Capítulo 03
LA MIRADA DE AYLA ADQUIRIÓ UN LIGERO MATIZ DE MIEDO CUANDO EL GIGANTESCO LOBO SE APARTÓ UN POCO DE ELLA Y SE ENCOGIÓ SOBRE SÍ MISMO, transformándose en humano. El lobo resultó ser un hombre de la misma edad que todos allí, con casi dos metros de estatura y un descontrolado cabello negro, igual de pálido que Nathaniel y con ojos similares a él.
Ayla soltó un pequeño grito de horror, pero no era tonta, había visto suficiente de la conducta extraña de su prima, y después la transformación del chico. Entendía ahora que sus padres la habían enviado a la guarida del lobo de la forma más literal posible. Bajó la mirada hacia el suelo, con los puños apretados a sus lados, tan enfadada como aterrorizada.
Eleonor se acercó con lentitud hacia Ayla. Así no debían suceder las cosas, ella vendría, la mantendría a salvo en el interior de su casa lejos de las vistas curiosas y donde ella no pudiera afectar la vida de nadie, complicarla, y para evitar eso solo los conocería a Nathaniel y a ella, y cuando el problema en su hogar se arreglara, ella volvería a casa. Pero así no habían sucedido las cosas, no, Ayla era ahora la mate del alfa y no podían hacer nada para apartarla de sus garras.
Eleonor colocó su mano sobre el hombro de Ayla, con cuidado para no asustarla, sin embargo ella permaneció rígida ante su tacto, tanto que preocupó un poco a Eleonor.
— ¿Todos aquí son como él? ¿Tú eres como él?
Un nudo se formó en la garganta de Eleonor.
—Sí, todos lo somos, pero te lo voy a explicar.
Sin embargo, Ayla no quería ninguna explicación, no en ese momento, se dio la vuelta y abrazó a Eleonor con fuerza. Eleonor podría ser el hombre de las nieves y eso no borraría su unión, las lágrimas de felicidad brillaron en los ojos de la mayor mientras que Ayla solo se aferraba a su prima como si temiera que en algún momento ella fuera a desvanecerse.
Ayla ya no tenía tanto miedo, pues confiaba en Eleonor, y si ella no creía que alguno de ellos fuera a hacerle daño en ese instante, entonces ella tampoco, pues confiaba en Eleonor con su vida y poco más.
—Entonces, ¿también eres un perro gigante? —preguntó a Nathaniel.
Eleonor reprimió una carcajada mientras William esbozaba una media sonrisa.
—Lobo, pero sí.
—Estupendo —murmuró Ayla, sarcástica.
—Pero no te preocupes, él sí es lindo, no como el otro que parece poseído presagio de la muerte —dijo Eleonor haciendo referencia a las veces que ambas veían Harry Potter, mientras señalaba a William, que al instante frunció el ceño y le gruñó a la mujer.
—Él también es lindo —dijo sin pensar para después enrojecer por completo y que William sonriera arrogante—, sea quien sea, ¿quién se supone que eres?
—William Black, soy el alfa de la manada.
Ayla conocía un par de cosas acerca de los hombres lobo, sin embargo, la mayoría de cosas que conocía eran gracias a programas de televisión así que no estaba del todo familiarizada con el concepto.
—Ah, claro... ¿Qué es un alfa?
Nathaniel soltó una carcajada al mismo tiempo que William gruñía enfadado.
—Vamos a casa —anunció William como una orden, mirando a Ayla.
— ¿Disculpa? —dijo, sin lograr entender nada.
En ese momento, Eleonor decidió intervenir en defensa de Ayla, siendo de inmediato respaldada por Nathaniel.
—Por favor, William, un día es todo lo que pedimos para explicarle todo —suplicó. Podría tratar de defender a su prima con garras y colmillos pero no podría hacer nada contra el alfa, ni siquiera con el apoyo de Nathaniel, su única opción era que el alfa aceptara por voluntad propia.
—No —gruñó dando un paso hacia adelante, sus ojos brillando de forma tenue en color rojo.
Eleonor hizo lo único que pasó por su cabeza, dio un pequeño tirón al brazo de Ayla que había sido refugiada tras ella en contra de su voluntad y la colocó donde William pudiera verla. La mirada del chico se ablandó al instante, como solo sucedería en presencia de su mate, de su alma gemela.
—Por favor, déjame explicarle todo —suplicó otra vez, esperando que su pedido fuera siquiera considerado, pero no fueron las súplicas de la estúpida mate de su hermano menor lo que lo convenció, sino la expresión de horror absoluto volviendo al rostro de Ayla.
—Bien —aceptó, su voz grave y amenazante envió un escalofrío directo a la columna vertebral de Ayla—, pero mañana antes del mediodía deberá estar en la casa principal, y no le pueden decir nada acerca de la historia, es sólo eso, una historia.
Eleonor se estremeció ante la orden, no quedaba nada que hacer al respecto aunque quisiera, era incapaz de desobedecer una orden directa del alfa, igual que Nathaniel y el resto de la manada, de hecho, la única persona que podía desobedecer era Ayla, pues al ser humana no tenía ningún tipo de ancla a esa manada ni mucho menos al Alfa.
Ayla no comprendía nada, pero el tono que William había usado era escalofriante, tanto que incluso se sentía más cómoda con el lobo gigante y tenía muchísimas ganas de decirlo, sin embargo, ella acostumbraba a utilizar su cerebro y notaba el temor que Eleonor y Nathaniel parecían profesarle así que más por el bien de ambos que por el suyo propio ella decidió callar sus absurdos comentarios y permanecer en silencio, confiando en que las decisiones que Eleonor estaba tomando eran por su bien y ella lo arruinaría todo si decidía interferir de algún modo.
William tenía las manos apretadas en puños, las apretaba tan fuerte que en cualquier momento seguro comenzaría a salir sangre. Decir que estaba molesto era poco, estaba iracundo, él no solo era el alfa de la manada sino también el mate de la chica y era ofensivo para su autoridad que ellos creyeran tener más derecho sobre ella, pero podía ver el pánico en ella, además de que él no podía perder su tiempo explicando banalidades, ni siquiera a su alma gemela, así que antes de que su hermano comenzara a deshacerse en agradecimientos se dio la vuelta y abandonó la casa.
—La llevaré a nuestra habitación y le explicaré todo —dijo Eleonor a Nathan, que se sentó en una de las sillas y colocó su cabeza entre sus manos, tirando de sus cabellos con irritación.
— ¿No crees que a él le corresponde poder decírselo?
— ¡Por supuesto que no! Merece una buena explicación después de todo esto, merece saberlo y no por alguien que cree que tiene un derecho a ella. Es una humana, si bien esto es sagrado para nosotros no lo es para ella.
La expresión tensa de Nathaniel no se relajó en lo absoluto, sin embargo, asintió con la cabeza de acuerdo, Eleonor no esperó más de él y llevó a la chica hacia su habitación.
La habitación lucía extraña para Ayla, quizá era porque ahora sabía la verdad y de algún modo extraño había esperado que su habitación tuviera pinturas rupestres o conejos disecados.
—Hey, estarás bien —dijo Eleonor cuando se sentó al lado de Ayla en la cama, poniendo su brazo alrededor de sus hombros en apoyo.
—Creo que cuando el tipo aquel estaba aquí estaba en shock, de algún modo ahora que no está me siento aún más alterada que antes —musitó, confundida y Eleonor soltó un suspiro—, dios, tengo tantas preguntas.
—Puedes hacerlas, estoy dispuesta a responder.
Eleonor sonrió.
— ¿Se convierten en la Luna Llena?
—Es un mito popular, pero no es necesario si no queremos.
— ¿Plata?
—Verdad, nos daña mucho y nos quema.
— ¿Acónito?
—También es verdad, es venenoso.
— ¿Vampiros?
—No existen, jamás supe porque los humanos inventaron esa historia, y como no existen, no son mortales para nosotros —explicó—, debo admitir que me incomoda un poco que solo preguntes por formas de asesinar a un hombre lobo.
Ayla rio un poco, no había sido esa su intención, solo habían sido los primeros mitos que quiso corroborar porque había sido lo primero que pensó su aterrorizado cerebro.
— ¿Qué es un alfa? —preguntó, recordando el concepto que había utilizado William.
—Los hombres lobo se dividen en manadas. Esta es una manada. Cada manada tiene dos líderes, el alfa y su mate, que se vuelve la Luna de la manada, y el segundo al mando que es el beta. Esta es la manada Black Moon, es así porque la familia que gobierna es la familia Black, el chico que viste hace rato es William Black, el alfa de la manada, y su hermano menor, Nathaniel Black, mi esposo, es el beta de la manada. El alfa tiene poder sobre la manada, no solo es el lobo más fuerte sino que cada miembro de la manada debe de obedecer sus órdenes por su rango.
—Entonces, ¿si él te dijera que saltaras de un acantilado...?
El resto de la pregunta quedó colgando en el aire, pero Eleonor fue capaz de comprender.
—Tendría dos opciones, hacerlo o abandonar la manada para ser libre de su control, pero aún siendo libre de su control él seguiría siendo más fuerte que cualquiera.
Ayla sufrió un escalofrío ante la idea, era espantoso, vivir siendo controlado como una vil marioneta por toda tu vida, era... La idea era horrible desde cualquier punto de vista que pudiera tratar de explorar.
— ¿Y eso no les molesta?
—No, en realidad, no. William es bastante cruel cuando quiere serlo pero es un gran alfa, protege a su manada sin importar nada y pocas veces nos obliga a hacer algo que no queremos.
La siguiente pregunta de Ayla por alguna razón se negaba a salir, como si estuviera atascada en su garganta y no pudiera pronunciar las palabras, sin embargo, cuando pudo darse cuenta ya había hecho otra pregunta, y no sabía la razón.
— ¿Qué es mate?
Pareció la pregunta correcta, lo que ella necesitaba saber, pues tan pronto como las palabras surgieron de algún lugar extraño con inspiración desconocida, Eleonor se tensó.
—Todos los hombres lobo tenemos mates. Un mate es un compañero de vida, también conocido como un alma gemela, podemos reconocerlos al instante por su aroma y cierta emoción que provocan en nosotros. Un mate es la parte que te falta de ti mismo, no puedes conocer la verdadera felicidad hasta haber conocido a tu mate pues es lo que te hace sentir completo. Un mate es la pareja que está destinada a pasar toda la vida contigo, tu alma gemela que la diosa Luna creó a tu semejanza. Una vez que conoces a tu mate es imposible dejarlo atrás.
— ¿Qué? ¿A qué te refieres?
Eleonor tragó saliva, eso no era sencillo de explicar, no a una humana que no comprendería la importancia de aquella unión, no sería sencillo de comprender para Ayla.
—Una vez que has conocido a tu mate no vuelves a enamorarte, no tiene sentido hacerlo porque incluso sin que tú seas consciente ya has conocido a tu verdadero amor.
— ¿Entonces? ¿Estás obligado a estar con tu mate?
—No, no estás obligado porque tú en realidad quieres estar con esa persona, es como el amor a primera vista, pero verdadero y eterno.
Ayla debía admitir que sonaba hermoso, al menos sonaba así la parte del amor verdadero, pues incluso ella creía que había alguien en el mundo de quien se enamoraría y sería la persona indicada, pero a diferencia de los humanos que podrían tenerlo en frente y no verlo, ellos podían apreciarlo en todo su esplendor, reconocer el verdadero amor que sería incapaz de hacerte sufrir de ningún modo. Pero notaba en la expresión de Eleonor que había algo más tras ese lindo cuento de hadas que parecía que se tornaba real, tan real como lo eran los hombres lobo.
—Hay algo más, ¿cierto? —y su voz temblorosa por la preocupación también alarmó a Eleonor.
—Nathaniel es mi mate —dijo, y Ayla sonrió, porque entonces no podría ser tan malo, porque se notaba el amor que ambos se tenían—, y tú eres la mate de William.
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