La Duquesa Sangrienta
El celular de uno de los sujetos empezó a sonar, y contestó la llamada, la voz de María pudo escucharse en el silencio del callejón.
"Ya es suficiente, traíganlo, debo hablar con él y quiero que esté sano y salvo, no perdonaré ninguna desobediencia, espero no tener que recordarles como funciona el código de los Caídos."
"No se preocupe mi señora, de mi parte no hay problemas."
Comentó, para luego cortar.
"Muy bien, ya está arreglado Mikhael, sigue a mis hombres y te traerán hacia mí."
"Te veré a donde quiera que estés María."
Mikhael cortó, y luego de ello le habló a los tipos.
"Vamos."
Mencionó, y ellos le contestaron encaminándose hacia el exterior del callejón. Mikhael miró los chats de su celular, y le envió a Gabriel la dirección del departamento de Johana para que lo investigara por él mismo.
Pronto llegaron a un edificio que se veía muy elegante, tanto como donde vivía Desiré, estaba a unos veinte minutos de hecho de donde ella vivía, por lo menos calculaba él.
El frío no lo dejaba en paz, así que guardó sus manos en sus bolsillos y entró, una vez con la mano allí agarró la pistola entre sus dedos, los hombres sabían que él estaba armado.
Subieron casi hasta el último piso en ascensor, y una vez allí lo dejaron en la puerta del departamento de María, quien abrió y lo observó.
"Mikhael ¡Es un gusto volver a verte!"
Ella lo besó en la mejilla, sus labios eran gélidos, ella también era un vampiro, era incuestionable ahora, por eso sus ojos en el barco lo ponían tan incómodo, dentro de ella había sido despojada de su alma, al menos, eso pensaba Mikhael.
Ella lo hizo entrar.
"Por favor, siéntate, tenemos un par de cosas que conversar Mikhael, cosas bastante importantes sobre lo que has estado haciendo, cuéntame ¿Por qué te has mentido para desvelar los secretos de nuestra sociedad?"
Mikhael no sacó las manos de sus bolsillos, respiró profundo y exhaló intentando mantener su angustia bajo control.
"Estoy buscando a mi hermana desaparecida, Johana, cuando llegué a Lunasia ella llevaba un tiempo desaparecida, investigando descubrí que su último paradero fue aquí, en Kaenyth."
"Estás muy lejos de casa Mikhael, debes sufrir bastante con un clima tan gélido como el de Kaenyth, Seleres es un país frío y Kaenyth es donde más frío hace, Lunasia en cambio debe ser bastante cálido estando mucho más cerca del ecuador."
"Vamos al grano María ¿Quieren deshacerse de mí? ¿O podré irme impunemente sabiendo que algo extraño ocurre aquí? Si me besaste esta vez, significa que ya sabes..."
"Sí, sé que sabes que somos, lo deduje por donde fuiste y era para controlarte, para que supieras que nosotros sabemos por si no sabías, fue un beso de la muerte, o para quitarte tu libertad, depende de como lo quieras ver."
"¿Qué me impide matarlos aquí y ahora?"
"No creo que puedas."
"Soy un veterano de guerra, estuve en Zabrelay y no sabes las cosas que he visto."
"Quizá no, pero seguramente no has luchado contra monstruos, aun así, no te traje para desafiarte, menos después de escuchar que buscabas a Johana, ahora hay más en juego de lo que imaginas."
"¿Qué ocurre? Algo importante debe ser para que seres inmortales como ustedes tengan problemas."
"Así que sabes eso también, pues lo cierto es que encontré una carta dirigida hacia tu hermana y algo que ella tenía, te diré el último paradero de tu hermana pero a cambio tú nos dejarás en paz y te irás, también guardarás perpetuamente nuestro secreto. No vivimos solo en Kaenyth, los Caídos estamos en todo el mundo, y seguramente más allá de él..."
Mikhael no mostró ningún miedo ante las declaraciones de María, aunque sus manos estaban temblando.
"Bien, trato hecho."
"Necesito eso sí, un pequeño favor, es algo sencillo, un poco de información."
"Habla, dime y veremos."
"Tranquilo galán, resulta que hace muchos años, incontables, que hemos sido afectados por alguna especie de maldición desconocida. Imagino que a esta altura tú también la puedes ver, es una niebla marrón que se arrastra por las calles, y unas luciérnagas que vuelan entre ella, los forasteros suelen tardar en verlas pero todo quien esté en Kaenyth puede verlas, y algunos inclusive pueden escuchar una voz gutural extraña."
Las manos de María temblaron, y sus ojos por primera vez mostraron verdadero miedo, ella entonces sacó un objeto, era un ojo extraño y aberrante que permanecía guardado en un frasco. El ojo se movió y la observó directamente a ella.
"Este es el Ojo de la Valquiria, una especie de brújula de lo sobrenatural. Con él hemos detectado algo que ocurre en las minas, a donde fue tu hermana por última vez, nosotros no le hicimos nada, ella simplemente desapareció cuando fue allí y no sabemos que le ocurrió. Estaba trabajando con un tipo que trabajaba para un tal Vanatos, ugh, un horrible nombre para mi gusto. Tenía algo que ver con la Orden Marina de Baphakon, ya sabes, la OMB, esa secta extraña. Por las investigaciones que hicieron nuestros contactos, estaba buscando un artefacto antiquísimo de poderes incalculables, la OMB buscaba liberar de su prisión a una entidad antigua, pero no nos desviemos. El sujeto también desapareció en esta investigación, y a todos a quienes hemos enviado a esas minas, quienes se han adentrado jamás han vuelto, no sabemos que hay allí, pero puedo asegurarte que tu hermana entró y jamás volvió."
Mikhael tragó saliva, María se mostraba algo incómoda con el tema y podría decirse que hasta aterrada, tal como imaginó, los vampiros también eran afectados por estas alucinaciones, significaba que hay todavía más que averiguar, algo descubrió su hermana, algo que la hizo no volver nunca más.
"Está bien, iré allí y veré que puedo averiguar, intentaré no arriesgarme en exceso."
María sacó una carta.
"Esta es la carta escrita para tu hermana Johana, lo que dice la carta nos dejó consternados en general a la sociedad de los Caídos, no hemos podido darle una verdadera explicación lógica a esto."
"Definitivamente, en efecto, la criatura de la que se habla, habita las cercanías de la ciudad, aunque en realidad, no estoy seguro de poder llamarlo ser vivo. Las minas son la respuesta a la profunda desesperación que aguarda la noche, lo que asola cada rincón de las calles, de Kaenyth. Me he aventurado demasiado lejos, pero creo que , estoy cada vez más cerca de la verdad, he visto los ríos, y las estatuas, he visto las arcaicas construcciones de piedra, están en mis sueños, están en las alucinaciones, están en las escrituras, junto a esa densa y espesa niebla marrón oscuro, y las luciérnagas ¿Podrían ser estrellas?"
Mikhael tras leerla detenidamente la dejó en el mesón procesando lo que había leido.
"Es porque no podemos darle una explicación lógica, sea lo que sea que esté pasando, escapa de nuestro sentido, de nuestro conocimiento, de nuestro entendimiento..."
María cerró los ojos, inquieta y decepcionada.
"Me temía que dijeras eso. No te arriesgues demasiado cuando vayas allí. Te daré un mapa y te entregaré un vehículo, envíame un mensaje de lo que averigues. Después de eso borra los mensajes cuando te lo diga y lárgate de aquí y no vuelvas nunca más, no mires atrás sin importar lo que encuentres, no podré protegerte si te atreves a hablar de la sociedad y revelarle al mundo nuestra existencia..."
María dejó las llaves sobre el mesón, y tras ello Mikhael las tomó aceptando con la cabeza, luego ella le entregó un mapa.
"Muy bien, me iré, no nos volveremos a ver María, espero que nunca más."
"Que lástima. Ten cuidado Mikhael, vas por una senda peligrosa."
Mikhael salió por la puerta, en su mente sentía la emoción de saber que se acercaba, sus manos estaban temblando, su espalda comenzó a sudar y apenas podía contener esas sensaciones dentro de su pecho. Estaba cerca, podía sentirlo, pronto podría reclamar esos viejos días de reír hasta altas horas de la noche, tomando té y comiendo galletas, recordó como a Johana le gustaba ponerse ese enorme chaleco de Gustavo. No había tiempo para pensar más, ya no podía mirar atrás, era hora de encontrar por fin a su hermana.
María caminó hasta el cuarto interior. Estaba un poco decepcionada. Levantó el cadáver que guardaba, y una hilera de colmillos salieron de sus encías y le arrancaron la carne de su vientre.
El sonido se vertió sobre sus oídos. La piel y el músculo, desgarrados, ahora no eran más que un brebaje previo que la introducía en el placer, casi sobrenatural que sentía. Salpicó, y parte de su rostro, el suelo y la mesa quedaron sutiles marcas, las gotas, sombras de una antigua vida, ahora segadas por el dulce y embriagante poder de María.
Ella saboreó el pedazo de carne, extasiada y húmeda. Sintió su cuerpo temblar de éxtasis. Lo tragó completo, mientras su garganta se expandía más allá de lo humano. Esperó unos momentos, tocando la mesa. Sintió como su estómago absorbía cada mililitro de sangre, y tras ello, vomitó la carne seca. El manjar más dulce que podía probar un Caído.
"Ojalá hubiera sido el cuerpo de Mikhael." pensó, rozando sus dedos contra la suave piel de su comida.
Ojo de la Valquiria:
Reliquia encontrada en las montañas Valkyn, en Satel. Es un ojo inyectado con lo que parece ser Sangre Azul. Este ojo reacciona frente a determinadas zonas de Kaenyth, moviéndose como si estuviera buscando algo, aun parece tener vida, se mantiene dentro de un frasco con un conservante para evitar su putrefacción, aunque ¿Realmente se pudrirá si se expone al exterior?
Un grupo de mercenarios asaltaron las lejanas montañas Valkyn para robar tesoros a los lugareños, sin embargo, solo uno salió con vida y este ojo era la única posesión que llevaba consigo. Este fue comprado y pasó a manos del Caído Anciano Strallen, el primer Vampiro, este lo cedió a un cabecilla de uno de sus tres linajes, y pronto terminó en Kaenyth.
El mercenario que volvió con el ojo asegura que lo encontró en un enorme mecanismo, y posee alguna clase de poder sobrenatural desconocido. El exponerse de forma prolongada al frío de las montañas, sin agua y comida se cree que lo llevó a la locura, los traumas de las amputaciones lo llevaron a quitarse la vida, aunque algunos Caídos mencionaron que Caín Strallen creía que él se suicidó con las marcas extrañas, debido a que el ojo lo indujo a la locura por haberlo robado.
Se nota que parece pertenecer a un mecanismo más grande, de aparente origen biológico, aunque es totalmente desconocido, además, no se sabe que clase de ser podría contener este ojo, pero posiblemente haya gente que siga en su búsqueda.
El Ojo de la Valquiria es un objeto capaz de detectar el origen de lo sobrenatural como si fuera una brújula, pero dentro del mecanismo ¿Podría encontrar el verdadero origen del mal de Kaenyth, y la maldición de los Caídos? Caín notó que a veces el ojo miraba hacia las lunas.
Según el mito, se cree que el ojo fue bendecido por la Diosa Valkyn, pero en realidad fue uno de sus lacayos quien le otorgó la gracia a este artefacto pues desde la epifanía en el Desierto Sagrado y la Catedral, la Diosa Valkyn jamás volvió a ser la misma. La deidad inferior intentó otorgarle poder en búsqueda de recuperar la antigua gloria de su señora.
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