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El Fluido que Palpita la Realidad

Mikhael finalmente llegó a las minas en el vehículo, miró el gran agujero y una parte de él sintió terror de adentrarse hacia las profundidades. 

Sacó su equipamiento y linterna para estar bien iluminado, se encontró pronto repitiéndose a sí mismo que llegaría al final del asunto, y que encontraría a Johana fuera como fuera, se hizo con la fuerza de voluntad para entrar.

Descendió, y temeroso continuó avanzando, moviendo sus temblorosos pies. Estaba apenas iluminado por la luz exterior pero algo llamó su atención, las luciérnagas aumentaban a medida de que más se adentraba. Las minas de Kaenyth en otrora fueron una fuente de extracción de varias betas de minerales, entre ellas el zinc ¿Podría ser que el color de las luciérnagas se había vuelto un turquesa claro?

A medida de que avanzó, la luz del exterior desapareció, y se escuchaba el eco de sus pasos y la soledad del ambiente era desgarradora, pero no era ni por lejos el peor de todos los males, la niebla marrón se volvía cada vez más visible y pegajosa a la vista.

Cuando miró las paredes, viendo la piedra densa y gruesa, notó que habían marcas de garras en ella ¿Podrían haber sido animales los que se hubieran adentrado allí? Quizá esa era la razón por la que nadie había vuelto.

Aun así, armándose de valor, apretando sus dientes, con su arma en mano y su linterna, continuó su camino manteniéndose alerta. Pronto, descubrió un bolso en el suelo, estaba polvoriento y parecía que llevaba tiempo allí, aunque no demasiado.

Lo abrió, y allí encontró el una carta y el Cáliz del Monolito Encriptado, mirando el resto de las pertenencias era el bolso de Johana, significa que si ella debía estar en algún lado, seguramente era allí. Encontró también su celular, estaba descargado, pero de cualquier modo no tendría señal allí.

Procedió entonces a leer la carta que estaba entre sus pertenencias, debió ser del tipo con el que estaba en contacto.

"Esa criatura se materializó, no, no puede ser definido como una criatura. Aquel ser no poseía vida tal cual, por lo que investigué; él pertenecía al grupo de los Dioses Ancestrales, seres que son en términos simples criaturas divinas. Eso era una masa malformada de fluido pastoso, que palpitaba en un sentido aberrante, en una fina capa flotante apenas separada del suelo, y diría hasta de la realidad, porque no estaba aquí, o yo no estaba ahí ¿Era yo un fragmento de él? ¿O era lo que vi, la ilusión impostora, una verdadera realidad de la fina capa de gas apenas formando un ente autoconsciente?"

Por cada carta que parecía leer Mikhael, se sentía más atraído a conocer que era lo que en realidad estaba pasando. No entendía a que se refería pero, sabía que Johana debía estar por aquí aun así... ¿Realmente estaba adentrándose a las profundidades de la mina, buscando a Johana?

Todos los indicios decían una sola cosa, seguramente Johana ya no estaba viva, pero dentro de él, una parte seguía mintiéndose a sí mismo, esperando que ella todavía siguiera viva, diciendo que todo lo hacía por Johana cuando estos extraños conocimientos de lo prohibido lo habían empujado hasta allí, ¿era su deseo de descubrir estos obscenos secretos, su esperanza, o los viejos recuerdos de otrora?

Una imagen vino a la mente de Mikhael, recordó arrodillarse en la trinchera, las balas se movían como la lluvia en una tormenta. Miró a Gustavo, veía su rostro plácido, él le gritó que debía volver a casa para darle su bendición, y así finalmente lo aceptaría en la familia. Ese estúpido pensamiento pasó por su mente, pensó que era estúpido recordarlo ahora.

Aun con todo ello, continuó avanzando, no podía irse ya, ahora lo entendía, no era una cosa de que la gente no volviera porque algo ocurría, era simplemente que su curiosidad lo empezó a empujar más y más, si alguien se adentraba en este lugar simplemente no podía volver, no porque no quisiera, sino porque algo dentro lo arrastraba hacia el interior, y era un descenso no solo físico, sino psicológico, donde la mente se engañaba a sí misma, y se perdía en la ansia, intentando gozar de la virtud de una curiosidad saciada, sin embargo, para Mikhael, no tenía que ver solo con la curiosidad, sino también con la fe, y con el anhelo ¿Podrían ser recompensadas?

En su largo viaje, descendiendo, notó que las paredes expelían un fluido azulado turquesa, similar al zinc y que las luciérnagas tomaban cada vez más claramente el mismo color. Sorprendido le llamó la atención, y una parte de él no quiso tocar el fluido, tuvo la sensación de que algo malo iba a pasar.

Pronto, el silencio fue opacado por un sonido palpitante a lo lejos, todo este tiempo autoengañándose, todo este tiempo para este momento, estaba tan cerca.

Recordó nuevamente la escena en su mente, cuando Gustavo le sonrió pidiéndole la bendición para casarse con Johana. Mikhael lo observó, por un momento todos los sonidos desaparecieron, solo podía escuchar como su corazón se rompía mientras la vida de su compañero se desvanecía, y él hacía presión en la herida de bala que tenía en el pecho.

Mordiéndose el labio casi hasta sangrar sabía que no quedaba nada más, sin dudarlo caminó hacia el sonido tras salir del laberinto de su mente y sus viejos recuerdos, las palpitaciones eran extrañas, y se sentían inclusive por todo su cuerpo ¿Era su impresión, o las paredes y el techo también palpitaban?

De repente notó una luz que estaba iluminando uno de los pasillos y sus rincones, y se adentró por allí, la palpitación se hacía más intensa, más desgarradora, y marcaba palabras en su mente, como había ocurrido en sus sueños, aunque de forma menos dolorosa, al menos, por ahora.

La luz se extendía por el pasillo, y al llegar al final reveló algo que iba más allá de su propio entendimiento.

No sabría como describirlo, pero era una masa palpitante, que apenas estaba separada del suelo, y quizá de toda la realidad pero eso era nada más que una ilusión, sus apéndices extraños que se retorcían estaban agarrándose del espacio y el tiempo, aferrándose a algo que en cualquier otra situación hubiera sido invisible, pero no, era la misma estructura de la creación.

El espacio estaba distorsionado y maltrecho, caído de un meteorito, se había arrastrado hasta lo profundo de las minas.

¿Qué era Mikhael, sino un hombre armado, mirando un ser con una forma que nunca había visto, que le daba sustancia a la misma creación?

El dolor de cabeza fue intenso, y se marcó en su cerebro las palabras, como si hubieran usado un pedazo de metal hirviente, el nombre del Dios Ancestral, venido del espacio profundo, Kaejhi'iva.

Mikhael cayó de rodillas gritando y llorando, incapaz de soportar el dolor en su interior, incapaz de entender lo que veía, donde la realidad parecía fallar y su endeble arma no podía resguardarlo de la entidad, que de solo ver vista, lo estaba lobotomizando.

Fue cuando miró hacia los lados y vio el cuerpo de su hermana en el suelo, era un esqueleto pero reconocía la ropa, era el abrigo de Gustavo, recordó la última vez que la vio usarlo, en su cumpleaños, ahora yacía polvoriento, rasgado y magullado.

Ya no quedaba nada más mientras los ojos de Mikhael se derretían observando a Kaejhi'iva, solo esperar a transformarse en un cascarón vacío, o quizá tener un destino más piadoso. Al final, lo único que podía ver ya eran las luciérnagas que volaban por toda la cueva, y podía escuchar el sonido del agua fluyendo, palpitando, pastoso.

El Cáliz del Monolito Encriptado:

Este instrumento no tiene un origen conocido, pero por lo que se ha dicho, puede aligerar la división entre las líneas de las Dimensiones Plank, invocando entidades de cualquier lugar del Plano Zynho. Las entidades que emana el humo del interior, parecen arrastrarse y revolotear cerca de la orilla esperando un sacrificio más profundo, para maldecir al portador ascendiendo sus ojos, dejándolos completamente abiertos.

Hubo un hombre que hizo un ritual con este cáliz, y abrió una fisura de donde escuchó los gritos agónicos de criaturas desconocidas, de donde salió un Génesis, arrastrándose para otorgarle la semilla, entonces su cabeza ganó una clarividencia hacia el paraíso y hacia el infierno simultáneamente.

Se cree que la entidad a la que está enlazada el Cáliz es un ser que le da sustancia y forma a la realidad, y que su influencia puede generar alucinaciones como una niebla marrón que emula las dimensiones más ínfimas y superficiales, además del efecto de ver luciérnagas, que se atribuye a en realidad ver las estrellas y el cosmos.

Fue encontrado en un meteorito que cayó en la zona montañosa cerca del mar Bifrost, y sus bordes están bañados en un color turquesa, similar al Zinc. Algunos creen que puede poner en contacto con diversas entidades de origen desconocido, además, aparentemente es inmune al paso del tiempo, pese a que tiene bastantes años. En la parte interior posee una inscripción en Honihen que dice "Lha'g Vhiif H Yruxg, H Tha Ndd Pvra Kaejhi'iva".

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