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IV

"Te contaría 🗣 tantas cosas, solo para que el secreto nos uniera🤝"


Narra Cristóbal

Desde mi habitación escuche los gritos de Aurora y salí eufórico hacía su habitación la cual queda al lado para ver lo que pasaba, desde que se cayó al agua me sentí culpable por no haber estado lo suficientemente pendiente de ella, por suerte reaccione y me tire a salvarla a tiempo. Cuando la vi tirada e inconsciente solo quería estar en su lugar y que ella volviera a abrir sus hermosos ojos grises con mirada desorbitada.

Cuando entre a la habitación un tipo moreno estaba riéndose y Aurora con los ojos llorosos miraba de un lado a otro.

Koray me tiro un florero pero por suerte no me dio. Tienes mala puntería estupido, Aurora cayó al suelo y me tire rápidamente para ayudarla. Su cara expresaba horror y cansancio, se desmayó y era de esperarse. Primero casi muere ahogada y ahora este lunático viene hacerle un show.

La seguridad del hotel entró y saco a este idiota de la habitación. Acosté a Aurora en su cama y salí sin decir nada.

Entré a la mía y me acosté, ¿quién era realmente? ¿Qué quería con Aurora?. Estuve a punto de perder el control otra vez y volver a la violencia como había estado hace tiempo. Me dormí pensando en aquella mirada.

***

Hoy vamos a ir a conocer la fundación de personas especiales que hay en Venecia, mi madre como socia que es tendrá un acceso vip junto a sus estudiantes, tengo planeado recompensar a Aurora por todo el mal rato que pasó ayer, después de la visita la llevaré a cenar en el restaurante que está frente al lago, queso a una esquina del hotel así que no tendremos que alejarnos mucho.

Después de alistarme baje a la recepción donde todos me esperan ya listos. El mismo señor del día anterior nos esperaba para llevarnos, traía puesto un uniforme y una extraña gorra que hace juego con sus botas. Mire a Aurora la cual estaba jugueteando con su cabello, si supiera lo hermosa que es. Seguimos al guía quien hablaba el español bastante mal y salimos para subir en unos carros de golf que nos esperaban.

Igual que ayer nos dividieron en grupos y yo obste por sentarme a su lado, no le he vuelvo a hablar desde ayer cuando la dejé desmayada en su habitación. Hoy está resplandeciente aunque con unas ojeras que solo se notan de cerquita, con un vestido y un suéter que hace juego con su bastón blanco y su cabello rojo lo traía de lado y ondulado.

—¿Cómo sigues?—le pregunté al fin. Vi como se sonrojaba

—Estoy bien gracias—me dijo sin apartar la mirada hacia el más allá

—¿Qué harás esta noche?—pregunte tenso, hacía bastante tiempo que no le preguntaba esto a una chica

—Supongo que ver televisión—dijo sarcásticamente

¿Por qué lo hacía? ¿Por que se auto lastimaba ella misma?.

—Quiero invitarte a cenar—cambio su mirada y puso los ojos en blanco—Es en un restaurante cerca del hotel—dije nervioso

—Lo pensaré—me contestó entre risas—Nee, acepto. No tengo nada mejor que hacer—empezamos a reír a carcajadas

—Me alegra saber eso

No dijimos una palabra más y el auto arrancó, en cuestión de minutos habíamos dejado el hotel atrás. Venecia es un lugar hermoso sin duda, las personas hablando italiano por doquier y paseando en las góndolas y los grandes callejones estrechos llamaron mi atención.

Después de 10 minutos disfrutando de la hermosa vista llegamos a nuestro destino. Es una gran fundación sin duda, con varios edificios con muchas ventanas de madera y pintados de colores llamativos, entramos y una hermosa orquesta tocaban cerca de la entrada en una aparente sala de estar decorada rústicamente y con sofás marrones e iluminada con grandes bombillas.

—¿Es en vivo?—preguntó Aurora tirando de mi hombro algo imperativa—Dónde están, llévame

La orquesta atrajo la atención de todos y se pararon a presenciar de la hermosa música clásica. Pero atrajo en especial a la chica de mirada desorbitada.

—Están frente a nosotros, a unos metros más—le dije y vi como sus ojos se iluminaron mientras le contaba—Son unos hombres de edad, mmmm... viejos—reí a carcajadas

—Continúa—me dijo frunciendo el ceño—Estoy imaginándome todo

Era la primera vez que la veía sonreír de esa manera.

—Dime, que instrumentos escuchas?—pregunté curioso

—Un violín, un violonchelo y sin duda y la más hermosa melodía—hizo una pausa—El piano

—Te gusta mucho el piano?—pregunte sorprendido, de pronto era como si los únicos que estaban en este lugar éramos nosotros y el mágico instrumental

—Me encanta—dijo con una gran sonrisa—Mi padre me enseñó a tocarlo, es el único recuerdo que mantengo vivo en mi memoria y jamás olvidaré—vi como sus ojos se aguaron y quise cambiar el tema

—¿Por qué no tocas?—le dije entusiasmado

—Vamos hazlo—dijo mi madre interviniendo en la conversación

—Oh no, qué vergüenza—susurró Aurora

—Anda vamos—insistí, pero una lágrima paseo por sus mejillas. Me acerqué y la quite con mi dedo delicadamente, mi madre se había ido y aproveché el momento a solas que tenía con ella, todos habían seguido el camino

—No puedo—musitó con tono triste, hizo una pausa y continuó hablando—Desde que mi padre murió, ya no puedo tocar más

No sé por qué pero tenía ganas de llorar como un niño a su lado. Desde que mi padre le había sido infiel a mi madre me sentía la persona más desafortunada del mundo pero realmente no lo era, y eso ni siquiera era un gran problema. Pero Aurora si había pasado por cosas y tiene motivos para pensar que lo es, y me duele no poder ayudarla.

—Lo siento—dije dándole un cálido abrazo

Entonces comprendí de lo afortunado que era por haberla conocido...

***

Las horas pasaron volando, después de conocer la fundación, pasamos por los edificios a conocer a los estudiantes y después de escuchar una larga charla pasamos al área de la cafetería a descansar para luego volver al hotel.

Esta había sido una hermosa experiencia, conocer a estos jóvenes y saber que podemos ayudarlo que hace sentir feliz. Mi madre siempre me había prohibido relacionarme con personas del instituto, me aleje por un tiempo para ir a la universidad la cual pronto volveré ya que las vacaciones están llegando a su fin. Pero ahora que inicié una amistad con Aurora me di cuenta de lo especial que son cada una de estas personas y que a pesar de que son diferentes eso no los hace menos que nosotros ni raros.

Me serví una hamburguesa con con una soda y me senté solo, quería pensar en que haré cuando vuelva a la universidad. No quiero volver a encontrarme con Aysun ni con nadie de ese lugar, cuando termine con este semestre me cambiaré de universidad y me pondré en una más cerca de casa y así no tengo que volver a irme jamás. Ahora sí tenía motivos para quedarme.

Después que todos termináramos de almorzar volvimos a los carros de golf que consiguió mi madre para transportarnos en nuestra estadía en Venecia. Esta vez Aurora se fue en el otro carro con la asistente de mi madre.

No preste atención al camino y llegamos en poco tiempo.

Me desmonté a penas llegamos y subí directo a mi habitación, son las 6 de la tarde y quede de pasar a Aurora a las 7. Quería llegar a tiempo.

Hace más de un año que no salgo con una chica desde que termine con mi patética ex novia Aysun cuando me di cuenta que ella me estaba destruyendo lentamente. Cuando me volví adicto al alcohol ella me daba más y más y siempre me convencía de que no fuera al centro de rehabilitación. Está chica fue mi perdición durante 2 años.

***

Me puse una chaqueta negra y un pantalón formal. Salí de mi habitación y me dirigí a la de Aurora, me paré en la puerta por unos minutos,temblaba de nervios y toque la puerta. Parezco un niñito madura Cristóbal.

Abrió la asistente con una sonrisa encantadora, le devolví una sonrisa fingida.

—Ahora viene Aurora—me dijo simpáticamente—Espera

—De acuerdo—le dije y se apartó de la puerta. Asome la vista pero solo alcanzaba a ver la cama que quedaba justo al frente

De pronto Aurora apareció y no podía creer lo que estaba viendo.

Traía puesto un hermoso vestido por encima de las rodillas color azul eléctrico y unos tacones negros, su cabello rojo esta vez lacio caía por sus hombros. Y su mirada... esos ojos grises que parecían estar mirándote me hacían sentir nervioso.

—Estas hermosa—le dije mientras tomaba su mano para guiarla

—Gracias—me dijo con una gran sonrisa mientras movía su bastón de un lado a otro

Bajamos por el ascensor y salimos del hotel, a pesar de que el restaurante está el la esquina es muy larga así que nos fuimos en unos de los carritos de golf.

—Espera, ¿sabes conducir?—preguntó Aurora con una expresión de miedo

—Claro—dije sonriendo

Arranqué lo más despacio posible porque Aurora estaba eufórica. Me había dicho que solo se sube a vehículos que conduzca su madre y por eso estaba tan tensa cuando nos subimos esta mañana en el carro. La noche estaba iluminada por las farolas y las esterillas se veían resplandecientes, pero ningún brillo se comparaba con el de aquellos ojos con mirada desorbitada.

—Tranquila ya llegamos—le dije aparcando el carro a las afueras del restaurante

—Me pareció una eternidad—me dijo en un suspiro

—No seas exagerada, solo han sido unos minutos—reí a carcajadas. Ella hizo una mueca

Ayudé a Aurora a bajar del carro y entramos. El restaurante tiene vista a un hermoso lago iluminado por la luna llena, escogí una mesa con dos asientos que quedan frente a frente. Una chica vestida de camarera se acercó a nosotros con una expresión de cansancio, dijo una palabras en italiano pero al ver mi expresión de no entender nada sonrió levemente.

—¿Qué ordenaran?—preguntó pronunciando mal esas palabras

—Pizza—dijo Aurora sin pensarlo

La chica se alejó sin decir nada.

—¿Estás loca?—le pregunté mientras la veía sonreír encogida en su hombro

—Esto el mágico—me dijo. Por primera vez me miró a los ojos fijamente y aunque ella no sabía que lo estaba haciendo yo sentí que ella me veía de verdad

—A qué te refieres—le pregunté mientras tomaba una cereza que había en una pequeña canasta sobre la mesa

—Venecia—pausó un momento y luego siguió—Me arrepiento de decir que no quería venir

—Qué te hizo cambiar de opinión

—Todo—Me dijo con una gran sonrisa—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Dime Aurora

—¿Cómo eres?—susurró

Mis pelos se pusieron de punta, nunca nadie me había preguntado algo así, pero que ella lo haya echo la hace aún más especial.

—Si quieres puedes explorar mi rostro—le dije nervioso, sabía que las personas ciegas siempre tocan las cosas y según su textura imaginarse como son. Me incliné y tome sus manos y las deposité en mi cara

Ella no dijo una sola palabra y comenzó a acariciarme las mejillas, sus manos son tan suaves como las de un bebe. Las yemas de sus dedos rozaron delicadamente mis labios y eso me hizo estremecer, elevó sus caricias hasta mis párpados y luego mis orejas. Luego apartó sus manos

—¿De qué color es tu cabello?—me preguntó

—Negro—le contesté

—Ya no recuerdo cómo distinguir los colores

—¿Qué vez ahora?—

—Una gran oscuridad—musitó

—De ese color es mi cabello—le susurré

Ella me sonrió pero la conversación fue interrumpida por la camarera que traía la pizza, me quede viendo la luna un momento mientras saboreaba la rica pizza de maíz.

—Cristóbal

—¿Si?

—Y yo.... ¿Cómo soy?—susurró

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