
Capítulo 19
No podía más, mis pulmones estaban por estallar y mi cabeza dolía por la presión del agua sobre mí a cada momento que caía más y más profundo. Hasta que la luz apenas llegaba a mí, pero no me importó ya. Cerré los ojos y traté de que todo pasara más rápido, quería terminar con esto.
No pude escuchar ni ver nada, pero si estuviera consciente me habría sorprendido sentir a alguien sujetarme por el brazo y luego por la cintura. Quise abrir mis ojos pero no podía ya, dejé de intentar y pensé en que pase lo que tenga que pasar.
Narra Zeth
Salí a la superficie y arrastré a Tess conmigo. La llevé hasta la orilla y la dejé sobre la tierra, respiré agitado y preocupado. Ella no despertaba, estaba pálida y de su nariz salía algo de sangre al igual que de sus orejas.
-Tess... Tess, por favor... despierta -presioné contra su pecho un par de veces y fui pasándole aire uniendo nuestros labios y repetir el proceso.
No reaccionaba, presioné mi oreja contra su pecho, su corazón estaba disminuyendo cada vez más y su cuerpo estaba frío.
-No... Por favor, Tess... por favor...
Seguí repitiendo lo que hacía, mis ojos comenzaban a picar por las lágrimas que se asomaban, hasta que ella comienza a toser y escupir el agua que había tragado. Suspiré aliviado y la abracé de inmediato sin controlar las lágrimas que comenzaban a caer por mis mejillas y manchando el hueco de su cuello.
Me había dado el mayor susto de toda mi jodida vida...
-¿Z..Zeth? -su voz salía en casi un murmullo.
-Tess, estás bien... estás a salvo... -lo decía pero era más para mí, para convencerme de que era así.
Que no la había perdido.
La estreché contra mi cuerpo y la abracé como si fuera a perderla en un segundo. Suspiré para calmarme y aliviar mis nervios, pero me di cuenta cuando empezó a temblar por el frío. Reaccioné para cargarla en brazos y calentar mi cuerpo para ayudarla. Ella se aferra a mí, deja escapar un suspiro de alivio y cierra los ojos. Apoyé mi cabeza sobre la suya antes de empezar el camino de regreso con los demás, que esperaban preocupados. Cuando Alejandro vio a su hermana corrió y me la quitó para dejarla junto al fuego.
-Tess, ¿qué pasó? -preguntó Ale.
Ella solo se quedó callada, se notaba que no quería hablar de lo que pasó, pero yo me acerqué a ella y la abracé. Miré de paso más detenidamente su cuerpo, notando un par de heridas en ella y molestándome al instante. Esto no parecía ser un accidente y ya tengo la sospecha de quién fue...
***
***
-Sarah, despierta.
Ella se remueve luego de que yo la sacudí ligeramente.
-Mm... ¿Zeth? -habla adormilada.
-Tenemos que hablar, ahora.
Me levanté al igual que ella, que se despereza lentamente. Perdí la paciencia, la agarré por el brazo y la jalé hasta alejarnos del grupo.
-Hey, ¿qué te pasa? -pregunta zafándose de mi agarre.
-Dime, ¿qué pasó con Tess?
-Se cayó del acantilado. ¿Ya lo sabías?
Rodé los ojos y bufé dejando que un poco de humo saliera por mi nariz. Estaba cabreado, y ella no ayudaba.
-Sé que tú la has tirado, incluso la golpeaste. Sarah.
-P..Pero... fue ella quien intentó atacarme...
Me reí con sarcasmo y amargura apartando la mirada un segundo y cruzándome de brazos.
-¿En serio? Y dime tú, ¿por qué lo haría?
-N..No lo sé, ella me odia sin razón, yo no le he hecho nada y cuando quería hablarle para saber si estaba bien... ella se lanzó sobre mi y me quiso atacar, pero se cayó...
-Has pensado muy bien en lo que dirías ahora, ¿no? Pero me temo que no te sirve de nada.
-¿No me crees?
-Ni una maldita palabra de lo que has dicho.
-¿Entonces qué es esto? - me mostró su brazo en donde tenía un zarpazo, ¿realmente es imbécil?
-¿Si sabes que no podemos detener nuestra curación por sí solos? Eso te lo acabas de hacer, no puedes mentirme.
No dudaré ni por un segundo en Tess, no importa quien sea o qué digan de ella. Nadie conseguirá que dude de ella.
-Agh, es que no logro comprender porqué te empeñas tanto en estar con alguien como esa. -gruñe molesta.
-¿"Alguien como esa"? -enarqué una ceja.
-Sí: infantil, idiota, llorona, inútil... En cambio yo, yo te he salvado la vida, te he ayudado. Te soy mucho más útil que ella. No tienes porqué seguir mintiendo, solo le haces daño... Fingir que la quieres... que la necesitas... Solo tienes que rechazarla, y todo será mejor.
Se acerca a mí con claras intenciones que no estaba dispuesto a que pasen. Cuando estuvo lo suficientemente cerca la tomé del cuello y la golpeé contra la pared de atrás, gruñí.
-¿Cómo es que te atreves a hablar de esa forma acerca de mi Luna? ¡Eres una insolente! Y no dudes que no pensaré siquiera en acabar con tu maldita vida si vuelves a hacer lo mismo.
Ni siquiera pensé en detenerme, rasgué su cuello con mis garras y la tiré al suelo.
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