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Cap23: El rey blanco

Cuando Bralen se marcha, veo como mi sombra se mueve y unos ojos se abren en rojo en ella.

—Te encontré —susurra la sombra antes de desaparecer, Gen.

Yo dejo los planos en la mesa, tengo todo memorizado, lo que hago es empezar a correr hacia el castillo central. Evito los cruces de los guardias y donde frecuentan. Nadie en su sano juicio se acercaría.

Avanzo, avanzo hacia la entrada, donde veo a dos guardias custodiar la enorme puerta. En esta van pasando a las personas que ingresan a Barlow, aquellas que no saben por qué llegaron a este sitio distorsionado. Quizás dentro de las jaulas del castillo tengan a los del circo, aunque realmente espero que no, puede que los hayan derivado a otro sitio.

Me dejo descubrir junto a los nuevos ingresados. Piensan que intenté fugarme, así que me devuelven a la formación entrante. En esta somos llevados a una sala donde nos separan por peso mayormente. Un hombre forcejea y es asesinado al intentar escapar viendo que nos esposan.

Un niño se esconde detrás de mí, no le hablo ni algo por el estilo, simplemente es apartado de mí y llevado donde los de su peso.

Dalila aparece para revisar a las nuevas víctimas cuerdas de la ciudad, quizás alguna sea útil para sus juegos. Sus ojos se posan en mi cabello blanco, aquel que le recuerda a su viejo juguete que escapó, el pequeño Bralen.

Se acerca hacia mí, pero se detiene al darse cuenta de que no es la misma persona.

—Podría ser divertido, además es hermoso —dice mirando mi atuendo, rostro y tomando mi mentón para evaluarme.

No presento resistencia... Solo serán unos minutos.

—¿Se lo separo para usted, señorita? —Plantea uno de los guardias, sus ropas ni siquiera se ven como algo metálico, diría más bien que solo es alguien que logró el cargo y tiene habilidades pero no el porte.

—Sí, báñalo y ponle los atuendos del anterior —dice Dalila con una radiante sonrisa.

Sus cabellos son negros como la noche, sus facciones son largas, pero más que de alguien hermoso, diría que da esa impresión de tener algo de inteligencia. Es estúpido definir a alguien por su rostro, pero también es inevitable juzgar.

Soy llevado a un cuarto aparte, donde mi ropa se destina a ser retirada, pero consigo rodear al guardia y hacer una llave en su cuello con mis manos atadas, golpeo su rodilla desde detrás para que caiga y al hacerlo fracturo su columna.

Su regeneración será prácticamente instantánea y me podrá perseguir, así que huyo lo más rápido que pueda, solo debo hacer el tiempo suficiente para que llegue...

Mientras avanzo, siento que mis pasos dejan de moverse, mi cuerpo también y soy suspendido en el aire de cabeza.

—¿A dónde vas? —Dice uno de los hermanos de la familia, no son los que mencioné a Bralen, es otro de los seis miembros.

Camina hacia mí dispuesto a matarme, siento la presión en mi cuello mediante su telequinesis, pero muerdo mi labio dejando al descubierto mi sangre.

Su ataque se detiene al sentir el olor.

—¿Un Roosevelt? —Sus ojos se vuelven rojos en ambición y deseo.

Avanza hacia mí y prueba la sangre de mi muñeca terminando por escupirla al suelo, debe saber desagradable por la corrosión.

—Sí, lo soy, la última generación —le contesto.

—¡Ayudaron a la maldita corona a derrotarnos, por eso tuvimos que huir como perros! —Su mano rodea mi cuello lleno de ira, clava sus uñas ligeramente–: va a ser divertido hacerte sufrir, al último hijo.

Junto a su telequinesis me hace caminar a su lado, me obliga a llegar a las celdas donde veo a varias personas capturadas, entre ellas puedo notar los atuendos del circo.

Sin embargo, algunos rostros están deformes por los golpes, otros en los huesos. Una de las imágenes más duras es ver como dos en una de las celdas luchan hasta que solo uno queda vivo y comienza a comerse al otro por el hambre.

El Keighley me arroja a una celda junto con dos personas más, dos hombres mucho más altos que yo en tamaño y fuerza. Puedo ver sus atuendos, uno es del circo.

Usa su telequinesis para hacerlos pararse y da una orden.

—Logren hacer que pida piedad y los liberaré —expone el vampiro.

Ambos lo dudan, pero la posibilidad de libertad les hace actuar. Uno de ellos avanza hacia mi primero confiado por su aparente ventaja.

Realmente dejo que gane terreno, aunque reciba algunos golpes evito que sean de alguna forma peligrosos, solo morados en brazos u hombros. De esta forma hago tiempo antes de su siguiente ocurrencia, eso y que di mi palabra de que ayudaría a las personas del circo a solucionar su problema...

Se siente de pronto una explosión en uno de los lugares del castillo. Por culpa de esa pequeña distribución, un golpe logra impactar en mi rostro. No se hacen esperar las patadas posteriores en las que, por culpa del instinto, priorizo proteger mi vientre.

Siento la risa del hombre fuera de la celda.

—¡Vamos, usa tus poderes, Roosevelt! O acaso eres un simple impostor —grita de la euforia...

Maldito degenerado...

—Perdón... —Escucho decir a uno de los hombres que me golpean, me doy cuenta de que está evitando dar en lugares mortales.

Los gritos empiezan a ser generales en los calabozos, cuando la temperatura se eleva al punto que mi piel empieza a sudar ante ella.

Levanto la mirada para ver la reja en rojo vivo y al vampiro separar las manos.

Siento los pasos de alguien venir hasta aquí por el pasillo.

—Lewelyn... —Susurro clavando una daga en la pierna del atacante que no se contuvo haciendo que su talón comience a sangrar—: cúbrelo o morirás más rápido.

El Keighley se dispone a usar su magia, pero sucuerpo se congela de forma instantánea, una masa de hielo le cubre en sutotalidad. Luego veo cómo se evapora perdiéndose en el espacio. Los pasillos seven difuminados por la nube de calor controlada.

—Su poder es absurdo... —Digo levantándome mientras escupo sangre de una herida dentro de mi boca.

Frente a mí se para él, con sus cabellos largos, ropa impecable, aspecto gélido y un rostro que siempre te observa desde lo más alto. Pero no está sonriendo, se le aprecia bastante molesto.

La reja se evapora como si nunca hubiese existido, creo que una vez leí que cuando controlas las temperaturas puedes incluso controlar la materia lo suficientemente como para cambiar absurdamente los estados. En mi cabeza es lo mejor que he podido aplicar para entender su poder, la física no es lo mío.

Avanza hacia mí, pero en lugar de castigarme me levanta en sus brazos apoyando mi cabeza en su pecho.

—No mates a los rehenes, debo devolverlos al circo, di mi palabra —le comento evitando verle.

—No puedo concebir el hecho de que aún me pidas algo —me responde caminando al frente mientras las paredes se derriten.

Las personas comienzan a huir, al menos las que tienen conciencia.

—Lo único que tiene valor de mi persona es mi palabra —le confieso.

Sus ojos me miran y lo que era molestia se vuelve una leve sonrisa cínica como la que presenta cuando tiene algo entre manos.

—Lewis Roosevelt, ahora mismo el aura que presentas es muy curiosa —me responde mientras avanza.

A nuestro paso todos nos atacan, quien no se derrite o evapora, es congelado. Las paredes parecen un merengue que se echa a perder por el calor y se desliza hasta inutilizar su estructura. Lo peor es que queman como el infierno a quienes las tocan.

Él es demasiado fuerte... Incluso los Keighley que le hacen frente, no tienen el tiempo de reaccionar... Muere uno a uno...

Nunca pierde la compostura ni me suelta.

—¿Qué decides sobre mi carta? —Le expongo.

—Cuando me entregues a Lyra daré mi respuesta, Lewis —me responde.

—La asesiné, destruí su corazón luego de que Gen abandonó mi sombra —le respondo.

Su cuerpo se queda quieto un segundo, veo como sus ojos se quedan en blanco. Ante mí aparece un anciano.

Lleva un monóculo en su ojo y un bastón para andar.

—Maldito jovencito, atreverse a tocar a mi familia —dice el vampiro de los Keighley, su actual cabeza de familia.

Recuerdo haberle dado el poder de separar la mente del cuerpo, no puedo creer que esto funcione bien contra Lewelyn.

Su cuerpo no ha caído y me mantiene en brazos. Saco de dentro de mi ropa una Daga bendita... Podría apuñalarlo ahora y acabar con él. Mantengo mi mano en la empuñadura... Sería suficiente...

Me está ayudando ahora, pero luego será un problema. No lo logro, le odio, pero estoy vivo gracias a él, nadie me asesinó en mi niñez gracias a él...

¿Si supiese que no presento la otra mitad de su alma, me dejaría vivir? ¿Me hubiese entrenado, asesinado a quien me tocaba y torturado a quien me juzgaba? Menos a Victoria y madre...

Guardo la daga, no es el momento, eso quiero creer.

—¡Gen! —Grito y él sale de la sombra de Lewelyn.

Se apodera de la mente del anciano, la rompe, la fractura, le hace vivir la muerte mil veces alimentándose de su terror. Al romper el control, Lewelyn se libera y acaba con él. Son un equipo muy bien equilibrado, uno es el amo de lo material y Gen de la mente junto a los diferentes planos... Aposté a qué él se daría cuenta de los dos planos superpuestos de Barlow.

—Gen, tardaste demasiado —habla Lewelyn antes de seguir caminando fuera del castillo.

Gen solo se ríe y vuelve a su sombra mientras crece su aura pesada en el aire, sé que se alimenta del terror y sufrimiento, típico de un hombre sombra, por suerte están casi extintos y son incapaces de reproducirse.

—Hay que romper la dimensión —le comento.

—Ciertamente, puedo usarlo para complementar los planes del ataque supuesto de Rotia —dice Lewelyn y la sombra de gen le entrega un reloj de arena.

—Jefecito, esto es lo que había en lo alto del castillo, son dos genios; un Shaitan y un Marid —le argumenta Gen recuperando el reloj.

—Criaturas de Rotia, mucho mejor —responde Lewelyn para salir del castillo, el cual se termina de consumir tras el salir.

—No voy a rogar, puedes asesinarme si lo deseas —le indico al quedarnos solos.

Gen se aleja de nosotros, posiblemente a destruir los límites de esta realidad.

—Lewis, solo hay una forma de que puedas seguir viviendo —me indica Lewelyn.

—¿Cuál es? —Me dice él.

—Vuestro nombre, es Daniela, ¿cierto? —Me responde y mi sangre se hiela ante la respuesta.

¡¿Cómo lo sabe?! Ni siquiera respondo, esto no estaba para nada en mis planes. Incluso me bajo a la fuerza de sus brazos y me aparto, cada señal de peligro se dispara en mi organismo.

—Desde hace muchos años lo sé, más de lo que piensas —me contesta avanzando hacia mí y yo me mantengo retrocediendo.

—¿Por qué decírmelo y no solamente asesinarme? —Le respondo, a pesar de que su mirada es totalmente pacífica, me invade el miedo.

Su cabello blanco, ese semblante perfecto y sin gritas es sofocante.

—Eres lo único interesante que he visto en estos últimos años, conquistas, muertes, poder, todo lo tengo, todo lo puedo alcanzar. Incluso ahora mis planes marchan como la seda a excepción de... Lewis, quien debía ser el fragmento de mi alma —responde deteniéndose.

—No nací así porque quise, fue culpa de los Walker —digo—: ¿está mal que quiera vivir? Para ustedes es jodidamente fácil, para usted, para Lyra, para Victoria, tienen todo en la palma de la mano y yo...

—Y usted es capaz de arrebatarlo —me indica volviendo a avanzar para colocar la mano en mi cabeza—: ¿Qué piensas de cómo le he criado?

—Fue necesario... pero yo no era un vampiro, yo no podía regenerarme a gusto, todo dolía más, sé que cuando era cercano a lo mortal me llevabas con una sanadora, sin embargo... Sufrí, demasiado, me arrebataste el alma —le reclamo por primera vez.

—Estás vivo gracias a eso, el Lewis Roosevelt que existe hoy en día no sería posible sin mi patrocinio —me responde desde su superioridad, esta vez colocando su mano en mi cabeza.

Las sombras de Gen me dejan ver el pasado de Lewelyn, uno igual al mío. Curiosamente, de pequeño era bastante alegre hasta que empezaron los entrenamientos de Augustos.

—Me hiciste lo mismo —le contesto.

Lo peor de todo es que lo entiendo, lo peor de todo es que también entrenaría a mi hijo para sobrevivir, soy un jodido monstruo. Sus brazos me toman en un abrazo donde una de las manos va a mi cabeza. La cordura, la cordura... debo mantenerla.

—Exponlo, dime vuestro deseo y lo cumpliré —me indica Lewelyn.

¿Mi deseo? Si lo sabes me asesinarás...

—¿Qué quieres? —Le respondo—: Sea directo y dígalo, no necesita rodeos, no debe mantener una máscara siempre para amenazar y controlar a todos. Sí, soy Daniela, no soy Lewis Roosevelt, no soy de este mundo, no puedo huir y me han obligado a vivir una realidad que no es la mía.

Las risas se escapan de sus labios, son prácticamente imperceptibles.

—No morirás —me plantea mientras acaricia mis cabellos con su mano libre—: nadie tocará una sola hebra de vuestro cabello, eres mi mejor trabajo.

—No tengo forma de devolver a Lyra —le indico siguiendo una línea de mentiras.

—Nunca tomaré una decisión que acabe con la vida de alguno de ustedes. No deberá sacrificarse por llegar hasta nosotros, ya tengo todo planeado para ello —me confiesa.

—¡¿No deseas recuperar a Lyra?! —Le reclamo.

Vuelve a tomarme en sus brazos con su sonrisa cínica. Es imposible de leer, es un demonio en piel humana, esto me planteaba Belfegor. Tener un semblante tan frío e inhumano capaz de ni siquiera mostrar debilidad ante la pérdida de la persona que más ama.

—Para terminar la misión que cargas debemos morir, ¿no? —Me responde.

—No hay una forma de que yo sobreviva a ello, no la hay —le respondo.

Es bastante extraño, en el fondo, Lewelyn y yo seríamos los villanos de esta obra, debíamos fragmentos de una misma alma. Aun sin serlo, me entrenó para ser él, estuve a nada de convertirme en alguien idéntico a él.

—¿Qué es lo que le enseñé? —Me indica caminando al frente mientras se rompen en pedazos los cristales del oscuro cielo revelando la luz del día.

—Qué para un Roosevelt no existe lo imposible —le planteo.

¿Realmente Lewelyn piensa ayudarme?

Debo encontrar la trampa en su juego, sé que la hay.

Lo logré! Cinco capítulos seguidos, wiii, ya me redime por la semana pasada.

Qué piensan de Lewelyn? Creo que... Desplegó un poco de su poder, ya saben por qué es la cabeza de los Roosevelt y de Narciso, por no decir que de Axtrinia.

Los Shaitan y los Marid son dos tipos de genios, más a delante los verán, ellos eran los que pudieron hacer eso en la ciudad.

Por otra parte, espero que hayan disfrutado el capítulo y les haya gustado, de ser así dejen su voto ☺️🌹

¿Creen que Lewelyn realmente no ame a Lyra?

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