Los ojos de Ónix miraban su reflejo, ya no estaba desnuda sino que llevaba sobre su cuerpo un vestido color azul. Que pésima elección de color, aquello fue lo que pensó al instante.

—No puedo creer que guardaste este secreto Liz...—Dijo bajito para ella misma, pero alguien tras la puerta lo escucho y sonrió de lado. Aquella persona entro a la habitación sin anunciarse cosa que hizo que la omega se sobresaltara.

—Buenos días, Ónix. —La voz fría y fuerte de Percy parecía haberse puesto mucho mas imponente.

—Buenos días, alfa. —Aquella forma en que ella lo llamo hizo que por primera vez algo se removiera en su interior.

Acercándose a ella negaba. —Aquí todos somos iguales, tu rango no es lo que destaca en este lugar. —Una de sus manos paso por su mejilla dejando una caricia.

Aquel toque hizo que Ónix se aferrara a esa sensación y que por primera vez en toda su vida amara su rango.

No podía creerlo, ella... Ella había encontrado a su otro alfa.

Pero ambos se separaron, aquello era incorrecto para Percy y aunque Hades ya no estaba junto a ella sentía que lo engañaba; no, no habían hablado sobre una ruptura, pero aquello que dijo había sido lo suficiente para tomarla como una.

—Debemos salir afuera y presentarte, también debemos contarte todo. —Una de las razones por las que no se encontraba asustada era porque su amiga había sido mediadora para que ella llegase hasta allí, y era obvio que su amiga no la mandaría a una cueva de cazadores.

—Yo... ¿Vamos a hablar de esto? —Percy movió su cabeza en negación, al parecer aquel hombre había encontrado a alguien y pues... Ónix no iba a interferir en ello.

—Podemos hacer de cuentas que esto no sucedió, que tu no me imaginaste besándote y que yo no me imagine entre tus piernas, que no pensaste en un fututo juntos y en que yo no deseo tomarte como un alfa a su omega ahora mismo, ¿podemos?

—Claro, podemos...—Aquellas palabras parecían ser mas una incitación a una precaución. 

Ambos salieron de la habitación, seguido por el otro. Los pasos de Percy eran firmes y decididos, Ónix se preguntaba porque no se había dado cuenta de que también era su alfa cuando se vieron por primera; tal vez porque no hubo un roce u tacto la primera vez o... Ella tal vez no le dio la suficiente atención.

 En un momento dado entraron a un espacio en el que habían mas personas, ella por instinto se acerco mas al chico pero se alejó de inmediato.

—¡Bienvenida!  —Exclamaron viendo hasta donde estaba la chica de un metro setenta. 

Ella mostro una sonrisa cálida, las personas la miraban con fascinación, en ninguna de aquellas miradas había odio, envida o repulsión, no había rechazo por su rango.

—Gracias —Dijo bajito, Percy se alejo de ella dejándola sola en medio de la sala.   

Hijo de puta.

—Hola —Una voz a su espalda hizo que volteara y que se quedase perpleja. 

—Ho-la —Un chico un poco mas bajo que ella le daba el frente en ese momento, unas alas transparentes y con pequeñas formas negras. —Wow...

—Si, lo se...

El chico no parecía muy entusiasmado con aquello por lo que luego de unos segundos ambos fueron a tomar asiento en una de las mesas mas apartadas, a pesar de que el tiempo paso rápido lo que había pasado con Percy seguía en su mente como si solo hubiesen pasado cinco segundos.

—Pensé que aquí solo habrían lobos.—Dijo en un momento de la conversación Ónix. 

—En este tipo de manada hay todo tipo de seres sobrenaturales... 

Ella asintió fascinada.

—¿Cuál es la razón de la existencia de este... grupo? 

—La razón es simple, pero lo que hay detrás es peor...—La voz de aquél chico bajo de volumen por lo que Ónix tuvo que acercarse un poco mas. 

—Creo que contar eso no te corresponde a ti. —La voz de una chica irrumpió en el circulo de ambos