"Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio, me sucederá también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad". Eclesiastés 2:15

Salomón llegó al lugar de los hechos, un montón de soldados israelitas estaban en una intensa lucha contra un ejército de soldados chinos hechos de terracota armados con espadas, lanzas y ballestas. Los israelitas los superaban en potencia de fuego, pero los soldados de terracota los superaban en número. 

El antiguo Rey de Israel descendió al campo de batalla, alejando a los soldados de terracota con una poderosa ráfaga de viento similar a un tornado.

—Ustedes váyanse, yo me encargo, fui enviado por el Rey David —declaró viendo de reojo a los soldados.

Los israelitas se miraron entre ellos y asintieron, retirándose del campo de batalla, esperando que rápidamente todo se convierta en un caos con la llegada de aquella Leyenda.

—Que seres más fascinantes, no parecen haber sido hechos mediante Alquimia, entonces debieron crearse mediante un Legendarium —musitó Salomón, observando detenidamente a los soldados de terracota lleno de curiosidad.

Por más que lo intentaban, los soldados de terracota eran incapaces de atravesar una especie de barrera invisible que recubría a Salomón, destrozando sus armas al impactar contra esta como si fueran de cristal. Sin embargo, Salomón se asombró al ver como aquellos soldados que fueron destruidos por las fuerzas militares de Israel se reconstruían poco a poco a partir de sus restos.

 —Interesante, se regeneran incluso de fragmentos pequeños —musitó con una ligera sonrisa y se llevaba la mano derecha a la barbilla—. Si mi hipótesis es correcta, solo tengo que destruirlos hasta que no quede más de ustedes... Pyrokinesis: Poena in Gehenna (Castigo en el Gehena)

Salomón desató una explosión de fuego que se llevó a todos los soldados de terracota, reduciéndolos a simples cenizas que fueron llevadas por el viento.

—Se ve que eres muy fuerte, lo que se esperaría de un Rey.

Aquella voz llamó la atención de Salomón, viendo un palanquín de diseño chino y que se movía mediante unas patas mecánicas similares a las de las arañas. Dentro de aquel palanquín estaba un hombre chino de treinta y tantos años, de cabello negro largo y recogido elegantemente. Sus ojos eran rojos, tenía una ligera barba y su físico debajo de sus ropas holgadas era mucho más musculoso que el de Salomón. Vestía elegantes ropas de diseño chino de color blanco con diseños florales y en su mano derecha tenía tatuado el símbolo del uróboros, la serpiente que se come su propia cola.

—Te conozco, eres el Rey Salomón de Israel, te vi en el programa de ese tal Hístor cuando derrotaste a ese tipo romano —comentó cruzado de brazos—. Tienes mis respetos, ahora... arrodíllate ante mi.

—No, gracias, ni siquiera sé quien eres —respondió con indiferencia.

Salomón fue arrastrado diez pasos por un misterioso impacto que recibió en el pecho y que le terminó agrietando su esternón.

—No fue Taumaturgia Elemental de Viento, hizo otra cosa, además logró atravesar mi barrera con ese simple ataque —pensó manteniendo la serenidad a pesar de la sangre que le escurría por la boca.

—La palabra del emperador es absoluta, aquellos que no obedezcan deben ser eliminados de la faz de la tierra —dijo con una mirada llena de desprecio.

—Emperador, ¿eh? ¿Y con quién tengo el placer de hablar? ¿No es propio de un Emperador presentarse primero? —preguntó con algo de burla. Unos símbolos hebreos aparecieron en su frente—. Oh, ya entiendo, eres Quin Shi Huang, el Emperador que unificó a toda China en un solo imperio. Debes ser bastante fuerte ya que todo esto me está indicando peligro sin parar.

  —Esa Taumaturgia hebrea es bastante buena, pero la Taumaturgia del emperador es por mucho superior —declaró Quin, levantándose de su palanquín de un solo salto.

Cuando estuvo enfrente de Salomón, sacó de entre sus ropas un frasco de cristal con un líquido plateado.

—¿Mercurio líquido? Va a usar Alquimia —dijo Salomón para sus adentros

Quin Shi Huang derramó aquel líquido en el suelo, el cual brilló con intensidad y recubrió el cuerpo del Emperador, convirtiéndose en una armadura de combate de la antigua china, con un dragón dorado en el pecho.

—Zhàn Kǎi: Cāngqióng Yǒnghéng zhī Lóng (Armadura de Combate: Dragón Eterno de los Cielos)

—Esa es Alquimia bastante avanzada, me da bastante curiosidad —dijo Salomón, cruzado de brazos.

