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XXIX. La carta de Debbie -FINAL-

El final de La Mariposa Enjaulada tiene dos versiones: El que escribí para el concurso de Amazon del año pasado y este, el original. Porque sí, yo había puesto a competir a esta historia, pero fracasé como siempre  :'v Lo bueno: Me decidí a publicarla aquí :)

¡Con mucho miedo me decidí a publicarla aquí! Temí que no la recibieran con cariño. No sé por qué... No sé cómo explicarlo. Es mi bebé, hay mucho de mí en ella y es, hasta ahora, la historia que más me ha costado dar a conocer. Por lo mismo me alegra que crezca lentamente. Me hace sentir cómoda que sea así ♥

Es muy importante para mí —Acepto que escribo esto llorando—, porque fue la primera entre todas. Lo dije en la Dedicatoria: Mi vida cambió COMPLETAMENTE cuando la idea sobre "qué pasaría si un gato resultase malvado" viniera a mí, y corrí ese 8 de abril de 2012 hasta mi computadora a investigar si existen los gatos malvados. Con eso de que uno encuentra de todo en internet :P Y sí, mi búsqueda en Google arrojó al Nekomata. Ahí empezó todo. Al leer sobre ese gato mitológico el destino de Tatiana M. Alonzo cambió; pues esa tarde, cuando apagué la computadora y regresé a mi cama (Estaba viendo un programa de gatos en Animal Planet), la idea no me quiso abandonar. La historia de La mariposa enjaulada empezó a entretejerce en mi mente, y sumándose al hecho de que un año atrás había visitado Japón, todo fue... magico, real, muy significativo. La historia no me dejó en paz hasta que comencé a escribirla. 

Si vieran el primer Borrador. ¡Es un caos! D: No tenía la menor idea de cómo pasar a palabras escritas lo que estaba imaginando, y amé tanto la idea que me reté a aprender. 

Hasta el 8 de abril de 2012 yo tenía una meta: Graduarme como Licenciada en Psicología Industrial y llegar a ser gerente de RRHH en alguna empresa. En mi pinche, antes de eso, pensé en ser escritora D: Fueron Nicolás, Emma, Koki, Miyu, Tanuki, etc; los que dijeron: No, tú vas a escribirnos a nosotros... Y luego vino Reginam... Y luego La mala reputación de Andrea Evich... Luego Max & Suhail. Y así :/ Hasta que un día mi vida, antes de empezar a escribir novelas, pareció una completa falsedad. Les juro que no recuerdo quién era yo antes de ese día.

Esa es a grandes rasgos la historia sobre cómo me convertí en escritora :) 

Último capítulo.

---

La carta de Debbie


Nicolás decidió quedarse en casa de Emma el resto de la noche, no quería separarse de ella, y vigiló todo el tiempo la ventana de su habitación, sentado sobre el viejo sillón rosa a la par de la cama.

Emma estaba dormida, demasiado cansada como para sentir que él estaba cerca. Para Debbie, por otro lado, fue difícil conciliar el sueño. Ella contaba con Emma y la idea de perderla le aterraba demasiado.

—Te traje chocolate caliente —dijo a Nicolás una de las tantas veces que entró a la habitación esa madrugada.

—Gracias.

—Dime Nico, ¿por qué Emma estaba en el rio? —preguntó Debbie—. Sé que siguió a Moshe dentro del bosque pero no comprendo por qué se estaba ahogando.

—Debbie, ya tendremos tiempo de hablar con calma. Por favor trate de descansar. Le prometo que le diré toda la verdad, pero primero, debo hablar con una persona.

—Está bien... —Debbie se aproximó a la cama para acomodar la almohada de Emma—. También quería agradecerte que estés aquí, cuidándola.

—No hay ningún otro lugar en el que quisiera estar ahora mismo.

Cuando Debbie salió de la habitación Nicolás se sentó en la cama de Emma y mirándola tomó su mano.

—No sabes cuánto me arrepiento de borrar el estúpido corazón pintarrajeado en el garaje de Gino —dijo arrastrando tristeza en sus palabras—. Siempre actúo sin pensar, Emma, soy un idiota —Nicolás bajó la mirada y después la llevó hacia el techo—. Estoy seguro de que Dios recibió la renuncia de mi ángel de la guarda, pero para no colocarme en el archivo de casos perdidos me envió aquí...contigo. Tú me salvaste la vida cuando llegué aquí más muerto que vivo, Emma —Cerró los ojos—. Y sé que soy mejor persona cuando tú estás ahí.

