( 4 meses y dos semanas después )

Riley está noche había dormido poco , se había pasado toda la noche pensando en su educación mágica, porque en Hogwarts no constaba que hubieran asistido alumnos licántropos, aún no les había llegado la carta, pero llevaba días pensando en eso.

No fue hasta esa mañana, cuando, en el desayuno, dos lechuzas aparecieron con un sobre cada una que su padre no se planeó la posibilidad de mandar a los niños a Hogwarts.
Después lo pensó mejor y llegó a la conclusión de que no podía dejar que sus hijos, que eran un peligro las noches de luna llena, se acercarán a otros niños.

Ese mismo día le mandó una carta al recién elegido director, Albus Dumbledore, explicándole que Remus y Riley no podrían asistir a Hogwarts y porque, también que él mismo los educaría en casa. Al día siguiente Albus le respondió diciéndole que se podrían tomar medidas para que los mellizos no fueran un peligro en sus transformaciones.

Lyall no sabía exactamente qué hacer, por una parte, Hogwarts fue la mejor experiencia que vivió en su infancia y le pareció injusto que sus hijos se la perdieran, pero no podía permitir que por su culpa salieran heridas más personas. Al final, el señor Lupin decidió confiar en el director y aceptar que los niños acudieran al colegio.

Cuando les contó la noticia ellos estaban muy emocionados, aunque Remus no se veía muy convencido, acabó aceptando, irían a Hogwarts, según su padre, el mejor colegio de magia existente.