Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

62. El amor duele

YoonGi huyó después de esa discusión. Estaba asustado. Quería a su alfa a su lado, pero su alfa no entendía. Sólo quería olvidarse de todo, dejarlo todo atrás. ¿No podía volver a ser todo como antes? ¿Cómo había sido tan estupido? Por supuesto que iba a quedar embarazado si lo hacía sin protección alguna. ¿Por qué lo había hecho si ya sabía que no estaba preparado para ser padre? Pero los otros cambiaformas no le apoyarían. Ellos no lo entendían. Su instinto no dejaba que se lo plantearan siquiera. Una vez más estaba solo. Y esta vez no era algo que pudiera arreglar con facilidad. Tenía que hacerlo de alguna manera y, sospechaba, que tendría que hacerlo solo. Y eso también le aterrorizaba. De nuevo solo. Igual que cuando había llegado hasta NamJoon. Pero esta vez no iba hacia él, sino que se alejaba de su lado. ¿Cómo lo haría? NamJoon no podría perdonarle por aquello. Jamás sería lo mismo. Tendría que irse de la manada por algo así. NamJoon nunca se lo diría, por supuesto, pero crearía en la manada una fisura sin remedio. Tendría que marcharse por su cuenta. Sería lo mejor. Nunca debió haber llegado hasta allí. No lo habría hecho de haber sabido que haría tanto daño a NamJoon. Prefería estar solo y volverse loco por la tristeza. Cualquier otra cosa no era justa para NamJoon y tampoco para los demás omegas, su familia, que se habían desvivido para ayudarle hasta hacerse amar de una forma que YoonGi nunca creyó posible. Nunca había encajado bien en ese lugar, ¿verdad? Lo mejor para todos era irse de allí y no volver a molestarles. No quería hacer infelices a aquellos a quienes amaba. Era su decisión.

- ¿Dónde está YoonGi? - Preguntó NamJoon cuando volvió a la casa al caer la noche. Había estado tremendamente ocupado, pero no había sido capaz de concentrarse ni un solo instante. Sólo podía pensar en la situación que tenía delante. YoonGi aún pensaba y sentía muy distinto a ellos. No estaba mal. Solamente era distinto. NamJoon no podía entenderle, no compartía su visión ni opinión de las cosas. Pero igualmente se amaban. No tenían que estar de acuerdo en todo, ¿no? Aquello era tan difícil. Tan delicado. Era su bebé. Lo amaba también, pero YoonGi no. ¿Qué debía hacer entonces? YoonGi no estaba preparado, quizás nunca lo estuviese. Tal vez podía haberlo aceptado, pero estando ya el bebé en camino las cosas cambiaban para él. ¿Y para YoonGi? No. Él ni siquiera podía plantearse algo así y para YoonGi sólo había una posibilidad. Todo aquello hacía estrujarse su corazón con un dolor insoportable. Pero, ¿estaba bien obligar a YoonGi a algo asi? Intentaba ponerse en su situación. Intentaba verlo desde su perspectiva y le costaba horrores. No. No lo entendía. No lo entendía para nada. ¿Cómo podía él forzar su instinto de alfa de proteger a su omega y a su pequeño para dejar de hacerlo? Y si él mismo no podía, ¿cómo podía exigirle a YoonGi que hiciera lo propio? Y, sin embargo, sólo había una opción posible. Al final él, igual que YoonGi, había tomado una decisión.

- No ha vuelto. Se ha ido esta mañana y no hemos sabido nada más. - Declaró HoSeok intentando 1ue no se le notase que estaba preocupado.

- Tiene mucho en qué pensar. - Planteó JungKook excusándole.

- Pero no creo que debiera hacerlo solo. - Opinó JiMin. - Debe sentirse perdido.

- Debería volver a casa. - Añadió TaeHyung. - Empieza a hacer frío. No es bueno para el bebé.

- No creo que eso le preocupe ahora. - Formuló Jin.

- Debería. - Pronunció TaeHyung con insistencia. - Si no se cuida...

- Voy a ir buscarle.

Lo encontró después de un largo rato de búsqueda. No era ningún lugar especial o señalado, sólo apartado, pero no lo suficiente lejos como para considerarse fuera del área de la manada. Se sentaba en lo alto de unas piedras colocadas a modo de escalera.

NamJoon se sentó a su lado sin decir nada. YoonGi a penas le miró más que por el rabillo del ojo para saber quien era. Aunque claramente ya no lo necesitaba, era un acto reflejo de su antigua vida. Ahora podía no sólo ver con los ojos, sino que ya sabía que se acercaba NamJoon por el intenso y especial aroma a bosque que desprendía. Como su enamorado omega, su esencia era embriagadora para él.

Tras un momento de silencio que se hizo eterno para ambos, NamJoon cogió fuerzas para hablar.

- Gracias. - Dijo casi en un susurro.

- ¿Por qué? - Respondió extrañado, pero aún mirando al suelo.

- Por no salir de los límites de la aldea. - Expresó el alfa. - Estaba preocupado.

- No quería huir. - Declaró YoonGi. - Sólo quería pensar.

- Y... - El alfa dudó al hacer la pregunta. - ¿Qué has pensado?

- Que quizá hubiera sido mejor huir. - Murmuró lo suficientemente alto. Esas palabras hicieron mella en el corazón del alfa que, alicaído, apretó los puños tratando de contener la tristeza. Huir para acabar con todo aquello él solo. ¿Acaso no confiaba en él? Como iba a confiar después de lo que le había dicho, después de la forma patética en la que le había suplicado que hiciera lo que él quería y no lo que su sentido común la gritaba. - No... en realidad creo que... - La voz le temblaba. - ...creo que lo mejor hubiera sido no venir nunca aquí. No llegar nunca hasta Bukhansan.

Entonces NamJoon sí que giró la cabeza y miró a YoonGi sorprendido, pero el omega seguía mirando al suelo. Las palabras habían atravesado el pecho del alfa dolorosamente, como una daga que se clava rápido pero retorcida y perforante. ¿Tanto mal le había hecho a su omega para que hubiera preferido no conocerle jamás? ¿Qué clase de alfa había sido? Todo lo que creía, todo lo que le habían enseñado desde su nacimiento, había fallado. Durante toda su vida su objetivo, su única razón de existir, había sido proteger a los suyos y dar calor y cuidado a sus omegas. Había fallado estrepitosamente.

- Todo habría sido más fácil. - Siguió diciendo YoonGi. - ¿En que estaba yo pensando? ¿Cómo iba yo a ser capaz de adaptarme a un mundo como este? Es tan distinto a lo que siempre he conocido. Una vida que no me pertenece. Ocupando un lugar que no es mío. Yo... estaba tan desesperado. Me sentía tan solo. - Por su rostro, grandes lágrimas perladas empezaron a caer. - Dolía tanto. Pero si hubiera sabido que mi decisión de encontrar un alfa haría tanto daño a la persona que más amo en este mundo, yo lo hubiera soportado. - NamJoon no podía creer lo que oía y, petrificado con la boca medio abierta, no sabía que decir. Sólo podía ver como su omega se maltrataba a sí mismo una vez más. Se sintió impotente e inútil, incapaz de consolarlo. ¿Sus palabras y sus gestos bastarían para sanar el daño y el error que había cometido? - Tenía que haberme consumido en aquella habitación y haber perdido la cordura, o mejor, haber muerto silenciosamente.

El alfa apretó los dientes enfurecido.

-¿Qué estás diciendo? - Siseó.

- ¿Cómo podría haber sabido que encontraría a alguien como tú? Alguien de quien enamorarme realmente cuando lo único que quería era aliviar mi sufrimiento en aquel momento. Y desde entonces lo único que he hecho ha sido causarte problemas obligarte a quedarte a mi lado hasta causarte un profundo dolor. - El rostro suplicante del alfa le había provocado un tremendo efecto. Para NamJoon no era error de YoonGi, sino suyo. Era su culpa haberle hecho sentir como se estaba sintiendo en ese momento. Él no debía sentirse así, era todo culpa suya. - Yo nunca quise hacerte daño. - Al menos tienes que creerme en eso. - Sollozó. - Pero yo no... -  Le tembló la voz. - No puedo. - Finalmente levantó la cabeza y le miró. Su rostro lleno de lagrimas le estremeció. - Lo he intentado, NamJoon. Tratar de imaginarme con un bebé  pero... yo... no sé. No puedo. Como podria yo... ¿un bebe? ¿Cómo? - Lloró. - Lo siento. Lo siento tanto. Yo... estoy tan asustado. - Confeso finalmente.

En ese momento, NamJoon al fin pudo reaccionar. No sabía que hacer con unos sentimientos así, pero sí sabía qué hacer cuando uno de sus omegas se asustaba. Le abrazó con fuerza en un gesto rápido.

- No debería estar aquí. - Lloró contra el pecho de su alfa. - Debería irme y hacer como que nunca llegué a tu vida. Sólo te he traído problemas desde que estoy aquí. No lo merezco. No te merezco.

- Basta. - Sentenció el alfa con voz profunda. - Deja de decir esas cosas horribles. - Le apretó contra sí tratando de aliviar las heridas que los dos se estaban causando el uno al otro inintencionadamente. A veces el amor duele. No debería. Pero cuando las circunstancias te atraviesan y las diferencias se presentan ante ambos formando un abismo insonsable, el amor puede doler más que nada. - No te arrepientas de haber llegado hasta mí. - Declaró en suplica. - Nada me haría más desdichado que no haberte conocido. - Es cierto que duele menos perder aquello que no se ha conocido, pero NamJoon sabía que YoonGi estaba destinado a ser su omega, así que, según su creencia, habría pasado toda la vida sintiéndose incompleto si no le hubiera conocido. Nadie habría podido reemplazarle. Nadie podría haber ocupado su lugar.

- Lo siento. No he sido consciente hasta ahora del gran error que he cometido pidiéndote que te replantearas tu decisión tratando de forzarte a una situación con la que no sólo no te sientes identificado, sino que te aterra. - Expresó tratando de explicarse correctamente. - He sido negligente como alfa y como pareja. Lo siento tanto. Por favor. No llores más. - Acarició su espalda y besó su cabello. - No llores, mi vida. - Le rogó. - Trata de calmarte.

- NamJoon, yo nunca he querido decpcionarte pero...

- No digas eso. Tu nunca podrias decepcionarme. - Aseguró limpiando inutilmente unas pocas lágrimas. - Perdóname. Perdóname, YoonGi.

El omega no entendía muy bien por qué se disculpaba. Pero cualquier reconciliación era tal alivio que todo le parecía bien. Estar entre sus brazos una vez más hacía que pareciera que todo podía resolverse fácilmente.

- Escúchame, YoonGi. - Dijo NamJoon. Se giró, tomó a YoonGi en brazos y le sentó entre sus piernas dejando que se agazapara contra su cuerpo tratando de serenarse. - Yo no puedo decir que lo entienda. - Reconoció. - Siempre he vivido aquí como cambiaformas, que es lo que soy. Siempre sabiendo que sería el alfa de esta manada desde el día en que nací. Para mí, en ese sentido, ha sido fácil porque sabía hacia dónde tenía que guiar mis pies. Sabía lo que era correcto o lo que era normal al menos. Siempre he conocido mi destino y mi lugar en este mundo, por ello mi instinto y mi personalidad son prácticamente lo mismo. Es algo natural para mí. Para mí lo instintivo y lo deseado es lo mismo. El hecho de que un omega quede embarazado y tenga hijos de su alfa es para mí la mayor bendición y la mayor responsabilidad. Sencillamente nunca me imaginé que pudiera no ser así, que alguien pudiera pensar y sentir de otra forma. Por eso me cuesta tanto entenderlo. Pero eso no es tu culpa. Ni tampoco el hecho de que tú te sientas diferente. - Expresó. - Tal vez antes de conocerte mi forma de pensar hubiera sido distinta en este tema pero, tú me has enseñado que, aunque no lo entienda, ser diferente no es incorrecto. Yo, aunque no lo entienda, por encima de todo, lo respeto. - Acabó diciendo con absoluta sinceridad. Lo último que querría sería dañarte. - Aunque me cueste aceptarlo, se trata de tu cuerpo y sí has tomado tu decisión yo estaré contigo. No te dejaré pasar por esto solo, porque te amo. Siempre. Siempre voy a estar a tu lado.

Las lágrimas del omega no cesaron ante sus palabras. Seguían siendo de tristeza, aunque también de alivio. Ni siquiera podía hablar para agradecer sus palabras y su apoyo.

NamJoon también lloró, porque aunque pudiera respetarlo realmente no lo entendía y sentía la perdida incluso antes de que llegara. Su propio hijo, que crecía protegido de cálido en el vientre de su omega, sencillamente iba a dejar de estar ahí para no regresar jamás. No podría verle nacer, llorar, ni reír. No podría verle crecer, eso era horrible para el alfa. Una parte de su corazón siempre quedaría agrietado por ello. Lo sabía. Una parte de su mente siempre se preguntaría cómo habría sido su cachorro. ¿Habría tenido el pelaje blanco de su padre? ¿Habría dejado YoonGi de ser el último lobo blanco? ¿Sería serio como él o todo lo contrario? Sería hermoso, como su padre, eso era seguro. Pero nada de eso sucedería. Y en su alma siempre quedaría esa pena. Pero amaba más a YoonGi. No iba a dudar. No podía obligar a YoonGi a tener un hijo que no quería. Sería hacerle infeliz y eso jamás lo consentiría. YoonGi no deseaba tenerlo. Un hijo es una responsabilidad para toda una vida y no podía forzarle a una vida de sacrificio por su capricho. Las cosas no funcionaban así. Aquello era lo correcto. Aunque, ciertamente, en ocasiones, el amor duele. Mucho.


He vuelto! Y menudo capítulo tan triste para volver. Me costaba mucho escribirlo. No me sentía inspirada. Muchísimas gracias por esperar.

Ahora YoonGi ha tomado su decisión y NamJoon le apoya. ¿Soy sólo yo la que está dividida? Una parte de mi piensa en TaeHyung.

Ahora mismo voy a publicar un nuevo capítulo de TABÚ. Espero que esta nueva historia os enganche tanto como esta.

Un besazo!

Mil gracias por vuestro apoyo!!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro