Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 17. [Parte 1/4]💫

🐺

Maratón 1/4

ADVERTENCIA: Estos maratones será un sube y baja de emociones. 🎢

—¿Sabes cómo me siento, Zeus? —le pregunté, mientras acariciaba su cabeza con una mano temblorosa, aunque la respuesta ya la sabia. 

El perro solo se quedó mirándome, moviendo su cola lentamente, como si supiera que no había necesidad de palabras. Me senté en la orilla del lago —pero lo suficiente alejada como para que no volviera a presenciar lo de aquella vez—, con las piernas cruzadas y el cuerpo inclinado hacia él.

Había salido a correr esa mañana, intentando escapar de todo lo que me consumía, pero el dolor seguía conmigo, sin importar qué tan rápido me moviera. Cuando vi a Zeus ahí, cerca del lago, simplemente no pude seguir ignorando lo que me estaba matando por dentro. No quería hablar con Brielle ni con Isaac, no quería que ellos pensaran que estaba loca o que los estaba agobiando. Pero Zeus... él estaba ahí, siempre silencioso, sin juzgarme.

—Sola. Confundida. Me hacen sentir como si fuera una estúpida, como si no pudiera manejar la verdad. —Sentí que las lágrimas me ardían en los ojos, pero las tragué. —No me explican nada. No me dicen lo que realmente pasa. Ya soy lo bastante grande, ¿no?

Zeus levantó la cabeza y me miró, sus grandes ojos ambarinos observándome como si realmente entendiera. Me recosté contra su gran cuerpo cálido, buscando consuelo, mientras mi mente seguía dando vueltas en todo lo que había visto... y en lo que todos insistían que no era real.

—Ellos quieren hacerme creer que estoy loca —seguí, mientras las lágrimas que había contenido todo el día empezaban a quemar en mis ojos. —Tal vez lo esté... pero las personas necesitamos de la locura, ¿no? De lo contrario, nunca nos sentiríamos libres.

Zeus resopló, como si entendiera, y mi mano seguía perdida en su pelaje mientras intentaba ordenar mis pensamientos. Pero todo lo que sentía era el caos, una tormenta que no me dejaba en paz. Los recuerdos se agolpaban en mi cabeza, el dolor de lo que había visto, de lo que sabía que era verdad.

—Yo lo vi, Zeus... —Mi voz temblaba. Sentí su cálida respiración en mi pierna. —Vi cómo la mano de Damon estaba cortada y, cuando me llevó a esa habitación, ya no sangraba. Lo vi. Y también vi cómo el brazo de Danna fue desgarrado... brutalmente. —Me detuve un momento, mis dedos temblando en el pelaje de Zeus. —Pero luego... solo era un pequeño rasguño.

Zeus no se movió, solo se quedó ahí, firme, dejando que me desahogara. El nudo en mi garganta era insoportable, y sentí las lágrimas arder en mis ojos.

—Y vi a mi madre... su cuerpo pálido, destrozado, entre los árboles, completamente muerta. Pero ellos quieren hacerme creer que no fue real, que todo eso está en mi cabeza —mi voz se fue apagando, y las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas—. Estoy harta, Zeus. Harta de sentir tanto y recibir tan poco.

Zeus se levantó y sacudió su cuerpo como si quisiera quitarme de encima todo el peso que llevaba. Me empujó suavemente con la cabeza, como si quisiera decirme que me levantara, que no me quedara ahí hundida en mi desesperación.

—¿Qué pasa, grandote? —pregunté, intentando sonreír entre lágrimas, mientras él daba un paso hacia el lago, girando su cabeza para mirarme, como si esperara que lo siguiera.

Y lo hice. Porque en ese momento, Zeus era lo único que tenía, lo único que podía hacerme sentir que, al menos por un instante, no estaba completamente sola.

Con una sonrisa leve, mientras caminaba hacia él, por un segundo, todo parecía normal. Pero justo cuando estaba a punto de llegar a su lado, mi teléfono vibró en mi bolsillo. Lo saqué sin pensar mucho, y al ver el nombre en la pantalla, mi sonrisa se desvaneció.

Danna.

Abrí el mensaje, sin saber qué esperar.