—Por supuesto, pasé toda mi vida estudiando la Alquimia, puedo recitarte los antiguos pergaminos letra por letra —declaró con tono orgulloso—. Tuvo que entrenar bastante para poder convertirme en el más grande Emperador de China, el único digna de gobernarla.

—Ciertamente es algo admirable, en mi época solo yo he llegado a ese mismo nivel de Alquimia —comentó Salomón, con tranquilidad—, pero dime, ¿Qué es para ti ser un Rey, el único digno de gobernar?

—No confiar, no conspirar, los Emperadores somos perfectos. Esa es la definición de el único digno de gobernar sobre todas las cosas que están bajo el sol —aseguró con una sonrisa jovial.

https://youtu.be/yox2Yz4Ni2o

—Hmmmm... ¿"no confiar"? ¿"no conspirar"? ¿Perfección? ¿"Gobernar sobre todas las cosas bajo el sol"?... Todo eso que tú describes, no es más que vanidad —declaró con tono compasivo.

—¿Cómo dices? —interrogó Quin Shi Huang, por su expresión y tono de hablar era claro que aquel comentario no le gustó.

—Mira este mundo, Quin, todo bajo el sol es efímero y eventualmente desaparecerá —dijo tomando tierra entre sus manos—. Cegados por nuestro ego, pensamos que tenemos todo lo material en nuestras manos, pero... solo es humo que desaparece en el aire —Salomón abrió sus manos, dejando que la tierra se escape de ellas—. Incluso nuestras vidas son finitas, obsesionarse por cosas como el poder, la riqueza, gobernar, los placeres mundanos o títulos, solo es vanidad y esa la causa de toda la aflicción del espíritu.

—Es por eso que yo superaré toda barrera humana, mi más grande deseo en La Más Grande Epopeya es la vida eterna para poder gobernar sobre la tierra, solamente yo soy el Rey que Alza Sobre Todos los Reyes —replicó con una mirada siniestra.

—¿Quieres oponerte a las sagradas leyes de la naturaleza? La vida eterna también es vanidad —dijo Salomón, cabizbajo y siendo rodeado por su aura de Maná—. Si quieres lastimar a personas inocentes, entonces yo seré el que te detenga.

—Todos tus esfuerzos serán en vano, yo, como el único digno de gobernar todo bajo los cielos, jamás seré derrotado —declaró Quin Shi Huang con una sonrisa soberbia.

El Emperador chino acortó distancias con Salomón en un flash, atacándolo con una serie de golpes de palma. Salomón tenía una expresión de tensión mientras los esquivaba, alejando a Quin Shi Huang usando Taumaturgia Elemental de Tierra para crear varias cuchillas de roca.

—Esto es malo... es un artista marcial extraordinario, es el peor rival que me pudo haber tocado —pensó Salomón, con una ligera mueca en el rostro—. A diferencia de mi padre, no pude desarrollarme completamente en mi arte marcial por enfocarme más en la magia. Guardar distancias es lo mejor, y por si acaso, también tengo la Cábala para compensar mis carencias.

Cábala, la Taumaturgia desarrollada por el pueblo judío y llevada su más alta cúspide por el Rey Salomón durante su reinado. 

Su principal atractivo son las diez Sefirot, las diez emanaciones que permiten entender el mundo físico y metafísico, así como otorgar a su usuario varias habilidades. Sin embargo, dominar las Sefirot no es tarea sencilla, ya que para cada se necesita un entrenamiento riguroso y un entendimiento profundo del Maná si se quiere llegar hasta lo más alto del Árbol de la Vida, Kéter. 

https://youtu.be/oPV8ZVah8mc

—¡Aquakinesis: Ionae Balena! (Aquakinesis: Ballena de Jonás) —conjuró Salomón sin la necesidad de gestos manuales.

Desde los cielos, una ballena hecha de agua descendió, pretendiendo aplastar a Quin Shi Huang, pero el Emperador chino sonrió tranquilo mientras sus manos resplandecían en una energía celeste.

—Línghún Yìshù: Qūchú Yīqiè Xié'è de Wéifēng (Arte del Alma: Una Brisa que Aleja Todos los Males) —musitó.

La ballena impactó contra la tierra, produciendo unas olas de diez metros de alto. Cuando el agua y la espuma del mar se desvanecieron, Salomón observó a Quin Shi Huang girar a alta velocidad, siendo recubierto por lo que parecía ser una esfera hecha de Maná puro que lo protegió completamente del conjuro.

—Manipula su propio Maná y lo combina con sus artes marciales —pensó Salomón, con una ligera sonrisa.

—Solo alguien digno como yo puede llevar esta Taumaturgia hasta su máximo esplendor —dijo Quin Shi Huang, con una mirada severa—. Alguien tan inferior como tú jamás podrá comprender este poder.

Sin moverse de su sitio, Quin Shi Huang realizó unas palmadas al aire, Salomón ya se vio venir lo que hizo y con un simple gesto invocó un muro de piedra con inscripciones hebreas, pero su escudo rocoso colapso al recibir los golpes invisibles del Emperador chino. Esto lejos de preocupar a Salomón, solo fascinaba más. Aquel símbolo hebreo volvió a aparecer en su frente, este era el Biná (en hebreo בינה, Entendimiento), una de las Sefirot del Árbol de la Vida, la cual permite leer el Maná y los distintos tipos de Taumaturgia como si fueran un manual de instrucciones. Al leer la "Huella de Maná" de una persona, es posible saber muchas cosas de ella al mismo tiempo, como su verdadero nombre, Aura Elemental Nata, entre otras cosas.

—Línghun Yìshù (Arte del Alma), un tipo de Taumaturgia de origen chino que basa todas técnicas en la filosofía del Taoísmo y el Yin-Yang. Afecta directamente al flujo de Maná, no solo de los conjuros sino también en el cuerpo —recapituló para sus adentros mientras evitaba los ataques invisibles del Emperador—. Esos golpes que lanza, no son viento, está enviando su Maná a través del espacio y al impactar contra mi cuerpo o contra un conjuro mío desestabiliza el Maná. Por lo menos gracias a Biná puedo sobreponerme, pero en serio, que feo oponente me tocó, hubiera escogido al otro hombre chino... no, arrepentirse ahora sería vanidad. Es hora de que contraataque.

Justo cuando Quin Shi Huang iba a conectar un golpe de palma contra Salomón, su ataque fue desviado con un bloqueo circular y como consecuencia, recibió de lleno un golpe en la garganta que lo dejó desprotegido a una patada circular alta y por último fue alejado diez metro con un golpe de palma que incluso agrietó su armadura hecha mediante la Alquimia. 

El cuerpo de Salomón tenía un montón de líneas celestes similares a sus venas recorriéndolo, estas eran sus Circuitos de Maná los cuales estaban potenciando sus capacidades físicas mediante el Sefirot Geburáh (en hebreo: גבורה, Heroísmo).

—Maldito —dijo Quin Shi Huang adolorido y molesto cuando se levantó del suelo.

—Adaptarse a las situaciones es una buena virtud que poseo —mencionó Salomón en su pose de pelea.

Quin Shi Huang materializó otro frasco de cristal con más mercurio, derramándolo en el suelo y usando su Maná para convertirlo en una esfera gigante que lo rodeó como una barrera defensiva, pero rápidamente le salieron picos afilados y rodó a una velocidad infernal hacia Salomón.

—Maljut (en hebreo: מלכות, Reino) —conjuró poniendo únicamente su palma hacia el frente.

Justo cuando la bola de demolición tocó su palma, se deshizo de inmediato para sorpresa de Quin Shi Huang quien recibió un puñetazo de roca en todo el rostro que le terminó fracturando varias partes del cráneo, teniendo que sanarlas con urgencias con la Taumaturgia Curativa.

—¿Cómo es posible? —inquirió impactado.

—Maljut es una de las diez Sefirot de la Cábala, originalmente es un conjuro hebreo que debilita otras Taumaturgias, pero yo la perfeccioné en mi época, es como... una barrera protectora que recubre todo mi cuerpo y anula toda técnica de Taumaturgia que entre en contacto con ella —explicó con tranquilidad—. Además, está fortalecida con una Cadena de Mando Auto-impuesta, la cual a cambio de volver la Sefirot más fuerte no puedo usar ningún otro tipo de Taumaturgia mientras la tenga activada, ¿lindo, no?

—¿Entonces como pudiste golpearme con ese conjuro de tierra nada más deshacer mi esfera de mercurio? —volvió a preguntar frunciendo el ceño.

—Ah, eso es fácil de responder, puedo activar el Maljut en un tiempo de 0,001 segundos —respondió jovial—. Es un record que hasta ahora ningún otro maestro de la Cábala ha podido lograr, me tomó unos... cinco años completo de investigaciones del Árbol de la Vida para poder hacer eso. 

—Hmpf, interesante —musitó Quin Shi Huang mientras volvía a su pose de combate—. Yo, Quin Shi Huang, El Más Grande Emperador de China, te reconozco como un rival digno.

—Ese título también es solo vanidad —replicó haciendo aparecer Círculos de Maná con inscripciones en hebreo, uno de color celeste pálido en su mano derecha y uno plateado en la izquierda.