
Capítulo 85-El Hitokiri y la Reina Dragón
"El amor que se profesaban era tan verdadero que no había ninguna necesidad de ponerlo a prueba. El destino los había unido con un lazo tan fuerte que solo es posible encontrar uno igual entre un millón". Haruki Murakami.
En el gimnasio de la sede de Fahrenheit 451, Okita Souji estaba practicando las técnicas de su variante de Tennen Rinshin Ryu, recreando con su mente las batallas que había tenido en los últimos meses desde que se unió al equipo, buscaba volverse más fuerte, llevar su arte marcial a un nivel superior al que lo tenía actualmente, sentía que pronto se quedaría estancado en el estado en el que se encontraba si no hacía algo.
Su cuerpo estaba lo más relajado posible, mientras ejecutaba todas las técnicas que había aprendido y creado, cortando sin piedad a cada uno de los enemigos que se imaginaba.
—Esto todavía no es suficiente.
Souji se dio media vuelta, encontrándose con el espíritu de Yamanami Keisuke, su hermano de otra madre en su anterior vida.
—No eres mi imaginación, realmente parece que te invoqué sin darme cuenta mediante mi Legendarium —señaló Souji, curioso—. ¿Qué puedo hacer para poder estar a la par con Siegfried, Keisuke-Aniki?
—No puedes hacer nada —respondió cruzado de brazos, con un rostro serio.
—¡Vaya consejo! —exclamó con una mueca en el rostro.
—Souji-Aniki, lo que te digo es la realidad, lamentablemente —explicó con una ligera sonrisa—. Olvídate de alcanzar a Siegfried-dono, están en dos mundos distintos, solo enfócate en perfeccionar tu estilo y el resto de tus Legendarium.
—Entonces, ¿Qué te parece un pequeño duelo como en los viejos tiempo? —sugirió con una sonrisa feroz.
—Sabes que nunca te rechazaría un duelo —respondió, colocándose en su postura de combate al desenvainar su espada.
—¡Tennen Rinshin Ryu: Tomaranai Kawa!/Tennen Rinshin Ryu: Tennen Rinshin: Owariwotsugeru Odayakana Kaze (Rio Imparable/Suave Brisa que Marcó el Final) —dijeron los dos al unísono.
Un festival de cortes empezó en aquel gimnasio, desde afuera se escuchaba como una encarnizada lucha sacada de antiguas películas japonesas.
Cuando Min-seon entró al gimnasio, quedó boquiabierta a la lucha que tenía Souji con lo que únicamente podría describirse como "un fantasma".
—Bueno, al menos ya sé a quien llamar si hay fantasmas —musitó asombrada.
—¡Min-seon-Chan! —exclamó Souji, al darse cuenta de su presencia—. Perdón, solo estaba entrenando con mi Aniki.
—Oh, tú debes ser la novia de mi Aniki, gracias por cuidarlo a pesar de ser un poco cabeza hueca —dijo Keisuke, con una dulce sonrisa.
—¿Eh? ¿Ha dicho algo? —preguntó Min-seon, arqueando una ceja al verlo mover los labios, pero sin poder escucharlo.
—Es que solo yo puedo escucharlo, dijo que eres muy amable y de paso me insultó —respondió viendo a Keisuke de mala manera, sacándole una risa a Min-seon.
—Soy muy adorables juntos, me recuerdan a mí y a mi hermano —dijo jovial—. Perdón si interrumpí su entrenamiento.
—¡Oh, para nada! Sabes que tenerte cerca y es muy satisfactorio para mí, Min-seon-chan —aseguró con una dulce sonrisa para luego versa el dorso de su mano—. ¿Qué se te ofrece?
—¡Tachán! ¡Tengo entradas para una película esta noche! —exclamó emocionada—. Podríamos ir a ver Las Sombras del Cerezo, dicen que es muy buena.
—¡Seguro! No he experimentado la magia del cine aún, es un buen momento para hacerlo por fin.
—¡Perfecto! Te veré a las seis, guapo —Min-seon se despidió del espadachín con un beso en la mejilla, haciendo que su rostro se ruborice.
Cuando Min-seon dejó el lugar, Yamanami Keisuke soltó un pequeño silbido pícaro.
—¡Ulalá! Realmente parece algo serio, no sabes lo mucho que me enorgullece que no seas un mujeriego como Hijikata —confesó secándose una lágrima de felicidad de forma dramática.
—Siendo honestos, a veces me pongo algo nervioso —reveló rascándose la mejilla con pena—. Es la primera vez en toda mi existencia que tengo una relación con una mujer, tengo miedo de arruinarlo, el imbécil de Hijikata lo hacía ver más fácil.
—Porque a él no le importaban los sentimiento, solo quería un acostón con la primera mujer que se le cruzara, pero el amor verdadero es un mucho más que eso, Aniki —explicó con tono serio—. Por eso confío en que no vas a arruinarlo, eres alguien amable que siempre se ha preocupado por los demás, solo sigue siendo tú y verás que tendrá resultados.
