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capitulo final

9 años después...

La vida de la princesa no pudo ser la misma. No claro que no. Ahora ella era como un alma en pena esperando que alguna persona se considerara de ella y le diera fin a su vida y poder descansar de su maldición. Pero eso nunca pasó.

Su vida se sumió en la oscuridad.

Paso de vivir en un castillo con una cómoda cama a dormir en el suelo. De que las personas se postraran a sus pies ahora vivía huyendo de sus maltratos y burlas. De tener una gran mesa con abundante comida a tener que cazarla para poder alimentarse. Todo había cambiado.

La mujer que le había salvado de morir de las manos de su hermana, la llevo donde una anciana quien la acogió de inmediato y desapareció sintiéndose culpable por la pequeña.

El tiempo paso y la anciana se hizo su amiga, su protectora. Cuando la princesa creció se volvió la cuidadora de aquella anciana.

Aquella mujer le enseño a cocinar, de cómo poder cosechar y cazar sus alimentos. Le enseño a hacer curaciones con hierbas. Poco a poco aprendió y pronto pudo ser independiente hasta que la anciana murió dejándole por lo menos un techo.

En su aldea era conocía como la ¨Cosa¨ así la llamaban. Otros le decían que era una aberración, un monstruo, una barbaridad. Todas las personas que la observaba no podía evitar hacer una mueca de asco, de hablar hasta de insultarla.

Los niños le huían, los adolescentes le tiraban piedras. Los adultos le escupían o simplemente la ignoraban. Ella se acostumbró a la soledad, su única amiga había sido la anciana pero ahora estaba sola.

Un día caminaba por el bosque como era de costumbre recogiendo vallas para hacer una mermelada y se detuvo al escuchar un ruido. Tomo su daga y se acercó sigilosamente encontrándose un caballo y a su lado un hombre inconsciente.

Sin saber si dejarlo a su merced o ayudarlo, decidió por lo segundo y al comprobar que se encontraba vivo lo llevo a su hogar.

Quito las prendas de su traje y se encontró con una herida en el hombro del hombre. Empieza a limpiarla y preparar las hierbas medicinales como le había enseñado la anciana. Termina de envolver la herida con las hierbas y deja que el hombre descanse, alimenta su caballo y sigue haciendo su Cáceres.

Unas horas después el joven caballero empieza a quejarse y a moverse. La princesa se acerca con cuidado y cuando abre los ojos la observa con espanto.

— ¿Quién eres tú?— Grita el hombre pero al exaltarse se lastima.

—Es mejor que te quedes quieto antes que tu herida vuelva a sangrar— El joven caballero la observa por un momento, su aspecto es horrible pero su voz suena dulce. Mira hacia abajo y se da cuenta que no lleva camisa y en su hombro izquierdo esta vendado. Baja su cabeza y huele a hierbas y levanta su mirada para encontrarse con aquella joven que lo mira con miedo.

— ¿Tú me has curado?— Pregunta y la chica asiente —Gracias— Susurra cerrando los ojos por el dolor.

—Ven toma esto que te ayudara para el dolor y que la herida no infecte— Dice ella entregando un cuenco con un líquido.

— ¿Qué es?— Huele el líquido y hace una mueca.

—Son hiervas medicinales y eso te ayudara para que mejores—Dice y el chico le queda mirando —Mira si quieres mejorar te recomiendo que lo bebas—Dice dándose la vuelta.

El chico por un momento duda pero termina bebiendo de esa agua. Hace una mueca de asco por su sabor amargo.

—Toma— La chica le entrega una bandeja con comida y de inmediato su estómago gruñe.

—Gracias— Susurra el chico mirando la comida. Por lo menos huele mejor que esa cosa que se bebió.

La chica sale dejándolo solo, el joven caballero inspecciona el lugar antes de dar el primer bocado de comida. Umm. Piensa, el sabor es delicioso mucho mejor de lo que come en el castillo.

La princesa espera un tiempo antes de entrar. No quiere que el joven caballero se sienta incomodo por su presencia y pueda degustar mejor la comida. Unas horas después entra y encuentra al joven dormido en su cama y a su lado la bandeja con los platos vacíos. Sonríe, por lo menos le gusta lo que preparo.

Los días pasan y la chica solo se presenta delante del joven caballero para limpiar sus heridas, darle su medicina y de comer. Después de eso desaparece sin decir una palabra.

Al principio el joven se sentía incómodo con la presencia de la chica pero al pasar los días se fue acostumbrando a su aspecto. Algunas veces se preguntó que le habría pasado para que ella terminara en ese estado ¿Habrá sido de nacimiento?

No era capaz de preguntar para no hacer sentir incomoda a la joven. Después de todo ella se ha portado bien con él y no quería hacer sentir mal.

Un día, el joven caballero aburrido por el silencio, se levantó lentamente para poder salir de la cabaña y despejar su mente, solo se levantaba de la cama para hacer sus necesidades.

— ¿Qué haces levantado?— El joven caballero se asusta y se tambalea pero gracias a la chica no logra caerse.

—Gracias— Dice cojeando hasta un asiento que se encuentra afuera de la cabaña.

— ¿Necesitas algo?— Pregunta.

—Estaba aburrido, ya no soporto la cama— Dice mirando a los ojos a la chica —Hasta ahora no se su nombre— La chica baja su rostro y se aleja — ¿Puedo saber cómo te llamas?—

—Me dicen... Cosa— Susurra ella sin mirarlo y por alguna razón el joven siente molestia.

—Pero ese no es tu verdadero nombre— La chica niega con la cabeza — ¿Puedo saber el nombre real? La ve suspirar y como acomoda la capa para ocultar su cabello. O el poco que tiene.

—Mi nombre es Clara— Susurra.

—Bonito nombre Clara— Sonríe —Mi nombre es Rick—Extiende su mano y la joven se queda mirándolo un momento antes de acercarse y tomar su mano — ¿Ahora háblame de ti?—Clara se queda un momento mirando al joven caballero y se pregunta si está bromeando.

¿Para qué quisiera saber de ella?

—No hay nada que decir— dice ella dándose la vuelta y salir.

— ¡Espera!— Rick se levanta pero al hacerlo se lastima y Clara se acerca ayudarlo a sentarse de nuevo —No te vayas por favor, enserio quisiera practicar contigo— Clara lo mira un momento y luce sincero.

Ambos jóvenes empiezan a establecer conversación. Poco a poco la tensión de ambos se desvanece dejando que se integren.

Los días pasan y cada vez una linda amistad florece. El joven caballero no entiende como una chica con ese aspecto tenga tantas virtudes. Es buena cocinando, es educada, amable y puede durar horas conversando sin sentirse aburrido.

Jamás se había sentido así con una mujer. A lo largo de su vida había conocido muchas mujeres pero que al final les parecía aburridas. Pero Clara era distinta y cada vez se sentía más confundido.

Con ella había establecido una buena amistad, se llevaban bien y no parecía ninguna chica de pueblo. Le sorprendió al saber que supiera leer, no muchas personas lo saben. Solo la clase alta tenían ese privilegio con una educación privada.

Ella era distinta y por más que estuvo atentado de preguntarle su historia siempre se contuvo. Lo mejor de todo que podía hablar cosas de ella de lo que jamás había podido hablar con una persona. Era como si ella pudiera ver atreves de su alma.

Se había recuperado de la herida de su hombro. Solo había una que otra molestia y ya podía caminar libremente sin cojear. Eso había hecho que pudiera acompañar a sus caminatas por el bosque, le ayudaba a recoger las vallas y había disfrutado de su mermelada cacera.

Un día, ella le pregunto cómo había hecho esa herida y él le toco confesar la verdad. Él es un príncipe, y uno de sus tantos recorridos habían intentado secuestrarlo pero con su entrenamiento pudo escapar y fue cuando ella lo encontró. Ella no dijo nada, solo se quedó en silencio y cambio el tema y seguía tratándolo como el principio y eso le gustaba. Estaba cansado de que las personas al saber quién era lo tratara de forma diferente y se regalaban a él para llamar su atención.

Un día, la acompaño a la aldea. Ella se puso una enorme capa para ocultar su rostro y su cuerpo pero eso no evito que las personas no la reconocieran. Él también iba camuflado, no quería que supieran que él estaba en ese lugar. No porque se avergonzara de Clara, simplemente sabía que llegarían noticias al castillo y vendría por él y no quería irse. Aún no.

Ese día empezó observar como las personas empezaban a señalarla, a burlarse de ella y eso le lleno de cólera hasta que un hombre se acercó a ella y la empujo haciendo que ella cayera sentada.

—No eres bienvenida a este lugar— Dice con desprecio.

—Y tú no deberías tocarla maldito infeliz— Rick empujo al hombre y en poco tiempo se vieron rodeados de varios hombres con espadas y palas.

— ¿Quién eres tú?— Dice uno.

—Al parecer el engendro encontró acompañante, ven muestra tu cara debes ser feo como ella— Rick ayuda a Clara a levantarse ignorando a los hombres que lo rodean.

—Vámonos — Dice ella con temor.

—De acá no salen ustedes dos— Dice otro —Vamos a darle su merecido y que de una vez por toda no vuelvan a este lugar— Rick saca su espada y la empuña haciendo que los hombres retrocedan.

—Es mejor que se aparten de nosotros y nos dejéis ir en paz— Hace un movimiento de su espada y eso hace que su hombro le duela.

—Déjenos ir por favor— Susurra Clara con temor — Prometo no volver—

—Ellos no tienen por qué prohibirte venir acá— Dice con rabia Rick.

—Este hombre tiene agallas, lástima que no nos importe— Dice otro hombre.

—Pues deberías— Rick se acerca el hombre que al verlo huye dando unos pasos hacia atrás —No saben con quien se están metiendo—

—Quítate la capucha y demuestra porque debemos temerte— Habla el hombre que empujo a Clara.

El joven caballero baja su espada y quita su capa dejando ver su rostro. De inmediato los aldeanos abren sus ojos y reconoce el rostro del príncipe haciendo que se inclinen hacia él.

—Lo sentimos su majestad, no sabíamos que estaba con la cosa—

— ¡No te atrevas a llamarla así!— Grita Rick — Óiganme muy bien, el próximo que se atreva a faltarle el respeto a esta dama se las verá conmigo— Dice esto último y se da la vuelta tomando de la mano a Clara para salir de ese lugar.

Había sido una mala ir a la aldea.

La noticia de que el príncipe se encontraba con la joven se dio a conocer y al otro día sus hombres esperaban por él. Habían estado buscándolo por todo el reino hasta más allá del reino pero no había noticia del joven príncipe y saber que se encontraba vivo no dudaron en ir por él.

Sus caballeros habían llegado al otro día, ya no podía hacer nada y debía ir a cumplir con su deber. El joven príncipe le pidió a Clara que se fuera con él, pero ella se negó. No quería que las personas cuestionaran a su amigo por estar con ella.

Con un profundo dolor en su corazón se despidió de su único amigo.

Para Rick, fue difícil despedirse. Más de una vez estuvo atentado en ir por su amiga pero debía reconocer que era lo mejor. No quería que ella siguiera sufriendo de las burlas de las personas y por más que él estuviera a su lado no podía protegerla del todo. Antes de irse fue a la aldea y de nuevo dejo claro que nadie debía meterse con ella y sin más siguió su camino.

Los días pasaron con estos los meses y no se volvió a saber nada del otro. Un día el príncipe aburrido decidió hacer uno de sus recorridos por su reino, pero como siempre lo hacía ocultando su identidad.

Ese día el príncipe encontró un campamento y se acercó para cerciorarse de quienes se trataban y se llevó la mayor de las sorpresas.

En un árbol una joven encadenaba mientras los hombres y mujeres bebían y se divertía entre ellos. Se acercó y su sorpresa fue mayor al encontrar a su antigua amiga Clara. Estaba sentada con los ojos cerrados.

— ¿Clara?— Su amiga abrió los ojos y se sorprendió de verlo después de tanto tiempo — ¿Qué sucedió? ¿Por qué te tienen así?— Clara al verlo sus ojos se llenaron de lágrimas, después de su partida ya nada volvió a ser lo mismo.

—Unos hombres me secuestraron y luego me vendieron como esclava— Susurra —Es mejor que te vayas antes que te encuentren y te hagan algo— Rick apretó su mandíbula, no podía creer que una vez más su amiga fuera maltratada.

—No te dejare, esta vez te llevare conmigo— Se acerca a la joven y trata de jalar las cadenas pero es imposible y levanta la espada rompiendo la cadena que aprisionan a su amiga —Vamos— Toma de la mano a Clara y la ayuda a levantar. La joven por un momento se tambalea por la debilidad que siente su cuerpo porque lleva varios días sin poder alimentarse bien.

Rick sin perder tiempo y aprovechando el descuido de los hombres saca a Clara del lugar hasta llevarla donde se encuentra su caballo oculto. La monta y se monta detrás de ella y emprende su huida.

Unas horas después su amiga le pide que se detenga, su cuerpo no soporta más estar sentada sobre el animal y se detienen al lado de un arroyo.

Rick baja de su caballo y ayuda a su amiga. Ambos beben agua y el joven príncipe se va a cazar algún animal para poder alimentarse entre tanto Clara aprovecha para darse un baño y después recoge ramas para hacer una fogata y así tener todo listo cuando su amigo vuelva con algo de comer.

Clara y Rick asan un conejo que cazo el joven príncipe y comen en silencio. Una vez más su amigo no es capaz de preguntarle nada de lo que paso, se sentía culpable por abandonarla después de que ella le había salvado la vida.

En la noche vio como Clara se removía sobre el lecho improvisado que habían hecho para dormir y cuando se acercó se dio cuenta que temblaba.

— ¿Te sucede algo?— Pregunta preocupado — ¿Estas herida o enferma? Clara se da la vuelta y le sonríe.

—Solo tengo frio—Susurra su amiga.

Rick sintiéndose incomodo se acerca a su amiga y se acuesta a su lado.

— ¿Qué haces?— Pregunta alarmada la joven.

—Es mejor que durmamos juntos, yo también tengo frio y entre ambos cuerpo podemos darnos calor— Clara suspira dándole la espalda a su amigo pero no deja de temblar y más aún cuando siente como Rick pasa su mano por su estómago.

— ¿Qué haces? ¡Aléjate!— Se remueve pero es imposible, su amigo la aprieta más hacia su cuerpo.

—Clara estas temblando— Susurra sintiendo el aliento en su cuello — Quédate quieta y duérmete.

Clara cerro los ojos tratando de estar tranquila pero sentir el cuerpo de su amigo en su espalda le era imposible y temblaba con más fuerza y esto hacia que su amigo la apretara más para darle su calor. Pero ella ya no tenía frio, sus nervios la ponía a temblar.

En la mañana despertó sintiendo el vacío de su cuerpo y al darse cuenta se dio cuenta que su amigo ya no estaba. Sintió nostalgia y mucho más sintió tristeza.

No sabe en qué momento se durmió pero si se dio cuenta cuando lo hizo su amigo y poco a poco pudo relajarse y quedarse dormida.

—AL fin despierto— Clara se sobresalta al ver a su amigo guardar su espada y tirar sobre el suelo dos conejos muertos.

—No me di cuenta en que momento te levantaste— Susurra sintiendo su rostro caliente.

—No quise despertarte —Dice acercándose para tomar el conejo y empezar a quitar su piel con su cuchillo — Antes que despertaras quería tener el desayuno listo— Sonríe.

Esa sonrisa. No podía negar que Rick es un hombre muy guapo. El más bello que ella haya visto alguna vez. Sus ojos verdes, su cabello oscuro y su nariz perfilada lo hacían ver hermoso. Ni negar su boca... Ummm. Esa boca que tanto ella fantaseo más de una vez.

Sacudió su cabeza y decidió levantarse para ayudar a su amigo. Después de desayunar y darse un baño ambos subieron al caballo para seguir su camino.

Clara se sentía incomoda, había tenido una discusión con el príncipe cuando él le dijo que la llevaría a su castillo. De inmediato ella se había negado pero él no se rindió y prácticamente le ordeno que se quedara a su lado. Eso le hizo remover su corazón, no sabía qué hacer con ese sentimiento. Se había enamorado de su mejor amigo.

Mientras cabalgaban, Rick no pudo evitar oler el cuello de su amiga. No sabía cómo lo hacía para oler tan rico. Cada momento a su lado se sentía pleno y no quería engañarla ni hacerla sufrir, porque el tenía su destino marcado.

