KATE

Me enamoré a los siete años de un chico, Luke Moore. Nos hicimos novios, primero lo hacíamos como un juego y acabó siendo algo de verdad. No nos separamos hasta siete años después. Siete años siendo pareja, no nos separábamos ni para ir al baño, nos amábamos, era amor verdadero. Víva con mi padre. Él odiaba a la madre de Luke. Todo por un malentendido de infidelidad. A tal punto de empujarse el uno a otro. La madre se cabreó tanto que puso la casa en venta y tenían planeado irse a vivir al pueblo cuando ella era pequeña. Cuando Luke me dijo que se iba marchar, estuvimos dos días enteros llorando. Mi padre me prohibió acercarme a él para despedirme, pero le hice caso omiso. Puesto que me plante con ojeras y ojos rojos delante de sus narices. Nos abrazamos.

-Dime qué no perderás el contacto conmigo...-pedí temerosa de perderle. Él me dedicó una delicada sonrisa.

-Jamás dejaré de escribirte, lo haré por cartas. Y te prometo que cuanto tenga edad para irme te llevaré a una cabaña perdida en las montañas y nos casaremos y tendremos un bebé. Pero hay que esperar ¿vale? -preguntó aferrándose a mí.

-Sí, claro que sí. Aquí te esperaré Luki-hablé dándole el último beso en los labios. Uno profundo y lleno de anhelo. Se montó en el coche y se despidió con un beso en el aire. Yo ni siquiera sonreí. Estaba destrozada.

Su promesa de escribirme jamás se hizo realidad. Yo le llamé muchas veces, le escribí cartas, pero jamás las contestaba. Nuestro amor llegó a su fin. Y para variar mi padre a los cuatro meses de irse Luke, murió de cáncer. Y me metieron en un internado los imbéciles de la seguridad social.

Y desde la primera carta que le escribí, lo supe. Perdimos el contacto.

Y jamás le volví a ver...

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Tenía ganas de hacer esta historia. Que lo disfruteís. 

*Gine*