Nicolás guardó silencio unos minutos mientras observaba a Emma. Memorizó cada lunar de su piel nevada y entrelazó su cabello rubio entre sus dedos. Tenía que hacer algo para ayudarla. Lo que sea.

...

Nicolás veló el sueño de Emma toda la madrugada. Sin embargo, a la luz de un nuevo día salió, salió de la casa, buscó a Vita y condujo hasta Tempura.

No hubo necesidad de tocar la puerta, Miyu y Koki se hallaban platicando en el Kiosko.

—¿Cómo está Emma?—Fue lo primero que preguntó Koki al verle.

—Todavía duerme.

—¡La dejaste sola! —Se enfadó Koki.

Pero antes de que Nicolás pudiera responder, Miyu intervino:

—El Nekomata es el fiel sirviente de Yamamba, por eso vigiló a Emma todo este tiempo; pero "Moshe" es sólo un gato cuando está fuera del bosque. Ella está a salvo.

—¿Es la verdad?—preguntó Nicolás, incrédulo.

—No me llames mentirosa, Nicolás Rossi —Miyu le miró con resentimiento—. Además, ¿tú crees que el Nekomata hubiera perdido la oportunidad de hacerle daño? Es ilógico sabiendo que estuvo a solas con ella durante muchos tiempo. Hay algo más... Kiyoshi y yo no dormimos en toda la noche. Él ya está enterado de todo. Ahora ambos saben de la maldición y saben quién es el demonio de las montañas.

—¿Por qué Moshe, o el Nekomata, como quieras llamarle, no puede hacerle daño a Emma fuera del bosque?—preguntó Koki.

—Por la misma razón que Yamamba no puede ir hasta la cama de Emma y estrangularla. Las criaturas no pueden salir del bosque sin perder su poder. Sin embargo, Yamamba no necesita salir del bosque para acabar con Emma. Ya expliqué que existe un juramento y está sellado con la sangre de Daniel Appleton, sangre que le pertenece a la maldición.

—¿Si Emma no entra al bosque... estará a salvo? —quiso saber Nicolás.

—No es tan sencillo. Aunque las criaturas no puedan ir por ella, ella tiene que enfrentar su destino. No puede evitarlo. Si su sangre no cumple la promesa, morirá. Aunque no entre al bosque, enfermará y se debilitará poco a poco. Su muerte será lenta. Nadie puede huir de su destino. Al no entrar al bosque lo único que consigue es ganar tiempo. Pero, ¿para qué? si está condenada gracias a su padre.

—¿Cuánto tiempo tenemos?—preguntó Koki con los ojos cerrados. No podía imaginar un mundo sin Emma.

—No tengo las respuestas a todo, Kiyoshi. Sobre todo cuando hay algo que no entiendo —Miyu se mostró dudosa—. Hay algo en particular que me está inquietando demasiado. ¿Por qué Yamamba esperó tanto tiempo para tomar la sangre de Emma? —divagó como si sólo se lo preguntara a sí misma—. Yoshiko murió en el rio, donde anoche estuvo a punto de morir Emma. La historia se iba a repetir, ¿por qué no tomar su sangre en algún otro lugar?, ¿y por qué huyó?, ¿qué le hizo cambiar de opinión? Hay algo que Yamamba sabe que nosotros no.

—Eres inteligente Miyu, podrás deducirlo —dijo Koki—. Pero no podemos esperar. Hay que actuar pronto y acabar con Yamamba.

—¿Acabar con Yamamba? —repitió Miyu con una risa nerviosa.

—Tú dijiste que no soporta vivir fuera del bosque, quizá si... —En los ojos de Nicolás había esperanza.

—¿Y cómo lograrán que salga contra su voluntad?

Koki y Nicolás se miraron. —Tenemos que encontrar la forma...

—¿Acaso escuché bien Kiyoshi? ¿Tenemos? ¿Tú quieres ayudar a Emma?

—No permitiré que muera por nuestra culpa, abuela.

—¿NUESTRA CULPA? —chilló Miyu—. A ella lo condenó su padre, no nosotros.

—La condenó tu hija, Miyu —la corrigió Nicolás.

—A la que humilló y dejó morir Appleton —defendió Miyu—, ¿o cómo explicas que Yoshiko estuviera en el bosque esa noche? ¡ÉL LA LLEVÓ!

Nicolás le dio la espalda dirigiéndose esta vez únicamente a Koki:

—Tenemos que hacer algo.

—¡No vas a ayudar a Emma Appleton! —alegó Miyu a Koki—. ¡Por su sangre estamos tan malditos como ella!

En opinión de Nicolás, Miyu nada más quería aceptar la culpa de Daniel Appleton como responsable de la maldición y no la de Yoshiko. Nicolás sabía que no tenía otra opción y usó su último recurso.

—Emma no morirá, Miyu. No si yo puedo evitarlo —dijo con firmeza.

Miyu le miró con desdén.

—¿Y qué harás, Nicolás Rossi? Aunque logres acabar con Yamamba la suerte de tu amada Emma se decidió mucho antes del día de su nacimiento.

—No es así. Tú mencionaste algo que posiblemente salve a Emma. Es Kiyoshi quien puede ayudar más de lo que imagina.

Koki observó con una mirada inescrutable a Miyu. Esa parte de la historia no se la contó a él.

—Nadie en Tempura permitirá que nuestra sangre se ensucie al mezclarse con la de los Appleton —dijo ella masticando sus palabras.

—Pero no tienes otra opción, Miyu —Nicolás habló con decisión.

—¿De qué hablas? —Miyu una vez más rio sin humor—. ¿Piensas que vas a persuadirme fácilmente? ¿Por qué yo permitiría que Kiyoshi, mi nieto, salve a los Appleton del destino que merecen?

—Tengo tu piedra, Miyu, ¿lo olvidaste? —contestó Nicolás y Miyu esta vez le miró con espanto—. Hasta que Emma esté a salvo te la devolveré.

—¿Es Nicolás quién tiene tu piedra, abuela? —preguntó con asombro, Koki.

—¡No puedes retener mi piedra! —gritó Miyu a Nicolás con un odio que él nunca antes había visto en sus ojos.

—Es una amenaza, Miyu —devolvió—. Tú vida por la vida de Emma—

—¡Kiyoshi jamás se casará con Emma! —sentenció Miyu.

—¿QUÉ?—exclamó Koki echándose un poco hacia atrás.

—Que tu abuela te expliqué... Yo apenas puedo creerlo —dijo Nicolás y dio la espalda a ambos para mirar con actitud nostálgica el bosque que cubre los alrededores de Tempura.

Koki miró a Miyu demandando con sus ojos una respuesta.

—Kiyoshi —dijo ella, cruzada de brazos—. Emma esa una Appleton, ¡por eso está condenada! —enfatizó—. Pero quizá tú tienes poder sobre ella —Koki intentó beber cada palabra de Miyu sin perder el temple—. Mi teoría es que al tener tú la sangre de Yoshiko, ella, a través de ti, puede cumplir la promesa.

—¿De qué hablas?

—¿Acaso no es obvio? —dijo con dolor Nicolás—. Tú te quedarás con ella.

—¡Estás equivocado! —exclamó Koki incrédulo y Miyu le miró con orgullo—. Emma no me ama. Yo jamás podría obligarla a cumplir tal cosa. No me hizo la promesa a mí, y aunque así fuera.... ella es libre de pertenecer a quien quiera...

—¿Acaso no entiendes que esa es la única forma de salvarla? —le gritó con enfado Nicolás girándose para verle de frente—.

—¡Tú la amas! —le recordó Koki—. ¿Tú la amas y... ahora me la entregas? —No podía creerlo.

—No permitiré que muera —Es lo único que contestó Nicolás.

—Estás loco.

—Además yo no la amo —continuó Nicolás bajo la mirada inquisidora de Miyu—. La quiero como amiga... Puedes estar tranquilo.

—Por favor, Nicolás ¿A mí me quieres engañar? —Para Koki tampoco era una situación fácil—. ¡Anoche la besaste!

—Para que lo sepas, sí, yo me acerqué a ella, pero fue ella quien me besó primero. Tú... no la has perdido... Ella se alejó de ti porque no le demostraste nada —Nicolás tomó un respiro largo antes de continuar—. Quizá si tú...

—Es complicado para mí todo esto de enfrentar a mi familia. Te lo dije.

Aunque Miyu quiso sentirse feliz por la negativa de Koki, no lo estaba. Odiaba a los Appleton, pero esta vez se trataba de la felicidad de su nieto.

—Kiyoshi, no es que tengas que enfrentarnos —dijo—. Naoko no tiene derecho a pedirte a quién querer o no. Es tu madre, pero no por eso siempre sabrá lo que es mejor para ti. Eso... solo tú lo sabes. Si quieres a Emma, Naoko tendrá que acostumbrarse. Pasarán días, semanas, meses... Incluso años para que se haga la idea de verte cerca de ella, pero no debes renunciar a lo que quieres por nosotros. Yo no lo permitiré.

—Abuela, después de escuchar la historia completa decidí que no quiero ser la causa de más desdichas aquí.

—¿Y vas a llevar en hombros la tuya? No. Ten el valor de luchar. No por eso dejaremos de ser tu familia.

Nicolás apenas podía creer que Miyu aceptara que Koki esté con Emma. Aún más difícil, apenas podría creer que él mismo se la estuviera "entregando".

—Lo pensaré—dijo Koki.

—Y quizá Emma ya esté muerta cuando por fin estés decido—dijo Nicolás, molesto.

—Está bien. No lo pensaré —Koki lucía airado—. Si quieres entregármela, la acepto.

—¡Exacto! Te la entrego, tú no me la ganaste —devolvió Nicolás intentando salvar un poco su orgullo y desahogando parte del dolor que sentía.

Koki contrajo su mandíbula, y estaba a punto de responder a Nicolás cuando Miyu se interpuso:

—¡Basta! —gritó—. No es sólo casarse y con eso se acabó la maldición. No tienen la menor idea.

—Bien, dinos qué hacer —pidió Koki todavía mirando con enfado a Nicolás.

—¿Tienen la daga? —cuestionó Miyu—. La maldición señala que Emma debe verter su sangre utilizando esa daga. ¿Y qué pasará con el Nekomata y las demás criaturas? Ahora ya saben que Emma tiene protección. ¡Les declararon la guerra! ¿Y Yamamba? Ella tiene en su poder información que nosotros desconocemos.

—¿Qué propones? —preguntó Nicolás apartando por fin su colérica mirada de Koki.

—He repasado en mi mente durante años las palabras que Yamamba le dio a leer a Yoshiko. Aunque no me lo creas, Nicolás, yo ya había pensado en ayudar a Emma. Nosotros no somos los villanos de la historia. Sé que ella no debe pagar la deuda de su padre, no obstante es complicada su situación. Ese es el poder de la sangre. Primero, el juramento pide la daga, ¿dónde está?, Yoshiko se le regresó a Appleton ese ocho de abril.

—Quizá Debbie sepa —dudó Nicolás.

—Ojalá —contestó Miyu—. Porque sin ella no podremos hacer nada. Esa daga, además de representar el honor de Daniel Appleton, todavía debe conservar el poder de la maldición. Emma debe utilizarla y después destruirla. Segundo, las criaturas del bosque no permitirán que se rompa tan fácil la maldición. Anoche, ustedes sólo conocieron a Yamamba y al Nekomata. También están los Guerreros Yamabushis y el Kamaitachi. Los Kodamas y Tanuki son inofensivos, pero los demás son seres perversos.

—¿Cómo estás tan segura que los Kodamas y Tanuki son inofensivos? —preguntó Koki y Nicolás le volvió a dirigir una mirada colérica por dudar del mapache.

—Viví muchos años en el bosque, Kiyoshi —respondió Miyu—. Los Kodamas se dedican a proteger árboles, y el Tanuki, además de su botella de Sake, no tiene nada más que cuidar. No tiene malicia, nada más es travieso —aclaró y Koki aceptó esa respuesta—. Las criaturas estarán más alerta a partir de ahora. Tienen razones para pelear. Si la maldición se rompe, desaparecerán. Es obvio que la intención de Yamamba, al pedirle a Yoshiko que las liberara, era proteger sus propios intereses y... eso es todo. Necesitan la daga y que Emma cumpla la promesa casándose con Kiyoshi. Solamente eso.

—¿Solamente eso? —repitió sarcásticamente Nicolás—: Bien, yo buscaré la daga. Debbie tal vez la conserve.

—A lo mejor... o Appleton se la llevó al infierno —dijo burlonamente Miyu.

—¿Al infierno? —exclamó Koki.

—De acuerdo a la carta que envió a Yoshiko, hacia allá huyó la primera vez que se marchó de Austen. No me sorprendería que regresase después de morir su esposa.

—Lo averiguaré y los pondré al tanto —prometió Nicolás—. Pero si tengo que ir al infierno para recuperar esa daga, también iré.

Todo se había complicado en menos de un día. Nicolás se marchó de Tempura mucho más confundido de lo que ya estaba cuando llegó. Él y Koki habían decido que Emma se casaría pronto y sin avisarle.

Nicolás tenía sentimientos encontrados. Estaba convencido de ayudar a Emma, pero al mismo tiempo, esa ayuda únicamente serviría para entregársela a Koki.

Regresó a casa de Emma para buscar a Debbie. Esta lo guió hasta la sala y cada uno tomó asiento.

—Emma despertó hace un rato —explicó ella—, le platiqué que estuviste aquí toda la noche, después la obligué a beber un poco de té y volvió a dormirse.

—Y por eso aprovecharé para decirle la verdad sobre lo que sucedió anoche en el rio —susurró Nicolás temiendo que su voz se escuchara hasta la habitación de Emma.

A Debbie le fue difícil comprender que su nieta estuviera ligada a una maldición y que una criatura malvada llamada Yamamba quisiera acabar con ella, y aunque Nicolás omitió los detalles más macabros de la historia, y trató de ser lo más breve posible, dijo lo suficiente para preocuparla.

—No puedo creerlo —murmuró Debbie, asustada—. Ese gato... yo pensé que era especial por gozar de buena salud después de dieciocho años de vivir aquí... y ahora resulta que es un monstro.

—¿Cómo llegó Moshe a esta casa?

—Sarah lo encontró herido en la calle un día y decidió traerlo con ella. Quizá dos meses antes de nacer Emma —recordó Debbie, horrorizada.

Nicolás esperó a que se calmara un poco antes de continuar.

—Emma está en peligro, Debbie, y tenemos que ayudarla.

—¿Cómo? Yo... —empezó a llorar— no puedo perderla. Ella es lo único que tengo... Es tan frágil. Perdió a su madre el día que nació y su padre se marchó cuando apenas tenía meses de nacida. Yo solamente la tengo a ella —repitió—, y ella solo me tiene a mí.

—Lo sé y debo saber algo sobre él, Debbie —Nicolás rogó al cielo que ella tuviera la respuesta—. ¿Se llevó una daga con él o la dejó aquí?

—¿Una daga? ¿Hablas de lo que esa mujer trajo envuelto en pedazo de seda?

—Debbie necesitamos esa daga.

—Nicolás, pertenecía a Daniel. Él se la llevó.

Nicolás pasó una mano sobre su cara. Esto no iba a ser fácil.

—¿A dónde?

—Antes de marchar me explicó que no podía quedarse, él amaba a Sarah; y al morir ella no le quedó más que su antigua vida antes de conocerla. Él amó a Emma desde que la vio en su cuna, tan pequeñita e indefensa... pero no podía llevarla con él —Debbie recorrió la sala con la mirada buscando algo. Al encontrarlo se puso de pie y fue hasta un mueble cercano por el objeto—. Daniel fue a un lugar que se ha ganado el derecho de apodarse "El Infierno" —explicó—. Lo poco que aceptó contarme me convenció de eso.

Debbie le entregó un portarretrato a Nicolás, este conservaba una fotografía de Daniel Appleton vestido de militar. Lo que más destacaba de la vestimenta era la boina color corinto sobre su cabeza. Detrás de él, dibujada en una pared, se veía la imagen de un cráneo sosteniendo una daga con sus dientes.

—"El Infierno" es un lugar donde entrenan soldados de elite —continuó Debbie—. Está ubicado en un pueblo llamado "La Pólvora", escondido al norte del país.

—¿El infierno? ¿La Pólvora? —Nicolás tragó salivo. ¿Esos nombres significaban algo?

—Es horrible, según me platicó Daniel —Debbie volvió a tomar asiento—. Cuando él hablaba de ese lugar utilizaba palabras como: dolor, humillación, sangre, pelea, armas... Pero también se sentía orgulloso de pertenecer a todo eso. Antes de irse también me explicó que su amigo, el Teniente Coronel David Logan, le pidió ayudarle a entrenar nuevos reclutados. Allá tenía trabajo seguro.

—¿Cuándo y cómo murió el padre de Emma, Debbie?

—No estoy segura, Nico. Yo recibí una carta de David Logan dos años después de que Daniel partió. Nada más me informó que estaba muerto. No me explicó qué sucedió —La mirada de la anciana se tornó melancólica—. Así como tampoco sé qué hizo Daniel la noche del 8 de abril de 1995. Él nunca me lo dijo... David Logan era su mejor amigo, seguro él lo sabe.

—Debbie, debo ir a buscar la daga.

—Te pediré sólo una vez que no vayas, Nico... Daniel no regresó de ese lugar.

—Es necesario para ayudar a Emma —Nicolás se sentía desesperado por hacer algo ya.

—Es tu decisión...

—Voy a ir. Ya lo decidí. Buscaré a David Logan y volveré con la daga.

Debbie asintió comprendiendo y agradeciendo la decisión del muchacho.

—Le escribiré una carta a Logan. Él y yo nos conocimos durante la boda de Daniel y Sarah. Es un hombre muy imponente y en mi opinión está bastante loco —Debbie frunció el ceño como si recordara algo escalofriante—. Pero no te rechazará si lee la carta.

—¿Por qué iba rechazarme?

—Daniel me advirtió que no podíamos visitarlo porque la entrada al Infierno es sólo para soldados de elite. No nos arriesgaremos a que vayas en vano. Le escribiré una carta a Logan.

Si Debbie quería escribir una carta, por él estaba bien. Antes de marchar volvería por la carta si ella la creía tan necesaria.

—Iré a mi casa a empacar y volveré por la carta, Debbie.

—¿Te irás hoy? —Debbie le miró con preocupación.

—Está en juego la vida de Emma. No hay nada que esperar. Hoy mismo me marcho y espero volver pronto —contestó Nicolas seguro que así sería—. Sólo le pido algo más —Se acercó con actitud cómplice a la anciana—: Por favor no le diga a Emma dónde estaré. Ella debe olvidarme y usted hará todo lo posible para acercarla a Koki.

Debbie asintió.

Nicolás cruzó la calle y en el jardín delantero de su casa se acercó a Vita para empujarla hasta el garaje. Ahí la cubrió con la misma manta color blanco que utilizó Gino para resguardarla antes de regalársela. Se despidió de su pequeña moto amarilla, no tan efusivamente como lo haría su padre, pero si la palmeó con agradecimiento.

Al entrar a su casa encontró a Jack hablando por teléfono con Nelly.

—¡Y me subí a la oruga, después al pulpo, había también un barco pirata! ¡A ese me subí dos veces! —decía, feliz.

—¿Es Nelly? —pidió confirmar a Jack y este asintió.

—Ya vino, tía. Te lo pondré ahora mismo —dijo Jack entregándole el teléfono.

—¿Nelly? —contestó Nicolás esperando un par de reclamos.

¿Dónde estabas? Tu padre dijo que no dormiste en casa.

—Él sabe dónde estuve. ¿No te lo dijo?

—Dijo que en casa de Emma. ¿Quién es Emma? ¿Qué hicieron toda la noche? —ordenó saber inmediatamente Nelly.

—Nada de lo que piensas —Nicolás hizo girar sus ojos—. Ahora escúchame: Llegaré a Ontiva en algunas horas.

¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué pasó?

Nicolás no podía explicarle a Nelly la verdad. No en ese momento.

—Necesito tiempo, Nelly. Pia murió hace menos de un mes. Necesito... perderme en algún lugar hasta saber qué hacer conmigo. Otro lugar —mintió.

Nico...

—Debo hacerlo pronto. No puedo esperar.

Bien. Dile a tu padre y aquí te espero. Cuando estés aquí hablaremos más despacio.

No era necesario buscar a Gino, cuando Nicolás colgó se dio cuenta de que él y Jack habían escuchado.

—¿No quieres estar aquí? —le preguntó Gino con tristeza.

—No es eso, papá —Nicolás trató de sonar convincente. Jamás imaginó acostumbrarse a vivir en Austen—. Yo... Yo tengo que hacer este viaje. Será poco tiempo. Volveré antes de que me extrañes.

Gino le miró sin intentar disimular su tristeza, pero asintió conforme. Un hijo lejos era mejor que un hijo con una "guerra interior". Además el chico volvería.

—¡No te vayas, Nico! —Lo abrazó Jack—. Prometo no volver a pedir dinero para ayudarte con otra misión.

—No me voy para siempre, Jack —Nicolás se arrodilló frente a su hermanito—. Te llamaré, lo prometo, y no acepto tu renuncia, socio —enfatizó—. Es más, te asignaré una misión antes de marcharme —Se acercó al chico para susurrarle al oído—: Debes cuidar a todos, a Gino, Betty, Tanuki... y sobre todo, debes cuidar a Emma. Si ves algo extraño, avísale a Koki ¿Lo conoces? —Jack asintió—. También quiero que le pidas a Emma ir a Ave del Paraíso con ella. Te presentará a Joel Goff. A él también debes cuidarlo. Tú deber es cuidar a todos hasta que yo regrese. Esa es tu misión.

Nicolás subió las escaleras hasta su habitación y preparó una mochila con lo más indispensable. No tenía claro hacia dónde iba pero si por qué lo hacía.

Abajo lo esperaban Gino, Betty y Jack para despedirse. Gino no pudo evitar llorar un poco. Así, cuando Nicolás dejó caer la mochila al piso para abrazar a su padre, Jack aprovechó y sacó algunas cosas de esta para meter otra.

Al despedirse de Betty, Nicolás le pidió cuidar a Jack.

—¿Seguro que no quieres que te lleve? —le preguntó Gino.

—No... El aeropuerto está lejos y no quiero presionar a Lázaro. Estaré bien.

Y el taxi ya esperaba afuera.

Antes de salir de su casa, Nicolás vio sobre su hombro para despedirse otra vez de su familia. ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que pudiera volver a verles? Al caminar hacia el taxi vio a Debbie aproximarse. Traía una carta con ella.

—Toda tuya —Se la entregó—. Entrégasela a David Logan y esperemos que todo salga bien —Nicolás agradeció el apoyo—. ¿No te despedirás de Emma?

Debbie esperaba que sí lo hiciera.

—No... No podré irme si lo hago. Y no olvide mi petición: Emma no debe saber del infierno. Es mejor si piensa que la abandoné.

—No será fácil para ella —suspiró Debbie. Nicolás lo sabía—. En cuanto a ti... cuídate. Tampoco lo tendrás fácil —La anciana abrazó al chico.

Antes de arrancar el taxi, Nicolás vio la ventana de Emma. Dolía tener que separarse.

Antes de ir al aeropuerto pasó por Tempura. Dejó su maleta en el taxi y bajó. Miyu estaba sirviendo una mesa.

—No te esperaba tan pronto —le saludó ella con reservas.

Nicolás sonrío dando poca importancia al rencor de ella.

—Me voy, Miyu.

—¿A dónde?

—Iré por la daga. Tenías razón, está en el Infierno. Pero antes necesito hablar con Koki.

—Así que... estás decidido —Ella se cruzó de brazos.

—Te lo dije. No permitiré que Emma muera.

—Está bien. Vete —El humor de Miyu cambió al saberlo lejos—. Pero llévate esto contigo —añadió, besándole la boca.

Nicolás, asustado, miró a su alrededor esperando reproches, pero nadie en Tempura había visto.

—¿Dónde está Koki? —insistió intentando huir de Miyu.

—Iré a buscarlo —contestó ella con coquetería y fue por el chico.

Koki al salir acompañó a Nicolás hasta el taxi.

—Bien. Tú ve por la daga y yo me encargaré del Nekomata y las demás criaturas.

—Eso te iba a pedir, y también que cuides a Emma.

—Estaré cerca de ella —Koki se hallaba dudoso—. Aunque no sé si me perdone.

—Es Emma, Koki. Ya te perdonó —dijo Nicolás, seguro—. Ahora debes conseguir que me olvide. Por supuesto que no será fácil, soy inolvidable —fanfarroneó intentando reír un poco. Koki puso los ojos en blanco.

—Trae esa daga pronto, Nicolás.

Se despidieron y Nicolás de nuevo subió al taxi.

Miyu también lo observaba de lejos, él lo notó pero fingió no darse cuenta. Ya tenía suficientes problemas encima.

El camino hacia el aeropuerto sería largo. Nicolás lo sabía. Quién hubiera imaginado que tan pronta sería su partida Austen.

La publicidad sobre el Festival de la Mariposa Monarca se despidió también de él. Ahí todo le recordaba a Emma. Eso apuñalaba su mente cuando por curiosidad decidió abrir la carta que había escrito Debbie a David Logan.

No era correcto pero hablaba sobre él.

Austen, 3 Septiembre de 2012.

Respetable Teniente-Coronel David Logan,

Espero que no haya mucho calor en El infierno.

Le escribo sin estar segura de si se acordará de mí. Soy Debbie Miller, madre de Sarah, esposa de su cuas: Daniel Appleton.

Imagino que Daniel le platicó de su hija Emma. Ella está en peligro ahora y por ese motivo le envío urgentemente a Nicolás Rossi. Es un buen chico, gran amigo de mi nieta. Él le explicará el motivo de su visita. Por favor tenga consideración de él.

Agradecida de antemano por su ayuda,

Debbie.

¿Cuas?, se preguntó Nicolás releyendo todo. Leyó cinco veces la carta hasta de guardarla otra vez.

Ya estaba bastante lejos de Austen cuando colocó a un lado su mochila y se acomodó un poco para intentar dormir. Debido a su plática con Miyu en el bar de la Pulga no había dormido bien la madrugada del domingo y por cuidar a Emma no había dormido nada ese día tampoco. No obstante, cuando cerró los ojos e intentó conciliar el sueño sintió que su mochila se movió.

Es solo mi imaginación, pensó, pero la mochila volvió a moverse. La abrió un poco y dentro de esta inmediatamente reconoció inmediatamente un par de ojos pequeños y brillantes.

—¡Tanuki! —exclamó.

—¿Disculpe señor? —preguntó el taxista, deteniéndose.

—No es nada. Por favor continúe —le pidió Nicolás intentando conservar la calma—. Seguro fue Jack —dijo a si mismo dedicándole una sonrisa al mapache—. Bien, Tanuki, no podemos volver. Ahora vendrás conmigo y sólo Dios sabe a dónde.

Nicolás Rossi no lo sabía, pero Jack también le delegó a Tanuki una misión, la misión de cuidarlo a él.

Cuando Nicolás llegó al aeropuerto recordó la última vez que estuvo en uno. Justo en el momento que murió su madre. Muy dentro de él sabía que esa era una de las razones para hacer todo cuanto pudiera por Emma. Él no pudo evitar la muerte de Pia y sentirse responsable, pero esta vez arriesgaría su propia vida para salvar a Emma. No estaba dispuesto a perder dos veces a una mujer que ama.

FIN DEL PRIMER LIBRO


¡Esa una pinche saga! :'v BROMA. Es una bilogía ♥ ¿Enojados? ¿Contentos? D: No podía cerrar la historia de esa manera, ¿o sí? 

La segunda parte lleva por nombre La daga que representa el honor. Ahí veremos a Nicolás en El Infierno, literal :O El Infierno = Lugar de entretamiento para soldados de elite. Ya lo explicó Debbie. 

Conoceremos a uno de mis personajes favoritos: El Teniente-Coronel David Logan. Alias "El diablo":

Que tiene como misión complicarle todo a Nico :3 Me pregunto si lo odiarán o lo amarán :O 

También conoceremos a otros personajes y veremos qué tal le va a Koki intentando conquistar a Emma :O ¿Lo logrará? ¿Qué hará ahora Yamamba?

Pero lo más importante: ¿Podrá Tiro al blanco cruzar el cañon a tiempo? :O Ok, no :P ¿Cuándo inicia La daga que representa el honor

Al finalizar Vulgatiam :) Puedo ser capaz de llevar una historia de Fantasía y dos comedias románticas a la vez, o tres, pero no dos historias de Fantasía :'( Esto porque la diferencia entre el Borrador de esta historia y el de La daga que representa el honor es que el último está bastante desordenado todavía (No lo he tocado desde 2013) y merece que le revise con cuidado. La mayoría sigue Vulgatiam, ¿no? :) Pues a su fin veremos qué pasa en el camino del héroe que está emprendiendo Nico.

No voy a publicar la segunda parte en otro apartado. La publicaré AQUÍ mismo. ¿Les parece bien así? Por lo que aconsejo, si deciden seguir, no sacar la historia de sus bibliotecas para que reciban más adelante la notificación de actulización :)

Mientras, si aman la Fantasía, les invito a leer Crónicas del circo de la muerte: Reginam. Si amaron esta historia, prometo que esa también les hará sentir de todo. DE TODO. Es sobre un reino al mejor estilo de Tatiana M. Alonzo :v  (Encuentran la historia en mi perfíl de Wattpad) 

Hasta luego, Nicolás, nos vemos pronto, y a ti GRACIAS por dejar tu voto ♥

Los dejo con la canción que imagino sonaría al final si esta historia fuese una película. Hasta mañana - ABBA. 

https://youtu.be/78jsWfxGU6Y

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