—Gracias, Aniki —musitó sintiéndose un poco más aliviado—. Ahora, ¿qué te parece si seguimos con nuestro entrenamiento?
—Cuando quieras —respondió regresando a su postura.
En otra parte de la sede, Min-seon fue a la oficina de Jane para poder hablar con ella.
—Hola Jane-nim, necesito de-
Justo cuando entró a la oficina se encontró con una escena que parecía sacada de sus manhwas de romances. Siegfried estaba recostado en el regazo de Jane, la psicóloga conductual le estaba dando un apasionado beso, cuando se dieron cuenta de la presencia de Min-seon, el rostro de Jane no pudo estar más rojo, pero el pelirrojo estaba como si nada.
—Salve Lady Ryu —saludó Siegfried con humor.
—Ahm... ¿perdón por interrumpirlos? —dijo con un gotón de sudor en la nuca.
—¡No, no! Pasa, sabes que mis puertas siempre están abiertas, solo toca a la próxima —replicó Jane, apenada.
—La verdad, me vienen bien unos tórtolos como ustedes —dijo a forma de broma, sentándose enfrente de ellos—. Necesito de algunos consejos amorosos.
—En eso únicamente te puede ayuda Jane, desconozco aún muchas cosas del romance moderno —comentó Siegfried—. Hasta hace poco desconocía los anticonceptivos.
—¡Siegfried! —le regañó Jane, volviendo a estar como tomate.
—¡¿Qué?! ¡¿Ya lo han hecho?! —exclamó Min-seon, sorprendida.
—Admito que fue por el calor del momento —explicó Jane, jugando con el cabello de Siegfried.
—Pensé que se tenían que esperar como trescientos capítulos para eso —comentó con su dedo índice en el labio.
—Eso solo ocurre en los mangas románticos —aclaró la doctora.
—Es que no tengo mucha experiencia en el romance, más allá de los manhwas —confesó jugando con sus dedos.
—No hay nada de qué avergonzarte, es entendible. Por eso puedes contarme todas las dudas que tengas al respecto con tu relación con Souji —aseguró Jane, con tono compresivo que inspiraba confianza.
—Bueno... ¿llevamos el ritmo correcto? Digamos que no quiero que se llegue a aburrir de mí si no llegamos rápido a lo carnal —preguntó sobándose el brazo derecho.
—Souji es un buen hombre, Lady Ryu, le puedo asegurar que el amor que siente por ti es genuino e inquebrantable —declaró Siegfried, aún recostado en el regazo de la doctora.
—Siegfried tiene razón, no existe un ritmo correcto, cada pareja tiene el suyo propio —agregó Jane—. La comunicación es un punto importante en una relación, no tengas miedo en contarle lo que sientes. Así podrán estar en mejor sintonía.
—Entiendo, muchas gracias, chicos —dijo Min-seon, levantándose de su asiento para irse—. Los dejaré solos para que sigan besándose.
Cuando Min-seon dejó la oficina, Siegfried dirigió su mirada a su pareja.
—¿Podemos volver a besarnos?
—Tienes suerte que te amo, porque a veces eres un tonto —respondió con humor mientras acariciaba sus mejillas.
Caída la noche, Okita Souji estaba afuera de la sede, esperando a Min-seon. El Hitokiri llevaba una camisa blanca manga corta debajo de su chaqueta azul oscuro, unos jeans grises y unos zapatos deportivos celestes. Mientras esperaba, estaba revisando el teléfono que el equipo le había regalado, era la primera vez que tenía uno y todavía estaba aprendiendo a usarlo, pero el Dr. Von Stromheim ya le había explicado lo básico. Estaba revisando Instagram, ya que quería ver el perfil de Min-seon. La mujer coreana acostumbraba a subir fotos de ella en el gimnasio, probándose la ropa nueva que compraba y los postres que solía comer.
—¿Listo, Souji?
El espadachín quedó fascinado al ver llegar a Min-seon con aquella blusa campesina blanca, falda café, pantimedias negras semi-transparentes que marcaban más esas piernas que a él tanto le gustaban junto a unas sandalias con tacón y plataformas negras.
—¿Tengo algo en la cara? —preguntó al notar que Souji se le quedó viendo en silencio.
—No, para nada, es solo que eres muy hermosa —confesó dedicándole una sonrisa.
—Fufufu, gracias cariño —dijo dándole un beso en la mejilla para luego tomarle de la mano—. Ahora vamos, la película comenzará en media hora.
https://youtu.be/-2J7TCOzORA
Tras llegar al cine y comprar todos los bocadillos que quisieron, entraron a la sala de proyección, esperando junto al resto de personas allí presentes que la película empezara en breve.
—Lo que hiciste esta tarde con Yamanami-nim fue impresionante, ¿crees que tu Legendarium pueda avanzar más allá? —inquirió Min-seon, intrigada.
—¿"Más allá"?... No sabría decirte, la naturaleza de los Legendarium sigue siendo un misterio incluso para Leyendas como yo o Siegfried —explicó llevándose la mano a la barbilla—. Si pudiera invocar los espíritus de mis antiguos camaradas tal y como lo hacía Hijikata, sin duda sería bastante útil en las batallas venideras.
—¿Nunca has intentado invocar los espíritus de Isami Kondo y Hijikata Toshizou para copiar sus Legendarium? —preguntó por curiosidad.
—¿Después de todo lo que hicieron Tokio? No sé si me sentiría cómodo usando sus poderes —confesó cabizbajo.
—Oye, ellos obtuvieron grandes dones de parte de Hístor y decidieron usarlos para el mal, estoy completamente segura de que tú podrías usarlo para un mejor propósito —aseguró con una mirada seria—. Lo que importa no son los poderes, sino las personas que los utilizan. Ten más fe en la justicia que has desarrollado desde que te uniste a nosotros.
—Es un buen punto —musitó pensativo.
La película dio inicio, las luces de la sala se apagaron y la gente se quedó callada. Las Sombras del Cerezo era una película coreana que trataba de un ex-policía que salía de prisión tras haber sido encerrado por aceptar sobornos, después de cumplir su sentencia sus antiguos amigos y camaradas le dieron la espalda, pero aún decidió buscar la redención al rescatar al hijo de su ex-compañero que fue secuestrado por unos mafiosos, sacrificándose al final tras enfrentarse al líder mafioso, siendo recordado ya no como un corrupto, sino como un héroe.
Al final de la película, Min-seon no pudo contener las lágrimas al ver la escena del funeral del protagonista, por su parte, Souji se sentía identificado con el protagonista, ambos habían sido hombres de justicia que cayeron en desgracia, pero aún así ansiaban hacer lo correcto aunque sea una última vez.
—Guao, fue una buena película, hace tiempo que no lloraba así por una —comentó Min-seon al salir del cine.
—La verdad subestimé a los actores de cine, si no me dijeran que todo es actuado creería que todo fue real —admitió Souji, con una ligera sonrisa.
—Jejeje, no te culpo —musitó Min-seon, jugando con su pelo y decidiendo tener valor para hacerle una pregunta a su pareja—. ¿Tú estás de acuerdo con el ritmo que estamos llevando como novios?
—Te lo dije en Chicago, lo más importante para mí es que tú te sientas cómoda. Nada cambiará los sentimientos que tengo por ti, avanzaré al ritmo que desees y te demostraré lo mucho que significas para mí cada día —confesó tomándola de ambas manos.
—He luchado contra mi misofobia, abandoné mis guantes negros y por primera vez fui a la playa, me inspiraste a hacer todo eso —declaró con los ojos llorosos mientras sonreía—. Me falta aún un obstáculo de mis temores por superar, por eso... ven conmigo.
La pareja terminó pagando una habitación de hotel para pasar la noche. Al entrar, Min-seon se sentó junto con Souji en la cama.
—Ehm... ¿Tú...? ¿Ya has hecho esto antes? —preguntó Min-seon, ruborizada.
—No realmente, es mi primera vez también —confesó con una ligera sonrisa.
—¿Eh? ¿De verdad? —preguntó incrédula.
—En mi anterior vida nunca me interesó mucho el tema del romance, me pasé mucho tiempo entrenando o sirviendo al Shinsengumi. Además, como morí joven, pues... nunca tuve novia —explicó alzándose de hombros—. ¿Por qué? ¿Qué pensabas de mí? —preguntó con picardía.
—Ehm... bueno, pensé que serías algo vulgar en la cama y "¿cuántos hijos quieres que te haga chiquita?" pensé que llegarías a decir algo como eso, entonces yo te diría "ay Souji, ¿cuántos quieres hacerme?" Entonces te reirías y me responderías "¡te cansarás de contar!" —explicó con cierto dramatismo, sacando de onda a Souji, quien no se esperaba que Min-seon pudiera decir esas cosas—. Y luego me quitarías la ropa y yo haría lo mismo, para así decir "¡ya basta no antojes!". Algo así.
—Min-seon-Chan, ¿Qué clase de manhwas románticos lees? —preguntó arqueando una ceja.
—Sí, claro, "románticos" —murmuró desviando la mirada por la pena—. Bueno, no importa, supongo que ya tengo que sacarme todas las cosas que he visto en esos manhwas. Quiero poder experimentar la vida real.
—No te preocupes, seré delicado —musitó antes de besarla de forma pasional.
Los dos amantes sellaron el amor que se tenían el uno por el otro en aquel acto carnal, cada movimiento, cada beso y toqueteo que recibió de parte de Souji, fue algo que Min-seon disfrutó en total plenitud. Aquella noche, fue la primera vez que Min-seon disfrutó que un hombre le tocara.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro