Era domingo por la noche cuando finalmente hice una videollamada con mi familia. Papá parecía a punto de llorar a través de la pantalla y mamá solo lo consolaba, mis hermanas también estaban ahí, Gwen le quitó el turno de palabra a todos parloteando sobre como estaba disfrutando su nueva habitación y como ella no me extrañaba ni un poquito, es más, insinuó que quedarme en los Estados Unidos sería lo mejor.

Cuando me despedí pude jurar ver una lágrima escaparse de los ojos de papá, por un momento yo también quise llorar, los extrañaba un montón.

Luego fue el turno de Lucas, habíamos pactado para hablar una vez terminara mi llamada con mis padres.

Sonreí divertida al ver al chico de cabello castaño al otro lado de la pantalla acompañado del pequeño Johan, que ya no estaba para nada pequeño.

—¡Es una conversación privada! Si quieres hablar con ella puedes hacerlo desde tu casa.

—¿Y que mamá esté detrás de la puerta chismeando?—Johan negó con la cabeza fervientemente—. Ahora por culpa de papá cree que cuando cierro la puerta es para ver pornografía y masturbarme.

—¿Y no es verdad?

—No consumo porno—dijo en modo automático.

Tanto Johan como yo rodamos los ojos. Era un chico, un puberto, obviamente consumía porno, en videos, novelas gráficas, animes, porno al fin.

—Si tío Bart dijo eso es porque lo más seguro era lo que aplicaba cuando tenía quince años—mencioné llamando la atención de los dos.

Los ojos de mis dos primitos brillaron al reconocer mi voz, sin poder evitarlo sonreí, no podía esperar para hacer algunas bromas con ellos al reencontrarnos.

—¡Lucy!—saludaron ambos.

—Hola chicos, díganme que están causando muchos problemas a la familia.

—No podríamos decepcionarte, después de todo eres la mejor maestra para meternos en problemas—alabó Johan y Lucas a su lado rodó los ojos. Johan lo notó—. ¿Qué? Tú eres el que sigue llamando a Lucy solo por ideas para tus bromas. Por cierto, Lucy, han decaído un poco.

—¡Eso no es cierto! Mis bromas son geniales.

De nuevo se sumergieron en una discusión absurda de quien había conseguido la rata más grande para usar en su broma de asustar a mamá en la cocina.

No creo que ninguna de mis tías estuviera feliz con la pequeña bromita de la rata.

—¡Solo lárgate de mi habitación! Necesito chismear con Lucy y todavía eres muy chico para escuchar palabras malsonantes.

—¿Eres idiota, Lucas? ¡Solo soy un año menor que tú!

Antes de que empezaran una nueva discusión absurda sobre el tema de sus edades los interrumpí.

—Lucas, Johan puede quedarse a escuchar nuestros chismes y palabras malsonantes, ya está bastante grande—dije bastante seria—. Además, estoy segura de que estará entusiasmado por contarme todo sobre la chica que le gusta, así que te escucho primito.

Para mí sorpresa las mejillas de Johan se tornaron rosadas, mis cejas se elevaron al cielo, no pensé que mi primito tuviera un enamoramiento.

En modo automático, Johan se levantó de la cama en donde se encontraba con Lucas, se despidió un poco escueto y salió de la toma.

—Dime qué acaba de pasar.

—Solo usaste las palabras correctas para que Johan se fuera a su casa—cuando insistí con la mirada para obtener más información, Lucas suspiró aburrido después de rodar sus ojos—. Hay una chica, son compañeros en química y desde el día uno se han convertido en muy amigos, pero ella tiene novio y Johan está deprimido. Creo que por esa razón ha estado utilizando más su mano con la puerta de su habitación bien cerrada.

—¡Lucas! Eso es asqueroso.

—Solo digo la verdad—se defendió —. Le dije que hay muchos peces en el mar, pero es terco, toda nuestra familia parece ser terca. Tú eres bastante terca.

—Como tú también eres bastante terco, Lucas, no te salvas de la terquedad de la familia— Ver refunfuñando a Lucas en su cama me hizo reír, a lo que Lucas me prestó atención y sonrió —. Te extraño, Lucy.

—Aww mi primito me extraña.

—Solo extraño jalarte del pelo, fastidiosa.

Lucas me contó sobre sus travesuras en la escuela y en su casa, me aseguró que su madre le seguía amenazando con una escuela militar, pero sabía que su papá no lo permitiría, es más, estaba bastante orgulloso de las travesuras de su hijo. Pronto sería acción de gracias, eso significaba que la guerra de bromas iniciaría.

—Papá dijo que este año el premio será gordo, ¿vas a participar?

—Ya quemé esa etapa, Lucas.

Eso no era cierto, desde el viernes estaba pensando alguna serie de bromitas pequeñas para Shawn, quería verlo sonreír, reír a carcajadas, ya era una meta personal.

Ayer no lo había visto, tampoco lo había escuchado tocar, era como si hubiese desaparecido de la faz de la tierra y yo, sin poder evitarlo, quería saber donde estaba, que estaba haciendo, con quién se encontraba. La verdad, un poco acosadora de mi parte.

—Tierra llamando a Lucy McDugents, repito, Tierra llamando a Lucy McDugents.

—Tu voz robótica es terrible, Lucas

—Al menos llamó tu atención, ¿en qué estás pensando? Dime qué en una broma jugosa, por favor, sé que no has quemado esa etapa. ¡Oh santa Lucy, dame tu sabiduría!

Reí por las tonterías de mi primo.

—¿Te he hablado de Shawn?

—Oh no, asqueroso, me vas a hablar de chicos —fingió una arcada que casi me hizo romper a carcajadas—. No sé quien es Shawn, por favor, no me cuentes de tus fechorías en el sexo, eso es realmente asqueroso.

—Sabes que soy muy virgen.

—Tío Tristan estará feliz por ese hecho, yo por el contrario siento lástima por ti—lo miré ofendida, a lo que él le restó importancia con un gesto de su mano —. Volvamos a Chon, ¿es chino o coreano?

—Shawn, Lucas, es Shawn, repite después de mí, Shawn, S-H-A-W-N.

—¿También te sabes su número social?

—Definitivamente no puedo hablar contigo—dije después de un suspiro.

Rio, sabía que me estaba vacilando, le encanta hacer eso.

—De acuerdo, Shawn, que no es chino.

—Es británico.

—Uhh, seguro tiene ese acento elegante, lo que hace que tu cerebro piense que es caliente—rodé mis ojos ante su verdad, porque tenía razón—. Bien, Shawn, que no es chino sino británico, ¿qué más?

—Es mi vecino.

—Bien, Shawn, que no es chino sino británico, tu vecino, ¿qué más?

—Y es mi profesor.

—Shawn, que no es chino sino británico, tu vecino y tu profe... Espera, ¿te quieres follar a tu profesor?

—¡Lucas!

Los ojos de Lucas brillaron tal y como lo hacía cuando tenía una broma buenísima para realizar.

—Tu currículum en hombres es cada vez interesante, pasaste del hijo de un diplomático bastante gay a Shawn, que no es chino sino británico que es tu vecino y profesor y el cual te quieres follar.

—¡Deja de hablar de esa manera! ¡No me quiero follar a nadie! Solo... él es bastante serio.

—¿Y eso te preocupa por...?

—Me irrita.

—Te gusta—contraatacó él dejándome sin palabras.

No me gusta, solo llama mi particular atención porque ese hombre es tan... cascarrabias.

—El viernes me trajo a casa y...

—Para tu carro, ¿te llevó a casa? ¿Tu profesor? Bien, si tú no te lo quieres follar él definitivamente quiere follar contigo.

—¿Podrías dejar de decir las palabras "follar" y "profesor" en la misma oración, Lucas Pirce?—Sabía que estaba haciendo esto en modo de venganza, alguna vez me habré burlado de él mientras me contaba sobre alguna chica.

Lo sé porque es lo que habría hecho, Lucas y yo somos tan iguales.

—Estaba lloviendo, los taxis me cancelaban por el tráfico, veníamos al mismo edificio, al mismo piso, solo fue amable.

—Supongo que también lo querías en tu apartamento.

—¡Lucas! Voy a colgarte.

—De acuerdo, lo siento, es solo que nunca me habías dicho que un chico te irritaba, ¿vale? Por lo general es: ¡Lucas! ¡Dios! Conseguí a quien me va a quitar mi tarjeta V—trató de imitarme con una chirriante voz que le salió terrible—Ahora bien, te irrita porque es serio, ¿eso tiene alguna lógica?

—Le conté los mejores chistes de mi repertorio y nunca rio, nunca, solo sentía vergüenza ajena.

—¿Contaste el chiste del doberman?

—Obviamente.

—Bueno, en su defensa, ese es el peor chiste jamás creado, Lucy. Las bromas son tu fuerte, ¿los chistes? No tanto.

Fruncí el ceño, pero Lucas lo decía con toda la seriedad del mundo.

—Quieres intentar con las bromas. Solo que por lo general, cuando le hago una broma a una de mis víctimas no se ríe, solo los espectadores, así que si quieres lograr un risa de su parte debes intentar algo extremo—Lucas parecía estar hablando con un potencial cliente para su negocio—. Tengo algunas ideas, pero alguien no me dio el número de su proveedor de cucarachas.

—No te recordaba tan rencoroso, primo.

—Pareciera que no me conocieras, prima.

Ambos nos medimos con la mirada, pero era estúpido que Lucas quisiera amedrentarme y él lo sabía, no le convenía tenerme de enemiga.

—¿Recuerdas que acción de gracias se acerca?—dije como si nada.

Frunció el ceño y luego se estremeció un poco.

—Bien, dime que tienes cerca un centro comercial. Necesitas tomar nota.