Capítulo 7 💫
🐺
El ambiente se volvió pesado ante su pregunta, y Danna se quedó paralizada a mi lado mientras Dalton se aproximaba para tomar un bocadillo de una de las bandejas. Una tos nerviosa escapó de los labios de su hija, y rápidamente se cubrió la boca con la mano. ¿Qué había de malo en la pregunta?
Él es el alcalde, tiene derecho a saber lo que le está sucediendo al pueblo, ¿no es así?
—Podrías haber preguntado cuando estuviéramos a solas, pero ya que lo preguntas en este momento... —murmuró mi padre hacia él, y luego añadió—: El cincuenta por ciento de los lobos han muerto y de los demás no se sabe nada, podrían haber cambiado de lugar.
—Bien, pero yo quería referirme al pueblo, ¿qué piensa sobre esta situación? —explicó, frunciendo el ceño.
—Las opiniones son neutrales, no todos saben sobre esto. Y lo que ya lo saben es porque andan husmeando —respondió con cuidado, luego añadió—: Entiendo tu preocupación, pero todavía necesitamos manejar esta situación con cuidado. No podemos sembrar el pánico entre los habitantes del pueblo sin tener información sólida.
—Entiendo Bastian, haré una reunión con tu equipo, para trabajar en el tema. —Declaró y luego posó su atención sobre cada uno de nosotros. —Ya pueden comer, relajense.
Fui la primera en tomar una porción sobre el plato a mi derecha, y de esa manera, todos comenzaron a comer, olvidando el ambiente tenso que se había formado anteriormente.
El bocado que había entrado a mi boca, fue un manjar para mi paladar, debía reconocer que Donovan lo había hecho excelente. Me contuve todo lo que pude por no soltar un gemido de felicidad solo por no darle el placer a Donovan de que me había ganado con su cocina.
—Nyssa, me enteré por tu padre que estás en la universidad, ¿que estudias? —preguntó Claudia luego de un momento, rompiendo el silencio.
—Biología marina. —Comenté, sorprendida.
—¡Qué lindo! Tu padre me recomendó tu universidad, así que inscribí a todos mis hijos allí. —Explicó, y abrí los ojos sorprendida—. Espero que puedas mostrarles los alrededores.
—Claro, para mí sería un gusto. —Anuncié y observé a Danna, quien sonreía emocionada.
—¿Y qué estudian tus hijos, Claudia? —preguntó mi padre, limpiándose las manos con unas servilletas.
—Danna va a empezar este año. ¿Qué estudiarás, hija? —pregunta ella, tratando de recordar, y Danna se ríe a mi lado, apenada.
—Relaciones públicas.
—Sí, y Donovan estudia gastronomía mientras que Damon estudia leyes. Ellos son los que ya llevan un tiempo en la universidad.
—Son buenas carreras —dijo mi padre, pasando su mirada sobre ellos.
El ambiente transcurrió en silencio, y lo que pensé que sería una noche llena de emocionantes conversaciones terminó convirtiéndose en una discusión de negocios entre mi padre, el señor Dalton, y sus dos hijos.
Damon respondía a las preguntas de mi padre con una gran sonrisa en su rostro, revelando dos hoyitos en sus mejillas que no había notado, pero que me derretían de ternura.
Con mi papá intercambiaba más de cinco palabras, pero conmigo era indiferente. ¿Qué le pasaba? Sabía que no le había hecho nada, así que no entendía su actitud.
Nunca cruzó su mirada con la mía, y eso me enfureció profundamente. Sin saber por qué, me bebí dos copas de vino y comencé a ver las luces parpadear.
Cuando Danna me invitó a ver su colección de canciones, mis piernas temblaron al ponerme de pie. No estaba segura de si era por el alcohol, ya que mi tolerancia no era la mejor, pero logré mantenerme firme con todas mis fuerzas. Mientras me movía, mi mano rozó la mesa del comedor, y al pasar por detrás del asiento de Damon, tuve la tentación de tocar su mano. No sé por qué sentí esa necesidad repentina, ese anhelo de tocar su piel, pero justo antes de hacerlo, perdí el valor y me detuve.
En su habitación Danna seguía hablando sobre sus colecciones de canciones, pero mi mente estaba en otro lugar. Los ojos de alguien ocupaban mis pensamientos, y me resultaba difícil concentrarme en lo que me decía mi amiga. Damon se había robado mi tiempo y a la par mis pensamientos. Se había instalado en mi mente como una tormenta, arrasando con todo a su paso. Nunca antes había sentido algo así por alguien, y al ser la primera vez me abrumaba.
Odiaba mis propios pensamientos, pero al mismo tiempo, lo odiaba a él.
• ☆ •
Mi cuerpo se deslizaba con sensualidad alrededor del tubo mientras los gritos en el local se volvían ensordecedores. El dinero caía sobre mí y mi mirada se posaba en cada uno de los presentes, las luces led conferían al lugar un aspecto eléctrico y emocionante, pero a pesar de la sonrisa que adornaba mi rostro, mi alma lloraba en soledad.
