Enfrentarse otra vez a la multitud no fue tan molesto, pues el entusiasmo de saber alguna información, por pequeña que fuera, animaba el corazón de Gato Negro. Arribaron al salón de reuniones, difícilmente llamado la casa de Mandy. Dante ya las esperaba en el sofá sentado. Sus carcajadas tronaron en la habitación asustando a la niña gata.
-¿Qué pasa, Dante? ¿Cuál es la broma?- preguntó Mandy dejando sus accesorios y ocupando un lugar junto a él.
-Es solo el aterrizaje de Yuuki y Hirose. Parece que alguien se salió un poco de control con la velocidad.- comentaba el hombre entre risas sujetando en sus manos las notas escritas por Shi.
Las anécdotas de los aterrizajes de Hirose no eran las más buenas, pero era costumbre divertirse con ellas por propia voluntad del dolido.
Al llegar los accidentados, las sonrisas surgieron de los presentes. Quitando algunas hojas de su pelo, Yuuki celebraba la buena maniobra de esta oportunidad.
-Bueno, al menos esta vez fue contra las ramas.-suspiraba Yuuki.-Recuerdo que la anterior el tronco lo contó, no nosotros.
Las risas compartidas entre todos lograron hacer a Gato Negro entrar en confianza.
Al terminar sus bromas, la seriedad volvió al ambiente y todos se acomodaron al rededor del mapa ya abierto en la mesa.
-Bien, ya que estamos todos, comencemos el reporte. Shi, ¿qué pudiste recopilar del paseo de Hirose y tu hermana?
-De todas las personas en Akiba en el día de hoy, 103 coinciden con la descripción del sujeto en busca.-dijo ella mecánicamente.
-Muy bien, Mandy, ¿qué tienes tú?
-La madre de Kuroneko es una cantante famosa en el  bar Queen's Melody, su acto se basa en cantar y desaparecer. Su público la conoce por su nombre: Kitty Dark. -informó la muchacha sirviendo tazas de té a los presentes.
-Y de las personas que pasaron por el Queen's Melody. ¿Tienes alguna coincidencia, Shi?
-Hay tres personas que coinciden con la descripción, pero una dejó el país tras su visita al bar.-señaló la gemela revolviendo los papeles escritos.
-Por mi parte he podido averiguar más de lo que esperé.- dijo mirando fijamente a la gatita.- El barco que zarpó y suponía, debía llevarte a ti, tenía como destino no solo Liverpool. El verdadero objetivo era el departamento de estudios genéticos de la ciudad. Si bien es uno de los más importantes, también es de los menos conocidos, pues se encuentra bajo tierra. Eso es todo lo que averigüé. Solo falta Hirose.
El muchacho levantó su mano y acomodando su mente invitó a Gato Negro a acercarse. Ella dudó un momento, no sabía qué poder tendría la unión de sus razas y su primera experiencia no fue la mejor.
-Kuroneko, no temas, nuestras razas son compañeras, no enemigas. No habrá daño alguno.
Ella se acercó lentamente a su mano y el contacto hizo estremecer al cuervo, el cual tras unos escasos segundos levantó su mano con espanto.
-¡Hirose!- se asustó Gato Negro.
-No pasa nada.- él se recuperó despacio. -La información es mucha, por eso necesito aclarar mis ideas un poco.
Según la lectura, tu padre quería enviarte a ese lugar para que experimentaran contigo una forma de clonarte o reproducirte de forma que fueras su nuevo negocio. Esperó a que tuvieras una edad mínima para que no tuvieses riesgo de morir en el intento. Hace diez años, trató lo mismo con tu querida madre, pero esta se negó, y se escabulló del laboratorio en Liverpool. Luego de ese incidente, nadie, ni siquiera tu padre supo de su paradero. En resumen, eso es lo importante, aunque tus experiencias como polilla de biblioteca me han dejado la cabeza exhausta.
-Si bien es cierto que los Gatos de la Noche son muy raros, no dejan por eso de ser casi personas normales. Derecho tienen a vivir su vida plenamente como las otras razas.- reflexionó Dante con su mano acariciando su barbilla en gesto pensativo.
-¿Qué haremos entonces?-preguntó Mandy angustiada por la espera de una respuesta.
-Por hoy lo mejor será dejarlo. Mañana nos reagruparemos y nos dividiremos para buscar de nuevo. Lo que queda de día, Mandy, cómprale algunas ropas, vestidos estarán bien. Y algún obsequio pequeño, que la premie por su valor al intercambiar con el mundo.
-De acuerdo, pero necesito que alguien se quede en casa con ella.
Un silencio se percibió en toda la habitación. Una cosa era tratarla para hablar con ella un instante, pero quedarse quizás toda la noche a su lado era algo que mantenía a todos en una duda muda y expectante, o a casi todos.
-Yo me quedo. De todas formas no tengo nada que hacer.-anunció Hirose con gran tranquilidad.
Todos los de la pandilla se sorprendieron ante la actitud del muchacho. Al tener respuesta para su problema, Dante ordenó a los restantes ir a descansar.
Las gemelas se despidieron de Hirose con una sonrisa pícara, compartían casi una conversación en sus mentes y el tema era bastante descarado respecto a dejar a Gato Negro sola con Hirose. El toque de sus manos con las del muchacho fue muy explicativo. Este al leer la perversidad de las hermanas, se sonrojó de manera automática. Dante confirmó antes de irse el apego que misteriosamente el cuervo había desarrollado hacia la gatita.
-Hirose, cuida bien de nuestra pequeña, no sabemos qué pueda ocurrir.-dijo Dante invitando a Mandy a salir con un gesto de su brazo.
-Haré lo mejor posible, aunque no creo que ocurra nada malo.