CAPITULO 4
Jimin no solía ser muy orientado, se perdía con facilidad dentro del bar o en la isla, por eso trataba de recordar siempre algo, algún detalle que le indicara el camino, como el color de una casa, alguna piedra en particular alguna marca en la pared, por esta razón al abrir sus ojos recordó haber visto antes el pequeño hacha de mango café rojizo, la habían pintado con tierra roja, la recordaba bien, porque había ayudado a pintarla, estaba en el almacén del bar, donde guardaban el licor, alimentos y la comida de los animales.
—¿Ya despertaste?
Jimin escuchó una voz dulce, no recordaba haberse dormido en el piso del almacén, miró... estaba sobre unas sabanas, el recordaba esas sabanas muy bien, había tenido su primera vez en ellas, cuando se atrevió a entregarse a Jungkook.
Miró hacia la voz y vio una mujer.
—¿Quién eres? —preguntó Jimin confundido.
—Ya veo aun estás dormido — La mujer se giró y Jimin se asustó a ver sus ojos verdes resplandecientes.
Jimin despertó asustado y comenzó a ver a todos lados, llevando una mano a su pecho comenzó analizar el lugar; estaba en una habitación, sobre una cama, pero esta parecía moverse levemente. Poco a poco los recuerdos fueron volviendo y supo que estaba dentro del perla.
Se levantó de la cama con cuidado, no estaba acostumbrado a navegar, una vez de pequeño se había subido a un barco, pero no le había servido para acostumbrarse a la sensación, miró hacia un lado y pudo ver una pequeña hendidura por la cual entraba luz desde afuera.
—Es de día — habló con lamento, había pasado la noche y el sol se había hecho presente dejando el día de ayer atrás.
Entonces... vino el sufrimiento como balde de agua fría, estaba en el océano, lejos de su isla, lejos de su familia y del hombre que ama. Los recuerdo de a noche no le dejaban, habían ido específicamente por él, por una razón que aun no comprendía.
Por otro lado estaba el pensamiento de que Jungkook había contado su secreto, le había confesado a Taehyung sobre las perlas, no podía dejar de sentirse traicionado, aquello lo había traído a esta situación ¿No es así?
—Veo que ya despertaste — Jimin se giró a encontrar tan familiar aquella frase y se asustó al ver al pirata que le había secuestrado.
La habitación era alumbrada por la lampara que había, pero era suficiente para poder observar al hombre frente a él, no era muy alto, solo se diferenciaban por centímetros, tenia el cabello oscuro y sus piel blanca incluso mas pálida que la de Jimin, y sus ojos eran como dos perlas negras, pero con un brillo muy especial, dándole una mirada de un niño caprichoso y sin miedos, Jimin creía que esa era la forma más correcta de definir al pirata, a pesar de no conocerle.
El hombre caminó hacia él y Jimin se refugió contra la pared.
—No se acerque.
—No pienso tocarte si es a eso a lo que le temes —tenia la voz rasposa y sus palabras salían algo arrastradas — venia a decirte que si tenias hambre podías pedirle algo a Jinyoung.
El hombre se arrojó sobre la cama y comenzó a dormir como si lo hubieran noqueado en un segundo, Jimin no sabia que hacer, si salir o quedarse y aunque le daba miedo que encontrar a fuera, le daba más miedo quedarse dentro de la habitación con ese horrible hombre.
Salió con cuidado escuchando los ronquidos del pirata hasta cerrar la puerta con delicadeza.
En ese momento sabia que debía dejar de mirar la puerta y girarse para comenzar a explorar el barco, este seria su lugar hasta que... hasta que dejara de ser útil.
—Oye tú — dijo una voz tras él y Jimin no queria girar y ver quien le hablaba —. A ti te hablo pedazo de mierda, ven aquí, no quieres que te lo repita.
Jimin se giró no esperó ver un pasillo tan limpio e iluminado con antorchas y una madera tan hermosa que incluso habían lugares tallados, este no era un barco pirata de los que había oído hablar. Todo era hermoso excepto por el gran hombre de barba que le miraba con enojo a la mitad del pasillo.
—¿Si? — dijo Jimin algo dudoso, no sabia en calidad de que estaba en el barco ¿prisionero? ¿huésped? ¿uno más de la tripulación?. Se acercó con cuidado hasta quedar unos 10 pasos cerca de él.
—Mueve tus piernas de niña y lleva esto a la cocina — le entregó una gran caja pesada de madera, si Jimin no estuviera acostumbrado a ello se le habría caído de inmediato.
—¿Dónde está la cocina? — entonces Jimin se arrepintió de preguntar, parecía que le hombre le golpearía en cualquier momento.
—Ya, ya, Billie — apareció un muchacho cargando una caja parecida a la de Jimin —, es nuevo compréndelo hombre, a demás míralo bien no tiene pinta de ser o querer ser pirata, vete ya, arriba los demás están haciéndose los perezosos necesitan quien los regañe.
El hombre no dijo nada y siguió por el pasillo hasta el final donde Jimin creyó ver una escalera.
—Gracias — dijo Jimin al verse salvado de un final doloroso.
—Si, como sea la cocina es por aquí sígueme— Jimin le siguió hasta una puerta por el costado izquierdo era un gran salón, o así lo podía describir, había una enorme mesa con algunas sillas, a un costado había una habitación de donde salía un delicioso aroma —. Por aquí.
Entraron y era una cocina como la que tenían en el bar, pequeña pero con todo lo necesario, había un hombre, cerca de sus treintas, no parecía ser pirata, sus ropas a pesar de trabajar en la cocina se veían limpias así como su piel.
—Ya era hora BamBam, necesito algunos condimentos y verduras antes de la hora del almuerzo o esto solo sabrá agua con sal.
—Kihyun, trajimos todo lo necesario y a tiempo no te estreses hace mal para la salud.
—¿Estreses? ¿aprendiste palabras nuevas en tierra? — el hombre miró a Jimin — ¿Y el quien es?
—El capitán lo trajo, dijo que no nos metiéramos con él, pero Billie ya lo hizo.
—El hombre es ciego de ojo y con el otro ve menos de la mitad aunque le dijeran jamás sabría de quien hablan y dime muchacho ¿Qué edad tienes?
—Diecisiete — dijo Jimin bajando la caja, sus manos estaban rojas por el peso.
—Vaya si que eres joven, BamBam ya no tienes el puesto del más joven del barco, lo siento amigo, ya no te daré doble ración.
—Me lleva, debí dejar que Billie te golpeara.
—BamBam, deja de perder el tiempo y ayuda a los demás acomodar las cajas —Jimin recordaba esa voz, se giró y vio a Jinyoung detrás de ellos — Kihyun, prepárale algo de comer al joven Jimin, mientras esté en el barco siempre dale lo mejor.
—Todo lo que yo hago es lo mejor — Kihyun se había ofendido — ¿Por que tantas molestia con el "joven"? mi lord.
—Pregúntale a tu capitán — Jinyoung se giró y se marchó dejándolos solo y Jimin quiso irse también, pero no queria encontrarse nuevamente con Billie.
—¿Entonces de donde eres Jimin?
—De la isla Bonita.
—Pensé que dirías de Italia o algún pais del viejo mundo, no te pareces a los de este lado.
—Ustedes tampoco.
—La mayoría de nosotros somos del oriente, BamBam por ejemplo es Tailandés, pero viajó en un navío de pequeño junto a sus padres, todos murieron de malaria menos él y lo dejaron en tortuga, eso es lo que cuenta él, al menos ahí fue donde lo encontramos.
—¿Y el capitán? — preguntó Jimin ayudando a Kihyun abrir las cajas.
—¿Yoongi? — dijo de manera casual — su madre es inglesa y su padre era pirata del oriente, por esos lados a los piratas no les va bien, pero la familia de él se ha mantenido gracias a la maldición.
—¿Tu sabes de eso? — preguntó curioso.
—Todos en el barco lo sabemos, el perla tiene su gran leyenda gracias a eso, pero a pocos les importa, solo saben que estando con el capitán tendrán buena suerte en sus viajes. les da igual en que falda tenga que meterse el capitán, de todas formas cuando vean que las cosas van mal, lo van abandonar.
—¿Por qué?
—¿Quién quiere estar con un pobre don nadie? por eso si Yoongi no se apresura a dejar descendencia, la nave dejará de existir.
¿Por que dejaría de existir? Jimin quiso preguntar, pero no queria ser un entrometido.
—¡Jungkook por favor ya no sigas! — gritaba Rosé desesperada —¡Lo matarás!
