Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

32. Derechos

۰ • ❂ • ۰

El ambiente cambió a mi alrededor y no necesité más para saber que los cuatro lobos que había en mi cocina se estaban comunicando por telepatía. Nekane y Hugo se transformaron para cumplir las órdenes que habían recibido de sus alfas, lo que provocó que el cuerpo de Zoe se sacudiese por el miedo.

Ignoré las emociones que se despertaron en mi interior al verla tan indefensa y extendí una colcha sobre el sofá. Zoe comprendió la seña que le hice y saltó para tumbarse sobre él.

—Tranquila —le dije mientras acariciaba su frente—. Aquí estás a salvo, nadie va a hacerte daño.

«Y si lo intentan, les arranco la cabeza».

Zoe hundió el hocico en la palma de mi mano, y cuando sus músculos abandonaron parte de la rigidez que los dominaba, me di la vuelta. Me moví bajo la atenta mirada de los alfas, que parecían haberse quedado sin palabras, y cogí la caja plateada que descansaba sobre la nevera.

Mi amiga observó que me sentaba a su lado y olisqueó el contenido de la caja que posé sobre las piernas. Nekane y Hugo regresaron en su forma humana vestidos con la ropa que habían encontrado en los escondites del bosque, y los alfas recogieron la ropa que les tendieron sus betas.

—Te voy a inyectar esto para ayudarte con la transformación, ¿vale?

Zoe asintió con la cabeza y me observó mientras clavaba una jeringuilla en la parte superior de un bote que contenía un líquido granate. Sus ojos se encontraron con los míos cuando introduje la aguja en su pata, y al sentir que se tensaba, masajeé la zona para facilitar la circulación de la sangre.

—Te calmará y aliviará el dolor —le dije mientras cogía otro bote para repetir el mismo procedimiento—. Y esto iniciará el cambio por ti, pero solo por esta vez. Ahora trata de relajarte y deja que tu cuerpo haga todo el trabajo.

Le acaricié el lomo con cariño y sus pupilas se dilataron en cuanto las inyecciones surtieron efecto. Sentía las miradas de los cuatro lobos que había a mi espalda clavadas en la nuca y llené de aire los pulmones antes de darme la vuelta para enfrentarlos. Sus ojos se encontraron con los míos y vi que sus expresiones iban de la ira a la más profunda estupefacción.

«Estupendo».

—Estaría bien un poco de intimidad —dije antes de señalar el cuerpo de Zoe.

Los ojos de los cuatro lobos de mayor autoridad de las manadas de la zona centellearon con ira.

—No vamos a irnos —dijo Nekane con iris anaranjados.

—Oh, claro que sí. Desde el jardín se ven las estrellas que es una maravilla.

—¿Cómo te atreves? Es el territorio de nuestra manada, ¡no tienes ningún derecho! —dijo Emil con una voz que terminó convirtiéndose en un gruñido.

—¿Derecho? ¿Quieres que hablemos de derechos? ¿Qué derecho teníais vosotros a acorralarla de esa manera? —pregunté mientras señalaba a Zoe—. ¿Es que no fue suficiente con perseguirla durante quién sabe cuánto tiempo por el bosque?

—¡Nadie te ha pedido tu opinión! —exclamó Hugo con furia. El brillo naranja que se apoderó de sus ojos iluminó su rostro, y mis cuerdas vocales vibraron para emitir un potente gruñido en respuesta.

—¿Quién te crees que eres para interrumpir los asuntos de nuestras manadas? —me preguntó Emil con veneno en la voz.

—¿Y tú quién te crees que eres para ocultarme que estaba en el territorio de la Manada de las Montañas Nevadas? —Su rostro se descolocó durante un segundo y Nekane me gruñó al ver que le faltaba al respeto a su alfa.

—¡Esa no es la cuestión! —exclamó Emil airado mientras me mostraba el oro de sus ojos.

—¡¡Fuera de mi casa!! —bramé enfurecida.

—No vamos a ir a ningún sitio —dijo Nekane después de unos segundos—, ¡y menos cuando tienes a un aberrante tumbado en el sofá!

—¿Nos has estado espiando? ¿Ha sido todo una trampa? —preguntó Hugo con fuego en la mirada.

—¡Valientes gilipollas! —exclamé tras golpear la caja de plata contra la mesa—. Parece que no os habéis dado cuenta, pero al contrario de lo que debe ocurrir en vuestra mente, ¡¡no sois el centro del maldito universo!!

Los ojos de los lobos se iluminaron como si hubiésemos entrado en la época de Navidad y su poder provocó que se me erizase la piel de la nuca. Mis iris se transformaron en respuesta y adoptaron aquella apariencia salvaje que tanto me esforzaba por mantener en secreto, ¿pero qué importaba a aquellas alturas? Ya me habían visto, el daño estaba hecho.

«África» —dijo Dante en mi mente. Mis ojos se centraron en los suyos y tuve que reprimir un escalofrío al ver todo lo que se reflejaba en su mirada.

—¿Qué habríais hecho de no estar yo presente? ¿Atacarla? ¿Herirla? ¿Matarla?

—Nadie dice que no vayamos a hacerlo contigo presente —dijo Hugo con tono mordaz. De mi pecho brotó un gruñido tan profundo que sentí que necesitaba de todo mi autocontrol para no transformarme y arrancarle la cabeza allí mismo.

«¿Por qué te preocupas tanto por un aberrante?»

—¡No es un aberrante!

—Sus ojos dicen lo contrario —respondió Nekane con autoridad.

—Sus ojos dicen lo contrario porque dejasteis que le mordiesen en aquel callejón, ¡valientes desgraciados! Si me hubieseis dejado hacer las cosas a mi manera nada de esto habría ocurrido. Pero no, teníais que intervenir para ver quién la tenía más grande y encerrarme en las jodidas montañas para impedir que me diese cuenta de lo que estaba ocurriendo.

—África, ¿qué estás diciendo? —preguntó Emil desconcertado.

—Estoy diciendo que Zoe era humana la última vez que la vi, ¡y ahora es una maldita mujer lobo!

Los rostros de los presentes se desencajaron y mis acompañantes intercambiaron miradas de confusión.

—¿Estás segura?

—¿¡No os tendríais que haber asegurado vosotros antes de ir tras ella como salvajes!?

Mi corazón se desbocó y me llevé una mano a la frente para tratar de calmarme. Cuando levanté la vista descubrí los rostros de asombro de los lobos, que se miraban en busca de una explicación. Los ojos de Dante se encontraron con los míos y sentí que tenía ganas de llorar. Habían pasado tantas cosas en los últimos días que ya no sabía dónde comenzaba un problema y terminaba el otro.

No me podía creer que hubiesen mordido a Zoe. Tenía que haber sufrido tanto al transformarse ella sola que me hervía la sangre solo de imaginarlo, y más cuando aquellos imbéciles tenían el atrevimiento de decir barbaridades como aquellas en mi propia casa.

Esperemos fuera.

Los lobos asintieron en respuesta a las palabras de Dante y se dirigieron al porche trasero sin añadir nada más, y cuando escuché que cerraban la puerta, me dejé caer contra la encimera. Estaba tan cansada que sentía que no podía más. El efecto del acónito y la carrera por el bosque me habían dejado exhausta, por no hablar de la tensión y las emociones que había experimentado.

Suspiré y me dirigí a mi cuarto para vestirme. Cuando regresé al salón vi que Zoe seguía tranquila, así que preparé la cafetera y me quedé con la mente en blanco. Me distraje viendo cómo el café subía poco a poco, escuchando las burbujas del agua y disfrutando del olor que inundó la estancia.

Saqué cinco tazas del mueble y repartí la bebida entre ellas antes de dirigirme a la parte trasera de la casa. Cuando salí descubrí a Dante y a Nekane sentados en la mesa que había en el porche, mientras Emil y Hugo caminaban de un lado a otro por el jardín.

Sus ojos se centraron en mi rostro. Me limité a darle una taza de café a cada uno con expresión neutral, y antes de darme la vuelta para regresar al interior, escuché un grito que resonó en la inmensidad de la noche.

Hola, gente bella!

Mis disculpas por no actualizar el viernes, se me hizo imposible.

Sé que este capítulo no trae mucho salseo, pero espero que os haya gustado igualmente.

¿Cómo van esas teorías?

Nos leemos ❤ Biquiñooos!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro