Capítulo 17.
Sus palabras no habían podido ser borradas, según él había otras maneras de sonreír, ¿era acaso su música una de las maneras en la que lo hacía? No lo sabía, no había dicho más, solo un buenas noches, que descanses y luego me despachó de su hogar.
Al día siguiente Meera me esperaba en la entrada del conservatorio sonriente, más que sonriente, a decir verdad. Arqueé mi ceja cuando se acercó con pequeños saltitos, la morena parecía estar volando en las nubes.
—A. Que. No. Adivinas—canturreó como una niña de ocho años. Al no obtener respuesta de mi parte se cruzó de brazo—. Lucy, te escogí como mi protegida, por favor, compláceme un poco.
—Solo pienso, ¿qué te tiene tan contenta?
—Una palabra: Zac.
—Estas rozando lo acosador.
—¿Si? Tal vez—se encogió de hombros como si no le importara—. ¿Sabías que Zac es hijo de Marianette Monroe?
Mis ojos se abrieron de par en par por la sorpresa. Mariannette Monroe era una pianista impresionante, había sido condecorada por la mismísima casa blanca, por Dios, es un referente de la música actual.
—Me estás jodiendo.
—Mis fuentes son muy confiables, mi amigo Zac es un niño de mami y papi—La sonrisa macabra que formó erizó un poco los vellos de mi piel. Sea lo que fuera estuviera planeando Meera no sería nada bueno—. Tengo un plan.
—Deja al pobre Zac, Meera—supliqué, pero pareciera que hizo oídos sordos cuando me tomó del brazo y me arrastró dentro del edificio.
—Conseguí la manera de que me deje entrar, por alguna razón Zac no quiere que nadie se entere quien es su madre.
—Y tu seguirás sin decir una palabra.
—Solo si hace lo que pido.
—Meera, eso es chantaje—la regañé, no muy contenta con su actitud. Como niña pequeña suspiró y frunció el ceño—. De verdad, como tu protegida, no hagas que Zac huya aún más de ti.
Meera iba a protestar, pero alguien chocó fuertemente su hombro con el de ella, a tal punto de que casi el estuche de su violín salió volando al suelo. Afortunadamente Meera logró sujetarlo a tiempo. Dándose la vuelta miró quien había sido la responsable de ese para nada accidental tropezón, yo también lo hice y la sonrisa de suficiencia en la reina perra nos confirmaba que definitivamente lo había hecho a propósito.
—Deberías mirar por donde caminas, no sabía que los de tu color también eran ciegos—dijo la reina perra con su lengua bien afilada.
El insulto racista me cayó como un balde de agua fría, incluso sentí como la sangre abandonaba mi rostro. Me indignó muchísimo, sin embargo, Meera solo rio a mi lado, aunque su risa no tenía ni el más mínimo toque de gracia.
—Oh no, los de mi color ven muy bien, Lancy. ¿Y tú? ¿Cómo estás? ¿Sigues sin tener neuronas en tu cerebro?—contraatacó Meera con una fingida preocupación, cosa que no le hizo gracia a la pelirroja.
Lancy se dio la vuelta completamente, estaba lista para atacar.
—Creo que la falta de neuronas sucede en otra—chilló la pelirroja.
—Sí, quizás es en tu mamá. Ya sabes, solo piensa que color de uñas se verá más bonito en sus manos.
Un círculo ya se estaba formando a su alrededor, todos estaban atentos de la discusión entre las chicas. No quería que mi amiga se metiera en problemas.
—Vamos Meera, no vale la pena—dije entre dientes tratando de jalarla del brazo, pero Meera se plantó en su lugar.
—Si Meera, hazle caso a tu mascota, lárgate, no eres bienvenida en este lugar. No tienes el talento para estar aquí.
¿Mascota?
—¿Talento es abrirte de piernas a las personas adecuadas, Lancy?—Todo el mundo se quedó de piedra, incluso detuve mis intentos de sacar de ahí a Meera. Mi amiga sonrió triunfal al ver el rostro de nerviosismo de la chica—. Oh, Lancy, Lancy, Lancy, podrás ser la reina, pero es fácil arrancarle las alas a una abeja. Vuelve a molestarme, di otro de tus insultos racistas hacia mi persona y haré de tu reinado un infierno.
Sin más Meera volvió a jalarme por todo el pasillo, con los susurros de todos a nuestro alrededor, nos llevó hasta uno de los baños cerrando la puerta detrás de ella con una sonrisa de satisfacción.
Caminó hasta el espejo, sacó un labial de su bolsa y luego de retocárselo besó en dirección a su reflejo.
—¿Qué rayos acaba de pasar?—cuestioné después de observar la actitud de su amiga.
—¿No viste? Dejé a la reina perra sin palabras.
—La acusaste de acostarse con alguien para estar en el lugar en donde está, Meera—acusé tratando de que viera la gravedad del asunto—. Puede denunciarte con el decano por difamación.
—¡Que lo haga, Lucy! ¡Me cansé de que esa perra siempre tenga la última palabra!—explotó lanzando el labial hacia uno de los lavamanos—. Además, no dije una mentira, por eso ella se puso nerviosa.
—Pero pensé que las relaciones de ese tipo estaban permitidas.
—Lo están si la figura de autoridad no es la que te evalúa o escoge tu lugar en la orquesta—Al ver mi rostro de confusión Meera suspiró cansada—. Imaginemos que sales con un profesor, Shawn por ejemplo.
—Por favor, eso sería imposible.
—Es un ejemplo—aclaró ella divertida al verme nerviosa—. Shawn no podría seguir siendo tu tutor, tampoco podría evaluar tus exámenes y mucho menos puede darte cartas de recomendación para las distintas áreas del conservatorio. ¿Quieres entrar en la orquesta? Tu novio, Shawn, no puede recomendarte. Prácticamente no puedes tener ningún contacto con el profesor con el que estás enrollada. Te lo dije, está permitido, pero está muy mal visto.
—¿Por qué no me dijiste eso antes de invitarlo a ir a mi casa para acción de gracias?—reclamé en susurros.
—¿Te lo estás follando?
—¡Dios! ¡Obviamente no, Meera!
—Exacto, mientras que no haya, ya sabes, jujujú, no pasa nada—explicó, de nuevo mirando su reflejo mientras arreglaba su cabello.
El resto del día estuve nerviosa. Pensando en lo estúpida que había sido al invitar a mi jodido profesor a casa. No era solo un vecino o un amigo, era mi tutor. Definitivamente no quería convertirme en una Lancy.
Cuando llegó la hora de mis tutorías con Shawn estuve ahí cinco minutos antes y abrí la puerta de su despacho sin si quiera llamar. Él estaba concentrado viendo algo en su computadora, tanto que se sobresaltó al verme entrar de esa manera. Cerré la puerta a mis espaldas y lo miré con nerviosismos.
—Tengo cinco minutos antes de hablar con mi tutor. Necesito a Shawn, mi vecino.
—No podemos seguir haciendo esto, Lucy—dijo el masajeando su sien.
—¿Está mal haberte invitado a mi casa para acción de gracias?—pregunté sin importarme la advertencia que me había dado. Seguí al notar su confusión —. ¿No está mal? Digo, te presenté a mi familia porque eres mi vecino y un amigo, pero también eres mi profesor. Mi tutor. No quiero que eso se malinterprete y...
—Lucy.
—... Caiga en manos equivocadas porque no quiero meterme en problemas. Me caes bien, me agradas, pero también...
—Lucy.
—... Luché mucho por estar aquí. ¿Y si alguien lo voltea para hacerte daño? Está más que claro que nadie te quiere, Shawn. Todos te odian, pero una venganza contra ti podría afectarme, no quiero...
—¡Lucy!
—¡¿Qué?!
—¿Puedes callarte por un minuto? —asentí rápidamente igual de nerviosa. Luego Shawn me señaló el asiento frente él—. Toma asiento, respira profundo y escúchame.
Asentí, hice lo que me pidió. Una vez inhalé y exhalé me sentí más relajada. Me sonrojé un poco ante la escena que había hecho, pero Shawn a pesar de todo mi episodio de vómito verbal parecía imperturbable.
—Entiendo tu preocupación, por algo te advertí mantenerlo entre nosotros dos—empezó él relajado, como usualmente se veía, sin una emoción en su rostro—. Sin embargo, concuerdo contigo, en el momento que decidí aceptar a ir contigo lo hice más como Shawn, tu vecino que como el profesor Kavanagh, tu tutor, pero tienes razón, es mejor tomar cierta distancia.
—¿Ya no serás más Shawn mi vecino?
—Yo no dije eso.
¿Entonces a qué se refería con tomar distancia? Shawn se acomodó en su asiento.
—Hablaré con el decano.
—Esa no es una buena idea—mascullé asustada. Era una muy mala idea.
—El decano y yo somos buenos amigos, de las pocas personas que me toleran en realidad—Lo dijo como si fuera un hecho bastante sorprendente—. Nadie es mejor que él para servir como guía.
—Obviamente, es el que me puede expulsar y el que te puede despedir.
—Nadie va a ser expulsado o despedido—prometió él, pero yo seguía sin estar convencida.
—No puedes asegurarme eso.
—Oh, puedo asegurártelo. Está institución vale más conmigo dentro.
—¡Oh vaya! Shawn arrogante hizo su aparición.
Rodó sus ojos, bueno, es asa nueva, al menos no parpadeó.
—No soy arrogante, soy realista. Mi padre solo tiene control en mí gracias a este puesto, Xavier me despide y también se despedirá de todos los millones que mi padre invierte en este lugar.
Me sobresalté al escuchar a Shawn hablar sobre su padre. ¿A qué se refería que su padre tiene control en él por este puesto?
—Así que el asunto del nepotismo es real—susurré, pero Shawn igualmente me escuchó. Para mí sorpresa arqueó una de sus cejas viéndose bastante divertido.
—¿Nepotismo? Estoy aquí por mis propios méritos, pero sí, soy intocable a lo que concierne a los de arriba.
—Intocable, ¿eh? Me recuerda a alguien—Si las situaciones son similares entonces Shawn se guarda algo para sí mismo, algo que podría destruir a alguien más —. ¿Sabías que mi papá hizo bromas pesadas en el instituto junto a sus mejores amigos y nunca los expulsaron?
—¿A qué viene este cambio de tema?
—Se hacían llamar los intocables, el origen del nombre es algo tonto, pero su nombre tomó crédito cuando realmente se volvieron intocables. Su director nunca los expulsó, ¿sabes por qué? Porque lo chantajeaban con un sucio secreto.
El rostro de Shawn seguía viéndose de la misma manera: sin emociones, ninguna, ni siquiera un apretamiento de su mandíbula.
—Si eres valiente puedes decir lo que estás pensando.
—Soy valiente.
—Lo sé, ahora quiero oír lo que estás pensando.
Me removí incómoda en mi asiento, no quería acusarlo de nada, pero si estaba tan segura de mantener su trabajo era por una razón.
—Escondes un secreto del decano tan sucio que estoy segura que tu confesión de tú yendo conmigo a casa no será un problema.
—Valiente y hábil, incluso cercana en la información —apoyó su barbilla entre sus manos, parecía meditar si decir algo más o no —. Escondo muchos secretos, no solo uno y todos son del mismo hombre.
—El decano—aseguré, pero él negó.
—Mi padre. El decano no es nadie en el conservatorio, Lucy, solo es una representación de algo más grande y en donde alguien más tiene el poder.
—Suena como una película de mafiosos—reí, pero Shawn como siempre no lo hizo. Mi risa se borró de inmediato —. ¡Oh Dios! Dime que no eres un hijo de la mafia.
—Tienes una imaginación maravillosa, señorita McDugents—sus ojos brillaron de la diversión, pero casi de inmediato se puso serio de nuevo—. Hablaré con el decano, mientras tanto, se acabó el tiempo de Shawn el vecino. El profesor Kavanagh toma el mando. ¿Por qué no me muestras lo que ensayaste esta semana?
Esta fue la referencia más jugosa que he hecho hasta ahora :v ¿Se dieron cuenta?
Capítulo dedicado a klenyerlis <3 Disfrútalo
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro