Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 17. [Parte 2/4]💫

🐺

Maratón 2/4

Danna siguió hablando como si nada, emocionada por la llegada de su amiga. Pero por dentro, yo no podía dejar de preguntarme cómo iba a lidiar con Karinna después de todo lo que había pasado.

Pasaron unos minutos que se sintieron como una eternidad, mientras el ambiente cambiaba. Luego, el timbre sonó dos veces, interrumpiendo mis pensamientos.

—¡Ahí está! —exclamó Danna, saltando de alegría. —Ya debió llegar.

Me quedé inmóvil mientras ella salía de la cocina y se dirigía a la puerta. Mi mente giraba a mil por hora. ¿Cómo iba a lidiar con Karinna ahora? No había ni un solo indicio de que quisiera hablar conmigo, y las cosas habían quedado en un punto muerto la última vez que nos vimos. Esta noche, que esperaba que fuera relajada, acababa de volverse mucho más complicada.

La puerta de la cocina se abrió y escuché las risas de Danna y Karinna antes de que ambas entraran, charlando sobre algún tema que no llegué a captar por completo. Mi cuerpo se tensó automáticamente al verla.

—¡Aquí está la masa lista! —anunció Danna con entusiasmo, dejando a Karinna al lado del mostrador.

Karinna se quedó en la entrada por unos segundos, sus ojos recorrieron la cocina hasta detenerse en mí. No dijo nada. Apenas si me dedicó una mirada antes de girarse hacia Danna, como si yo no estuviera allí. Su indiferencia me atravesó como una punzada en el pecho, aunque traté de mantener una expresión neutral. Sabía que esto iba a pasar, pero dolía igual.

—Vamos a hacer otra pizza —dijo Danna, ignorando la tensión entre nosotras. Parecía completamente ajena al muro invisible que Karinna había levantado entre ella y yo.

Mientras estirábamos la masa y le poníamos los ingredientes, Karinna y Danna hablaban como si todo estuviera bien, riéndose y recordando anécdotas que claramente no me incluían. Yo me concentré en no mirar demasiado a Karinna, pero cada vez que lo hacía, veía su rostro frío, completamente distinto al de la chica que solía conocer. Y eso me hacía sentir aún peor.

Cuando terminamos de preparar la pizza, Danna nos guió hacia su habitación, que estaba en el segundo piso. Al pasar por el pasillo, desde una de las puertas entreabiertas, se oían disparos y explosiones provenientes de algún videojuego.

—Es mi hermano Donovan —explicó con una sonrisa, sin detenerse. —Mejor vamos a ignorarlo, está en su mundo con sus juegos.

Seguí caminando detrás de ellas, pero mis pensamientos no dejaban de girar en torno a Karinna. Sentía la incomodidad crecer a cada paso, preguntándome cuánto tiempo más iba a poder soportar su indiferencia.

Finalmente llegamos a la habitación de Danna, que era tan enorme como la recordaba, con una cama enorme y almohadas dispersas por todas partes. Mientras Karinna se acomodaba en un sillón cerca de la ventana, yo me quedé en la puerta, indecisa.

—Nyssa, ven —dijo Danna, como si nada estuviera fuera de lugar.

Karinna, en cambio, apenas levantó la vista de su regazo.

Me acerqué lentamente, preguntándome cómo iba a sobrevivir el resto de la noche en ese ambiente tenso.

La pijamada había empezado tranquila y con incomodidad, pero pronto se convirtió en un torbellino de risas y caos. Entre las películas que Danna había elegido, que eran más para hacernos saltar de miedo que para relajarnos, los juegos de cartas que Karinna insistía en ganar, y los retos estúpidos que habíamos decidido hacer, la noche se había ido volando.

Aunque Karinna me ignoraba en todo momento, Danna trató de incluirnos y hacer que no nos sintiéramos excluidas. Al parecer, se dio cuenta de la incomodidad entre nosotras.

Estábamos tiradas por el suelo de la gran habitación de Danna, entre almohadas, cobijas, y bolsas de snacks por todas partes. Danna se reía a carcajadas por algo que Karinna acababa de decir, mientras yo intentaba concentrarme en la partida de cartas frente a mí, aunque la verdad, ya hacía rato que lo único en lo que podía pensar era en lo mucho que necesitaba ir al baño.

—Nyssa, tu turno —declaró Danna, mirándome expectante.

—Eh... sí, ya voy —murmuré, moviendo las cartas sin siquiera prestar atención. Ella me lanzó una mirada sospechosa.

—¿Estás bien? Estás como... muy callada.

Sonreí, intentando disimular.

—Sí, sí, es solo que... tengo que ir al baño. Llevo aguantándome desde hace rato.

Danna estalló en una risa y Karinna sacudió la cabeza, como si fuera algo muy típico de mí.

—¡Vaya, Nyssa! —dijo Danna, entre risas—. ¡¿Por qué no lo dijiste antes?! El baño está al final del pasillo. ¡Corre antes de que sea tarde!

Sin pensarlo dos veces, me levanté de golpe, casi tropezándome con las cobijas en el suelo, y salí de la habitación mientras la escuchaba reírse detrás de mí. "Menuda imagen debo haber dado", pensé, pero ya no me importaba. Solo necesitaba llegar al baño antes de que ocurriera una catástrofe.

Caminé hacia mi destino y cerré la puerta detrás de mí. El sonido del agua me acompañó mientras hacía lo que tenía que hacer. Me lavé las manos y, por un momento, me miré en el espejo. No me reconocía, pero no importaba ahora.

Salí del baño sintiéndome mucho mejor, aliviada por fin. Me dirigí de nuevo hacia la habitación de Danna, pero cuando pasé por el pasillo, algo me detuvo en seco. Una melodía suave, casi imperceptible, resonaba desde una de las puertas entreabiertas. Era una voz profunda, grave y... cautivadora.

El sonido me envolvió por completo, y aunque sabía que debía regresar a la habitación de Danna, la curiosidad me venció. No podía evitarlo. Mi cuerpo actuaba por sí solo, acercándose a la puerta sin siquiera pensarlo. La puerta estaba lo suficientemente abierta como para que pudiera ver el interior, y me asomé con cautela, tratando de no hacer ruido.

Lo primero que noté fue la oscuridad de la habitación. Apenas había luz, solo una tenue claridad que se filtraba desde una pequeña ventana, iluminando de manera sutil el espacio. El sonido del agua corriendo me llegó entonces, y lo vi. Damon.

Estaba de espaldas a mí, completamente desnudo, bajo el chorro de una ducha improvisada que parecía estar dentro de la habitación. El agua se deslizaba por su cuerpo, resbalando desde su cabello negro y empapado hasta sus hombros y su espalda, que se tensaban con cada movimiento. Su piel era clara, con pecas esparcidas a lo largo de su espalda y pequeños lunares que parecían contar historias en silencio.

Mis ojos recorrieron sin permiso cada detalle de él, sintiendo el calor subir por mi cuello y mis mejillas. El sonrojo me traicionó, haciéndome consciente de la situación en la que estaba. Mi respiración se aceleró, y una extraña mezcla de emociones me invadió. Fascinación, deseo... vergüenza. No debía estar mirando, pero mis pies no se movían, como si estuvieran clavados en el suelo.

La voz de Damon seguía llenando el aire, profunda y cargada de algo indescriptible. Cantaba para sí mismo, ajeno a mi presencia. Su voz era tan grave que hacía vibrar algo en mi pecho, provocándome sensaciones que no había sentido antes. Mis manos temblaron mientras intentaba apartar la mirada, pero no pude. Me quedé observando cómo sus músculos se flexionaban con cada movimiento, cómo el agua acentuaba cada curva de su cuerpo.

Is this the place we used to love?

(¿Es este lugar que solíamos amar?)

Is this the place that I've been dreaming of?

(¿Es este lugar con el que he estado soñando?)

Oh simple thing, where have you gone?

(Oh cosa simple, ¿a dónde has ido?)

I'm getting old and I need something to rely on

(Me estoy haciendo viejo y necesito algo en que confiar)

So tell me when you're gonna let me in

(Así que dime cuando me dejaras entrar)

I'm getting tired and I need somewhere to begin.

(Me estoy cansando y necesito algun lugar para comenzar)

And if you have a minute, why don't we go
Talk about it somewhere only we know?

(Y si tienes un minuto, ¿por que no vamos a hablar de ellos a algún lugar que solo nosotros conozcamos?)

This could be the end of everything
So why don't we go somewhere only we know?

(Esto podría ser el final de todo. Así que, ¿por que no vamos a hablar a algún lugar que solo nosotros conozcamos)

"Sal de aquí", me dije a mí misma. Pero no lo hice.

¿Pero cómo no mirarlo como una tonta? Si su cuerpo parecía tallado por los dioses y corrompido por el diablo. Una tentación.

El tiempo parecía detenerse, cada segundo más lento que el anterior. Mi corazón latía con fuerza, y me mordí el labio, sintiendo que mi cuerpo estaba más cálido de lo que debía. No sabía cómo reaccionar.

Me quedé paralizada frente a la puerta entreabierta, observando cómo Damon se movía bajo el agua. Estaba atrapada entre el deseo de seguir mirando y el impulso de huir. Pero antes de que pudiera tomar una decisión, su voz cortó el silencio como un cuchillo.

—Espero que hayas disfrutado la vista, porque no la volverás a ver jamás —su tono era bajo, cargado de una amenaza que me hizo estremecer, y sentí cómo los nervios me invadían al instante.

¿Me había visto? Maldición... sí, lo había hecho.

Mi corazón latía frenético mientras intentaba mantener la compostura. Me apoyé en el marco de la puerta, cruzando los brazos, tratando de ocultar los nervios detrás de una sonrisa forzada.

—Deberías haberte preocupado por cerrar la puerta de tu habitación —dije, mi voz sonaba más segura de lo que me sentía por dentro.

Damon giró lentamente, el agua aún resbalando por su cuerpo desnudo. Dio un paso hacia mí, sus ojos azules clavándose en los míos, intensos, peligrosos. Sentí el calor subir por mi piel al instante.

Mi respiración se detuvo cuando él se dio la vuelta por completo, y mis ojos, como si tuvieran vida propia, amenazaron con bajar hacia donde no debían. Pero no lo iba a permitir. Cerré los ojos al instante, tratando de borrar la imagen de mi cabeza, aunque ya era tarde.

El agua resbalaba por su piel, delineando cada músculo de su torso como si fuera esculpido por los ángeles. Su pecho se movía al compás de su respiración, marcado, firme, con un par de gotas que seguían su curso hacia abajo, perdiéndose peligrosamente. Tragué saliva, maldiciéndome internamente por lo que acababa de ver.

Después de unos segundos, abrí un ojo con cautela, solo para encontrarlo ahora con una toalla blanca atada alrededor de su cintura. Su torso seguía expuesto, imponente, con el agua aún deslizándose por su piel. Mis ojos se quedaron clavados en la línea definida de su pecho, bajando hasta su abdomen, donde sus músculos se marcaban con cada movimiento que hacía, como si estuviera diseñado para tentar.

Cada fibra de su cuerpo gritaba control, poder... y yo, en medio de esa habitación, sentía cómo me faltaba el aire.

—Puedo hacer lo que quiera con mi habitación... y con lo que esté dentro de ella —murmuró con una voz grave que vibraba en el aire, haciéndome sentir que algo más profundo se estaba desatando.

—¿Ah, sí? —contesté, sin moverme del umbral, aunque cada fibra de mi ser me decía que corriera.

Dio otro paso más, acercándose lo suficiente como para que nuestros cuerpos casi se rozaran. El calor que emanaba de él era palpable, envolviéndome en una atmósfera sofocante.

—Mi habitación... mis reglas. Y haré lo que me plazca con quien sea que cruce esa puerta.

Un escalofrío recorrió mi espalda, pero me obligué a no ceder. Me quedé quieta, aunque mi corazón palpitaba tan rápido que pensé que él podría oírlo. Mis ojos viajaron de sus oscuros ojos a sus labios, esos que hablaban con tanta autoridad y veneno, con una promesa que hacía difícil apartar la vista.

Si Eva mordió la manzana y pecó, yo podría condenarme sin pensarlo solo por probar el veneno de sus labios.

¡Callate!

—¿Crees que puedes intimidarme con tus palabritas? —solté, con más firmeza de la que sentía.

Él inclinó la cabeza hacia un lado, una sombra de sonrisa jugando en la comisura de sus labios. La tensión entre nosotros crecía con cada segundo, como una cuerda que estaba a punto de romperse. Se acercó un poco más, invadiendo mi espacio personal hasta que apenas podía respirar sin sentir su presencia envolviéndome.

—No necesito intimidarte —susurró, su voz como un eco grave en la habitación—. Ya lo hago.

Su mano se deslizó lentamente hasta el borde de la puerta, rozando la madera con un gesto tan calculado como amenazante, como si solo tuviera que empujarla un poco más para encerrarme en su mundo. El calor entre nosotros se hacía insoportable, la tensión tan palpable que dolía.

—Entonces empieza por cerrar esa maldita puerta... si te atreves —desafié, aunque mi corazón seguía latiendo con fuerza, como si quisiera advertirme de lo que estaba a punto de suceder.

Pero no iba a dejar que me viera dudar. No ahora.

Él no dijo nada más, solo me observó por un segundo, como si estuviera disfrutando del caos interno que me provocaba, y luego sus labios se curvaron en una sonrisa más oscura.

—Deseo concedido —susurró mientras se giraba lentamente hacia la puerta. Mis ojos se abrieron de par en par cuando vi que su mano iba directa al pomo.

Iba a cerrarla.

No... No podía dejar que eso pasara.

—Espera —solté de golpe, sintiendo el pánico trepar por mi garganta—. Me voy.

¡Maldita cobarde!

Me arrepentí en el último segundo. No podía quedarme aquí con él. No después de lo que había visto, y menos con la tensión en el aire que amenazaba con sofocarme. Pero antes de que pudiera moverme hacia la salida, Damon se volvió hacia mí con la misma calma peligrosa de antes.

—¿Te vas? —preguntó, su voz baja pero cargada de intención—. ¿Sin una disculpa?

Mis labios se apretaron en una fina línea. ¿Disculpa? ¿Yo? Me crucé de brazos, tratando de ganar algo de control en una situación que claramente no tenía.

—¿Yo? —le respondí, arqueando una ceja—. El que debería disculparse eres tú. ¿O acaso cerrar tu puerta es mucho pedir?

Damon soltó una risa baja, y ese sonido me hizo temblar por dentro. Pero antes de que pudiera responder, solté, más rápido de lo que había planeado:

—Por cierto... cantas muy lindo.

La sorpresa cruzó brevemente por su rostro, pero fue reemplazada por una sonrisa ladeada, como si mis palabras fueran un regalo inesperado que no sabía si aceptar o rechazar.

Sin decir nada más, me giré rápidamente y me dirigí hacia la habitación de Danna, el calor en mis mejillas era evidente, y mi corazón seguía latiendo desbocado. Sabía que si me quedaba un segundo más, iba a perder lo poco que me quedaba de autocontrol.

Estaba perdida, y ya debería ir haciéndome la idea.

Cada paso que daba alejándome de esa puerta parecía más pesado, como si el aire se volviera más denso a mi alrededor. Mi mente seguía atrapada en esa habitación, en la tensión palpable, en la mirada de Damon... y en lo que casi había ocurrido.

¿Qué diablos estaba haciendo? Vine aquí a buscar respuestas, no a comerme con la mirada al hermano de Danna.

Me llevé una mano al pecho, tratando de calmar los latidos descontrolados de mi corazón. No debería haberme quedado tanto tiempo, no debería haber cruzado esa línea... Pero ya era tarde. Lo había hecho. Y ahora, la sensación de haber perdido el control seguía clavada en mi piel, como una marca invisible.

Porque, por mucho que intentara negarlo, sabía que había algo en él, algo peligroso, que me atraía más de lo que quería admitir.

Pero no podía seguir así, ¿verdad?

"Estás jugando con fuego", me repetí a mí misma mientras avanzaba por el pasillo. Damon no era alguien a quien pudiera tomar a la ligera, y lo sabía. Y, aún así, por alguna razón, el simple hecho de haberme escapado de su presencia me dejaba con una sensación extraña... una mezcla de alivio y, maldita sea, decepción.

Sí, estaba perdida.

Cuando cerré la puerta detrás de mí, sentí el aire fresco golpearme, como si finalmente pudiera respirar de nuevo. Pero incluso mientras me alejaba, la imagen de Damon, su cuerpo y su sonrisa peligrosa, seguía grabada en mi mente.

—Ya era hora, pecadora —susurró la voz de Danna a mis espaldas, sobresaltándome de imprevisto.

🐺

¡Hola a todos/as!

Les traigo el capítulo 17, parte 2/4. Espero que lo disfruten. Seguiré actualizando pronto si todo va bien.

✨ ¿Qué les pareció el capítulo?

🤍 Capítulo dedicado a unx de mis hermosxs lectorxs: jess_xvr

—Solo diré "Vendita sea mi imaginación, joder... ¡AH!"

—¿Por qué no saben aprovechar las oportunidades que le da la vida? en mi barrio no hay de esos. ;(

¡Hasta la próxima! Cuídense.

—Erika M.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro