Respuestas en latín
—¿Nina? ¿eres tú?
Ella bufó, con expresión divertida.
—Pues claro que soy yo.
—¿Acabas de aceptar ir al baile de Halloween con James Sandler?
Nina soltó un suspiro de agotamiento.
—James Sandler no es de los que se rinde fácilmente. Y aunque verlo ponerse en ridículo era una opción tentadora, eso podría afectarme también a mí. Mejor zanjar el asunto.
—Pero sus intentos de hablarte son como las cabezas de una hidra. Las cortas y aparecen el doble que antes.
—Hace tiempo que dejé de preguntarme cuántos “no” son necesarios para que desista. Si seguía insistiendo, iba a tener que hablar con él… y la gente va a empezar a considerar que está bien hablar conmigo.
Se rió levemente, como si todo el asunto le causara una diversión equivalente a la de ver una película.
—Yo… no sé qué decir. James Sandler es tan idiota que…
—No lo es —me corrigió suavemente Nina. No era un reproche, sino como un detalle que acabara de ocurrírsele—. Desborda arrogancia y es exasperantemente molesto, pero incluso yo admito que no es un idiota corriente.
—Eso cambia muchas cosas —repuse con ironía. Miré mi reloj e Irina se dio cuenta. Estábamos acostumbradas a tener clase de Biología y el señor Schramm no era fanático de la puntualidad, pero Robson había tomado su hora de clase porque estaban cancelando las suyas para toda la semana y le faltaba un tema "muy importante".
—Cálmate Em, o vamos a llegar tarde a la clase extra de Robson y ella sigue sin inscribirse a mi club de fans.
Sin embargo, no fue necesario: Robson había sido llamada por La Cofradía esa mañana y la clase se canceló. Por la cercanía de las fiestas, las clases de Ataque y Defensa también habían sido suspendidas, bajo el argumento de que las piernas rotas podían pegar con la decoración pero serían una puñalada a la diversión. Así que después de Invocaciones, estaba libre.
Nina tenía que alimentarse fuera y aproveché la tarde para sacar algunos libros de la biblioteca. Para mi mala suerte, la sección literaria en Diringher era casi nula, a menos que se contaran los textos de lenguaje arcano avanzado y no me sentía con ánimos de traducir. Tomé el camino de vuelta a mi habitación dos horas después, con dos libros de encantamientos y uno de runas para practicar el sábado durante la fiesta. Nina seguramente me prestaría algo de su biblioteca personal.
El lugar estaba silencioso, con la mitad de la gente aprovechando la tarde para ir a Scarthum, la ciudad más cercana, y aprovisionarse para el baile. De repente, alguien rompió la quietud.
—¡Em!.... oye, ¡Em!
Me detuve. ¿Cuántos nombres se podían abreviar así? Una mirada alrededor y descubrí a Kyle corriendo hacia mí.
—Kyle —bien, Emmeline, qué lista eres: te sabes su nombre—, buenas tardes.
Parecía divertido por algo.
—Ehhh… buenas tardes.
—¿Qué pasa? —no pude resistir la curiosidad.
—Yo… sólo quería asegurarme de que he oído bien lo que comentan sobre Irina y el baile…
—Irina irá con James, ¿te refieres a eso?
¿Podría ser que fuera el único en Diringher que no lo supiera todavía?
—Sí… esto… James me lo dijo pero no podía creerlo.
—No eres el único sorprendido —repuse con un encogimiento de hombros.
—Sí, bien… ¿Qué tal el caso Dawndusk?
No me esperaba el cambio de tema y me limité a usar el primer adjetivo que me vino a la cabeza.
—Interesante.
—Sí, bien, mira, hay algo que quería preguntarte pero no sabía si….
—No te preocupes, me he leído todo el caso, no es tan difícil. ¿Sobre qué tienes dudas?
—No hablaba de casos criminales. Emmeline, ¿irías al baile conmigo?
Y me puso una sonrisa nerviosa. Parpadeé tantas veces que su figura frente a mis ojos se volvió borrosa.
—Kyle, no tienes que…
Pero él colocó sus manos sobre las mías, aprisionándolas contra los libros que cargaba.
—¿Por favor?
Sus ojos verdes sonreían.
—En serio… Es que no pienso ir y…
—No te creo.
—Disculpa, ese ya no es mi problema…
Traté de alejarme pero no me dejó moverme.
—Em, si Irina va a ir, tú también —dijo con voz tranquila, completamente seguro.
—No es como si fuéramos siamesas, ¿sabes? No tengo que…
Kyle dejó mis manos pero me interrumpió con decisión.
—Por favor, eres la única persona del colegio con quien podré mantener una conversación tranquila y divertida. Sé mi pareja.
Su mirada era tan intensa que demoré en reaccionar. Sus ojos verdes hacían que fuera imposible enfadarme con él y lo odié por eso. El libro de runas en lo alto me dio una idea. Sabía que Kyle no era aficionado al lenguaje arcano.
—Nemell dibec, seunt consemern bepdul baptesq.
Él frunció el ceño y yo me reí. Acababa de decirle "De acuerdo, pero te mataré después".
—¿Qué parte no entendiste? —me devolvió la mirada, confundido—. ¿Todo?
Su rostro cambió en un instante y su sonrisa fue traviesa.
—Después que dijiste que estabas de acuerdo no pude concentrarme en otra cosa.
—Eres…
—Tu pareja de baile ahora. Nos vemos luego, Em.
Y se fue escaleras abajo más rápido de lo que yo tardé en encontrar una buena réplica. Volví a mi habitación enfurruñada. Irina ya había regresado y lucía más tranquila y feliz que de costumbre, como si las vacaciones estuvieran cerca.
—¿Por qué la cara de malas pulgas? ¡Mañana es Halloween!
Tomé aire y forcé las palabras a través de mis dientes.
—Kyle acaba de pedirme que vaya al baile con él.
—Lo sabía—exclamó ella.
Se me secó la boca.
—¿Qué sabías?
—Que si aceptaba a James, él haría que Kyle te invitara.
—¿Estás demente?
—Un poco, sí, pero deberías considerarlo, la demencia es exquisita y un accesorio muy útil. De todos modos, al menos ahora disfrutarás un baile con un chico guapo.
Me peleé con el idioma para elegir una respuesta pero perdí escandalosamente. Sobra decir que ese no era mi día. Ni siquiera pude contradecirle que Kyle era guapo, porque puestos a analizarlo al detalle, lo era. Y mucho.
—¿Has aceptado?
—Algo así.
Le conté cómo había creado mi propia trampa y se echó a reír de esa forma ronca y suave muy propia de ella.
—Ya aprenderás —dijo cuando se calmó.
—¿Aprender? ¿Qué cosa?
—Todo… Kyle me agrada.
—¿Es en serio? ¿Qué pretendes? ¿Emparejarme?
—No intento nada —dijo ella cruzando los brazos como si eso la protegiera de mis sospechas.
—Pero aceptaste a James para que Kyle me invitara.
Ella negó con la cabeza.
—No podía estar segura de lo que haría Kyle… pero sí, algo influyó.
—Y yo que pensé que lo aceptaste porque te habías confundido y creías que era Navidad.
—Bueno, él es exasperante.
No sonó tanto a insulto como yo esperaba.
—No te estará empezando a gustar —aventuré.
Irina se echó a reír de nuevo. Últimamente lo hacía muy seguido.
—Mel, Mel —dijo con condescendencia—. Te he dicho que duermas más, ¿ves las cosas que andas diciendo?
—¿Segura? —dije escéptica.
Ella asintió muy seria.
—Sólo es divertido—suspiró—. Y mi cinismo merece un descanso, ya lo creo que sí.
—Si tu cinismo merece otra cosa, consúltame antes, por favor.
—Justo a tiempo, ¿quieres ir de compras mañana?
—¿Qué? —chillé.
—Necesitas un vestido —me recordó señalando el fajo de billetes que había enviado mi madre.
—¿De verdad? —pregunté con toda la ironía de la que era capaz—. Como era de noche pensé que bastaba con elegir mi mejor pijama.
—¿Por favor?
—¿Hay algo que vaya a salir como había planeado este Halloween? —me quejé.
—Vamos Mel, ten algo de fe. Es Halloween, el día donde todo puede pasar.
Le sonreí de vuelta, sin imaginar la magnitud del sentido que esa frase estaba a punto de cobrar
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Mil disculpas por no actualizar tan seguido, estoy a full con todo, pero trato de mantenerme al día ;)
Gracias por seguir esta historia, aunque es evidente que me falta corregir algunas cosas como el nombre y la portada, porque la que tiene ahora da miedo y hace que esta comedia fantástica parezca una novela de terror criminal. Ya veremos, ¿sugerencias? jajajaj
Besos y calma!
Vale
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