La diosa se levantó despacio. Cada movimiento fue cuidado como si hiciera parte de un acto ceremonioso. Se soltó el cabello y este cayó sobre su espalda como una capa a merced de los movimientos de ese cuerpo, que resentia el efecto de la pócima. Se paro delante de ese hombre y llevó su mano hasta la mejilla de él, quien siguió esos dedos con sus penetrantes pupilas. 

-¿En serio pensaste que me podías engañar?- le preguntar- No existen otros ojos que me generen lo que los tuyos, Bills ¿Por qué siempre me subestimas?

En más de una oportunidad Bills,sospechó que ella sabia quien era él, pero después de haberla visto beberse ese licor descarto toda posibilidad. Ante ese declaración, quedo bastante confundido, pero rápido lo dominó su enojo y cerro su mano en el cuello de la mujer.

-Puede que seas una diosa y que hayan pasado más de veinte años, pero siguen siendo una pobre mujer- le dijo levantándola unos cuantos centímetros del piso por el cuello- Eres patética...

Lo que siguió fue un golpe que dejo a la diosa incrustada en la pared.

-Ese poder que tienes no te pertenece. Es mío- le dijo Bills mientras se aproximaba a ella y su cuerpo iba desprendiendo el ki, que él iba recuperando- Y finalmente esta retornando a su dueño. Lo bueno de vivir tanto es que se aprenden cosas interesantes...

Una esfera de ki, por poco le da en la cara antes de oír a la diosa decir:

-¡Tú no aprendiste lo suficiente!

Casi se estrellan con Whiss, cuando ambos atravesaron la pared, en la lucha que desataron. El ángel observó la contienda desde la distancia. No iba a intervenir, aun cuando sabia el duro desenlace que iba a tener.

Si algo bueno le dieron los sueños premonitorios a Bills fueron las pistas para solucionar su problema. Le tomó diez años dar con algo que le permitiera recuperar su poder. La pócima que le cambiaba de forma fue solo un golpe de suerte que supo aprovechar.

A cada momento Bills iba cobrando fuerzas. La lucha que al principio era ventajosa para la diosa, paulatinamente se fue volviendo más difícil de sobrellevar. No había, en ese intercambio de golpes, ni una gota de clemencia de parte de ninguno de los dos. Cada impacto era más duro que el anterior y cargado de rencor. De ese deseo de cobrarse cada ofensa y herida que se causaron. El dolor físico no era nada en comparación al de sus amores propios que se desangraban. Al del amor reciproco que alguna vez se tuvieron. Porque se amaron. Ella logró cautivar al dios, pero este que al descubrirse sensible a ese sentimiento no quiso sucumbir a el, buscó la forma de escapar. Creyó que la mejor forma para liberarse de ese sentimiento era romper el corazón de la mujer en pedazos. Lo logró. No solo eso, sino que por poco la mató.

Dicen que el amor brinda una fuerza tan poderosa que te hace capaz de cosas increíbles. El odio también brinda esa fuerza. La diosa se alimento del odio en que su amor se convirtió y ese alimento la volvió una fiera que pese a estar perdiendo poder no desistió en su ataque. Ninguno podía desistir. Cada impacto era una palabra, un reclamo al otro. Ver a esos dos era como mirar a dos enemigos en su contienda final que solo podía terminar con la muerte.

-Whiss te entreno bien- le dijo Bills, después de levantarse del cráter donde Mary lo dejo- Es una lastima que ¡Solo seas una insignificante mortal!- le grito al descargar sobre ella una lluvia de proyectiles de ki.

-Corrección señor Bills ¡Soy la mortal que le quito todo a un dios!- le respondió la diosa,que volaba directamente a él.

La mujer sorteo el ataque de Bills, pero ya no tenia fuerzas. Él pudo detenerla o darle un golpe brutal que la dejara fuera de combate, en lugar de eso la esquivo. La diosa terminó sobre sus rodillas, incapaz de levantarse y Bills parado tras ella se rio de forma cruel.

-Has vuelto a ser lo que siempre fuiste...una mujer frágil y débil, a la que puedo matar usando únicamente mis manos- le dijo y tomándola por el cabello la puso de pie- Adios...Mary.

-Recuerdas mi nombre- comentó la diosa mientras formaba un hakai en su mano, tras su espalda, con las últimas gotas de su energía- Me siento halagada...

Bills la miro. Ella solo estaba de pie porque él la sostenía.

-Te odio Bills. Si alguna vez te ame fue porque estaba loca. Te odio ¡Te odi..!

La boca de la diosa se silencio cuando su pecho fue atravesado por las oscuras garras de Bills quien ni parpadeo al herirla. El hakai cayó de la mano de ella e hizo un cráter en el suelo bajo sus pies.

-No me interesa que me odies- le dijo él, pero ¿Qué significaban esas palabras?

-Te lo dije Whiss- articulo la muchacha viendo al ángel que aparecía al costado de ambos- Yo nunca haría algo para lastimarlo- la mujer se sujeto del brazo de su asesinato y sonrió de una forma hermosa- Bills...eres un idiota.

Los parpados de la diosa se cerraron lentamente tras esas palabras y su cabeza cayó indolente a un lado. Bills la dejo- caer al cráter, para quedarse flotando y beber la mitad de la pócima, que le permitía cambiar de forma. La guardo siempre entre sus ropas. Listo para cuando pudiera requerirla.

-¿Qué esperas Whiss? Retrocede el tiempo...

-Tú ya no eres mi señor. Solo ella puede ordenarme algo así y esta inconsciente en su camino a la muerte- respondió el ángel- Esa herida la esta matando, Bills.

-¡Es tu ama! ¡Salvala!- le grito furioso-Es tu trabajo...

-¿No me digas que ya olvidaste como funcionan las cosas, Bills? Yo no voy a volver el tiempo atrás. Ella morirá y yo volveré a mi mundo. Pero eso no te importa ¿Verdad?

Bills miro el fondo del cráter y se quedo quieto. Algo no estaba bien. Él quería vengarse, pero verla así...verla así le estaba doliendo.