"Hey, Nyssa. ¿Qué te parece una pijamada esta noche en mi casa? Siento que hace tiempo que no pasamos un rato juntas".

Pero si solo han pasado tres días.

Me quedé mirando la pantalla por un segundo, el corazón martillándome en el pecho. Todo lo que había visto, todo lo que ellos negaban, y ahora... ¿una pijamada? ¿Qué pretendía? Pero entonces una idea se coló en mi mente. Quizás... esta era mi oportunidad.

Acepté la invitación sin pensarlo demasiado. Si quería respuestas, tendría que estar cerca. Mucho más cerca. Fingir normalidad, jugar su juego... y descubrir la verdad.

—Creo que se acerca algo grande, Zeus —murmuré—. Y yo tengo que estar ahí para verlo de cerca.

Me levanté, dándole una última caricia. Lo único que tenía claro era que no iba a seguir en la oscuridad. No iba a dejar que siguieran haciendo que dudara de lo que había visto con mis propios ojos. Mientras más cerca estuviera, mejor.

—Vamos a correr, amigo.

Zeus lo hizo de inmediato, sus ojos brillantes y llenos de energía. Comenzamos a correr juntos, dejando que el aire frío del bosque nos rodeara, llevándose consigo el peso de mis pensamientos y emociones. Cada paso que daba parecía limpiar mi mente, purgando las dudas y el dolor que había acumulado. Sentía que el frío me envolvía, robando mis inseguridades y dejándome con una sensación de ligereza.

Era solo él y yo, el ritmo de nuestras pisadas resonando en el silencio del bosque, mientras el mundo se desvanecía a nuestro alrededor. Por un momento, todo lo que importaba era la libertad de correr, de sentir el suelo bajo mis pies y el viento acariciando mi rostro.

***

Estaba frente a la mansión de Danna, sintiendo cómo mis manos temblaban ligeramente mientras sostenía la correa de mi mochila. Había llegado sola, porque aunque mi papá me había prometido que me llevaría, nunca apareció. Tal vez seguía trabajando, como siempre. Miré la puerta y, con un suspiro, toqué el timbre. Mi corazón latía con fuerza; era la primera vez que iba sola a su casa, y además iba a dormir allí. ¿Qué estaba pensando? Ah, ya recuerdo.

Mientras esperaba, un escalofrío recorrió mi espalda. No pude evitar mirar hacia el lado derecho de la mansión. Allí, a unos metros, había un bosque que me pareció un poco extraño. La última vez no lo había notado, pero esta vez parecía... diferente, como si las sombras se movieran entre los árboles. Me sacudí la cabeza para despejarme cuando la puerta se abrió.

—¡Nyssa! —exclamó Claudia, la mamá de Danna, sonriendo de oreja a oreja. Se inclinó para darme un beso en la mejilla y me abrazó con fuerza.

—Hola, Claudia —respondí, sintiéndome aliviada por su calidez. Era tan diferente a la inquietud que había sentido afuera.

—Gracias por dejarme pasar —le dije, y su sonrisa se amplió.

—Siempre, querida. Eres como mi otra hija. Puedes entrar cuando quieras, siempre eres bienvenida —dijo, su tono lleno de sinceridad. Mis nervios se apaciguaron un poco al escuchar esas palabras. A veces, solo necesitaba sentir que pertenecía a algún lugar.

Mientras entraba, el aroma de galletas recién horneadas inundó mis sentidos. ¿Quién podía resistirse a eso? Pero antes de que pudiera dejarme llevar por el dulce olor, escuché unos pasos que se acercaban.

—¡Nyssa! —gritó Danna, apareciendo en la sala con una sonrisa que iluminaba su rostro. Era imposible no sentir una chispa de alegría al verla.

—¡Hola! —respondí, conteniendo una gran sonrisa ante su entusiasmo.

—No puedo creer que finalmente hayas venido a pasar la noche. ¡Estaba empezando a pensar que no vendrías! —dijo, abrazándome con un ímpetu que casi me hizo caer.

—Lo siento, ya sabes, mi papá prometió que me traería, pero... —me encogí de hombros, intentando no pensar en lo extraño que había sido mi camino hasta aquí.

—No te preocupes, estás aquí ahora. Vamos a preparar algo para comer —sugirió Danna, tirando de mi mano.

Mientras me guiaba hacia la cocina, no pude evitar volver a mirar hacia el bosque por la ventana. Algo me decía que había más en ese bosque de lo que parecía. Pero entonces, el olor de las galletas y la risa de Danna me atraparon, y me dije que quizás esa noche todo estaría bien.

La cocina en la mansión de los Hill era muy hermosa: acogedora, con los azulejos de colores cálidos y el aroma a comida casera llenando el aire. Mientras ella abría los armarios, sacando ingredientes sin parar de hablar, me senté en la barra, apoyando los codos en el mármol frío, tratando de dejar que la tranquilidad del lugar me envolviera.

—¿Qué tal si hacemos pizza? —sugirió Danna con una sonrisa traviesa.

—Suena bien —respondí, aunque mi mente seguía vagando hacia el bosque que había visto. Algo en esa sombra inquietante no me dejaba en paz, como si me estuviera vigilando incluso dentro de la casa.

Danna empezó a mezclar la harina y el agua, moviéndose por la cocina con una facilidad envidiable. Mientras la observaba, traté de ignorar la sensación de que algo no encajaba.

—Nyssa —dijo de repente, haciendo que saltara en mi asiento.

—¿Sí? —pregunté, tratando de sonar natural.

—Te noto rara —comentó, dándome una mirada inquisitiva. —¿Estás bien? ¿Es por lo de tu papá?

—No, no es eso... —murmuré, incapaz de mentirle del todo. Pero tampoco quería preocuparla con mis pensamientos raros. —Es solo... no sé, cuando llegué, me pareció que el bosque a un lado de la mansión se veía extraño. No recuerdo haberlo visto antes.

Danna se detuvo por un segundo, con las manos llenas de masa. Frunció el ceño y luego sonrió de manera tranquilizadora.

—¿El bosque? Está ahí desde siempre —dijo, soltando una pequeña risa—. Pero bueno, con todo lo que pasa, a veces ni yo lo noto. No te preocupes, no hay nada raro allí... al menos que yo sepa.

Su respuesta no me convenció del todo, pero asentí, forzando una sonrisa.

—Sí, supongo que estoy exagerando.

—¡Vamos! —exclamó Danna, cambiando de tema rápidamente—. Ayúdame con esto antes de que mi madre se dé cuenta de que hemos invadido la cocina y haga algo raro, como querernos cocinar sopa en vez de pizza.

Nos reímos juntas mientras le ayudaba con la masa, aunque mi mente seguía en otro lugar. Mientras nos reíamos, un ruido sutil llegó desde el pasillo, como un golpeteo rítmico. Me detuve por un segundo, y Danna también lo notó.

—¿Escuchaste eso? —pregunté, entrecerrando los ojos, como si eso me ayudara a identificar el origen del ruido.

—Seguramente es el viento, o alguien caminando arriba —dijo Danna, quitándole importancia. —Esta casa es enorme y a veces cruje por todos lados.

Intenté dejarlo pasar, pero la sensación de que algo no andaba bien no me abandonaba. El bosque, el sonido extraño... Me sentí un poco mareada.

—Voy a lavar mis manos —dije, con una excusa, alejándome hacia el baño.

Caminé por el pasillo, mis pasos resonando en el suelo de madera mientras buscaba el baño que quedaba cerca de la sala de estar. Justo antes de llegar, una sombra cruzó rápidamente mi visión periférica. Me detuve en seco, con el corazón en la garganta. Giré la cabeza hacia el lado derecho y, para mi sorpresa, la ventana que daba al bosque estaba completamente abierta.

El frío aire del exterior me envolvió de inmediato. No recordaba que esa ventana estuviera abierta cuando entré.

Una voz suave y casi imperceptible susurró mi nombre. "Nyssa..."

Mi piel se erizó, y la sensación de estar siendo observada se hizo insoportable. Me acerqué lentamente a la ventana, con el corazón latiendo con fuerza. Afuera, el bosque seguía allí, tranquilo pero inquietante.

Nyssa... —la voz volvió a susurrar, más insistente esta vez, como si viniera del mismo viento que movía las hojas.

Respiré hondo y cerré la ventana con un tirón, alejándome rápidamente. Había algo muy mal aquí. Pero cuando volví a la cocina, Danna estaba riendo mientras intentaba despegarse masa de las manos, como si todo fuera completamente normal.

Me obligué a sonreír también, aunque la tensión no me abandonaba.

—Todo bien, ¿no? —preguntó Danna, sin darse cuenta de mi incomodidad.

—Sí —mentí. Pero en mi mente, sabía que algo extraño estaba ocurriendo, y esta casa guardaba más secretos de los que podía imaginar.

Danna seguía amasando la masa de pizza con entusiasmo, y mientras yo la ayudaba a estirar la masa, el ambiente se sentía cada vez más relajado. Al menos por un momento, todo parecía estar en orden. Pero entonces, justo cuando pensé que estábamos listas para meter todo al horno, Danna se detuvo de golpe y me miró con una sonrisa juguetona.

—No podemos empezar todavía —dijo, levantando un dedo como si estuviera revelando un gran secreto.

La miré, un poco confundida.

—¿Por qué no? —pregunté, mientras me limpiaba las manos llenas de harina.

—Falta alguien más —respondió, con una mirada de expectativa.

Fruncí el ceño, sorprendida.

—¿Alguien más? Pensé que solo seríamos tú y yo —dije, tratando de no sonar decepcionada. Me había hecho a la idea de pasar una noche tranquila, solo nosotras dos.

—Oh, ya te lo conté —dijo ella, como si fuera algo obvio. —Es Karinna, ¿recuerdas? Nos conocimos cuando tenía trece años, justo después de mi familia llegar a Greyson como visitantes. Nuestros padres eran muy amigos, y desde entonces somos inseparables. Sabes quién es, me dijiste que se conocían.

El nombre de Karinna cayó como un peso en mi estómago. Sentí mis hombros tensarse de inmediato, y mi corazón empezó a latir más rápido. Traté de sonreír, pero sabía que no me salía natural.

¿Acaso Danna no se había enterado de lo que sucedió la última vez entre Karinna y yo? Me resultaba extraño que no lo mencionara, que todo pareciera normal para ella.

Me mordí el labio, pensando en cómo podía ser que no supiera. Tal vez Karinna nunca le dijo nada, o quizá Danna simplemente no quiso meterse en el medio. Pero algo dentro de mí me decía que, si lo hubiera sabido, las cosas serían diferentes ahora.

—Ah... sí, claro —dije, intentando sonar despreocupada, pero la incomodidad en mi voz era evidente. La última vez que vi a Karinna, las cosas no habían terminado bien. De hecho, ni siquiera estábamos hablando. No porque yo no quisiera, sino porque ella me había dejado claro que no tenía intención de hacerlo.

Y era mi culpa, lo sabía. Cada vez que lo pensaba, el peso de la culpa me oprimía el pecho. Lo que sucedió con Karinna fue un error que nunca debí haber cometido, y aunque en su momento no lo vi tan grave, ahora me arrepentía profundamente.

Ojalá pudiera volver el tiempo atrás y hacer las cosas de manera distinta. Pero no se puede, y ahora estaba a punto de enfrentarme a todo eso de nuevo, con la incertidumbre de si Karinna me hablaría o si me haría sentir aún peor por lo que pasó.

🐺

¡Hola a todos/as!

Les traigo el capítulo 17, parte 1/4. Espero que lo disfruten. Seguiré actualizando pronto si todo va bien.

✨ ¿Qué les pareció el capítulo?

💜 Capítulo dedicado a unx de mis hermosxs lectorxs: vivian_martinez_09

Todos sabemos que el tal "Zeus" es Damon en su forma lobuna, así que solo diré que él se siente lo suficientemente humillado por tener que actuar de esa manera. La verdad es que, en el fondo de la naturaleza salvaje de Damon, lo último que veremos es a él siendo domado. Todo sea por descubrir el vendito secreto... jajaja.

En fin, un secreto por otro secreto, ¿no?

¡Hasta la próxima!  Cuídense. 

—Erika M.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro