Capítulo 21
AYLA ERA CONSCIENTE DE QUE NATALIE, COMO ELLA Y COMO ELEONOR, tenía su alma gemela sin embargo jamás se había dado la oportunidad de pensar en cómo era más allá de su nombre, que sí conocía, pero aquella tarde fría llegó su momento de conocer a Edward Wells. Edward pertenecía al consejo de la manada, una posición política relevante, era la quinta persona más importante ahí, y resultaba curioso porque eso no sonaba demasiado relevante hasta que descubrías la última noticia, la novedad.
William y Ayla emprenderían un viaje en búsqueda de la daga del sol y la manada necesitaba alguien que tomara el puesto del alfa en su ausencia. Tradicionalmente, en la ausencia de William quien debería tomar el poder era Ayla, pero ella tampoco estaría así que el poder recaería en Nathaniel, quien también los acompañaría por lo que el siguiente en la cadena de mando era Eleonor que por supuesto iría, lo que dejaba a Edward como el alfa temporal.
William había planeado pedir ayuda a sus padres, sin embargo eso no resultó según lo planeado, así que allí estaban William y Ayla en el despacho de la casa principal. William estaba sentado en su silla, su expresión era de estoica seriedad, como de costumbre se veía imperturbable, Ayla estaba a su lado, de pie, los nervios la carcomían impidiendo que se sentara así que permanecía a su lado con una mano sobre su hombro.
Edward entró a la habitación, sus brazos atrás de su espalda y en una postura tan recta y firme que a Ayla le dio la impresión de que quizá tuvo algún entrenamiento militar o algo similar.
Cuando Ayla lo vio no logró evitar la sensación de que era demasiado simple, demasiado normal y demasiado común para ser él la pareja de Natalie. Su cabello era rubio y estaba ligeramente largo pero perfectamente peinado, tenía marcados los pómulos en su rostro lo que lo hacía ver inquietantemente delgado lo que no parecía concordar con el hecho de que se le notaba fornido, su piel estaba bronceada como la de casi todos allí y sus ojos eran de un marrón común. Esa sensación se acrecentó en ella cuando tras él entró Natalie, sus mechones anaranjados brillaban entre su oscuro y desordenado cabello, salvaje como ella.
Natalie y Edward representaban un curioso contraste, como el ying y el yang.
Ayla le dedicó una pequeña sonrisa a Natalie al verla, la sonrisa fue inmediatamente correspondida con un pequeño ademán de manos adicional, cuando Natalie agitó su mano suavemente para saludar, Ayla notó que sus manos estaban ligeramente manchadas de ingredientes de cocina que ella prefería no poder identificar pero le ocasionaron un revoltijo en el estómago al pensar en el almuerzo.
—Siéntense por favor —indicó William, la pareja obedeció de inmediato, tomando asiento en las dos vacías sillas frente al gran escritorio de madera.
Ayla observó con detenimiento y curiosidad la tensión que Edward parecía albergar, como si tuviera el peso del mundo sobre sus hombros igual que Atlas, igual que William.
— ¿Esto se trata de...? —comenzó a preguntar Natalie, después miró a sus lados como si creyera que había alguien invisible escuchando la conversación y siguió hablando, esta vez en susurros. — ¿Esto es por lo del viaje?
Natalie no susurraba tan bien como creía, pues mantenía el mismo volumen que antes aunque se escuchaba como si arrastrara las palabras.
—Sí, se trata de eso.
—Genial, bueno, entonces creo que es momento de decir que yo definitivamente iré. No hay posibilidades de que me quede aquí mientras ustedes patean un montón de traseros de brujas.
—Y hechiceros —agregó Edward en voz baja, sonando poco entusiasmado a comparación de su novia, era evidente que mientras Natalie era una muchacha vivaz y enérgica, su pareja era más aficionada a la diplomacia.
—Y hechiceros —repitió Natalie.
—Muy bien, no planeaba obligarte a quedarte Natalie —declaró William—. Ayla aquí a mi lado es demasiado terca para quedarse mientras nosotros nos vamos así que necesito que sus protectoras viajen con nosotros.
— ¿Nosotros? ¿Usted también irá? —preguntó Edward, alterado.
—No dejaría ir a mi mate sola —respondió William, mirando a Edward con severidad.
—Por supuesto que no —dijo Edward en voz baja, como arrepintiéndose de haber hablado, en realidad a juzgar por su expresión lastimera probablemente se arrepentía hasta de haber nacido, era notoria la afición de alguien por el dramatismo... Si no hubiera sido un hombre lobo entonces probablemente se dedicaría a la actuación, o al fútbol.
Debido a su postura ligeramente cabizbaja, el cabello rubio de Edward se vio ligeramente más oscuro, como un rubio cenizo en lugar de rubio oro. Nathalie se acercó ligeramente a Edward y sujetó su mano, entrelazando sus dedos con disimulo, Ayla apenas lo habría notado si no les hubiera estado prestando muchísima atención.
—Te tengo una propuesta —dijo William, Edward tembló intuyendo que había altas probabilidades de que lo que fuera a decir no le iba a gustar—. Allison, Natalie, Eleonor, Nathaniel, Ayla y yo nos iremos, no sabemos cuanto tiempo pero esperamos que sea un viaje breve, pero necesito a alguien de confianza a cargo de la manada, y tú eres la persona con más alto rango en el consejo de la manada, así que puedes decidir entre ser el alfa durante mi ausencia o acompañarnos durante este viaje.
Natalie se alejó de Edward al instante, sus manos se separaron y Edward apenas pareció percatarse de eso, la mano de Natalie cayó a su costado y no trató de volver a acercarse. Los ojos de Edward chispeaban debido a la emoción, si en aquel momento estuviera convertido en lobo, se habría visto como un perrito contento agitando la cola de gusto. No hacían falta palabras para saber cuál sería la respuesta de Edward, sin embargo, William permaneció en silencio esperando con paciencia la respuesta verbal.
Era evidente que Natalie conocía a Edward mejor que nadie, pero también era evidente que en ocasiones ella no estaba del todo satisfecha con la personalidad de Edward, era notorio al ver su mirada repleta de resignación y desconsuelo puro, sabía que Edward elegiría quedarse en la manada siendo el alfa en lugar de acompañarla.
—Es un gran honor para mí que me considere para ocupar su puesto hasta su regreso, sería incapaz de rechazar esa oferta —dijo Edward, y el corazón de Natalie se resquebrajó de inmediato, porque en su interior había albergado la esperanza de que él pudiera elegirla a ella.
Ayla pudo ver los ojos de Natalie brillar por las lágrimas albergadas siendo contenidas en sus ojos cristalizados. Ayla no pudo evitar sentirse incómoda, sentía que estaba presenciando una situación demasiado intima, debía ser solo Edward quien notara la desolación con inundaba a Natalie y debía ser él quien le ofreciera reconfortantes palabras en solitario y sin espectadores.
Dos decisiones que debían haber sido tomadas en conjunto fueron tomadas individualmente sin pensar en el otro, estaba bien si lo veías desde un punto de vista sobrio, pues ambos eran personas distintas con prioridades diferentes pero igual a Ayla le producía un sabor amargo en la boca saber que ninguno de los dos había pensado en las repercusiones que tendrían sus decisiones en el otro. Era evidente que a Edward no le había agradado demasiado que Natalie fuera a viajar y a Natalie no le había agradado que Edward eligiera el poder sobre ella.
—Bien, entonces, en dos días nos iremos y quedarás a cargo, puedes tomar una de las habitaciones de huéspedes si deseas quedarte aquí o puedes permanecer en tu casa, no importa —dijo William—. Pueden irse, te esperaré mañana aquí en la oficina para hablar respecto a tus responsabilidades.
Natalie y Edward salieron del estudio sin decir palabra alguna.
William se giró a mirar a Ayla, ella le devolvió la mirada con incomodidad, la mirada de William pesaba demasiado en ella y la hacía sentir extraña, no molesta o intimidante, solo extraña, no era una mirada a la que estuviera acostumbrada.
—Me has dicho tantas verdades a medias —susurró Ayla, pero William lo escuchó tan claramente como si lo hubiera dicho en su oído.
