10: Tu moral.
—Eros, deberías calmarte. Es tu omega.—La voz de Eda llego a los oídos de la omega, se sentía muy enojada.
—Sí Eros, mírala y cálmate.—Una burla muy bien planeada diseñaba su voz. Ella estaba provocando a su alfa y lo lamentaría.
—¡Cierra la boca! —El grito de Hades la sobresalto a ambas.—¿Qué esperabas, hum? ¿Qué te trajese a casa, te cogiese duro y que todo quedase en el olvido? —La miro mal, Eda estaba en silencio mientras que Ónix guardaba silencio.—Esos no serán mis castigos para ti, insolente. No se qué pensaste al tratar de provocar a mi lobo, pero créeme que nada que venga de una bestia es bueno.—Un silencio sepulcral se formo.
El caminar de Hades hasta donde estaba ella alerto a su amiga, este la miro mal y de inmediato se quedo quieta.
—No se porqué se te hace tan difícil aceptarme —Susurro para ella dolido, sus ojos conectaron y ella por primera vez pudo sentir lo que sentía su alfa.—¿Tanto te cuesta amar a tu alfa?
Las piernas de ella quisieron envolverse en la cintura de Hades, pero recordó. Se alejó de él caminando hasta la habitación, luego de eso simplemente se quedó dormida.
La noche cayó como era de costumbre, los ojos de ella se abrieron y lograron percibir un poco de luz. Se levantó de la cama, fue hasta el baño y lavó sus dientes. Se estrujó la cara y salió de la habitación.
El olor del pollo hizo que su apetito creciera y que caminara hasta la cocina, pero el sonido de las voces la detuvo.
—Solo debes tenerle paciencia, es una adolescente. No esperes mucho de ella —Era la voz de Eda. Esa zorra.
—Todo lo complicado me toca a mi —Luego de esas palabras unas carcajadas se escucharon —Siendo sinceros, ella... Pensé que la diosa luna tendría algo mejor para mí, ella es una hermosa Omega, pero su carácter hace que su belleza se disipe.
Sus ojos picaron inmediatamente. Sus pies se movieron, los vió recostados de la repisa aún de espaldas.
—¿Que me dices a mi? —Eda miró a Hades —Esperaba poder tener una buena pareja, pero me equivoqué. No me tocará nada de eso, tú por lo menos tienes a Ónix.
—Tenerla a ella es como tener nada.
Sintió su corazón romperse. Debía admitir que sí tenía razón, pero esas palabras eran más crueles cuando no eran solo un pensamiento.
—Pues estamos iguales.
Las manos de ella se aferraron al borde de la blusa que tenía, miró al suelo, se negaba a llorar. No podía permitirselo. El simple hecho de estar de pie ahí, escuchando como su alfa hablaba así de ella con una desconocida hacía que su corazón se quebrara.
Un jadeo de dolor alertó a los presentes, el cuerpo de Hades se puso rígido al instante. Eda por su parte fue la primera en girarse, la sonrisa de su rostro se borró al instante.
Ella seguía con la mirada en el suelo, pero sentía el peso de sus miradas. Él caminó hacia ella desesperado, trató de tocarla y lo logró. Una de sus manos fue a su mentón levantando su rostro.
—Cachorra, yo... —Sus miradas chocaron, las lágrimas de ella salían a montones —Lo siento tanto, yo no quería, solo bromeaba, yo... Me gustas así, lo siento.
—Hace unas horas me preguntaste que si era difícil amar a tu alfa, ahora te pregunto a ti, ¿Es tan fácil para ti hablar de esa forma de la Omega que quieres que te ame? —Aquellas palabras se colaron en él. Ella se alejó de su toque inmediatamente, volviendo a la habitación, recostandose en la cama, en su cama, cerrando los ojos y llorando en el intento.
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