Narra Tess

Zeth había ido a hablar con Ale y los chicos afuera. Caminé por el pasillo hasta llegar a mi habitación, tuve las intenciones de abrir la puerta de esta, pero se abrió desde adentro y me jalaron.

-Les dije que dejarán de hacer eso... -les reproché a las chicas.

-¡Eres la Mate de Zeth! -gritan al unísono. Excepto Jime, ella se quedó de brazos cruzados apoyada contra una pared.

-¡Sí! ¿Pueden creerlo? ¡Porque yo no! -resoplé completamente atontada por la noticia-. Es como un sueño... Pero chicas, a ustedes también les gusta, ¿no?

-Ay, no te preocupes por eso, relájate amiga -dice Ceci sonriendo.

-Sí, Tess. Zeth es todo tuyo ahora, no tienes que preocuparte por nosotras. Tampoco pensamos quitártelo -menciona Esmeralda.

-Nosotras no, pero ella sí que lo está intentado... -miré rápidamente a Jossie.

Apuntaba hacia la ventana, yo me acerqué y miré por ésta. Al igual que las otras también se asomaban como las chismosas que eran. Pude ver como una chica se lanzaba a los brazos de Zeth emocionada, él la recibió encantado y hasta la hizo girar.

-Es... muy linda... -pensé en voz alta haciendo una mueca.

-Tess... Tú eres más linda, no pienses en eso.

Las chicas me abrazan pero yo reaccioné y les sonreí.

-¿Qué cosa? ¿No pensé en nada? No se preocupen. -les sonreí pero volví la mirada a aquella chica.

Se separa un poco de Zeth pero seguía con sus brazos alrededor de su cuello y él rodeando la pequeña cintura de ella. Me abracé a mí misma mientras miraba la intensidad con la que ella lo miraba, no podía decir cómo él la miraba a ella porque estaba de espaldas a mí, pero era obvio: A ella le gustaba Zeth.
Apoyé una mano sobre la madera del marco de la ventana.

Mientras yo tenía todo un dilema en mi cabeza, Rieka estaba que echaba humo, ella sí era más celosa y posesiva, más por la sangre Alpha que corre por nuestras venas. Tuve que poner de mi parte para que no saliera y atacara a esa chica.

-Tranquila. Tess. -escuché la voz de Jime.

Parpadeé un poco y bajé la mirada a mi mano, tenía mis garras fuera y enterradas en la madera de la ventana. Saqué mis garras e intente tranquilizarme, miré mi reflejo en la ventana y mis ojos brillaban en amarillo. Mis dientes molestaban, abrí mi boca y por el reflejo pude ver mis colmillos.

-Tess, respira... -dice Esmeralda.

-Chicas, no puedo controlar bien a Rieka... -admití comenzando a respirar profundo e intentar calmarme.

Las miré pidiendo ayuda. Jimena se me acerca y me sujeta la muñeca con algo de fuerza para evitar alejarme e ir a matar a esa chica que no conozco.

-Rieka. Basta, tienes que controlarte o harás algo de lo que se arrepentirán ambas.

Rieka parecía ignorar cualquier cosa que tuviera que ver con la tranquilidad. Bufé y caí al suelo abrazándome y tratando de no transformarme.

"Rieka, cálmate, por favor..."

"¡No! ¡Ella quiere quedarse con Zeth, él es mío!"

Sentí mis huesos romperse. Dolía horrible ya que estaba intentando detenerla.

"¡Para! ¡Por favor, para!"

"Si no la matas tú, la mataré yo"

"¡Estás exagerando, para!"

Mi hocico crecía y mi pelaje comenzaba a aparecer, esto era igual a mi primera transformación: muy dolorosa. Rasguñé la madera del suelo dejando mis marcas allí, intentó acercarse a mí pero la miré y negué como pude. No quería dañarlas sin querer.

-¡Agh...! -me di vuelta apoyándome en mi espalda y empezando a lagrimear por el dolor.

"Rieka... esto duele, por favor para... en serio"

Ella me ignora y ya creía que racionalizar con ella sería inútil. Lo único que funcionaría sería o dejarme inconsciente o dejar que ella tome el control.

-Tess...

Una mano sujeta la mía con delicadeza. Al abrir los ojos tenía los de Rieka, Zeth nos miraba preocupado y serio a la vez. Pero apoya su otra mano en mi mejilla.

-Rieka, preciosa... Debes detenerte, estás lastimando a Tessa y a ti misma.

Por un segundo Rieka se detuve y pude respirar, pero entonces sentí sus celos y tristeza por las inseguridades que comenzaban a aparecer en ambas. Ella comenzó a lagrimear y Zeth limpió un par de lágrimas.

-Pero quiero matarla, antes de que sea tarde... -habló ella.

-¿A quién? Dime, Rieka -cuestiona él.

Los sentimientos de Rieka cambian, volvió a molestarse ya querer transformarnos, y por mi falta de fuerza y descuido, lo consiguió. Sus celos la cegaron, empujó a todos los que se interponían en nuestro camino y salió de la casa. La chica estaba allí, sorprendida de vernos pero a la vez asustada. Rieka gruñe y se acerca a ella lentamente mientras mostraba sus colmillos con clara amenaza.
Ella empezó a correr, Rieka ruge y va tras ella. No iba a poder impedir que la matara, no puedo controlar a mi loba... ¿Qué hago?