Interludio III-La Amabilidad de un Dios de las Historias
"La amabilidad es más que acciones. Es una actitud, una expresión, una mirada, un toque. Es cualquier cosa que levanta a otra persona". Platón.
—¡Hola, hola! ¡Es hora de un almuerzo excepcional de parte de su Dios de las Historias favorito! El día de hoy haremos mis famosas brochetas de hígado, queso y pan crocante. Comencemos con el hígado, no hay mejor carne que la de un Nidhogg, lo marinamos en cilantro, tomillo, sal, aceite y vinagre. Luego lo cocinamos en... ¡fuego del infierno! —exclamó con voz monstruosa, poniendo a cocinar la carne.
Ahora vamos por las harinas, haremos "paximathia". Para eso, ponemos en un bowl, aceite, azúcar y mezclamos, luego le echamos leche, dos huevos, nueces y volvemos a mezclar; seguido de canela, harina y adivinen, ¡mezclamos otra vez!. Una vez que la masa esté lista, la estiramos, la metemos al horno, esperando que esté lista.
Con la paximathia completamente horneada, la cortamos en pedazos para servirlo con las brochetas y el mejor queso feta traído del Panteón Griego. ¡Bon appétit!
—¡Hahahahaha! Hístor, no sabía que también tenías habilidades culinarias.
Aquel día, tras terminar su programa, Hístor fue al Panteón Celta, por invitación de una amigas para almorzar y esa misma noche ir a un club donde la banda de death metal Gáe Bolg estará dando un concierto.
La primera de esas amigas lucía de treinta años, su piel era blanca y casi de porcelana, sus ojos eran igual de celestes que el cielo, su cabello era pelirrojo y corto, con las puntas en forma plumas; medía 1,80 mts, sus pechos eran medianos y de cintura delgada. Llevaba un vestido de estilo celta, con detalles dorados en el busto y hombros, los cuales eran holgados y la falda le llegaba a los tobillos, calzaba unos tacones con plataforma negros junto a unas pantimedias blancas. Su nombre era Brigid, la Diosa Celta del Fuego y la Poesía, antigua rival de Hístor.
La otra que los acompañaba era una mujer con rasgos característicos de los mayas, su piel era ligeramente morena, sus ojos grises, su cabello era negro y largo, llegándole hasta la mitad de la espalda. Alrededor de su cuello tenía una soga atada a él cuyo lazo bajaba hasta su ombligo. Llevaba una vestido tradicional maya, con una falda larga hasta los tobillos y una camisa holgada, con mangas blancas, el torso tenía un patrón de líneas negras y rojas y andaba descalza. Su nombre era Xtabay, Diosa Maya de la Muerte, la Locura, el Suicidio y la Lujuria.
—Cuando vives solo casi toda tu vida, aprendes a ser bastante independiente en muchos aspectos, me volví un gran cocinero —confesó el Dios de las Historias, alzándose de hombros—. Aunque eso sí, fue todo a base de prueba y error, comí comida quemada un par de veces.
—Hmmmm, ¡es una delicia! —exclamó Xtabay—. Recordaré la receta para más adelante. Ah, y... gracias por invitarme también, no me lo esperaba.
—Has estado en los últimos años recuperándote con el señor Bùdài, mereces divertirte, Xtabay —remarcó Brigid, poniendo su mano encima de la Diosa Maya—. Hoy será una noche inolvidable, ¡solo relájate y déjate llevar!
Xtabay le sonrió con timidez, con las mejillas ruborizadas.
Por su parte, Hístor miró hacia Xtabay con cierta frialdad, algo raro en él, quien siempre tenía alguna broma que decir o comentario burlón hacia sus amigos. Sin embargo, con ella es diferente, tenía su pasado con Xtabay y no era uno muy bueno.
—Gracias, Srta. Brigid, haré caso a su consejo y me dejaré llevar.
—¡Así se hablar! ¡Vamos a rockear esta noche!
—Fufufu, tan apasionada como siempre, Brigid —musitó Hístor, con una ligera sonrisa.
—¿Y cómo fue que ustedes se conocieron? —preguntó Xtabay, curiosa—. Tengo entendido que Brigid no era parte de los God's Don't Pray.
—Ella vino a mi casa a pelear conmigo y le terminé dando una paliza, ¡auch! —Hístor terminó recibiendo un golpe en el hombro por parte de la pelirroja—. ¡¿Qué?! ¡Es la verdad!
—Oh cállate —replicó sacándole la lengua—. Fue más o menos así, Xtabay. Estaba interesada en saber más del Dios Menor que causó tanto revuelo en el Consejo Teológico del Cosmos por sus acciones, quería pelear con él ya que tenemos atributos parecidos.
—Y yo terminé ganando —agregó con una sonrisa presumida.
—Podemos tener la revancha aquí y ahora cuando quieras —dijo Brigid con su cabello en llamas.
—¡Cuando quieras, trasero caliente! —Hístor invocó lo que parecía ser un libro de tapa dura, con varias gemas incrustadas en la portada y páginas amarillentas por la antigüedad.
—Ehm... ¿y si mejor seguimos disfrutando del almuerzo en vez de lugar destrozos en medio del Panteón Celta? —sugirió Xtabay, con una sonrisa nerviosa y un gotón de sudor en la frente.
Ambos Dioses se miraron entre si y se calmaron, volviendo a su comida.
—Tienes suerte esta vez.
—Lo mismo digo.
https://youtu.be/k5mX3NkA7jM
Caída la noche en el Panteón Celta, los tres Dioses fueron al club donde se daría el concierto, el lugar estaba lleno de otras divinidades y seres sobrenaturales del Panteón Celta, mayoritariamente Hadas. Antes del espectáculo principal, un dj era el encargado de la música, los ritmos electrónicos les llegaban hasta el alma a los presentes. Brigid y Xtabay bailaban en el centro de la pista de baile.
La Diosa Maya se guiaba por su compañera, imitando sus movimientos, ya que no estaba acostumbrada a ese estilo de baile, pero se adaptaba bien al ritmo.
—¡Esto es más divertido de lo que pensé!
—¡Oye, si algo nos gusta mucho a los celtas, es la música y bailar! ¡Ven aquí lindura!
Durante el baile, Brigid de vez en cuando pegaba más su cuerpo al de Xtabay, hasta el punto en el que no habían centímetros que las separaran. El corazón de la Diosa Maya latía peor que los antiguos tambores de guerra de su Panteón y procuraba ocultar su sonrojo. Eso parecía imposible, mientras los suaves dedos de Brigid pasaban por sus brazos lentamente y sentía sus pechos en su espalda.
—Ahhhh, esto es demasiada estimulación, ¿así se siente el verdadero sentimiento de atracción? Eres aterradora, Srta. Brigid —pensó Xtabay, roja como tomate.
—I-Iré por un trago, ¡ya vuelvo! —avisó necesitando algo de coraje líquido.
—¿Ok? Vuelve pronto —Brigid le sonrió, ligeramente extrañada.
Xtabay fue a la barra, pidiendo una jarra de cerveza.
Allí apareció Hístor, disfrazado de policía de tránsito y con sus clones, quienes iban vestidos de un vaquero, un obrero, un nativo norteamericano y un militar, cantando la canción YMCA de Village People.
—¿Qué...? ¿Qué se supone que estás haciendo? —preguntó Xtabay, entrecerrando los ojos.
—Ay por mi estrellas, estos Dioses no tienen cultura alguna —se quejó apoyándose en la barra, volviendo a su atuendo ordinario y deshaciendo a sus clones—. Solo digo, querida, que no eres muy discreta. Se nota a kilómetros que le quieres dar.
—¡No seas puerco, Hístor! —le reprendió, dándole un pequeño golpe en el hombro.
—Ósea, sé de una fuente muy confiable de que Brigid batea para ambos lados —mencionó con picardía.
El sonrojo de Xtabay empeoró mientras bebía su cerveza.
—Yo... no lo sé, Hístor, me gusta Brigid. Cuando me perdí en el Panteón Celta, ella me acogió, me ayudó y me llevó con el Sr. Bùdài para que pueda sanar mi alma, ha estado pendiente de mí los últimos años y... es muy hermosa —confesó cabizbaja—. Pero, ¿acaso alguien tan brillante como ella, querrá estar con alguien tan sombría y rota como yo? Me siento como una muñeca de porcelana a la que rompieron en trozos miles de veces y solo trataron de reparar, y mis grietas siguen siendo perfectamente visibles.
Hístor tomó un trago de una copa de vino que ordenó, antes de responder, su mirada cambió, ahora era mucho más seria y fría, una expresión que Xtabay había visto antes.
—Xtabay, te voy a ser completamente honesto... yo te hubiera matado aquel día —reveló y de pronto, todo el mundo parecía haberse detenido para ellos dos—. Yo no soy tan amable como crees, si te dejé vivir fue porque mis hermanos, Asmodeo y Jibril, decidieron mostrarte compasión y piedad. Yo decidí creer en su amabilidad y quise ayudarte a sanar por lo que te hicieron. Puede que estés rota, pero como dirían los humanos, "el tiempo sana todas las heridas". Se feliz y deshazte de esos apegos nocivos que tienes por el pasado, no te hacen nada de bien.
—Por más que digas que no eres amable, Hístor, tus acciones dicen todo lo contrario —remarcó con una pequeña sonrisa—. Tú y los God's Don't Pray, son mis salvadores y siempre les estaré agradecida por no haberse rendido conmigo. Tienes razón, Hístor, ya nunca más voy a apegarme a ese pasado, yo... ¡quiero ser feliz! ¡Quiero amar de forma genuina esta vez!
—Entonces ve y no te frenes más, querida y si te rechaza, con gusto le podemos tirar piedras a su casa.
Xtabay se despidió de Hístor entre risas, regresando con Brigid.
Al mismo tiempo, el concierto de Gáe Bolg daba inicio. Gáe Bolg era una banda de death metal, conformada por el legendario Semi-Dios de Irlanda, Cú Chulainn; Bhima, el Semi-Dios hindú hijo de Kunti y el Dios Hindú de los Vientos Vaiu; Mazu, la Semi-Diosa protectora de los navegantes del Panteón Chino y Despena, hija de Deméter y Diosa de los Misterios del Panteón Griego.
Cú Chulainn tomó el micrófono, todos sus compañeros le sonrieron, listos para destrozar el lugar con su música.
—¡¡¡Somos Gáe Bolg!!! ¡Un dos tres...!
A la mañana siguiente, Hístor regresó a la casa de Brigid, tras haber pasado la noche anterior conversando con Bhima y el resto de miembros de la banda, sobre La Más Grande Epopeya y la participación de su hermano, Arjuna.
Al tocar la puerta, fue atendida por Brigid, quien tenía el cabello mojado y estaba únicamente con una bata blanca.
—Hístor, ¿Dónde te habías metido?
—Sabes que Bhima siempre fue sobreprotector con sus hermanos, entonces cuando supo estaba allí me hizo un montón de preguntas sobre Arjuna. Por otro lado, ¿Dónde estuvieron ustedes? Las perdí de vista después de un rato.
—Oh, bueno...
—Oye Brigid, ¿regresamos a la cama?
Xtabay bajó las escaleras, también tenía el cabello mojado y solo llevaba una toalla puesta para cubrir su desnudez, no se había dado cuenta de la llegada de Hístor, por lo que nada más verlo en la entrada de la puerta hizo que se sonrojara.
—Uy, que buenas tijeras, creo que tengo talento para casamentero —comentó el Dios de las Historias con una sonrisa pícara.
—Voy a golpearte, Hístor —advirtió Brigid.
—Antes de que lo hagas, tengo una pregunta que hacer —replicó manteniendo su tono juguetón—. ¿Quién es la pasiva y quien es la activa?
Brigid miró a Xtabay con la misma sonrisa juguetona de Hístor, como diciendo "ambas sabemos la respuesta", para luego mandar a volar a Hístor con un golpe en el rostro.
—Espera allí mientras nos vestimos, luego podremos desayunar juntos.
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