Capítulo 5 💫
«En la sombría sinfonía del destino, dos corazones se encuentran, forjando un vínculo en la oscuridad, donde el dolor y la pasión se entrelazan en un baile macabro de eterna servidumbre».
🐺
— DANNA HILL —
Me disculpé con Nyssa, explicándole que necesitaba buscar algo de tomar. La verdad era que, aunque el ambiente estaba un poco caluroso, mi necesidad de alejarme tenía una causa más profunda. Había visto a alguien en la mesa de invitados que me dejó sin aliento.
Era el ser más hermoso que jamás había visto. Un hombre de mirada dura y ojos grises, con un cabello perfectamente rasurado teñido de un rubio que parecía resplandecer bajo la luz tenue del salón. Cada diminuto detalle en él era una obra maestra que atraía mi atención y me atraía más hacia él.
Lo que más me sorprendió fue su aroma. Era único, diferente a cualquier cosa que hubiera olido antes. Su fragancia me envolvía de una manera que nunca había experimentado, desencadenando una extraña e inexplicable atracción hacia él. Mis manos picaban por acercarme, pero sabía que debía contenerme. Atraer problemas no estaba en mis planes, especialmente con alguien tan misterioso y cautivador como él.
No podía creer que hubiera encontrado a mi alma gemela de esta manera. Siempre había temido la idea de estar atada a alguien de por vida sin haberlo elegido yo misma. Por eso, pasaba mi tiempo conociendo chicos y disfrutando de la libertad de elegir con quien compartir mi vida. Sin embargo, la idea de estar atada a alguien como él no me parecía desagradable en lo absoluto.
Mi necesidad de acercarme a él era abrumadora, y antes de darme cuenta, ya estaba caminando en su dirección. Parecía que el hombre había sentido mi presencia, porque giró la cabeza en mi dirección y me observó. Me quedé parada, sintiendo su mirada recorrer cada centímetro de mi cuerpo. Mantuve una distancia prudente para que él no pudiera percibir el aroma que desprendía en ese momento y evitar así cualquier posible reacción impulsiva por el vínculo que nos unía.
Quise convencerme de que no me había sonreído, pero la verdad era que sí, lo había hecho. Su hermosa sonrisa, fría y descabellada me tenía más atrapada en sus redes. Sabía que debía contenerme, o de lo contrario, podría montar un espectáculo donde la única cosa que sobraría sería la ropa.
A esa distancia prudente, pude percibir una energía oscura que emanaba de él. Mis sentidos se agudizaron de inmediato, especialmente mi sentido del olfato; Desde pequeña había sido sensible a cualquier manifestación de energía oscura.
Confirmé lo que temía: aquel hombre, mi alma gemela, era un vampiro. No podía aceptarlo, no podía aceptar estar atada a un vampiro. Me preguntaba si mis padres habrían sentido su energía, y deseaba con todas mis fuerzas que no fuera así.
Un torbellino de emociones me invadió. Mi alma lloraba por aquel destino tan injusto. La idea de estar unida a alguien cuya esencia estaba tan alejada de la mía era devastadora. No podía permitirme aceptarlo, pero al mismo tiempo, sentía una extraña atracción hacia él que no podía ignorar. Estaba atrapada en un dilema que me destrozaba por dentro.
Sabía que debía alejarme de él, antes de que percibiera la presencia de mi lobo. Con todo el dolor del mundo en el corazón, di media vuelta y me alejé rápidamente, dejando atrás al hombre que había despertado una tormenta de emociones en mí.
Regresé al lugar donde estaban mis hermanos y Nyssa. Sentía el peso de la responsabilidad sobre mis hombros. Debía avisarles a mis padres ahora, antes de que todo se saliera de control. Mis manos agarrando simplemente una copa temblaban ligeramente mientras me preparaba para enfrentar la difícil conversación que se avecinaba.
Siempre he sido esto, una bestia salvaje, una mujer lobo. Había metido a mi familia en problemas incontables veces con mis instintos y mi naturaleza. Pero lo que menos deseaba era que mi familia se involucrara con vampiros.
Ser una mujer lobo no era solo tener fuerza sobrehumana, sino también una carga emocional abrumadora. Mis emociones eran más intensas que las de los humanos; amaba de manera más profunda, sentía la tristeza lo suficientemente fuerte como para que me tumbara por días en mi cama. Sentía todo con una intensidad que superaba a la de cualquiera de mi linaje. Ser una mujer lobo me otorgaba millones de posibilidades que los humanos no tenían, pero aún así, no las deseaba.
A veces, la tristeza me sumergía en una oscuridad tan profunda que me costaba salir. Pero también me brindaba momentos de felicidad desbordante que hacían que cada desafío valiera la pena.
Había nacido así, sensible a la energía oscura y con los sentidos más agudos que cualquiera de mi edad. Sin embargo, ser sensible a la energía oscura era una maldición que llevaba en lo más profundo de mi ser. Podía percibir la presencia de lo sobrenatural con una claridad que asustaba incluso a los más valientes.
Pero ahora, en este momento de revelación, me enfrentaba a una verdad que me helaba la sangre en las venas. Aquel hombre, aquel ser cuya mirada había capturado mi atención de manera tan intensa, era un vampiro. La idea de estar vinculada a él, de compartir una conexión que trascendía la comprensión humana, me llenaba de un temor paralizante. No podía aceptarlo, no podía aceptar estar atada a un vampiro, a pesar de la inexplicable atracción que sentía hacia él.
Cuando me acerqué a Nyssa, mis dos hermanos estaban con ella y por la expresión de Donovan sabía que debíamos detenerlo ahora o revelaría más de lo necesario, ese maldito perro estúpido.
Le diría a mis padres sobre la presencia de este vampiro, pero antes arreglaría este problema.
• ☆ •
Las palabras de Donovan golpearon como un látigo, cada una cargada de acusaciones y dolor. Sentí cómo mi pecho se apretaba y las lágrimas comenzaban a emerger, deslizándose por mis mejillas sin control alguno. Esto me pasaba por estúpida, por habérselo contado a él en vez de a Damon.
—¡Esto es todo tu culpa! —vociferó Donovan, su voz cargada de ira y desesperación. —Si no te hubieras encaprichado con ese humano, no estaríamos aquí.
El peso de su acusación me aplastó, sintiéndome como si llevara el peso del mundo sobre mis hombros.
—¿Por qué te empeñas en buscar un culpable en todo? —mi voz sonaba ahogada por las lágrimas, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho. No quería aceptar la responsabilidad, pero tampoco podía negarla.
—¡Porque es tu culpa, tú eres la culpable, Danna! —gritó, jalonándose el cabello con desesperación. —De no haber hecho lo que hiciste, aún seguiríamos en Francia.
Cada palabra de Donovan era como un puñal clavándose en mi corazón, recordándome mis errores y decisiones. La culpa me inundaba, haciéndome sentir pequeña e indefensa ante su furia.
En medio del caos y las acusaciones, la puerta se abrió de golpe, revelando la figura autoritaria de nuestros padres. Su presencia pareció detener el torrente de emociones por un momento, pero el ambiente seguía cargado de tensión.
—¿Qué son todos esos gritos? —la voz de papá retumbó en la habitación, su mirada severa recorriendo a cada uno de nosotros con atención.
—Es culpa de ella, papá. —Donovan señaló hacia mí, sus ojos ardiendo con resentimiento.
—¿Qué has hecho ahora, Danna? —la voz de mamá sonaba preocupada, pero también había un deje de reproche en sus palabras.
Antes de que pudiera responder, Damon irrumpió en la habitación, su presencia imponente y su expresión seria.
—¿Qué está pasando aquí? —su tono era firme, pero también contenía una pizca de preocupación.
—Es culpa de Danna, Damon. Si no fuera por ella, no estaríamos en esta situación —intervino Donovan de nuevo, su mirada clavada en mí con dureza.
El silencio se apoderó de la habitación por un momento, mientras esperábamos la reacción de nuestros padres y de Damon.
Mis padres intercambiaron miradas, como si estuvieran teniendo una conversación silenciosa a través de sus ojos. Mamá se acercó a Donovan con gesto compasivo, mientras papá se mantenía observando la escena con seriedad.
—Donovan, no es momento para culpar a nadie. Necesitamos resolver esto juntos como familia —intervino mamá con voz calmada pero firme.
Damon se acercó a mí, su presencia reconfortante en medio del caos emocional que se desataba. Su mirada era profunda, como si intentara leer mi mente y entender lo que estaba pasando. Sin decir una palabra, colocó una mano reconfortante en mi hombro, transmitiéndome un mensaje de apoyo silencioso pero significativo.
—Lo que sea que esté pasando, lo resolveremos juntos. Pero necesitamos saber la verdad para poder ayudarte —dijo Damon con voz serena, su mirada clavada en la mía con determinación.
Mis padres asintieron en silencio, esperando mi respuesta. Respiré hondo, tratando de contener las lágrimas y reunir el coraje para explicar lo que estaba sucediendo. Sabía que no podía ocultarles la verdad, aunque temía su reacción cuando descubrieran lo que realmente estaba pasando.
Con un nudo en la garganta, comencé a relatarles lo que había sucedido. Les conté mi descubrimiento sobre la presencia del vampiro. Expresé mis temores, mis dudas y la sensación abrumadora de enfrentarme a algo más grande de lo que podía manejar.
Aunque, había evitado mencionar el tema de que él era mi alma gemela y de que existía un lazo que nos unía.
Mis padres me escucharon en silencio, absorbiendo cada palabra con atención. Su expresión era un torbellino de emociones: sorpresa, preocupación y, sobre todo, determinación. Sabía que estaban procesando toda la información, evaluando la situación y planeando el próximo paso.
Después de un momento de silencio tenso, mamá rompió el silencio con una voz serena pero firme.
—Danna, sabes que siempre estaremos aquí para ti, pase lo que pase. Ahora, más que nunca, necesitamos mantenernos unidos como familia y enfrentar este desafío juntos.
Papá asintió en señal de acuerdo, su expresión seria pero tranquilizadora.
—Vamos a resolver esto. Pero primero, necesitamos más información. Damon, Donovan, vayan a buscar a ese vampiro y averigüen todo lo que puedan sobre él. Danna, quédate aquí, y mantente segura. Vamos a descubrir qué está pasando y cómo podemos proteger a nuestra familia.
Damon y Donovan asintieron en señal de entendimiento, listos para actuar. Se miraron el uno al otro con determinación antes de dirigirse hacia la puerta, preparados para enfrentarse a lo desconocido.
Mientras observaba a mis hermanos partir, sentí una mezcla de alivio y temor. Sabía que no les iba a pasar nada, pero el peligro seguía acechando en la oscuridad, esperando el momento adecuado para atacar. Sin embargo, confiaba en la fortaleza de mi familia y en nuestra capacidad para superar cualquier desafío que se nos presentara. Juntos, éramos invencibles.
El tiempo parecía transcurrir lentamente mientras luchaba por calmar mi pobre corazón, esperando a que las lágrimas cesaran su flujo. Después de lograrlo, tomé la decisión de salir de la mansión y dirigirme al bosque para encontrar algo de paz. Sabía que mis padres me habían prohibido salir, pero no podía quedarme encerrada, y confiaba en mi capacidad para protegerme.
Al salir, el aire frío de la noche me envolvió, y observé la hermosa luna llena en el cielo antes de dirigirme hacia el lago. Me quedé observando los árboles y cómo el agua se movía suavemente de un lado a otro.
Las lágrimas amenazaban con volver a brotar, y esta vez no las detuve. Sabía que era mi culpa que estuviéramos en esta situación, y esa realidad me pesaba profundamente. Solo anhelaba dejar de ser una carga para mi familia.
Decidí transformarme y salir a correr para calmar mi agitado corazón. Me despojé de mis ropas y sentí cómo mis huesos crujían al cambiar de forma, aunque ya no había dolor en ellos. Habían pasado meses desde que cumplí la mayoría de edad para transformarme, y mi cuerpo se había adaptado.
Una vez transformada, observé mi hermoso pelaje negro brillando bajo la luz de la luna y me sentí más cómoda en mi forma lobuna. Me lancé a correr por el bosque, dejando atrás todos mis problemas mientras el viento jugueteaba con mi pelo.
Sin embargo, mi momento de paz se vio interrumpido por una patada repentina en mi costado, que me hizo caer con un sonido brusco. Grité por el dolor que se propagaba por mi cuerpo, sin entender quién me había atacado. Enfoqué mi vista para observar quién estaba frente a mí, pero el olor de la energía oscura llegó de inmediato a mis fosas nasales.
El dolor en mi costado era tan intenso que mi cuerpo se vio forzado a volver a su forma humana, dejándome desnuda e indefensa en el suelo. Sentí una mano agarrándome bruscamente de la barbilla y levantando mi rostro en su dirección. Una voz varonil resonó a mi alrededor, haciendo que mi piel se erizara y un escalofrío recorriera mi espalda.
—Infórmale a tu familia que dejen de protegerla y me la entreguen —dijo la voz con firmeza. —La haré pagar por todo el daño que le ha hecho a mi clan vampírico. Y si no lo hacen, serás tú quien pague las consecuencias.
Mientras esa mano me sujetaba con firmeza de la mandíbula, levantando mi rostro hacia el suyo, pude ver sus ojos, unos ojos de un rojo tan intenso que parecían arder en la oscuridad de la noche. El brillo carmesí de sus pupilas me hipnotizó por un momento, llenándome de una sensación de inquietud y temor que se apoderó de mi ser. Nunca antes había visto unos ojos tan penetrantes y llenos de una energía oscura que me helaba hasta los huesos.
Su presencia era aterradora, y su voz resonaba en mis oídos con una amenaza que me estremecía hasta lo más profundo de mi ser. Aunque intentaba mantener la compostura, el miedo se apoderaba de mí, y una sensación de desamparo me invadía al darme cuenta de la magnitud de la situación en la que me encontraba.
Al reconocer a esa persona, mi instinto se activó de inmediato. Sabía que tenía que ocultar mi aroma para que no me reconociera, para que no supiera que yo era su alma gemela, la persona destinada a acompañarlo en su oscuridad hasta el final de nuestros días. Era una verdad que me aterraba y que, al mismo tiempo, me llenaba de una extraña sensación de inevitabilidad.
Con cuidado, cerré mi mente y me concentré en bloquear cualquier rastro de mi esencia que pudiera revelar mi identidad. No podía permitir que descubriera quién era realmente, no ahora, no así. Mi destino estaba entrelazado con el suyo, pero no estaba lista para enfrentarlo, no todavía.
🐺
¡Hola a todos/as!
Les traigo el capítulo 5. Espero que lo disfruten. Seguiré actualizando pronto si todo va bien.
✨ ¿Qué les pareció el capítulo?
Este capítulo, como pueden ver, está escrito desde el punto de vista de Danna, y es para que vean una perspectiva de los Hill; no todo es color de rosa para ellos, puesto que también los acechan peligros.
Como pueden observar, Danna también tiene su historia, y es algo que quiero que lean. Este libro no solo se centrará en los personajes principales, sino también en los secundarios. Sus puntos de vista no ocurrirán siempre, así que cada vez que haya uno, ¡aprécienlo! ♥
Ah, otra cosa: como pueden ver, arriba siempre les pongo canciones que van con los personajes o me motivaron para escribir el capítulo. Si quieren, pueden ir a verlas. La canción que puse en este es porque describe los sentimientos de la menor de los Hill.
¡Hasta la próxima! Cuídense.
—Erika M.
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