/Narra Hipo/
  Freya resultó ser una vikinga muy terca y determinada. Ella se quedó  en la Orilla para poder entrenar.

  Luego de hablar con ella la noche anterior, le propusimos a los chicos si querían quedarse, al menos hasta que Astrid y yo resolvieramos el tema. Todos accedieron.

  Comencé a meditar para poder sentir la ubicación de la magia que se dispersó y encontré la ubicación del resto de sus partes. Chimuelo y Tormenta ya estaban preparados, Astrid comenzó a trazar la ruta de viaje y antes del mediodía ya estábamos viajando.

  El primer lugar al que fuimos a la isla los Defensores del Ala. Astrid y yo queríamos ir por la ruta larga, de ese modo estaríamos más tiempo a solas y nuestros dragones podrían volar por más tiempo si quisieran. Hicimos varias paradas antes de llegar. Cuando por fin llegamos a la isla, escuchamos varios gritos de distintas personas. Parecía que no tendríamos que buscar por mucho tiempo.

  Aterrizamos en la isla sin que nos vieran y nuestros dragones se ocultaron. Al llegar al pueblo, dos chicos estaban a punto de ser ejecutados. Uno de ellos era una chica de unos 21 años. Tenía el cabello castaño oscuro en forma de una coleta, ojos marrones, vestía una camiseta verde con mangas largas, pantalones negros y botas café. Y por el otro lado, estaba un chico de 22 años, su cabello era rojizo y sus ojos eran verdes, toda su vestimenta era negra.

Hipo: ¡¡¡Alto!!!

  Todos en el pueblo me vieron y me apuntaron con sus armas.

???: No he entrometas, esto debe ser una maldición de los dioses.

Hipo: No es una maldición de los dioses. Es magia. Es magia antigua que despertó. Lo se porque yo también lo tengo. Déjeme explicar la situación y verá que lo que digo es verdad.

???: ¡Suficiente! ¡Atrápenlo!

  Astrid salió de su escondite y junto a ella activamos nuestra magia y combativos contra aquellas personas. La líder era una mujer de cabello rubio y corto y pareció sorprendida de nuestra habilidad de pelear y de nuestra magia. Yo podía usar partes de Chimuelo como sus garras, alas y colas, también podía disparar sus bolas de plasma. Astrid podía hacer lo mismo pero con las habilidades de Tormenta.

  Hice lo que pude para calmarlos sin dañarlos. Cuando terminamos de combatir, sólo quedaba ella y los chicos.

Hipo: Mire, sólo vengo a hablar con ellos ¿Quiere hablar?

  Lo pensó durante un rato y luego respondió.

Mala: Está bien. Me llamo Mal y espero que puedas explicar esto.

  Astrid y yo le contamos la situación y ella lo entendió más fácilmente cuándo vio a nuestros dragones. Al parecer ella lidera a un grupo de personas que protegen a los dragones de personas mala y los cuidan.

Hipo: Gracias por escuchar. Ahora necesitamos que liberen a esos chicos. Los ayudaremos y con suerte evitaremos que causen algún desastre.

Mala: Eso espero, apenas son jóvenes.

Astrid: ¡Usted quería matarlos!

Mala: Estaba asustada.

  Liberados a los chicos y los vimos detenidamente.

Hipo: Me llamo Hipo, y como pudieron ver, soy como ustedes. Por favor díganme sus nombres y lo que hicieron y podré ayudarlos en lo que pueda.

???: Me llamo Kaisa.

???: Y yo me llamo Angur.

Astrid: Yo soy Astrid.

Hipo: Vinimos aquí sólo por ustedes. Cuéntenos que pasó.

Kaisa: Yo estaba ayudando a la jefa Mala y de repente, cuando se me cayó uno de los objetos, comenzó a levitar sin que nadie lo tocara. Luego de varias horas me Di cuenta que fui yo y terminé  haciendo un caos.

Angur: Ayer todo estaba bien. Estaba en el entrenamiento de combate. Cuando iba a perder, algo negro salió de mí. Era como una sombra en forma de lobo e hirió gravemente a los demás. No era mi intención y sin embargo...

Hipo: No se preocupen ¿Saben por qué? Porque ya estoy aquí.