Mis manos se dirigieron al pequeño trapo que cubría mis senos y lo retiraron, desatando una oleada de gritos eufóricos entre los espectadores, en su mayoría hombres. Sus miradas lujuriosas recorrían mi cuerpo desnudo con avidez, y aquellos en las primeras filas intentaban tocar mis piernas. Descendí con gracia hacia el suelo para recoger el dinero disperso y lo deposité en ambos lados de mi lencería.
—¡El espectáculo de nuestra Queen ha llegado a su final! Espero que hayan podido disfrutar. Cualquier asunto privado con ella, por favor, comuníquenselo a su encargado. —Resonó una voz desconocida a través del altavoz, desatando una ola de desaprobación entre los hombres.
Rápidamente bajé del escenario, sintiendo las manos ajenas rozar mi cuerpo, hasta que una fuerte palmada en mi trasero me hizo contener la furia que crecía en mi interior. A pesar de mi deseo de responder con una bofetada, me obligué a sonreír con un orgullo contenido.
—¿Qué haces aquí? —pregunté bruscamente a la persona sentada en el sofá de mi camerino.
—Vine a proponerte escapar conmigo, que dejes esta mala vida, que dejes de venderte en este prostíbulo. —Explicó levantándose para tomarme de los hombros ya cubiertos con una pequeña tela andrajosa.
—No puedo.
—¿No puedes o no quieres? —preguntó y vi la nostalgia en sus ojos.
—¡No entiendes que esto es lo que soy! No puedo dejarlo, no se otra manera de vivir. —Grité de furia, ¿por qué él no lo entendía?
—Puedo enseñarte a vivir otra vez. Aunque llegué tarde para tu pasado, quiero llegar temprano para tu futuro —explicó y escuché la desesperación en sus palabras.
—No puedo, así que olvídate de mí y no vuelvas más —ordené, soltándome de su agarre para sentarme frente al espejo y retocar mi maquillaje.
—Por favor... Te necesito. —Susurró con voz temblorosa, pero yo estaba seca, no sentía nada por dentro.
—No me necesitas, déjate de ilusiones. Entiende que la única manera de salir de aquí, es muriendo. En el momento en que ponga un pie afuera y no sea para trabajar, una bala estará incrustada en mi cerebro —dije con brutal honestidad.
—He venido todos los días aquí por ti. Si no me voy hoy de este lugar sin ti, aceptaré morir con gusto —dijo con determinación y los puños apretados.
—Vete de este lugar, y olvídate de mí. Mi alma está podrida, no puedo amarte. —Al decir estas palabras pude observar como de sus hermosos ojos una lágrima rodó por su mejilla. Algo se rompió dentro de mí y sabía que su tristeza era por mi culpa. Si no lo sacaba de aquí ahora, yo sería la causante de su perdición o de su muerte.
—No me importa que mi corazón no sea amado de igual manera. Solo quiero salvarte de este lugar, no quiero verte sumida en la oscuridad —insistió.
—Si tanto deseas morir, hazlo —respondí fríamente, sacando una navaja del cajón y ofreciéndosela.
—Si voy a morir, que sea en tus manos, por ti vivo y si hoy muero, deseo que sea por ti —dijo con oscura determinación.
—Si tanto lo deseas... —Tomé la navaja con decisión y la hundí rápidamente en su cuello, disfrutando de la sangre que salpicaba mi cara. Observé cómo la vida abandonaba sus ojos y cómo sus manos temblaban aferrándose a mi rostro.
—Tu eres todo lo que deseo. —Dice y con toda su voluntad acerca sus labios a los míos y posa un beso cálido en ellos. —Espero que en la otra vida podamos encontrarnos, para que así terminemos nuestra redención, mon amour.
Desperté sobresaltada, con el corazón latiendo con fuerza y sin entender el maldito sueño que acababa de experimentar. Todo había sido tan confuso, tan borroso pero a la vez tan vívido. Comenzaba a odiar estas experiencias, despertar sudada y sintiendo que todo lo vivido en el sueño era real, ya no sabía qué pensar.
Mis ojos se posaron en la mesa de noche, donde la pecera brillaba con su luz tenue y Molly nadaba plácidamente en su interior. Luego, mi mirada cayó sobre el reloj, que marcaba las seis y media.
Decidí levantarme y tomar una ducha con agua fría, necesitaba despejar mi mente. Después de vestirme y desayunar, opté por no despedirme de mi padre, sabiendo que a esta hora ya debía estar en el departamento de policía.
Ingresé a la universidad a las ocho después de tomar un taxi. Mi primera clase sería a las nueve, así que me quedé sentada en el banquillo de siempre, esperando a mis amigos.
Sentí la presencia de alguien detrás de mí, luego sus manos cubrieron mis ojos y escuché su voz:
—¿Adivina quién soy?
—Como si no lo supiera, tonto. El juego consiste en no hablar, pero lo hiciste —respondí riendo, mientras Isaac se sentaba a mi lado con fingida tristeza.
—No lo sabía, pero ahora sí. —Explicó entre risas, abrazándome con calidez y ayudándome a relajar los hombros que estaban tensos por el frío de la mañana.
—Quédate así —supliqué, devolviéndole el abrazo.
—Sería un honor. —Murmuró, y depositó un beso en mi coronilla, sonriendo de felicidad.
—¡En mi propia cara! —vociferó alguien a nuestras espaldas. —No puedo creer que me hayas hecho esto. Alejados tres metros, no voy a permitir que esta bruja se te meta por los ojos.
Giramos nuestros rostros y nos encontramos con una Brielle ofendida. Era evidente que estaba mintiendo, pero aún así nos reímos de ella.
—¿Qué les pasa? No se rían de mí —dijo, poniéndose una mano en el corazón. Nos quedamos serios por un momento, pero luego estallamos en risas todos juntos.
—¿Qué tal les ha ido? —pregunté, y Brielle comenzó a relatar su semana, llena de chicos, bebidas y discotecas; la vida alegre.
Mientras tanto, Isaac mencionó que se había quedado en casa con su familia, leyendo y haciendo cosas interesantes para él, pero que para algunos podrían resultar aburridas.
Luego de unos minutos hablando sobre nosotros y burlándonos como hienas de cada uno, escuchamos los pitidos de algunos universitarios.
Volteamos el rostro y vimos descender de un Mercedes a los Hill: primero bajó Danna, seguida de Donovan y luego Damon. Todos destacaban en el ambiente apagado del día.
Danna llevaba un hermoso vestido floral amarillo, por encima de las rodillas, que resaltaba aún más por sus puntas azules. ¿No tenía frío? Estábamos en pleno otoño y faltaban solo unos días para que empezara a nevar y llegara el invierno.
Donovan iba completamente informal, en contraste con Damon, quien venía elegantemente vestido con una camisa negra y pantalón de tela.
"Es una cara bonita, tranquilízate", me repetí a mí misma, consciente de que si seguía así, podría sufrir un infarto cardíaco y quedarme tan seca como un arenque.
Inmediatamente sentí mis mejillas arder y me tapé la cara, esperando que mis amigos no lo notaran.
—Oh, creo que alguien se sonrojó —canturreó Brielle mientras me observaba y me quitaba mis manos de la cara.
—No es verdad... —Murmuré avergonzada.
—Ya tienes diecinueve años, ¿qué significa? Estás creciendo. Afronta tus sentimientos, mujer —explicó, y me reí avergonzada.
Era verdad, el maldito mito de que tus mejores amigos eran como tus enemigos.
—Déjala en paz. Seguro se sonrojó por el frío —intervino Isaac intentando callar a Brielle.
—Mi amigo, el que no quiere abrir los ojos —expresó Brielle, riendo como una foca mientras aplaudía.
Su risa era tan contagiosa que comencé a reírme con ella, seguida de Isaac, pero el carraspeo de alguien nos interrumpió.
—¡Primo! —vociferó Donovan y se lanzó hacia Isaac, logrando que este se tambaleara sin su bastón.
—¡Dovi! —gritó Isaac mientras seguían abrazados.
—Venga ya, soy mayor que tú para que me sigas diciendo así.
—La edad no tiene nada que ver —explicó, riendo mientras le daba una palmada en el hombro y luego miraba a Danna—. ¡Dany!
—No sabía que Isaac tendría unos primos tan apetecibles —susurró Brielle en mis oídos mientras me codeaba, luego añadió—: Quédate con el pelinegro y yo me quedo con Dovi; es adorable.
—Basta ya, Brielle —la reprendí frunciendo el ceño—. Deja de pensar con lo de abajo y piensa con la cabeza, niña.
—Bueno, si no quieres, puedo echarme a la chica, hacer un trío, quién sabe —insinuó ella, guiñándome unos de sus ojos grises.
—Créeme que no estoy interesada —explicó Danna.
¿Había escuchado todo? Mierda sí, lo había hecho.
¿Pero cómo?
—Tierra, trágame y escúpeme en el infierno —expresó Brielle con las mejillas sonrojadas.
—Yo sí estoy interesado —declaró Donovan.
Todos los presentes lo observamos con cara de haber visto un muerto.
¿Estaba hablando en serio?
🐺
¡Hola a todos/as!
Les traigo el capítulo 7. Espero que lo disfruten. Seguiré actualizando pronto si todo va bien.
✨ ¿Qué les pareció el capítulo?
Esta es mi opinión sobre Brielle en estos momentos:
Y la opinión final de Nyssa:
¡Hasta la próxima! Cuídense.
—Erika M.
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