25
Las cazadoras
Narradora
Las dos cazadoras guían a los semidioses hacia el campamento de las cazadoras.
Al llegar, todos ven a las doncellas junto con algunos lobos.
Ven que en una tienda de campaña, está sentada una niña de cabello castaño y ojos plateados cual luna.
—¿Estos lobos se convierten en humanos como tú o en hombres lobo? —el bisnieto de Deméter le susurra a su amiga.
—Son lobos normales —responde susurrando.
—Ah, ok.
—Mi señora Artemisa —ambas doncellas se arrodillan frente a la niña—, tenía razón, si había monstruos rondando por estos lares —comenta Loren.
—Veo que trajeron visitantes —mira al grupo de chicos que están detrás de las chicas—. Y son nada más y nada menos que los trillizos Di Angelo, tienen un gran parecido a sus padres —se acerca a ellos—. También tenemos al hijo de Tánatos, a la hija de Ares, de Deméter y su bisnieto.
—Es un gusto conocerla diosa Artemisa —hace reverencia la menor.
—Gina Di Angelo, la menor de los trillizos. Tienes un leve parecido a tu madre, especialmente en los ojos, las expresiones que hacer y tu forma de ser. Tu madre tiene mis respetos por ser una gran guerrera. Loren, Shiloh, lleven a los chicos a una de las tiendas y a las chicas a a otra, me quedo solo con las dos hermanas —ordena.
* * * *
Por otro lado, estaban Ayla y Nico entrenando con Percy y Annabeth. Decidieron despejar un poco las preocupaciones que tenían al saber cómo estarían sus hijos y los demás chicos.
—Vamos sirenita, no me dejes ganarte —se burla su hermano.
—No la provoques sesos de alga —le advierte su esposa.
—Es que se ven sin ganas —la señala.
—¿Quieres guerra? Pues guerra tendrás —responde la pelinegra—. Pongamos más interesante esto, si yo gano, me das tus postres.
—Y si yo gano, me das tu lámpara de lava.
—Hecho —acepta.
—¿Tantas ganas tiene para obtener esa lámpara de lava? —pregunta incrédulo el hijo de Hades.
—Esa emoción que ves, no es nada. Me dijo que la quiere porque es algo distinta a las demás lámparas de lava que hacen los mortales —responde la rubia.
Ambos se limitan a ver cómo sus parejas pelean. Percy es el primero en dar la estocada y su hermana lo detiene. La pelinegra le lanza un poco de agua y aprovecha que este se distrajo un poco para darle una patada en su estómago.
—Oye...eso...no se...vale —reclama el hijo de Poseidón mientras trata de recuperar el aire.
Se ríe. —Nunca aclaraste si podíamos usar nuestros poderes o no.
—Que graciosa —la vuelve a atacar.
5 minutos después...
—Ya ríndete Jackson —el mencionado la ataca con agua, y ella lo detiene igual.
—Jamás —se levanta de nuevo.
>>Que terco es, y no sabe que se lo voy a dar aún así<<
—Bueno, si tu quieres —lo ataca de nuevo, dejándolo noqueado—. Annie, cuando despierte, dile que sí le voy a dar la lámpara —se ríe y se va con Nico.
Ayla
—Nico —me ve—. Has estado raro, ¿qué sucede? —él se detiene y de paso yo—. Puedes decirme amor, ¿qué pasa? —lo miro con preocupación.
—Tu...tuve un sueño —suelta un suspiro—. No quiero que se repita Ayla, no quiero —lo abrazo.
Al principio no había captado a qué se refería. Pero después tuve una visión leve de dónde estaban los chicos, estaban con las cazadoras, de ahí capté a lo que se refería.
—Tranquilo, sabes que no puedo asegurar nada, pero me voy a asegurar de que a ellos no les pase nada —le respondo de manera tranquila y calidad. Ahora entendía porque decía que no quiere que se repita. Y es entendible.
* * * * * *
Cayó la noche y yo salí a revisar el campamento. Todo tranquilo y en paz.
—Piénsalo bien cariño —escucho a mi madre, quien está atrás mío.
—No necesito pensarlo madre —respondo decidida.
—Se que los amas, pero no puedes alterar lo que les depara.
Gina
—¿Por qué mamá rechazaría algo así? —pregunta Bianca—. Hubiera sido una gran cazadora, y no solo eso, una gran deidad —menciona.
—Su madre rechazó ser una de nosotras por el gran amor que le tiene al hijo de Hades —responde.
—No lo hubiera rechazado —susurra.
>>Pues si tanto quieres, únete a ellas<< —miro a otro lado.
—Suena tentador —la miro rápidamente. En ese momento recuerdo que entre nosotros podemos leernos la mente.
—Olvida que dije eso —digo sin importancia.
—Se ve que tú no estás interesada —me analiza.
—Y es verdad diosa Artemisa, no estoy interesada en unirme —respondo amablemente.
—Se ve que tienes las cualidades para ser una cazadora, al igual que tu hermana —la mira.
—Muchas gracias, pero yo por el momento no estoy interesada —vuelvo a decir.
—De acuerdo, deseo ver sus poderes en combate, pues así, tanto los semidioses, como las cazadoras, deben de estar alertas y ser ágiles con sus poderes y habilidades en batalla —menciona.
—Por mi no hay ningún problema —mi trilliza me mira.
—Por mí tampoco —me limito a responder.
—Perfecto.
Ambas nos pusimos en frente de la otra.
—No tendré piedad —suelta ella. Eso dolió, he de admitir lo. Solo deseo que ella se de cuenta antes de que sea tarde.
Suelto un suspiro. —Yo tampoco —dolió decir eso.
Sebastián
Los chicos y yo salimos de la tienda que nos asignaron, al igual que las chicas. En eso vemos que Gina y Bianca están apunto de pelear.
—¿Qué van a hacer? —pregunto algo preocupado.
—Las hijas del príncipe de los fantasmas y de la reina de los lobos van a pelear entre si para ver qué tan fuerte son sus poderes —responde una rubia castaña.
—Esto no va a terminar bien —susurra Mateo. Eso fue suficiente para que la preocupación se apoderara de mí.
—¿No ya se habían hecho las pases? —miro a Val y a Nico.
—Se supone, pero con ellas es un caos, no se sabe que van a hacer —admite Val.
—Lo único que queda es solo mirar —comenta Mateo.
—Hay que estar pendientes de ellas, ahorita es peor por la disputa que tienen ambas, a pesar de que según ya hicieron las pases. Pero cuando están muy enojadas, se desquitan con objetos. Pero esta vez son ellas los “objetos” —explica Nico mientras hace comillas con los dedos en la palabra objetos.
—Será difícil detenerlas y separarlas —admite Val. Nuestra mirada se dirije a ellas para presenciar lo peor de esto.
Ambas empiezan a atacarse con sus poderes. Bianca es la primera que ataca, pero Gina se defiende con un escudo, hace que los pies de Bi se hundan la tierra; dejándola inmóvil.
Camina hacia ella, pero la recibe con un ataque que hizo con sus poderes de Hades, dejando una leve herida en su mejilla izquierda.
De pronto, los lobos que estaban presentes, nos rodean; dejándonos adentro del círculo que formaron.
—¿Qué sucede? —miro el panorama.
—Los lobos se reúnen al ver una pelea, cuando dos lobos pelean por el puesto del alfa, o por su pareja. Y ahorita se juntan porque ésta pelea se trata de las hijas de su diosa —explica Artemisa.
—¿Y están a favor de alguna de ellas? —pregunta Val.
—No, ellos solo respetarán a la que salga vencedora —responde la diosa de la caza.
Bianca empuja a Gina para lograr salir de la trampa que le puso, y, para evitar que se acerque; el lanza un tronco que se usaba para sentarse alrededor de la fogata.
Gina lo esquiva y se transforma en lobo.
Vemos que sus ojos son azules. —¿Por qué sus se tornaron azules? —miro a los chicos. Ellos niegan al no saber que responder.
—Es símbolo de que ahora sus poderes de agua están contenidos y puede que en descontrol, como la nieta de Poseidón que es —responde Loren.
—¿A qué te refieres? —pregunta Nico.
—Su madre tenía ese problema, solo que en la noche, sus ojos se tornaban azules. Ayla ni nadie sabía la razón de eso, hasta que un día Poseidón le dijo que fue porque le quitaron su poder, dejando solo el de Nix —responde Artemisa.
—Y una vez que tuvo de nuevo sus poderes, intentó practicar y de ahí fue con nos dimos cuenta que sus poderes estaban fuera de control. Y cada vez que los usaba, sus ojos se ponían azules. Cuando controló a la perfección su poder de agua como hija de Poseidón, su ojos ya no volvieron a tomar ese color —nos explica Loren.
—Eso es nuevo —admite Nico.
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