Capítulo 5
La misión no estaba yendo como había creído, estaba completamente perdida en ese búnker y nos habíamos encontrado ya con terroristas, todo esto parecía estar lleno de gente y no eran demasiado gentiles con los invitados no deseados, protegían algo y aún cuando no sabía que era podría asegurar que no era nada bueno, gente y trampas por todos lados nos obstaculizaban el camino, pero a la vez también nos lo mostraban, el lugar era laberíntico y por nosotros solos no habríamos podido llegar a encontrar nada.
La pelea era inevitable para ese momento y ni siquiera entre mi compañero y yo podíamos con todos, ya nos rodeaba un grupo de al menos siete u ocho personas cerrando todas las salidas cuando llegamos a una puerta blindada y enorme que casi gritaba que allí dentro estaba lo que tanto buscábamos.
Dos contra diez parecía claramente injusto, varios tenían armas y otros parecían roperos por la musculatura que tenían, si no hubiésemos tenido tantas armas escondidas entre la ropa y un buen entrenamiento para pelear estaríamos acabados, por suerte sí que los teníamos, intercambiamos una mirada cómplice y espalda con espalda comenzamos con la pelea, entre puñetazos, patadas y uno que otro disparo de arma nos abrimos paso hacia la puerta, en algún punto un cuchillo cruza el lugar y pasa rozando mi mejilla izquierda haciéndome un corte un tanto profundo que ignoro en el momento.
Finalmente vencimos a todos y abrimos la enorme puerta metálica para encontrarnos con una buena cantidad de armas que incluían misiles y bombas que podrían provocar grandes daños en todo lugar, en el medio de la sala se encontraba un frasco pequeño que contenía un líquido con un brillo peculiar, estaba rodeado por un cristal templado que parecía mantenerlo a una temperatura específica, me acerqué para observar de cerca con cierta aprehensión.
–Parece que esto es lo que veníamos a buscar, ¿no crees? –comenté mientras me acercaba lentamente al frasco.
–Lo es definitivamente, no te acerques tanto podría ser peligroso –respondió él mientras me tomaba del brazo para detenerme.
–Vale, hay que llamar a la agencia para que vengan a recoger esto –me dispuse a apretar el botón de un audífono que llevaba cuando una voz me detuvo.
–¡No creo que sea buena idea señorita! –un hombre de mediana edad que me parecía familiar salía de la nada apuntándonos con un arma.
–Rayos –apreté el botón ignorando que el tipo me apuntaba mientras 98 sacaba su arma y le apuntaba también, acto seguido disparó y tanto 98 como yo nos escondimos tras una estantería.
–¿No crees que es peligroso disparar en un cuarto lleno de bombas? –preguntó 98 mientras cortaba el cartucho del arma.
–Sinceramente no me importa, su miserable agencia limpiaría el desastre.
–¿Cómo sabes que venimos de parte de una agencia?
–Yo sé muchas cosas muchacho, como que tú compañera se llama Agatha y que ese extraño asesinato que supuestamente cometió es culpa de su linda agencia, no deberían confiar en ellos.
–¿Qué, usted cómo sabe eso, quién demonios es? –pregunté desde dónde me escondía asomándome un poco para verle.
–Te diría, pero no deseo hacerlo y tampoco es el momento, ya que los llamaste me veo en la obligación de dejarlos –el tipo dio media vuelta y se dispuso a irse por una puerta que no había visto anteriormente.
Salte de mi escondite antes de que lograse escapar, lo atrape del cuello de la camisa y lo jale de vuelta golpeándolo en la cara, entre 98 y yo lo sometimos en el suelo, intente ignorar todo lo que balbuceaba sobre la agencia, pero ya había sembrado cierta duda en mi mente.
Después de un rato largo de espera llegaron los otros agentes quienes sí que tienen nombres reales además de sus números especiales, una característica que no había notado antes, nos fuimos justo después de eso.
En el avión de vuelta a la agencia me senté a lado de la ventana y pasé medio viaje mirando el cielo hasta que 98 rompió el silencio.
–Oye, ya que sé tú nombre, creo que deberías saber el mío, soy Connor –extendió su mano y yo sé la estreche.
–Es un gusto Connor –sonreí mientras él acariciaba mi cabeza con cierta ternura de repente su mirada se oscureció.
Connor pasó un dedo por la herida en mi mejilla y luego le pidió a la auxiliar del vuelo que le diera un medikit para curarme y nos pasamos lo restante del vuelo platicando mientras me curaba.
Al llegar a la agencia nos mandaron a llamar a ambos y nos informaron que habíamos pasado la última prueba, un sentimiento extraño me revolvió el estómago, nos dieron un nombre clave y nos permitieron volver a nuestras respectivas casas dejándonos claro que la agencia podría necesitarnos en cualquier momento.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro