitan el celular a la entrada y luego nos lo devuelven a la salida, así que no sé si el me llamó hoy o no, tomo mi celular y le doy al botón programado para su numeró y le marco emocionada. Me como las uñas cuando responde.

—Aurora?—dijo al otro lado de la línea, cuanto extrañaba escucharlo

—Cristóbal—dije en serio no se me ocurre algo más que decir

—Como estás te he llamado hoy varias veces y no contestas

—Lo siento en la escuela no puedo usar el celular

—Es una pena. Pero dime cómo te fue, te extraño mucho preciosa

—Yo también te extraño—dije mientras la piel de me ponía de gallina

Continuamos hablando hasta que mi madre me llamó para la cena, me conté a Cristóbal que en mi primer día de clases me castigaron, el me contó que también había echo un acto de rebeldía al hacerse un tatuaje ¿en serio? ¿Un tatuaje? Por más de que le insistí que me contara que se hico no quiso decirme. El me dijo que me diría cuando hablemos en persona pero... ¿cuándo? Cuando podré sentir su presencia otra vez.

Lo peor de todo esto fue la noticia que me dijo mi madre mientras estábamos cenando, me cayó fatal la noticia, me esperaba de todos menos de esto. Mamá tiene un novio y no es cualquier novio, es el padre de Cristóbal.