—Me da igual, es un maldito infeliz, creía que éramos amigos Taehyung — Jungkook tenia a Taehyung fuera del bar contra la pared, lo había estado golpeando por una hora, el rostro de Taehyung estaba irreconocible.
—¡LO ERAMOS! — el grito de Taehyung había salido tan dolido y destrozado, Rosé sabia que aquello no era por los golpes que le había proporcionado Jungkook.
—¿Qué quieres decir? —dijo soltándole.
—Desde que se conocieron dejamos de ser amigos, ya no era a mi a quien buscabas.
—Eso no es así.
—Cuando te diste cuenta que era como tu, solo existía él para ti — Taehyung se acercó a Jungkook con una mano en sus costillas derechas, queria hacerle frente.
—Seguía confiando en ti, seguíamos siendo amigos, el también era tu amigo.
—Si fuera mi amigo ¿Crees que me metería con su novio?
—Taehyung no sigas.
—¿A que le temes? Él ya no está, nunca va a saber que mientras estábamos en mar, su amado novio se metía con su amigo, para calmar su cuerpo.
Rosé estaba sorprendida por lo que estaba escuchando, ella sabia los secretos de Jimin y su gran amor por Jungkook, jamás pensó que el amado de Jimin le podía traicionar, pero también sabia que esas cosas pasaban en el mar, aunque no estaba preparada para escuchar eso.
Jungkook empujó a Taehyung haciéndolo caer contra la pared, y se giró para irse.
—¿Adonde piensas ir? — preguntó Taehyung.
—Iré a buscar a Jimin.
—No seas imbécil —dijo riendo con ironía —, no sabes a donde fueron, pueden estar en cualquier lugar del mundo.
—No me importa — lo encontraré.
—Ves que lo que dije, no era mentira...
Jungkook se detuvo, le dolía lo que había pasado con Taehyung, pero no se iba a detener por eso y se marchó sin mirar atrás, Rosé no sabia que hacer, si ayudar a Taehyung o no, prefirió no hacerlo, y se marchó dejándolo solo fuera del bar.
Taehyung se quedó mirando a la nada a ese hermoso celeste del cielo y el mar que se veía en donde estaba, si iba a morir era un hermoso lugar para hacerlo, pero pasaron horas y aun respiraba.
Se escucharon risas y Taehyung seguía contemplando el cielo.
—¿Sigues aquí? — preguntó Rosé.
—¿Quién es? — era la voz de un hombre.
—No es nadie ¿Cuándo volverás? —Rosé cambió de inmediato el tema, a su lado estaba el guapo cliente que había atendido hace unos días, pensaba que se había marchado de la isla, pero seguía aquí.
—No lo sé, me habría gustado haberme llevado a tu amigo, como recuerdo.
—¿Por que no me llevas a mi? —dijo coqueta.
—No puedo, en el mar, necesito pensar, cuando navegue cerca volveré a verte.
—Te estaré esperando.
Taehyung sintió la puerta de bar cerrarse, no se molestaba en mirar a las personas, porque en su mayoría solo veía manchas de colores, esa era la razón por la que veía al cielo.
—¿Entonces cual es tu historia? — dijo el hombre que hablaba con Rosé.
—¿Por que crees que te la diría?
—¿Por que no me la dirías?
Taehyung pensó en ello y la pregunta era tan estúpida que no halló razones para no responderle.
—¿Quieres saber porque estoy así? Vendí al novio de mi mejor amigo, trata de superar eso.
—Lo hago, vendí a la amada de mi mejor amigo... ella era mi hermana.
Taehyung sonrió con dolor y comenzó a carcajear, pero el esfuerzo le causó un gran dolor en el cuerpo.
—Creo que ya voy a morir.
—Tranquilo duérmete, te aseguro que te gustará lo que verás después.
—¿Cómo te llamas? — preguntó Taehyung cerrando sus ojos.
—Mis amigos me llaman Jin.
Jimin tenia que confesar que le ofendía no ver la presencia del capitán a la hora del almuerzo «hora que Jimin colocaba en duda». Las miradas estaban en él aunque no fueran directamente.
—Entonces ¿Es hombre o mujer? — preguntó uno de los piratas, Jimin estaba comiendo en el extremo derecho de la mesa frente a Jinyoung y al lado de BamBam a su otro lado el puesto estaba vacío, era la cabeza de mesa, el puesto del capitán.
—¿Por qué preguntas? ¿Te lo quieres servir o que? — preguntó uno de los piratas más jóvenes, Jimin se sintió enfermo, su estomago se cerró.
—No, pero con una botella de ron quien sabe.
Todos rieron, como si eso de verdad hubiera sido gracioso, pero no lo era, para Jimin no, él se sentía completamente inseguro, como si en cualquier momento se convertiría en el juguete de todos.
Jimin se levantó dejando su plato a medio comer y salió de la habitación corriendo, no se considera un cobarde, pero sabia que su suerte estaba echada, y no queria sufrir, no queria ser la diversión de alguien, no queria un mundo de miseria.
Miró el pasillo y corrió hacia la escalera vio una puerta al abrirla entró a otra planta vio unos cañones amarrados con cadenas contra la pared, habían algunas hamacas colgando, y cajas en un rincón, había otra puerta, pero Jimin fue hacia la escalera desde arriba se veía luz natural.
Subió y al llegar arriba sus ojos se cerraron, tenia que acostumbrarse a la luz, parpadeó varias veces hasta que sus ojos se pudieron adaptar a la luz del día, fue hacia la proa del barco y miró hacia bajo, el mar se veía de un hermoso azul, Jimin se impulsó para quedar sentado en la madera, al borde del barco, podía ver que el mascaron tenia forma de una mujer y en sus manos parecía llevar una esfera.
—¿Qué crees que estás haciendo?
Jimin miró hacia atrás y vio al capitán Min, se veía diferente a la luz del día, más joven e incluso apuesto, pero no dejaba ser quien era, la peir persona que Jimin haya conocido.
—Voy a saltar, no se te ocurra detenerme — dijo Jimin con un poco de titubeo.
—Bueno, solo queria saber si sabes lo que haces.
Jimin miró el mar y luego hacia el hombre que se había girado para dejarlo solo.
—¿Eso es todo? — Jimin estaba a punto de llorar y se maldecía por eso—. Me alejas de todos mis seres queridos, me traes contra mi voluntad ¿Y me dejas morir así como así?
—Se... a veces cambio de opinión de la noche a la mañana.
—Bien, porque yo no pienso dejar que tus malditos hombres me pongan un dedo.
Jimin miró nuevamente el mar y creyó ver algún delfín o quizás fue un tiburón, de todas formas no importaba, jamás creyó que así moriría. Respiró profundamente podía escuchar los latidos de su corazón, un zumbido en sus oído.
«Lo siento Winifred, se que querías más para mi»
Soltó sus manos de la madera y se dejó caer hacia delante, solo fueron unos segundos, abrió sus ojos al no sentir el impacto.
—Si que eres berrinchudo.
Jimin le podría haber dicho muchas cosas, pero la verdad era que que no queria estar colgando.
—Súbeme, subeme, por favor.
— Depende de como respondas.
—¡Por favor! ¡Ya no quiero morir!
—¿Dejarás de ser berrinchudo?
—¡Si!
—¿Harás lo que yo te diga?
—¡A veces!
—Me sirve — El capitán levantó a Jimin y lo dejó sobre el piso de madera sano y salvo.
—Gra-gracias — Jimin llevó una mano a su pecho agitado, había sido una emoción muy fuerte
—¿Entonces como iba eso de que no dejarás que mis hombres te coloquen un dedo encima?
—Ellos dijeron — se corrigió —, uno de ellos dijo que me cenaría.
Yoongi se agachó para quedar a la altura de Jimin y llevó una mano a su rostro, el podía entender porque era una tentación para algunos de sus hombres, tenia un rostro pequeño, unos labios abultados, ojos hipnotizantes y una piel suave, eso lo sabia porque acariciaba su mejilla, luego llevó su pulgar a esos labios abultados, sin duda tenia una belleza extraña, poco masculina, pero tampoco femenina del todo.
—Tranquilo, si yo no te toco, no dejaré que nadie más lo haga, lo mío es mío, a mi no me gusta compartir.
.
Queria si o si plasmar la idea que tenia en un solo capitulo.
Espero que les comience a gustar esta historia, ya comenzaré lo bueno estoy muy emocionada.
Muchos besos.
⚓GoldenUnnie⚓
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