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Capítulo 6: El dragón caído y roto


Jace había quedado horrorizado y por demás traumatizado al ver morir a su madre de esa forma, el miedo y la culpa lo tenían casi enloquecido, se había desmayado al momento, pero al despertar llegaba a pensar que era una pesadilla nada más, que su madre aun no iba, pero sabía la verdad su madre murió por su culpa.

Había destruido todo por amar a un traidor, a un mentiroso, y ahora estaba completamente roto.

Aegon, tampoco estaba bien, si bien su amado omega quedo traumatizado por lo sucedido, él también había estado impresionando y se sintió culpable, él no era un rey, era solo un títere en manos de su madre y hermano, era un idiota que rompió al único ser que lo había amado.

Después de ese incidente, aun no estaba seguro de si habría guerra o no, ya no había tal cual la oposición, pero Otto, les había dicho que sin Rhaenyra, si bien el consejo negro podía rendirse, también podían tratar de rescatar a Jaecarys para ponerlo en el trono o en dado caso, aún estaban Jofrey, Viserys y Aegon los hijos de la reina y el propio Damon, que, si bien era partidario de Rhaenyra, sin ella, podría pelear por el trono para él, además los Velaryon, no se quedarían de brazos cruzados o eso pensaban.

Aegon, volvió plantear casarse con Jace, pero solo gano un golpe de su progenitora, quien nunca aceptaría mezclar su sangre a la de un bastardo

Y por lo que noto, Alicent, tenía un gran odio y resentimiento contra Rhaenyra y su progenie. Sabia ya que Jaecarys, nunca le perdonaría, que ya nunca le sonreiría, lo veía con odio.

Había intentado explicarle que todo fue cosa de Aemond y su madre, que él no estaba implicado, que no sabía del plan contra su hermana, pero obviamente el omega no le creyó.

Era rey sí, pero ¿a que costo?, además era solo un rey nominal.

Otto, Alicent, Aemond, ellos tenían el poder, él solo era un títere en la silla, siendo asi ¿porque no se rindió antes con Jace? ¿por qué no acepto ser a futuro su rey consorte? entonces sí habría tenido más poder que ahora, entonces aun sin poder, seria feliz con su amado, pero ahora tras la sangre de Lucerys y Rhaenyra, Jaecarys, nunca le miraría de nuevo con amor.

Lo veía con ira, miedo, odio, tristeza, pero no amor, solo quedaban dos opciones, dejarlo volver con sus hermanos o retenerlo con él y usar su cuerpo para satisfacerse, como sugería su madre, pero él no sería capaz de desecharlo después, lo amaba, lo deseaba y no quería dejarlo ir, pero tampoco creía ser capaz de lastimarlo más.

Mientras él estaba en su indecisión, la reina Alicent, ya estaba haciendo planes contra el omega cautivo.

Definitivamente no dejaría que Aegon, estuviera con él, ni siquiera como su prostituto, como había sugerido al principio, bien sabía ella que de ser asi había riesgo de mezclar su sangre con un bastardo, él té de luna, no siempre funcionaba y además, quizá Aegon quisiera cachorros con ese chico, sabía que lo había amado, pero no podía permitir que algo surgiera entre ellos, ni por odio, ni mucho menos por amor, entonces lo ideal sería entregar al joven a alguien más, a otro Alpha, alguien que le debiera un favor, alguien que pagase por él, o quizá mejor aún, alguien que lo haría sufrir o quizá lo mataría, después de usarlo, sí mucho mejor.

Y que mejor de alguien que pudo haber sido su aliado, si las cosas no hubieran salido mal para el omega, que idiotamente, se enamoró de su hijo.

Ya tenía en mente al candidato perfecto, con una sonrisa cruel, inicio una carta que marcaría el destino de Jaecarys. El señor de norte, ese a quien debió ir a ver para persuadir de unirse a su madre, pero que, en vez de eso, fue a ver al estúpido de su vástago, que tenía en el trono.

¿Porque darle a Jace, a alguien que no los había apoyado y que de hecho pudo ser su enemigo?

Fácil por dos razones, que de hecho se alineaban con su propósito, destruir por completo al actual legitimo heredero al trono.

Destruir a Jaecarys y marcar su venganza y triunfo total contra Rhaenyra, la omega que se atrevió a ser feliz y gozar de atractivos Alphas, en su cama, no como ella teniendo que servir a un viejo, que se podría en vida.

Su odio y envidia eran tangibles, si bien fue su elección en parte, el precio de la corona, no soportaba saber de lo feliz, que debió ser la princesa con esos tres atractivos alphas en su cama.

Su sangre bastarda nunca llegaría al trono y nunca seria feliz, haría que tuviese una vida cruel y dolorosa y seguramente después tendría una muerte igual de lenta y dolorosa y por eso escogió al norteño.

Porque Jaecarys se sentiría horrible, de saber que su verdugo y torturador pudo haber sido su aliado, si no hubiera sido tan tonto, y dos porque quizá este hubiera aceptado pelear por los negros, pero sin importar eso, tenía una mala fama, la fama de asesinar a sus consortes, ya habían sido tres los omegas que murieron después de ser su pareja, algunos decían que el lobo era un hombre duro, frio y taciturno, otros decían que era cruel, algunos decían que enveneno a su esposa, otros que había acuchillado a la segunda.

Rumores nada más, rumores que corrían por aquí y por allá, decían que los hombres le temían y respetaba que era cruel, y poderoso.

Y Jace que haría un omega roto y débil ante este hombre vil, si se volvía su cuarto consorte, su cuarta víctima, por supuesto no tenia que casarse con él podía solo usarlo como su agujero de placer hasta terminar de romperlo, le daba igual, y además enviando zendo regalo, también se buscaría una alianza o eso esperaba.

Poco sabia la mujer, que, si bien el norteño había sido tres veces viudo, él nunca asesino, ni mucho menos daño o lastimo a sus consortes, él no había tenido que ver y su gente lo sabía, pero pensaban que tenía una maldición, él mismo lo pensaba y que quienes habían difundido esos rumores, eran gente malintencionada.

Sus enemigos vencidos y uno que otro envidioso y sí había entre sus abanderados, unos que no estaba de acuerdo con él, como su señor por su juventud y nobleza. Como la casa Bolton acostumbrada a la crueldad, no le gustaba tener un hombre honorable y noble por señor.

Cregan había recibido esa carta y quedo asombrado por lo que la reina viuda pretendía, no cabía duda que al recia era una arpía. Sintió lastima por el joven y precisamente por eso respondió afirmativamente, aceptaría el regalo, porque pensaba que era la mejor forma de proteger al chico, se lo debía a su madre, ya que después de todo, su padre le había jurado lealtad y el norte recordaba sus promesas.

No se casaría con él, no iba a meterlo en su maldición, pero tampoco pensaba usarlo como la reina sugería, simplemente se limitaría a acoger al chico y darle un techo, eso sería todo o al menos eso pensaba.

La reina se las ingenió para enviar a Jacecarys secretamente al norte, el joven no había puesto resistencia alguna, Alicent, al principio había estado reacia a permitir que Vermax fuese con Jace, entregar un dragón al norte no era muy buena idea, sobre todo sabiendo que pudieron ser enemigos, asi que lo mejor seria mantenerlo retenido en la fortaleza roja y cuando el príncipe muriese a manos del lobo podría ser reclamado por alguno de sus futuros nietos, esa era la idea, pero cuando de forma burlesca obligo a los cuidadores de dragón a llevar al príncipe ante su dragón para despedirse y viera que este se negaba nervioso, noto que estaba pasando algo, asi que hizo presión para que el joven y el dragón se viesen entonces noto todo lo que necesitaba y sonrió con crueldad.

El chico había quedado tan traumatizado por la muerte de su madre debido al fuego dragón que, de alguna forma, había desarrollado un miedo a estos, incluso al suyo.

Vermax trataba de alcanzar a su jinete, de llamarlo, pero el dragón sintió el miedo y el rechazo del omega y lloriqueo también en un lastimero quejido,

Era todo lo que la reina necesitaba para en su crueldad olvidar las cuestiones prácticas y él porque era mala idea entregar un d rango al norte, asi que ordeno que ambos fuesen enviados al norte, príncipe y dragón.

Los cuidadores de dragón no estaban muy de acuerdo, pero obedecían ordenes, obviamente el dragón no se trasladaría volando, no sin su jinete, solo habría una forma de llevarlo se requirieron toneladas de leche de amapola para dejarlo inconsciente, y fue asi como se le traslado primeramente en barco y después siendo llevado en un gran carruaje tirado por seis caballos para poder entregarlo al castillo de winterfell, donde finalmente fue recibido y despertó aturdido un poco después, hambriento y enojado.

El lord del norte había ordenado que le entregasen unas ovejas para saciar su hambre, poco antes que despertara para mantener segura a su gente, pues no sabia como iba actuar el dragón.

También conoció al muchacho finalmente y algo en se rompió al verlo.

No parecía un noble, valiente, inteligente y aguerrido chico, como había escuchado hablar de él, como había leído en algunos escritos de los maestres, no aquel chico era muy diferente. Un omega hermoso, delgado, pálido, con los ojos enrojecidos y la mirada perdida. No parecía un dragón, era un alma rota, parecía más bien un frágil gorrión congelado por el invierno.

De inmediato sus instintos Alpha le instaron a protegerlo, y sintió odio hacia quienes dañaron tanto a aquel pequeño ser.

─Sea bienvenido mi príncipe, Liora le enseñara sus aposentos.

─Gracias mi lord.

Respondió el joven de manera educada.

Él sabia bien porque estaba allí, la reina se lo dijo, se burló en su cara, antes de despacharlo.

"No me culpes, desde un principio debiste ir con él, si hubieras obedecido a tu madre quizá seguiría viva, ahora por que no cumples su última orden yendo al norte, él será tu Alpha, al menos hasta que se aburra de ti y te asesine como a sus otras consortes, aunque tú quizá n llegues a tener el título de lady Stark, un bastardo no lo merece"

No tenia miedo, no de su destino, porque se sentía demasiado culpable, lo merecía, por su culpa su madre murió, por su culpa perdieron la guerra, no sabía como estaban sus demás hermano, no sabía que sería de ellos, quizá por su culpa todos terminarían mal, por haberse enamorado como un idiota de un mentiroso, merecía la muerte, estaba bien si el norteño lo mataba, si lo lastimaba antes también estaba bien, lo merecía, sería su castigo.

Ni siquiera había mirado al norteño, solo escucho su voz, parecía amable, pero seguro eran solo fachadas.

Escucho el alarido de Vermax, si estaba en el norte, con él.

Vermax también causo dolor en su alma, él era inocente, era su dragón, parte de su alma, peor le temía por lo que era, le temía, y no era justo, pero realmente no quería verlo, no quería y por eso enviaron al dragón con él, no como un consuelo, si no como parte del castigo.

Pero Vermax podría causar muchos problemas allí, no estaba habituado al clima, no conocía a nadie, en el norte no había cuidadores de dragón quizá nadie hablara valyrio, no había una estancia adecuada para él además su jinete le temía, pobre Vermax, eso también era su culpa, decepcionaba a todo el mundo.

Debía ararse de valor y enfrentar a su dragón, al menos para evitar que hubiese víctimas., pero pensarlo era más fácil que hacerlo.

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