Llegaron a un hermoso castillo. Esto hizo que Clara sintiera tristeza al recordar su antiguo hogar. Sus padres, sus sirviente que más que serviles eran sus amigos.

Rick de inmediato la presento y lo que sospechaba paso. Muchos empezaron a cuestionar al futuro rey por estar al lado de esa mujer.

¿Quién en su sano juicio traería a una mujer como ella? Decían muchos pero el príncipe dejo claro que ella era su invitada y nadie debía o podía meterse con ella.

Al principio las personas le huían, susurraban y hacían chismes sobre aquella criatura desagradable. Clara no salía de su habitación. Su amigo había asignado unas de las mejores recamaras para ella haciendo que más de uno se sintiera ofendido o disgusto.

Su amigo trataba de muchas formas que su amiga dejara de aislarse. La invitaba siempre a comer a su lado, a pasear por los hermosos jardines, le contaba historias como antes lo hacían. En ese momento solo era ellos dos.

—Clara, debes dejar de esconderte— Le dijo un día acariciando su mejilla —Debes dejar que las personas conozcan ese enorme corazón que tú tienes—Su amiga no fue capaz de responder, solo cerro los ojos dejándose llevar por esa maravillosa sensación.

—Lo hare— Susurro — Te prometo que ya no me encerrare más— Le prometió.

Desde ese día, Clara salía de su habitación y al principio muchos le huían pero ella con su cariño y su actitud se fue ganando el corazón del personal del castillo. Un día, su amigo le pidió que preparara el estofado que ella hacia y eso la emociono mucho y cocino no solo para el príncipe, también lo hizo para todos.

De inmediato empezaron alagar su comida. Se fue ganando amigos. Muchos reconocían que el príncipe había cambiado y que ella era parte de ese cambio. Ya el príncipe no salía a deambular por el reino. No ahora lucia feliz compartiendo el tiempo con Clara, pero esa felicidad no llego muy lejos.

El príncipe recibió la noticia que su prometida estaba por llegar. Eso le colmo de tristeza y más en no saber cómo decirle a Clara sobre ella. No quería que nada ni nadie arruinaran lo que tenían, pero él debía cumplir con su palabra y desposarse con una mujer que apenas conocía.

Clara trato de demostrarle que estaba feliz por su noticia, solo lo abrazo y lo felicito pero por dentro algo de ella se destruía.

Dos días después, llego la prometida de su amigo. El personal y su amigo no estaban feliz con su llegada pero trataban de demostrar lo contrario. Ella no entendía del porqué, hasta que la conoció.

Lo primero que hizo esa mujer fue dar un grito al verla.

— ¿Qué es esta criatura tan horrible?—Grito — ¡Guardias! ¡Saquen a ese monstruo del castillo!— Clara se le llenaron los ojos de lágrimas y solo pudo hacer lo mejor que hacía. Huir.

Se encerró en su habitación a llorar hasta que escucho unos toques de la puerta.

—Pase— Susurra limpiándose las lágrimas.

—Oh mi niña. No deberías llorar por lo que dijo esa mujer— Martha, una de las encargada del castillo se acerca a ella.

—Es verdad lo que dijo, yo se... que...— Martha limpia sus lágrimas.

—Sabes que no importa de cómo eres físicamente si internamente eres un demonio— Dice con pesar — Sabes que la flor más hermosa crece en medio de los pantanos— Clara solloza.

—Él se va a casar con ella— Hipa —Jamás podrá verme más que una amiga—

—Yo pienso lo contrario—Clara abre sus ojos y mira a su amiga — El príncipe cuando se dio cuenta de su trato hacia a ti se puso histérico y hasta la hecho—

— ¿La hecho? Pero no puede hacer eso, ella es su...—

—Mi niña, el jamás permitiría que alguien te haga daño—

— ¿Qué paso? ¿Se fue?— Martha hace una mueca en su rostro.

— ¡Que va!— Dice —Se puso a llorar y hacer su show — Encoge sus hombros — Pero debes estar tranquila, esa mujer no se volverá a meter contigo o sus días en este castillo estará contado — Sonríe y se levanta para ir a la puerta — Su majestad me pidió que te dijera que te espera para cenar y que ni trataras de evitarlo— Guiñe su ojo y sale de la habitación.

La cena fue tensa. Esa mujer y sus doncellas me miraban con asco a la pobre Clara trato de ignorarlas pero le fue imposible. Cada vez que el príncipe se distraía conversando con alguien ellas le hacían caras o se burlaba de ella.

Su amigo trataba que las cosas fuera como siempre. No veía la hora de escapar con Clara y poder conversar con ella como siempre lo hacía pero su prometida lo quería acaparar en todo momento.

Por más que lo intentara, siempre se la encontraba a ella o sus doncellas y no podía escapar. Sería una ofensa si lo hiciera. Desesperado por estar lejos de esa mujer, empezó a salir a visitar algunos lugares de su reino y lamentaba no llevar a Clara con él. Ya no soportaba a su esposa y entre más lejos más libre se sentía.

Lo que el príncipe ignoraba es que su prometida y sus doncellas le seguían haciendo la vida imposible a su amiga. Ella guardo silencio para evitar enfrentasen hasta que un día esa mujer se apareció en su recamara.

—No entiendo porque sigues en este lugar — Dice con rabia la prometida de su amigo — ¿Acaso no te das cuenta que sobras?— Grita — Estas interfiriendo en nuestra relación—

—Yo no estoy haciendo nada— Dice con calma.

— ¡Lo estás haciendo!— Grita — Rick se preocupa más por ti que por mí que soy su prometida—

—Eso no es verdad — Clara siente que en cualquier momento se pondrá a llorar.

— ¡Eres una intrusa! Que quiere quitarme a mi prometido—

— ¡Eso es mentiras!— Grita Clara al borde del llanto.

—¿Qué no?—Se acerca a Clara —¡Esta era mi habitación y tú me la quitaste!— La empuja —Quieres quitarme a mi prometido pero déjame decirte algo— Susurra acercándose a Clara — El solo te tiene lastima, solo tiene pesar de ti— Clara niega llorando —EL me conto que tú lo salvaste por esa razón se siente en deuda contigo, no eres más que una pierda en su zapato— Sonríe al ver el rostro de Clara contraerse ­—¿De verdad pensaste que él se enamoraría de ti?— Suelta una carcajada — Eres un monstruo, una aberración. Algo que no debió existir— Clara niega con su cabeza —No eres nada. No eres nadie—

— ¡Déjame en paz!— Grita pero luego se queda callada al recibir una cachetada de esa mujer.

Clara la empuja y sale de la habitación corriendo en el camino se encuentra con Martha que la mira con tristeza y ella corre pasando por su lado ignorando sus llamados. Baja la escalera y sale del castillo.

Sabía que era mala idea haber ido a ese lugar. Rick jamás podría amarla.

Llega a las caballerizas y toma la yegua que Rick le había reglado para dar sus paseos alrededor y sale galopando sin mirar atrás.

Llora por su corazón roto. Llora por su amigo. Llora porque jamás podrá ser correspondida.

¿Qué pensaba? ¿Qué de verdad se enamoraría de ella?

Esa mujer tenía razón. El jamás se fijaría en ella, solo se sentía agradecido por haberle salvado la vida.

No sabe cuánto tiempo pasa, siguió galopando hasta que el caballo no pudo hacerlo más. Debía parar, el pobre animal no aguantaría más. Se bajó y amarro la yegua a un árbol y camino hasta sentarse debajo de un árbol.

¿Ahora que iba ser de ella?

El joven príncipe no soporto estar más lejos de Clara y decidió regresar por ella. Esta vez no permitiría que la alejara de su amiga, la necesitaba. Por alguna razón se sentía bien pleno y feliz cuando ella estaba a su lado pero se llevó la peor de las noticias.

Clara se había marchado. Eso hizo que su corazón se llenara de tristeza. Lo peor fue al darse cuenta el motivo de que se marchara y era su prometida. Martha, una de sus sirvientes le había confesado lo que había escuchado y se llenó de rabia. Algo que había descubierto el príncipe era que odiaba que se metieran con Clara.

¿Por qué? Se preguntaba mientras subía a los aposentos de su ex, porque de algo estaba seguro era que jamás se casaría con esa mujer. Clara no le hace daño a nadie y no tienen por qué meterse con ella.

—Quiero que recojas tus cosas y te largas de mi castillo— La joven princesa se encontraba bordando abrió los ojos sorprendida al ver a su prometido entrar de esa manera a su habitación.

— ¡Que! ¿Por qué?— Dice levantándose de un salto.

—Tú sabes el motivo— Dice Rick con odio dándose la vuelta para salir.

— ¿Es por ella? ¿Por esa aberración?— Rick se da la vuelta dando unos pasos hacia su ex y ella retrocede de miedo.

—Esa no es una aberración es una mujer que estoy dispuesto a todo por ella, así que te pido que te largues y no vuelvas nunca más— Dice dándose la vuelta para salir.

— ¿Estás dispuesto a todo por ella? — Dice la mujer — ¿Hasta casarte con ese espectro?—Murmura con burla.

—Estoy dispuesto a casarme con ella, si es que ella me acepta— Dice y sale rápido de la habitación.

Necesitaba encontrarla, necesitaba saber que estaba bien. Por alguna razón en pensar en casarse con ella no le resultaba repugnante. Al contrario, le resultaba hermosa sin importar su aspecto.

Rick tomo su caballo y salió de prisa para encontrarla junto con algunos de sus caballeros. No importaba el tiempo que le tomara, la traería de vuelta.

La princesa logro despejar un poco su mente y tranquilizar su llanto y decidió que era hora de partir. Busco a su yegua y no la encontró en ningún lugar. Empezó a caminar buscándola pero había desaparecido.

— ¡Vaya! ¡Vaya! Miren lo que me ha traído el destino—EL cuerpo de Clara se polarizó al reconocer aquella voz. Esa mujer había matado a su familia y la había destruido a ella en vida.

— ¿Qué quieres?— Dice con rabia — ¿Acaso vienes a terminar tu venganza?—La bruja suelta una carcajada.

—Sí que tienes agallas princesita— Dice con burla.

El cuerpo de Clara temblaba de miedo pero no se lo demostraría a esa mujer. Ya suficiente daño le ha hecho y si había llegado la hora de morir, lo haría dignamente.

—No te tengo miedo, ven y termina tu venganza— Susurra cerrando los ojos esperando el impacto de esa mujer.

Rick galopa con rapidez y se detiene al ver la yegua de Clara comiendo hierba. Se baja del caballo y mira a su alrededor buscando a su amiga pero solo escucha un pequeño murmullo.

Se había separado de sus soldados para que ellos hicieran la búsqueda en todos lados. Por alguna razón algo le decía que debía ir por ese camino y no estaba equivocado, Clara estaba cerca y eso lo había tranquilizado pero al escuchar la voz de su amiga se acercó sacando su espada y vio que se encontraba con otra mujer.

¿Quién es esa mujer?

Termina con tu venganza... Había escuchado a Clara y vio como cerro los ojos y esa mujer sonríe sacando una daga debajo de su falda y sin darle tiempo a reaccionar ve como la mujer apuñala a su amiga.

— ¡Nooooo!— Grita y la mujer se da la vuelta y antes que esa mujer se mueva levanta su espada y corta la cabeza de la mujer — ¡Clara! ¡Clara! ¡Despierta!— El príncipe cae de rodillas a ver el cuerpo de su amiga bañado en sangre —Por favor... No me dejes —Toma el cuerpo de Clara y lo acerca a su pecho y la sacude como si eso la hiciera despertar — Clara, mi amor no me dejes— Llora sobre el cuerpo de su amiga.

— ¿Por qué lloras?—

Dice una voz en el bosque

—Dime joven príncipe ¿Por qué lloras?—

De nuevo esa voz pero él no ve a nadie y piensa que ya se ha vuelto loco.

—Porque perdí a mi mejor amiga— Dice limpiando el rostro de Clara.

— ¿Solo por eso? ¿Tu mejor amiga?— El príncipe niega con la cabeza.

—Porque perdí a la mujer que amo— Dice acercando sus labios a los de Clara. Aun se siente tibios.

— ¿La amas?— Pregunta de nuevo esa voz.

—Si la amo—

— ¿Qué estás dispuesto hacer por ella?— Rick levanta su rostro ¿Qué pregunta es esa? Ella ya está muerta pero aun así contesta.

—Estoy dispuesto a todo por ella— Hace una pausa — La convertiría en mi esposa—

El cuerpo de Clara empieza a temblar y Rick se separa asustado. Un momento a otro el cuerpo se eleva y empieza a retorcerse como si quebrara todo sus huesos. Esto lo desespera y se levanta tratando de atrapar el cuerpo en el aire pero este se eleva más hasta desparecer.

— ¡Clara!— Grita cayendo de rodillas llorando.

— ¿Por qué lloras?— Dice alguien en su espaldas pero Rick no se mueve, se queda con su rostro oculto entre sus manos mientras llora — ¿Por qué lloras?— Vuelve a preguntar.

—Porque perdí a la mujer que amo— Dice con rabia, ya está cansado de que le hagan esa pregunta.

— ¿La amas?— Vuelve a preguntar aquella voz y Rick se levanta furioso del suelo y se da la vuelta para enfrentar a la mujer pero al verla se queda en shock.

Jamás había visto a esa mujer y mucho menos a alguien tan hermosa como ella.

— ¿Quién eres?— Pregunta.

— ¿Acaso no me recuerdas?— La mujer sonríe.

—Si supiera quien fueras no te preguntaría — Le contesta de mala gana. No tenía humor para juegos.

—Algunas personas me dicen ¨Cosa¨— Susurra la mujer acercándose al príncipe —Otros me dicen espectro— Encoje sus hombros —Otros solo me llaman monstruo— Rick abre sus ojos, no entiende lo que está pasando pero algo en ella le hace conocido — Pero mi mejor amigo me conoce como Clara— Rick da un paso hacia atrás.

—No puede ser... Tú—

—Soy yo Rick, soy Clara— Rick empieza a negar con la cabeza y empieza a retroceder.

—Rick, detente —Clara intenta tocarlo pero el joven príncipe huye a tu toque.

— ¿Cómo? ¿Cómo es posible?— Rick levanta la vista hacia arriba donde el cuerpo de Clara desapareció y vuelve y mira a la mujer que tiene enfrente.

—Hace unos años una bruja se obsesionó con mi padre y como este la rechazo decidió vengarse de el— Hace una pausa y baja su rostro —No solo los asesino, también me convirtió en lo que conociste—Lo mira —Y gracias a ti la maldición se ha roto— Rick aún se niega a creer que ella es su amiga y Clara aprovecha su desconcierto y se acerca hasta que su respiraciones se mesclan —Mírame Rick, mira mis ojos y date cuenta que soy ella—

Rick se queda mirando los ojos de las chicas. No pueden negar que el color se parece pero le parece absurdo toda esa historia que acaba de contar.

— ¿De verdad eres tú?— Clara sonríe y se acerca rosando sus labios con los de su amigo.

— ¿Sabes cuantas veces te imagine besándome?— Dice humedeciendo sus labios — ¿De verdad estas dispuesto a casarte conmigo?— Pregunta con temor.

—Estoy dispuesto a eso y a mucho más— Susurra Rick antes de besar sus labios.

Muchos cuentan sobre la leyenda de una princesa que fue maldita y que gracias al amor verdadero de un príncipe, la maldición termino.

Ese era la historia que más le gustaba a los niños, en especial los hijos de Rick y Clara. Uno de los tantos cuentos que sus padres le contaba antes de dormir.

Rick y Clara se casaron. Ambos reinos festejaron al encontrar de nuevo a la princesa. Nadie podía creer todo lo que la pobre chica había tenido que pasar pero gracias a una amistad creció el amor verdadero.

Y vivieron felices para siempre...

Fin...

Esta es la segunda vez que me arriesgo con una historia de fantasía. 

Espero que le haya gustado, ha sido un reto para mi...

De verdad me gustaria saber sus comentarios de la historia ¿Saber que les pareció? ¿Si les gusto?

Mas que una novela es un cuento... Recuerde esta historia es completamente mia, se prohíbe su copia parcial o completa.

Voten y comenten, eso me motiva a seguir escribiendo...

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