31. Desnudez
۰ • ❂ • ۰
La tensión que se apoderó de mis músculos no ayudó a calmar el desbocado latido de mi corazón. El fuego que corría por mis venas me quemaba por dentro, motivado por la presencia del acónito y el gran esfuerzo que había provocado la persecución, y la debilidad apagaba mis sentidos.
Mis ojos se deslizaron por el interior de la gruta en la que me encontraba y distinguí en la oscuridad la figura del aberrante, que se había acurrucado en una esquina y nos observaba con pánico en la mirada.
Me volví hacia los cuatro lobos que se acercaban cada vez más a mí. Su lenguaje corporal emanaba autoridad y me enseñaron los colmillos para que me apartase y mostrase sumisión antes de que me obligasen a hacerlo.
«¿Qué estás haciendo?» —me preguntó Dante enfurecido.
El gruñido del alfa resonó en las paredes de la cueva y el aberrante se encogió y gimió ante el peligro. Los lobos se acercaron y les mostré los colmillos para que se detuviesen, lo que provocó que la cueva se inundase con sus gruñidos. Arrugué el hocico y retrocedí en dirección al aberrante, que corrió hacia una esquina y se apretó contra la roca.
Los lobos aprovecharon la ocasión para acorralarlo. Dante y Hugo se movieron en una dirección y Emil y Nekane en la otra, pero de mi pecho brotó un gruñido que los sorprendió y que consiguió que se detuviesen por el asombro.
«¿Por qué lo estás protegiendo?» —me preguntó Dante.
Me interpuse entre ellos y el aberrante y les di la espalda para enfrentarme al lobo que se había acurrucado en la esquina más apartada. Sus ojos del color de la sangre se encontraron con los míos, pero el animal comenzó a temblar en cuanto su mirada se centró en lo que ocurría detrás de mí.
El aberrante se levantó y tomó una posición defensiva cuando los lobos se acercaron y le mostraron sus afilados colmillos, preparados para atacar en cualquier momento. Algo se removió en mi interior y estabilicé las patas en el suelo antes de que de mi pecho brotase un gruñido tan profundo que consiguió que se detuviesen al instante, desconcertados por el poder que irradiaba.
La ira provocó que perdiese el control y que emitiese otro gruñido que resonó en las paredes de la gruta. Mis ojos se transformaron para brillar con la naturaleza salvaje de mi animal y mi corazón se aceleró cuando comprendí que acababa de desvelarles uno de mis secretos mejor guardados.
El aberrante gruñó y se preparó para atacarnos. Intenté acercarme a él, pero su hocico se arrugó para mostrarme sus colmillos, lo que provocó que Dante emitiese un gruñido que correspondí con otro que envié en su dirección.
La incredulidad que teñía las expresiones de los lobos hacía que tuviese ganas de reírme, algo que habría hecho de no estar tan conmocionada por la evolución de los acontecimientos, y retrocedí unos pasos para alejarme del aberrante antes de iniciar mi transformación.
Los alfas y betas emitieron gruñidos de desaprobación al ver que recuperaba mi forma humana, y el aberrante se tensó todavía más al no comprender su significado. El profundo dolor que invadió hasta el último centímetro de mi cuerpo impidió que notase la incomodidad que normalmente acompañaba a la transformación, y tras ponerme de pie escuché un gruñido proveniente de Dante que me desconcertó.
Cuando me volví hacia él vi que Emil, Hugo y Nekane tenían la mirada perdida para no posarla en mi cuerpo desnudo y puse los ojos en blanco ante su absurdo comportamiento. El aberrante emitió un gemido desesperado y me observó con estupefacción.
—Zoe —dije con voz suave—. ¿Me reconoces?
Los ojos rojos del aberrante desaparecieron para mostrar la mirada azul de mi amiga, y sus iris se concentraron en mi cuerpo y en los lobos que había detrás de mí. Avancé en su dirección con calma para evitar que sintiese la necesidad de atacarme, y a pesar de que su cuerpo se tensó, dejó que me agachase a su lado.
—So yo, Afri —dije en un susurro.
Zoe comenzó a emitir agudos gemidos que se asemejaron al llanto y que me rompieron el corazón, y puse mi mano ante su hocico para que me oliese antes de acariciar su pelaje.
—¿Puedes transformarte? —pregunté cuando se tranquilizó un poco.
Su hocico se movió de un lado a otro, como si estuviese negando con la cabeza, y tuve que esforzarme por contener mi furia para no asustarla.
—Vamos a ir a la cabaña, ¿vale? Allí haremos que recuperes tu forma humana —dije con suavidad.
Zoe emitió un sonido que me indicó que estaba de acuerdo y me moví para volver a transformarme. El cambio resultó ser más difícil de lo que esperaba, ya que mi cuerpo y mi mente se habían debilitado tras lo ocurrido, y cuando logré que mi loba se mantuviese en pie, tuve que reprimir el aullido de dolor que amenazó con escapar de mi pecho.
Los ojos de mi amiga me observaron con asombro y me acerqué a ella para hundir mi hocico en su pelaje y evitar que su loba sintiese la necesidad de atacarme.
Cuando los instintos animales de Zoe se acostumbraron a mi presencia me di media vuelta, lo que provocó que me encontrase con la penetrante mirada de cuatro lobos que me observaban con una mezcla de ira y estupor. Empecé a caminar en su dirección y Zoe se posicionó detrás de mí. Cuando no se movieron, emití un gruñido que encendió el salvaje brillo de mis ojos y que permitió que nos dejasen pasar con cierta reticencia.
Me di la vuelta para dedicarle una mirada tranquilizadora a Zoe y me detuve en medio de los alfas para dejar que pasase. Su cuerpo vibró por el miedo y deseé hundir los colmillos en las patas de aquellos idiotas y gritarles lo imbéciles que estaban siendo en aquel momento.
Zoe se estremeció en cuanto Hugo se situó a su lado y me acerqué a ella para hundir el morro en su pelo y tranquilizarla. Dante se posicionó a mi izquierda mientras Emil se encargaba de cubrir el frente. Nekane cerró el círculo vigilándonos por la espalda, y entre los cuatro nos rodearon en una muestra de su plena confianza en nosotras.
Me encontré con la mirada de Dante, que había bloqueado el vínculo en un intento por ocultar sus emociones, y mi astro giró la cara y miró hacia delante para evitar el contacto visual. Sabía que su enfado conmigo iba más allá de lo que podía imaginar, pero en aquel momento tenía cosas más importantes en las que pensar, como el fuego que ardía en mi pecho y dificultaba mi respiración.
Los lobos dejaron que guiase el camino sin oponer mayor resistencia. Sus cuerpos se deshicieron de parte de la tensión cuando comprobaron que Zoe no trataba de escapar, y en cuanto atravesamos el bosque y vi a lo lejos mi cabaña, sentí que me entraban ganas de llorar. Estaba agotada, dolorida y me sentía demasiado frágil como para estar cómoda en aquella situación.
Nos detuvimos en la entrada de mi casa y me transformé para coger la llave de repuesto que tenía escondida en una de las macetas. Al levantarme para abrir la puerta vi que habían desviado la mirada y negué con la cabeza al no comprender su comportamiento. Éramos lobos, ¿cuál era el problema?
Entré en la cabaña sin más dilación y fui a la cocina para beber directamente del grifo y calmar la quemazón que me invadía. Cuando me sentí algo mejor llené un vaso de agua y lo puse en el suelo para que Zoe pudiese beber, y mi amiga se abalanzó sobre él como si no hubiese bebido en semanas, lo que envió otro pinchazo de culpabilidad a mi pecho.
Escuché el sonido que acompañó la transformación del resto de lobos, a quienes encontré tras la isla de madera de la cocina, pues se servían de ella para ocultar lo que colgaba entre sus piernas. Nekane se cubrió los pechos con los brazos y los demás se revolvieron incómodos, lo que provocó que rodase los ojos ante su comportamiento.
—¿Se puede saber qué problema tenéis con la desnudez? —pregunté mientras me perdía en el baño.
Dante me observó regresar a la cocina y sus hombros se relajaron en cuanto vio que me envolvía en una toalla, lo que provocó que arquease una ceja con una mezcla de irritación y diversión. Su mirada se tornó seria en cuanto se detuvo en la figura de Zoe y la tensión que se apoderó del ambiente provocó que se me erizase la piel de la nuca.
Dejadme muchos comentarios, porfaplis, que tengo el día dramático.
¿Esperábais que fuese Zoe?
¿Qué pasará ahora?
Espero que os haya gustado el cap!
Biquiños <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro