
Unico Capítulo
Madcha caminaba por el bosque con sus pies descalzos totalmente lastimados, en sus brazos llevaba una recién nacida la cual empezaba a llorar por el frío de la noche oscura, adornada por relámpagos y una interminable lluvia.
Madcha sonrió al darse cuenta que al fin había llegado con los Oráculos y podía averiguar cuál sería el futuro que le habían preparado los Dioses a su pequeña.
—Oh grandes Oráculos, he venido para que me brinden un poco de su poder y me digan el futuro de mi pequeña hija —los Oráculos se acercaron a la joven y pusieron sus manos en la frente de la recién nacida.
—Querida Madcha —susurró con voz gruesa y espeluznante—, si sigues con tu hija, ella morirá. Deberás dejarla con nosotros o atente a tu destino.
La joven chica rompió en llanto y observó a su hija por última vez, sabía que ese iba a hacer el castigo por haber tenido una hija con un hombre comprometido. Besó su frente con lágrimas que yacían de su alma, ocultas por la tormenta, estiró sus manos y dejó a su hija al cuidado de los Oráculos.
Madcha corría por el bosque alejándose del lugar, pero frenó en seco al escuchar unos pasos tras ella, todo estaba procuro y frío, por lo tanto, cualquier ruido se escuchaba como algo realmente tenebroso.
—¿Hola? —cuestionó mirando para todas partes— ¿Hay alguien ahí? ¡Ah! —el cuerpo de Madcha se levantó siendo arañada y torturada por algo inhumano— ¡Ahh! ¡Ahh!
Los gritos callaron al mismo tiempo que el cuerpo de Madcha cayó al suelo haciendo que su cuello se quebrara y sus ojos se volvieran rojos saliéndose de su órbita completamente.
Habían pasado 17 años desde que esa noche trágica había pasado, la bebé de esos días, ahora era una hermosa joven la cual corría por el bosque mientras sonreía. Ella había crecido sin tener idea de lo que había pasado con su madre, para ella, la única familia que tenía era el Oráculo.
—Oráculo —mencionó acercándose a él— ¿Por qué siempre debo llevar una Manta encima de mi cuerpo?
—Eso te diferenciará de los demás mortales —susurró con la misma voz de ese día —. Nunca debes olvidar que eres una bruja.
—Lo sé —suspiró cancina—, la Maldición de la bruja.
Malich pasaba horas enteras mirando al mundo exterior deseando algún día poder conocerlo; Salir de aquel bosque nublado con una constante lluvia y quizá conocer el amor del que tanto le contaba el Oráculo. Un día, cuando más tormenta hacía, Malich decidió dejar el bosque y salir en busca de una aventura, mientras corría por el bosque ansiosa por lo que la esperaba, un olor fétido y asqueroso se apoderó de las fosas nasales de la chica, Malich tapó estás acercandose más al olor.
—¡Ah! —pegó un grito al ver como un zorro viejo le arrancaba el intestino a un cadáver ya pasado y podrido— esto es asqueroso.
El viejo zorro se acercó a Malich con intención de comerla ahí mismo, pero está abrió su boca totalmente y pegó un alarido que hizo que el zorro saliera corriendo entre chillidos. Malich al fin había llegado a la civilización, todos allí vestían elegantemente mientras ella pareciera una simple aldeana con una manta atada de por vida a ella. Mientras la chica caminaba por los diferentes lugares, asombrada por todo, a lo lejos observó un chico que hizo latir su corazón casi muerto: Ojos verdes, cabello rizado castaño, sonrisa perfecta y cuerpo deseoso. Malich sin pensarlo dos veces, empezó a seguir al chico creyendo que ese sería el amor del cual le habló el Oráculo.
Malich pasó casi un mes trepando por la ventana de aquel chico, admirando como dormía y suspiraba por cada sueño; Un día, cuando ella decidió declararle sus sentimientos, fue el mismo día que todo empezó.
—Hola —musitó alegre tocando el hombro del chico.
—¿Hola? —respondió con desagrado mirando a la chica por debajo del hombro.
—Eres muy guapo ¿Te gustaría salir conmigo? —sus ojos brillaban de la emoción, pues el sería la persona con la que compartiría su vida, pero ese brillo caducó tras la carcajada de él.
—¿Estás loca? ¿Quién querría salir con una cosa tan fea como tú? Mírate en un espejo, eres despreciable —se acercó a su oído y le susurró—, das asco.
Malich salió de allí rápidamente con el corazón totalmente roto, se dirigió a uno de los baños que habían en la zona y se quedó un gran rato llorando, el Oráculo tenía razón, el amor podía ser hermoso, pero también te puede hacer sufrir. Malich secó sus lágrimas las cuales empezaban a quemarla y juró ante los Dioses que ese idiota iba a pagar por lo que había hecho, nadie jugaba con sus sentimientos.
—Entonces al salir del cubículo de los baños públicos, me miré al espejo, pero al momento de hacer, vi mi rostro completamente cortado por las lágrimas y todo por culpa de ese maldito. —contó en un susurro para si misma— así que fea —masculló mientras sus ojos se volvían amarillos con un tono morado bajo de ellos—, perdón madre —musitó mirando al cielo donde sólo había una estrella —. El amor puede romper hasta el corazón más fuerte.
Malich salió para la casa del joven, empezó a golpear la ventana haciendo un ruido espantoso con las uñas, el chico despertó y miró hacia la ventana, pero como era de esperarse allí no había nada; Decidió volver a su cama pero algo lo jaló debajo de ella. El chico empezó a gritar mientras su cuerpo era lastimado, sus padres al escuchar dichos gritos salieron para su habitación.
—¿Hijo estás bien? —cuestionó su madre sorprendida por la ropa esangrada.
—Hay que irnos —propuso el padre y todos asintieron.
Caminaban por el pasillo y las luces empezaron a fallar, la tormenta afuera hizo que los tres quedarán en penumbras. Su madre fue arrastrada hacia una habitación con puerta cerrada, por debajo de ésta empezó a salir sangre. Luego sostuvo al padre con su mano y empezó a quemarlo haciendo que de su boca saliera sangre, tras eso rompió su cuello dejadolo con sufrimiento.
—Perdoname —se arrodilló suplicando el perdón de la bruja—, no debí haberte dicho eso.
—Ya es tarde —alzó su mano convirtiendo al joven en un Perro—. Esa será la maldición de la bruja.
Gracias por leer éste pequeño One-shot.
Los quiero 💜💜
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