" Los hombres que no obran bien siempre andan temiendo que otros les respondan con aquellas acciones que las suyas se merecen". Nicolás Maquiavelo. 

Todo el mundo estaba expectante en lo que iba a pasar esa noche, durante la conferencia de prensa que haría David para la televisión internacional, una buena parte de los invitados del público eran del partido sionista de Israel, quienes hace poco amenazaron con ocasionar disturbios si sus peticiones no eran escuchadas. Todos los reporteros tenían sus cámaras listas, Fahrenheit 451, Titania y Alejandro Magno estaban viendo todo esto desde sus bases de operaciones. El escenario era de madera pulida, con un podio y una pantalla de gran tamaño detrás de este mismo, todo a pedido de David.

El Rey David subió al podio, detrás de él estaban sus Tres Paladines, Ziva Rosenbaum y Salomón. Estaba vestido con un elegante traje negro, con una corbata de color azul oscuro y guantes blancos. Se aclaró la garganta antes de hablar y acomodar el micrófono.

—Cuando regresé al mundo, me encontré como una visión horrible de Israel —nada más comenzar a hablar, los sionistas presentes en el público empezaron a maldecirlo a todo pulmón. En su interior, tanto los Paladines como el propio Salomón deseaban matarlos—. Me encontré con un país genocida, que había empezado a matar a gente inocente desde su fundación hace cien años, robándoles sus tierras y matando a quien sabe cuantos niños. ¿Ese es el país que desean para sus hijos, nietos, bisnietos, etc? ¿Ese es el tipo de gente que quieren que haya aquí? Me he encontrado con enfermos que han usado la palabra de nuestro Señor para justificar sus masacres.

«¡Insensatos, víboras! ¡¿Cómo pueden usar algo tan sagrado como la Biblia para justificar las muertes de inocentes?! Han violado mil y una veces los mandamientos de nuestro Dios, hemos perdido el derecho a llamarnos "el pueblo de Dios", porque han derramado sangre de miles de familias sobre estas tierras. ¿Y aún así esperan que yo atienda a sus demandas? ¿Cuándo me han llamado antisemita? ¡A mí, David, quien alguna vez gobernó Israel! Me llamaron antisemita, ¿en qué clase de sinsentido viven ustedes?

Ahora andan diciendo por ahí que quieren empezar a vengarse de la gente honrada como no escuche sus demandas, hagan eso y todo el peso de mi ley les caerá encima, los encerraré y los ejecutaré por atentar contra el bienestar del pueblo de Israel —David elevó su aura, causando terror en todos los presentes, quienes ahora lo veían casi como un gigante».

—¡Traidor! ¡¿Cómo siquiera puede pensar en darle nuestra tierra otorgada por Dios a eses animales de los palestinos, después de lo que hicieron en 2023?! —gritó uno de los sionistas del público, haciendo que sus compañeros se pongan pálidos por lo que pueda ocurrir.

La primera respuesta de David fue volarle la oreja de un piedrazo certero, haciendo que caiga de rodillas gritando de dolor.

—¿Y qué hay de lo que ustedes hicieron desde 1948 hasta hace poco en 2029? —interrogó con una mirada sombría, para luego chasquear los dedos.

Ziva presionó el botón de un control remoto, mostrando en la pantalla que tenía detrás metraje ilícito del ejército israelí del partido sionista, durante las masacres que perpetraron desde hace cien años. Comunidades siendo arrasadas y soldados festejando las muertes de cientos de seres humanos.

—¡¿Quieren seguir permitiendo estas abominaciones?! ¡Estos son los horrores que ocasionó el sionismo y aún así tienen el descaro de hacerse las víctimas! —acusó David, partiendo su podio de un golpe—. Mientras yo esté aquí en Israel, el sionismo no volverá a tener voz ni voto en absolutamente nada. Ladrones, hipócritas, racistas y asesinos no merecen tales derechos. Por lo que están advertidos, si intentan algo contra mi gente o contra la gente de Palestina, se la verán conmigo y con mis hombres.

Los miembros del partido sionista salieron corriendo muertos del susto, una vez que salieron el lugar, la expresión en el rostro del Rey David se relajó más.

—No quiero que el país que yo llegué a considerar mi hogar, sea recordador como un lugar donde se permite la discriminación hacia cristianos y musulmanes o como un lugar en donde se permite el genocidio con una sonrisa en el rostro. Por eso, regresando al trono de Israel, me esforzaré para limpiar el nombre de esta nación ante el mundo entero y para redimir todos los pecados que se hayan cometido.

El público en aquella rueda de prensa quedó en completo silencio, pero en los hogares de otras comunidades de Israel, todos estaban celebrando al Rey David, eran aquella parte que se había opuesto al sionismo desde hace décadas y finalmente, tenían alguien que luchaba por la paz entre israelitas y palestinos, queriendo redimir la nación de su pasado sangriento.

Kabul, Afganistán, sede de los Generales Celestiales... 

—¡Wororororororo! ¡Ese hijo de puta sí que está loco, tiene mis respetos! —exclamó Alejandro Magno, entre risas, mientras veía la rueda de prensa con su esposa sentada en su regazo y sus Generales Celestiales sentados con ellos en el sillón mientras comían palomitas—. Guy, envíale un regalo al Rey David de mi parte, que sea el mejor vino añejo que hayamos producido.

—Entendido, su majestad —asintió.

—Ese Rey David, es bastante fuerte y tiene de su lado al Rey de los Magos, uno de los Magos más poderosos de la antigüedad y creo que únicamente es superado por la Bruja de los Argonautas, Medea, quien causó bastante revuelo en Polonia hace poco durante su batalla contra Adolf Hitler y Diarmuid del Punto del Amor —comentó Hattori Hanzo, entrecruzando los dedos con intriga.

—Hehehehe, entonces tendremos que prepararnos bien si queremos ganar La Más Grande Epopeya con ellos como futuros rivales —replicó el Rey de los Conquistadores, con tono despreocupado.

—Cada vez quedan menos Leyendas en este evento —remarcó Chevalier d'Éon, tomando un sorbo de vino—. A partir de ahora solo quedarán las más poderosas, y eventualmente, el choque entre todas las facciones será inevitable.

—Las facciones más poderosas somos nosotros, Fahrenheit 451, Los Generales Tiránicos de Atila el Grande y la facción del Rey David —expuso Negro Primero, llevándose la mano a la barbilla—. Algunas Leyendas que andan en solitario son Heracles, Medea, Sansón, Arturo Pendragón, Vlad Tepes y Jeanne d'Arc, ninguna de ellas son poca cosa.

—La pregunta ahora sería, ¿Quién hará el siguiente movimiento? —cuestionó Alejandro Magno, con una ligera sonrisa—. Espero que a Héctor y a Pentesilea les esté yendo bien en la misión que les encargué.

Quántico, Virginia, Estados Unidos, al día siguiente...

Siegfried, el Asesino de Dragones, decidió preparar sus maletas e irse de viaje para poder entrenar a gusto sin el miedo de destruir un montón de cosas o de provocar inviernos sin fin en alguna parte de Estados Unidos. Había empacado toda su ropa, libros, su reproductor de música, sus videojuegos y su Reloj Proxie en caso de que el equipo le necesite para cualquier misión imprevista.

Cuando se disponía a salir, fue interceptado por Jane, quien también tenía sus maletas listas.

—También necesito mejorar mis habilidades si quiero poder ayudar al equipo —fue lo primero que dijo, poniendo una mirada llena de determinación.

—Gurarararara, supuse que harías algo como esto, te advierto que no seré nada amable contigo solo por ser mi novia, amor mío —replicó besando el dorso de su mano.

—No espero que lo seas —dijo Jane con diversión—, además, nunca había ido a Alaska, podremos tener unos momentos románticos al lado de la chimenea.

—Me leíste la mente, también quería cocinarte mi famoso oso asado, era lo mejor de toda Midgard —aseguró jovial.

—Creo que solo por esta ocasión paso —dijo con un gotón de sudor en la frente.

Ese día, Jane junto a Siegfried partieron a su destino hacia el norte, volando gracias a la habilidad del Asesino de Dragones. 

Tras haber sentido el abrumador poder del Rey Salomón, Siegfried entendió que con su poder actual no sería suficiente como para poder seguir avanzando en La Más Grande Epopeya, necesitaba más poder para así enfrentar a las Leyendas más poderosas que quedan en el mayor evento mundial de toda la historia humana. Quería un poder mayor al que obtiene usando su forma híbrida, pero sin perder la técnica con su estilo de esgrima. 

Londres, Inglaterra...

https://youtu.be/ZKCCs9DNEJs

En una cafetería de la capital, había un peculiar hombre que llamaba la atención de la gente que estaba en el local, sobre todo la de las mujeres, debido a su porte elegante y rostro atractivo. Debía estar en sus veintitantos tirando a los treinta, su cabello era rubio y corto, peinado hacia un lado, sus ojos eran como zafiros y su piel blanca como la nieve. Medía 1,84 metros, su físico era atlético, pero sin llegar a ser tan musculoso como lo era el Asesino de Dragones. Vestía una camisa blanca manga larga con líneas horizontales en el cuello y verticales en el resto, también llevaba un chaleco azul oscuro con líneas celestes verticales, debajo de una chaqueta negra, sus pantalones lisos eran negros y calzaba zapatos mocasines marrones. Estaba tranquilamente sentado en uno de los asientos del local, tomando una taza de té mientras veía las noticias referentes a la rueda de prensa del Rey David. Aquel hombre era ni más ni menos que Arturo Pendragón, el Rey de los Caballeros y el Rey Entre Todos los Reyes.

—Ese es sin duda alguna, un verdadero Rey —musitó al ver el discurso de David.

Algo llamó la atención de Arturo, era una mariposa de alas moradas que había entrado por la ventana y se había posado en su mano. Al verla, no pudo evitar emitir un suspiro de nostalgia.

—Incluso miles de años después de mi muerte y de haber regresado al mundo, todo me recuerda a ti —pensó con una mirada de tristeza y familiaridad—. ¿Dónde estás? Sé que también has regresado aquí, puedo sentirte en mi corazón.