Había comenzado el quinto año en la escuela y las burlas no paraban, una noche por muy cansada que estuviera le dije a mi madre lo que pasaba en la escuela, por primera vez en mucho tiempo que sentía un poco de esperanza, pensé que ella podría pedir permiso en su trabajo e ir a hablar con los profesores o los padres de los chicos que me molestaban y así poder ponerle fin a esa tortura pero todo mi mundo se vino abajo cuándo mi madre comenzó a regañarme diciendo que todo era mentira y que solo estaba imitando lo que decían en un programa de televisión

Desde ese día ya no dije nada mas de lo que me estuviera pasando, me volví una persona mucho mas reservada y retraída de lo que ya era, si no tenia el apoyo de mis padres estaba lidiando esa batalla por mi cuenta, la imaginación no ayudaba mucho, necesitaba algo mas que solo cosas imposibles en mi mente, con solo once años ya era perfectamente consciente de todo lo que eran las "salidas del cobarde" como solía llamar al mundo de las drogas y tendencias suicidas, pero lejos de comenzar a andar en malos pasos e internarme en los rincones mas oscuros de la mentalidad humana que me llevarían a una vida de mucho mas sufrimiento y dependencia. Pero un dia todo cambió cuando en la clase de literatura tuvimos que escribir una historia corta sobre un tema que nos asignaría el profesor, según el, eso actuaria como una evaluación final para demostrar que tanto habíamos aprendido, tendríamos todo el fin de semana para realizarlo, no recuerdo muy bien el tema que me toco y un vago recuerdo de las instrucciones aun resuena en mi mente, el máximo era de tres paginas y debía representar el tema asignado debía trabajarse en tercera persona y contener al menos cuatro figuras literarias

Pase todo el fin de semana pegada en mi cuaderno escribiendo borradores para la historia que debía presentar el lunes a primera hora, jamas me había sentido con tanta vida, adoraba la sensación que corría por mis venas cuando tomaba un lápiz y comenzaba a deslizarlo sobre un papel formando palabras que cual montaña rusa aparecían a medida que escribía, letra tras letra me llevaba a un mundo lejos de la realidad, era muy diferente a escribir cosas académicas, era mucho mas excitante que escribir números en la clase de matemáticas o escribir datos importantes en la clase de historia, escribir algo que salga de mi propia mente, por mi propia voluntad y por mi propia mano era la mejor sensación del mundo, mientras me dejaba llevar por el movimiento del lápiz me imaginaba lo que escribía y sobre todo imaginaba que era yo la protagonista, aun cuando el personaje principal fuera un hombre

El día llego y sabiendo que ese maldito intentaría otro de sus trucos tuve la astucia suficiente para hacer dos historias, una era la "historia señuelo" la cual plante en mi mochila y la historia real que escondí debajo de una de las calcetas de mi uniforme, en cuanto entre al salón de clases sucedió lo que esperaba, ese descerebrado abrió mi mochila y saco la carpeta en donde tenia la historia señuelo, saco mi "trabajo" y en frente de toda la clase lo hizo pedazos diciéndome que ahora reprobaría al no presentar la tarea

En eso el profesor entro al salón y me ordeno limpiar el desastre que según el yo había hecho, esta de mas decir que todos los chicos del salón se burlaron y comenzaron a arrojar papeles al suelo para que yo los limpiara, para cuando llego el momento de entregar los trabajos el maldito que rompió mi "tarea" le dijo al profesor que yo nunca ha hice y que me la di de floja todo el fin de semana, pero yo saque la verdadera historia de debajo de mi calceta y después de estirarla se la entregue al profesor

Una vez que todos entregaron su trabajo yo me quede en mi escritorio leyendo mi libro de historia, siempre me a gustado esa asignatura y de hecho siempre tuve las mas altas calificaciones en esa materia, cuando era hora del descanso teníamos la obligación de salir al patio, pero aunque yo solo quería quedarme en el salón para seguir escribiendo historias en un cuaderno que compre solo para ese propósito me vi obligada a salir, pero fui a encerrarme en los camarines del gimnasio, la mayoría del tiempo estaban vacíos, era como tener mi propio espacio privado donde podía dar rienda suelta a mi imaginación, aunque a penas había comenzado a escribir hace unos dias, esa era la única motivación que tenia para sobrellevar el tormento que vivía día a día