Inicialmente, Ayla solo pensaba en que jamás le mencionó que invitaría a Edward al viaje, pero después un torrente de recuerdos la golpeó con fuerza.
William jamás le dijo donde había estado cuando llegó a la Casa Principal, la muchacha que la había recibido mencionó problemas de la manada y una especie de misión diplomática pero William había vuelto a la casa en compañía de Allison, su ex novia.
Cuando William y Ayla se conocieron, William prohibió a Eleonor y Nathaniel que le explicaran algo específico, una historia que él creía que ella no debía conocer.
Cuando los padres de Ayla murieron y William descubrió que Eleonor les había ocultado información crucial, Eleonor le había reclamado por algo importante que no había dicho a Ayla.
Los padres de Ayla habían muerto por secretos, ella era cazada por algún motivo desconocido, y William no podía decidir ocultarle cosas sabiendo lo mucho que las verdades a medias le habían arrebatado, no era justo.
William se estremeció pero se recompuso con rapidez.
—Las mentiras y las verdades a medias son cosas distintas así que deberías estar feliz de que no fueran mentiras sino verdades.
—Claro, debería estar contenta —ironizó Ayla, no sabía de donde venía su repentino enfado pero allí estaba—, no hay nada mejor para iniciar una relación que magia, secretos y verdades a medias. ¿Me habrán echado una maldición? Me pregunto, porque de repente vivo en un bosque, no tengo empleo, mis padres murieron y mi algo, porque ni siquiera sé lo que somos, me oculta cosas.
— ¿Se puede saber a qué viene tu repentino enfado? Te noté incómoda en la reunión pero no estabas molesta hasta hace dos minutos.
—Ah, lo lamento, cuando me dieron la lista de reglas de este lugar, que por cierto incluyen que no puedo trabajar, salir de la casa ni tener tiempo a solas, no me dijeron que tampoco tenía derecho a enfadarme.
Ayla solía ser amable, pensar varias veces las cosas antes de decirlas y tenía muchas otras buenas cualidades, pero cuando la chispa de su enojo se encendía era como encender la mecha de dinamita, quemaría y quemaría hasta finalmente explotar. Ayla ya había tenido aquel arranque en el que había llorado tanto que sus ojos ardieron pero era turno de que se permitiera sentirse molesta, consigo misma y con el mundo, incluso con aquellos que no eran del todo culpables.
—Ayla, si tenías algún tipo de problema con las reglas de la manada pudiste avisarme y hubiéramos hecho algo al respecto en lugar de comenzar a reclamarme hasta por respirar.
La respiración de Ayla se aceleraba, era como una presión en el pecho que no parecía que se fuera a aliviar pronto.
—Mira —dijo, tratando de tranquilizarse en el estándar de lo posible—, tus reglas me parecen tortura pero entiendo el motivo por el que existen, pero tus verdades a medias y tus secretos no puedo entenderlos, no puedo entenderlos porque no me los dices. Se supone que soy tu alma gemela, me amas, y yo te amo a ti, si no puedes confiar en mí entonces me pregunto en quien confías.
—Es por tu bien... —argumentó William, en vano, a él mismo le costaba comprender sus decisiones.
—Por supuesto que es por mí bien —respondió Ayla con la ironía brillando en su voz—, los secretos siempre son por mí bien, estoy cansada de que me mientan, por secretos perdí muchas cosas. Ahora te pido esto, en nombre de la Luna a quien le profesan adoración, responde con total honestidad, yo sabré si te atreves a mentirme y no te lo voy a perdonar, ese secreto que me ocultas, el más grande, aquel en el que estás pensando y por el que te estremeciste, responde, ¿ese secreto me pone en peligro? ¿Me involucra?
—Sí. Te involucra.
Hola, no les había dejado una nota de este tipo antes pero quise aprovechar la oportunidad para mostrarles algunos gráficos de la historia que hice.
Los gráficos son solo de escenas que ya han ocurrido en la historia, no contienen spoilers, si quieren gráficos con avances de la historia y también memes pueden encontrarlos en mi cuenta de Instagram, mi usuario es alirxa2
Espero que les gusten estos detallitos.
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