II
"Al final, lo que importa no son los años de vida sino la vida 🌺de los años"
Narra Aurora
—No quiero ir mamá—le dije mientras ella me quitaba el maquillaje
—Vamos Aurora, será una gran oportunidad para que salgas de la casa y hagas amigos—mi mamá tiene razón pero no tenía ganas de sale de mi casa y menos para irme del país
A pesar de que en el fondo quería ir al viaje ¿para qué iría? Si ni siquiera podría apreciar la belleza de Venecia aunque vamos Aurora eso no es excusa, después de todo este será el último viaje de mi vida porque ya había planeado acabar con ella y como mi madre no irá conmigo será más fácil hacerlo. Oh Dios que estoy pensando.
—Está bien mamá, iré—le dije finalmente
—Que bueno hija. Bueno descansa mañana ser otro día—me dijo mientras me daba un cálido beso en la frente
—Gracias mamá
Sentí como cerró la puerta, seguro apago la luz pero para mí siempre lo está. Está era la parte favorita de mi vida, soñar. El único momento donde podía ver pero últimamente mis sueños se están volviendo más escasos pues ya casi no tengo recuerdos ni visibilidad del mundo.
Soñé que estaba en un bote de noche viendo la radiante luz de la luna recostada del hombro de alguien, no podía ver la cara pues mi ceguera no me lo permitía verle pero lo más extraño es que veía todo alrededor excepto su cara.Esa persona se me acercó y me dijo:
—Déjame ser tus ojos
Desperté eufórica
*~*~*~*
De camino al instituto no dije ni una sola palabra a mi madre, jugueteaba con mi bastón y lo llevaba a la mejilla para sentir su textura y su olor. El fuerte viento con aroma a hierba golpeaba mi cara y se entraba por mis poros.
Al detenerse el auto supuse que habíamos llegado, no espere a que mi madre me ayudara y me baje sola para entrar al instituto, no tenía ganas de hablar con nadie. Solo podía pensar en ese viaje y solo debo hacer dos cosas, o hacer del el la mejor experiencia que jamás he vivido, o hacer de él la peor de mis pesadillas y quitarme la vida. Tenía tantas ganas de hacer ambas cosas que estaba indecisa.
Mi madre no me dijo nada así que supuse que me entendía, entre sin problemas al instituto y me dirigí al aula. Me senté en mi lugar y espere a que empezara la clase.
—Buenos días jóvenes, vine a darles la última información del viaje—dijo la directora mientras todos hacían silencio, ya no se escuchaban los murmullos acerca de chisme y eso me tranquilizaba—Salimos el viernes, deben llevar ropa cómoda y abrigo, el motivo de este hermoso viaje es (...)
La directora siguió explicando y me puse a pensar en que Cristóbal iría, me emocione porque el me caía mejor que estos compañeros chismosos y me entendía. Además aprovecharía para preguntarle por qué aquella noche sus palabras eran de dolor ¿acaso oculta algo?.
—Bien empezaremos la clase, saquen su braille y lean el capítulo 5-2—reaccioné de golpe y empece a leer
La clase de hoy era un repaso para la prueba final antes de graduarnos, el tiempo pasó volando. Hoy era martes así que tenía varios días para organizar todo para el viaje, según había escuchado en Venecia se transporta en bote por lo que hay mucha agua ¿habrá olor a pescado?.
La clase se acabó más temprano que de costumbre así que planee buscar a Cristóbal y salir de dudas, pero dónde lo encontraría yo, me senté en el banco cerca de la entrada y espere un rato para ver si el cruzaba, saque mi mp3 y me puse a escuchar un poco de música para relajarme, aún faltaba una hora para que mi madre llegara.
Luego de unos minutos después de estar completamente relajada por las melodías, sentí que alguien tiro de mis audífonos. Me asuste un poco y luego escuche una sonrisa de fondo.
—Casi me matas del susto—le reclame mientras intentaba quitarle mis audífonos
—No quería asustarte, ¿qué haces?—me preguntó con tono chistoso
—Estaba esperándote—no sé cómo pude decir eso—Es que tenemos una conversación pendiente
—Tienes razón, ¿quieres ir por un helado?—dijo mientras tiraba de mi suavemente para levantarme
—No sé, no quiero que se haga tarde si viene mi madre
—Está a la vuelta de la esquina, no tardaremos mucho
Asentí y entrelace mi brazo en los suyos para que me guiara, no sabía a donde iba pero por alguna razón me inspiraba confianza, además si intenta hacerme algo conozco a su madre. Oh Aurora que cosas piensas.
Después de unos minutos caminando, Cristóbal de vez en cuando me decía que tuviera cuidado con algunos muros. Hacía tanto tiempo que no salía a otro lugar con una persona que no fuese mi madre ¿qué estoy pasando? Yo no soy así, siempre he sido depresiva y odio salir a la calle, quizás es una señal de que salga por última vez en mis últimos días de vida.
Llegamos a la heladería y el me ayudó a sentarme, puse mi bastón en mis piernas y espere a que él hablara.
—Aquí tienes—me dijo pasándome algo, un helado
—Mi favorito—dije probando el helado de vainilla
—Si lo supuse por tu camisa de helado de vainilla—me dijo con tono chistoso
Recuerdo cuando mi mamá y yo fuimos a comprar está camisa, ella me dijo que era hermosa.
—Si, oye Cristóbal, por qué cuando estábamos hablando dijiste eso, acaso ¿no eres feliz?—después de haber dicho esas palabras me sentí algo avergonzada por mí atrevimiento—Lo siento no debí preguntar eso—le dije después de un cortante silencio
—No te preocupes, estás lista para el viaje?—supe que intentaba evadir el tema así que no le comente más sobre el asunto
—Un poco nerviosa—admití
—No te preocupes, es normal. Te encantará Venecia es hermoso y tranquilo—dijo emocionado
—¿Haz ido?—pregunte algo curiosa
—Si, la última vez que fui fue...—se detuvo un momento—Hace mucho, mi madre la última vez que hizo este viaje fue cuando era un niño
—Que bien, espera ¿está lloviendo?—pregunte al escuchar y oler la lluvia que se volvió cada vez más fuerte
—Uy! Ahora empezó a llover muy fuerte—dijo algo preocupado
—Tengo que irme ahora, mi madre me matará y se preocupará si no me ve ahí
—Aurora no puedes irte así, de ninguna manera. Esperemos a que deje de llover
—No puedo
Estaba realmente dramática, si mi madre me busca en el instituto y no me ve, se preocupará y va a enloquecer. Debía calmarme pero ni siquiera tenía un teléfono para marcarle y ni me sé su número. Cristóbal puso su mano delicadamente en mi hombro para calmarme pero estaba algo preocupada.
Me calme y esperé, a que la lluvia cesara, me quede dormida recostada de la mesa y Cristóbal me levanto.
—Ya dejó de llover, podemos irnos
—¿Qué hora es?—pregunté media sonámbula
—Las 8:00 pm
Quizás me entere cuando llegue a casa de que mi madre murió de preocupación, estoy muerta.
Narra Cristóbal
Pasamos por el instituto para buscar mi auto y llevar a Aurora a su casa, la verdad estaba muy preocupa y era entendible, me imagino que su madre lo está aún más, porque su hija que es ciega y no ha llegado a casa. Iba lo más rápido posible, la noche era fresca y con muchas estrellas. Había poco tráfico por lo que era más fácil llegar.
Aurora con su mirada siempre desorbitada y fija en el más allá, estaba llorando y vi cómo las secaba para que yo no me diera cuenta, aún así se veía muy tierna e inocente, está es la primera vez que había hablado tanto con una chica del instituto ya que a mi madre no le gusta que me relacione con ellas.
—¿Llegamos?—me preguntó al sentir que me detuve
—Si—le dije
La casa de Aurora es blanca con ventanas de cristales y un hermoso camino de flores a la entrada, con un carro aparcado gris, el de su madre. La ayude a desmontarse pero no era necesario que la sostuviera para que entrara ya que conoce muy bien su casa.
Cuando entramos su madre estaba sentada en el comedor con los ojos desgastados de tanto llorar, su rostro pasó de angustiado a aliviado. Ni siquiera le reclamó sólo se paro, fue corriendo a abrazar a su hija. Me di cuenta la suerte que tiene Aurora por tener una madre que la ama.
—Lo siento mucho señora, es que lleve a su hija comer un helado entonces empezó la lluvia y nos agarro la noche—le dije a la señora explicándole lo sucedido
La madre es una señora joven y hermosa, con el pelo rojizo igual que Aurora. De ojos grises y hermoso cuerpo, la señora me agradeció incluso más de lo que esperaba, me dijo que estaba emocionaba de que su hija haya salido de la casa a divertirse, Aurora aún no decía una sola palabra, ella solo estaba escuchándonos y mirando al más allá.
—Bueno ya tengo que irme, que pasen buenas noches—dije
—Gracias Cristóbal—dijo Aurora al fin
—No hay de que
La madre me acompañó hacia la puerta, me monte en el auto y me fui. No quería ir a mi casa, rayos no quería. Cruce por un bar y me temblaba el pulso, la última vez que probé alcohol fue antes de mi rehabilitación hace 3 años.
Recuerdo como si fuese ayer que cuando tenía apenas 15 años escuchaba todas las noches desde mi habitación como mis padres discutían pues mi padre le había sido infiel a mi madre con su secretaria. Mi madre lloraba pero mi padre era muy insensible y le golpeaba, desde ese momento empece a odiar a mi padre con todas mis fuerzas y yo impotente por no poder ayudar a mi madre me hundí en el alcohol, si así era yo.
Luego de un tiempo mis padres se divorciaron y el se fue lejos, no lo he vuelto a ver y yo me curé, a mi madre no le gusta que me mezcle con chicas del instituto, nunca lo he echo y por eso me he mantenido alejado del mismo pero ahora no sé si pueda seguro obedeciéndola, porque Aurora me cae muy bien y me comprende. Mi madre le dio de descanso estos días que faltan para el viaje a los chicos y chicas que irán, así que no la veré hasta entonces.
Luego de tanto pensar llegue a mi casa sin darme cuenta, estacione el auto y entré directo a mi habitación. Vi a mi madre en la oficina arreglando los últimos detalles para el viaje, no tenía hambre ni sueño así que subí a mi habitación para preparar mi equipaje.
~*~*~*~*~*
Los días pasaron volando y hoy era el día del viaje, fui con mi madre al aeropuerto y cuando llegamos ya estaban todos listos para abordar el avión, incluyendo a Aurora junto a su madre. Me acerqué a ellas para saludarlas.
—Hola, lista?—le pregunte a Aurora que se espantó al escuchar mi voz
—Aurora está nerviosa, pero le dije que tú la ibas a cuidar—dijo su madre en forma sarcástica
—Desde luego que si—le dije
Pasajeros con destino a Venecia por favor abordar el vuelo 123-4 se escucho en todo el aeropuerto, vi como Aurora se puso tensa y sostuvo a su madre fuertemente mientras se levantaba con su bastón, la deje sola para que se despidieran y me fui con los demás para entrar al avión, me senté en la ventana y le guarde un asiento a Aurora, al parecer no era muy buena haciendo amigos. La vi entrar con ayuda de un chico y me paré de golpe para buscarla.
—Gracias—me dijo mientras la ayudaba a sentarse—Estoy muy nerviosa—me dijo con voz cortante, a leguas se le notaba
—No te preocupes, todo estará bien
Seguimos hablando y yo le contaba algunas cosas de Venecia, ella sonreía entusiasmada y me dijo que se imaginaba todo, el avión empezó a despegar y ella abrazo fuerte mi brazo mientras yo acariciaba su cabello para tranquilizarla.
No sé qué aventura aguarda este viaje, pero voy averiguarlo.
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