8._Memoria
Nunca le pidió nada. Otras mujeres le solicitaban obsequios o palabras amorosas y él, por ego, las cubría de regalos dignos de un dios. Ella, en cambio, no le pedía nada. A veces, sin embargo, le daba la impresión de que esperaba un gesto afectuoso de parte. Una caricia ajena a la pasión del lecho o un minuto más de su tiempo ¿Por qué no se lo pedía? ¿Por qué no lo sobre complacía para lograr de él algo más que un encuentro en su cama? Pero la pregunta que más lo inquietaba era ¿Por qué él, no le daba nada? La idea de llevarle cofres con riqueza le disgustaba. Llevarla a un lugar para impresionarla le resultaba fuera de lugar. Al fin, se decía, no necesitaba nada de eso para que esa mujer le diera todo de su ser. Definitivamente era la amante más ilusa que recordaba haber tenido. Para él, era mejor así. Más fácil, más cómodo.
Por un año y pico la situación se mantuvo igual hasta que Bills, comenzó a notar que ella, no respondía del mismo modo. Que sus ojos no brillaban al verlo y no se le dibujaba esa sonrisa sutil en esa pálida boca. Tampoco estaba el hambre de él, en sus caricias. En su lugar surgió un cansancio fastidioso que empezó a ponerlo de mal humor, razón por la cual una noche le dijo:
-Quizá no vuelva por aquí muy pronto.
La muchacha estaba de espaldas a él, del otro lado de la cama, por lo que no pudo ver su rostro, pero la tensión en sus músculos no paso desapercibida para el dios.
-Como quieras...-fue la respuesta de la mujer.
No era lo que esperaba y se marcho pensando realmente en no regresar, pero a las semanas le pidió a Whiss que le mostrará que hacia la muchacha. Así descubrió a una persona totalmente diferente a la que él conocía. Una mujer más alegre y fresca que salia a la calle a trotar o simplemente a caminar oyendo música; pero con buen animo. A ella le gustaba mucho el sonido y tocaba un instrumento de cuerdas. Dibujaba, escribía, cultivaba plantas, gustaba de los animales. Con sus amigos reía y se divertía. Era curiosa, siempre quería saber más. Esa mujer tenía luz fuera de él. Fue desconcertante porque Bills que solo había visto sus sombras y pasiones. Experimento una sensación semejante al engaño ¿Por qué ella no le mostraba eso a él?
Una tarde, sin embargo, la vieron llorando mientras escribia sobre un pequeño cuaderno. Lo que estuviera escribiendo lo hacia con un dolor amargo, que se escondió al llegar un joven a su lado, en aquel parque.
-Es agradable ver que la señorita tiene personas que se interesan en ella- comentó Whiss.
El dios lo miró y el ángel le respondió la mirada.
-No todos le muestran a otro algo por lo que ese no muestra interés, señor Bills. Usted comprende eso...
El dios se apartó con disgusto y se alejo por el corredor. Ella le ocultaba lo mejor que tenía ¿Pero como se atrevía? No podía privarlo de eso ¿Quien se creia que era? Por días le estuvo dando vueltas a ese asunto encontrándose con un par de cosas que lo hicieron reflexionar profundamente.
Una noche volvió a verla, pero ella no estaba. La esperó cerca de dos horas y cuando la mujer entro en su habitación, al encender la luz, se lo encontró sentado en la ventana. Pareció sorprenderse un poco, pero fue una visión fugaz en esas pupilas que se apartaron de él.
-Te he estado esperando- le dijo con un tono de reclamo bastante evidente.
-Dijiste que no volverías...
-Si, bueno, cambié de opinión- le dijo, pero no tuvo reacción de parte de ella- Esperarte me dio hambre ¿No tienes algo de comer por casualidad?
-No.
-¿No puedes preparar algo?-le cuestiono.
La muchacha suspiro y le llevó a la cocina. Tomó una olla pequeña, puso a hervir agua en la que puso el contenido de una sopa deshidratada. Le puso un poco de carne de pollo, que tenía cocida, le agregó algo de cilindro y siguler, luego esperó a que estuviera listo para rallar algo de pan tostado encima de la sopa que puso en frente al dios, que un poco curioso escubriño el aire sobre el plato. Mirando aquella comida con intriga, hundió la cuchara y se la llevó a la boca. Su rostro cambio por completo al degustar aquel caldo sencillo y rápido de hacer.
-Esta sopa esta deliciosa- exclamó para sorpresa de la muchacha, que esperaba un desprecio de su parte.
-Que bueno que te gusto- le dijo con una sonrisa de cortesía.
-¿No vas a comer?
-No.
-Estas desperdiciando una comida exquisita, pero con todo gusto me la termino yo- le dijo logrando sacarle a la muchacha una pequeña risa.
No fue lo que dijo, sino la expresión del rostro del dios lo que la hizo reir. Parecía un niño con una golosina entre las manos. Esa noche, por las horas que Bills se quedo,
intercambiaron unas impresiones: hablaron. Fue la primera vez que lo hacían y quizá hubiera sido mejor no haberlo hecho nunca, porque aquello fue abrir demasiadas puertas que él había mantenido cerradas por mucho tiempo.
En eso pensaba Bills mientras veía como sus sirvientes colmaban a la diosa de atenciones. La miraba lejana y respondiendo a las galanterías baratas del desgraciado de Liquir. Como le disgustaba ese sujeto y desde que lo vio llegar en compañía de ella, le disgustaba aún más. Mientras ese sujeto estuviera ahí no podría acercarse a la diosa. De haber tenido la fuerza de antes, la copa en su mano se hubiera convertido en pedazos. Como le estaba revolviendo las entrañas verla casi en los brazos de ese otro dios.
-Lady Belika es muy cercana al dios de la destrucción del octavo universo- le dijo Whiss,que apareció tras él- Desde hace años que se frecuentan, sin embargo, podrían llegar a matarse si se los ordenan. Supongo que cada relación tiene su peculiaridad.
Bills lo miró por encima de su hombro ¿Engañar a Whiss? Imposible. Ese sujeto lo conocía desde hace demasiado tiempo.
-Puede que ella aún no se haya dado cuenta, pero sabes perfectamente que tonta no es. Fue capaz de persuadir a Zen Oh Sama para que le diera tu poder, tu puesto y hasta a tu asistente, Bills...
El mencionado se giro al ángel como un animal pequeño que siente el aliento de su cazador sobre el hombro.
-¿Se lo dirás?- le pregunto algo nervioso.
-¿Debería? Todo su drama me resulta divertido de ver...
-No cabe duda de que eres un cretino...
-Oh no te equivoques Bills, sabes que hay cosas en las que no puedo intervenir y otras en las que prefiero no hacerlo. Esta es una que no pasa por ninguno de los dos principios.
-Habla claro.
-Si intentas hacerle daño, estaré ahí- le advirtió.
Hace mucho que el amor de esa mujer cautivo la atención de Whiss. Su amor, no ella como tal y el ángel siempre se reprocho no haber hecho algo para que ese sentimiento tan bello no se volviera el rencor que guardaba la diosa dentro.
Belika despidió a Liquir esa noche. Nunca estaban juntos demasiado tiempo, para no llevar la atención sobre ellos. Una vez él se fue, la diosa, se retiro a los mejores aposentos y obviamente esos eran los del señor del lugar. Vaya sorpresa se llevó Bills al encontrar a la diosa dormida en su cama.
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