Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

La verdad según el Clan de Ackley

—Necesitas a los otros para que tu Sello se manifieste —ironizó con suficiencia.

—¿Es en serio? —comentó Gonzalo, mientras Maia sonreía—. Te lo dije Amina, estos no son más que unos pobres neófitos —bufó, sentándose al lado de su prima—. ¡No puedo creer el grado de descuido de los demás Clanes!

—¿De qué estás hablando? —lo atacó Ibrahim.

Ya estaba un poco molesto por la actitud que Gonzalo estaba tomando para con él. El chico amable y competitivo que jugó fútbol el día anterior no estaba en aquella habitación.

Maia cerró sus ojos. Gonzalo señaló con la mano a su prima. En su frente se iba dibujando suavemente el contorno de una figura, primero la mitad de la cola, luego el ala derecha, el pico, la cabeza, la corona, el ala izquierda, la mitad faltante y en el centro del ave, donde estaba el corazón, apareció un reluciente Sol que destelló como piedra preciosa. 

El Sello de Maia era diferente al de ellos. No era de un amarillo tostado, ni un rojo borgoña, sino que la silueta de su Sello era de un dorado brillante, no parecía un esbozo, tenía un peculiar relieve, aun así no estaba incrustada, ni sobresaliente en su piel, lo que la hacía más genuina y extraña. El Sello de Gonzalo iba cambiando de un rojo a un rosa metalizado, muy refulgente.

—¡Te hemos sorprendido Sidus! —alardeó.

—¿Cómo...? ¿Cómo lo hacen? Nosotros no podemos hacer que nuestros Sellos aparezcan. Solo podemos ver el Sello de los miembros de nuestros Clanes y el de los demás Primogénitos.

—Esa es una habilidad que todos tenemos, ver el Sello de los miembros de nuestro Clan. Bueno, en mi caso puedo sentirlo. Ahora, en relación al porqué puedo ocultar o mostrar mi Sello sin necesidad de tener a los otros Primogénitos cerca, se debe a que puedo, podemos —rectificó— controlar nuestros Sellos —le respondió grácil—. Eso también deberían hacerlo todos ustedes. Mas creo que el resto de los Clanes se han alejado mucho de las costumbres de la Fraternitatem Solem, lo cual es muy triste.

—¡Todo este tiempo has sido tú! —dijo asombrado. No podía creer lo ciego que habían estado. Era Maia y no Irina la que hizo que los Sellos se revelaran la primera vez, cuando todos estaban juntos en el Salón de Oficio. Ella se encontraba detrás de la puerta cuando los Sellos aparecieron. También su presencia en todos los recreos era lo que hacía que sus Sellos se manifestaran—. Pensamos que Irina era la Primogénita que faltaba, pero eras tú y, ¡no lo vimos! ¡Espera a que los demás sepan!

—¡No! —le atajó Maia—. Nadie puede saber quién soy, mucho menos pueden saber que mi Clan sobrevivió. Es mejor que todo permanezca como está, por el bien y la paz de los demás Clanes.

—Pero, ¿por qué? No entiendo —confesó, sus ojos iban de Gonzalo a Maia, buscando una explicación—. Todos tenemos un enemigo en común, Maia. Debemos estar unidos o seremos presas fáciles.

—Ackley cometió un solo error y, prácticamente, acabó con nuestro Clan —comenzó Gonzalo—. Se confió demasiado en el amor de Evengeline. Le entregó todos los secretos de Ignis Fatuus, además de su corazón. Se doblegó a ella, y en ese momento, dejó de lado las Leyes de la Fraternitatem

»La hizo su esposa, la presentó a su madre, al Prima. —Ibrahim lo miró horrorizado, esa parte de la historia no la conocía—. Ella la recibió en su casa, la llamó «hija». Ackley estaba preparándolo todo para llevarla a vivir en nuestra Aldea. Esa noche los miembros de Ignis estaban de fiesta, recibirían a la esposa de su líder, vistieron sus calles de fiesta. 

»Ackley fue en su búsqueda, cuando regresaba a su hogar para supervisar los preparativos, el olor de la madera quemada llegó a él, apresuró el paso encontrándose con la más desgarradora escena: Los techos de los hogares de su amado Ignis ardían.

—Estaban rodeados y no tenían escapatoria. Los otros Clanes dispararon flechas de fuego contra sus hogares —continuó Maia—. Aurum inclusive se atrevió a ir más allá y dispararle a las personas, acción que todos los demás imitaron. Evengeline fue incapaz de rogar por Ignis Fatuus, fue incapaz de pedirle a su Clan que defendiera al de su esposo. Y, para nuestra desgracia, como una maldición de los cielos por romper nuestras Leyes, el Donum de Ackley se salió de control, no pudo sofocar el fuego que consumía los techos, ni las llamas que se cernían sobre su pueblo, sino que terminó por avivarlas, lo que empeoró la situación. 

»La gente, quemándose, corría a refugiarse de las flechas en el bosque. Los más chicos gritaban por sus padres, perdidos entre la multitud, los caballos y el lastre que caía de las que alguna vez fueron sus propias casas, mientras las llamas alcanzaban sus tiernos cuerpecitos. —Una lágrima corrió por la mejilla de Ibrahim—. Fue una noche muy triste, agónica para nuestro Clan, Ibrahim. 

»No tenían armas para defenderse, y aún teniéndolas, por respeto a Ackley y a su esposa, hubieran preferido dialogar o morir como lo hicieron. En ellos solo existía confusión, estaban sorprendidos, molestos, no podían comprender cuál había sido su delito y por qué los ajusticiaban sin piedad, sin misericordia, con tanta crueldad.

—¡Pero Evengeline no disparó! —replicó Ibrahim—. Ella no tuvo la culpa de lo que pasó con Ignis Fatuus. No pueden culpar a Ardere por lo que el resto de los Clanes hicieron.

—Te equivocas. Cuando una persona ama da la vida por el objeto de su amor, aun cuando eso suponga volverle la espalda a su propio Clan —lo detuvo Gonzalo—. Quizá Ignis jamás podrá ser más misericordioso con Ardere de lo que lo es con los demás Clanes. Sobrevivimos gracias a Ian, el fiel amigo de Ackley; este lo buscó entre los cuerpos caídos, los cuales seguían ardiendo como antorchas, entre personas que corrían sin rumbo fijo. 

»Cuando por fin lo encontró pudo ver a Evengeline apuntándole con una flecha. Ackley tenía los brazos abiertos, arrodillándose ante su amada, probablemente para pedir clemencia, y —se bufó—, terminó por dársela. Evengeline le disparó, atravesando su corazón. Debo reconocer que fue un tiro muy limpio, ¡je!

—Eso no es verdad —lo interrumpió Ibrahim. Era un poco grosero de parte de Gonzalo referirse a Evengeline con tanta ironía—. Quizá todo lo que han contado sea cierto, todo menos el asesinato de Ackley. Fue un miembro de mi Clan quién lo mató.

—No sabes el gusto que me da saber que todos los Clanes se disputan la muerte de Ackley. 

—No, Ibrahim —intervino Maia, antes de que Gonzalo hiciera de la historia una nueva querella—. Fue Evengeline quien le dio muerte, y a ella, un Sidus la mató. Por eso tengo la confianza de abrirme contigo y no con los demás. No es que Ignis Fatuus considere que Sidus es nuestro aliado, ustedes también atacaron a nuestra gente, este es un reconocimiento a la justicia que impartieron.

—¿Sabes quiénes son los otros? ¿Acaso conoces la identidad de los que llamas «enemigos»?

—No. Y no los considero mis enemigos, pero tampoco los quiero cerca de mí —le confesó Maia—. No te preguntaré por ellos, porque no quiero saber nada de ellos.

—Nosotros no pensamos así. No somos como nuestros antepasados. Sabes qué es lo más irónico de todo esto, que a pesar de que no quieres saber nada de nosotros, me tienes aquí, ante ti, intentando convencerme de la necesidad de justicia que tiene Ignis Fatuus aun cuando nuestro verdadero enemigo está afuera y ni siquiera lo conocemos.

—Escúchame Ibrahim, por favor —le rogó Amina—. Todavía la historia no ha terminado. Esto no se debe al querer reclamar o no justicia, se trata de que la Hermandad, como la llamas, ya no puede existir. Mi Clan sobrevivió porque esa noche, ese joven Ian y un niño escaparon. El niño era primo de Ackley, él había ido en la noche al prado a recoger algunas flores con las que haría un ramo a Evengeline, ese pequeño pensaba que era su deber como miembro de la familia original de Ignis Fatuus, irónicamente eso fue lo que le salvó la vida. 

»La estrecha relación entre Elyo e Ian les hizo idear un plan para mantenerse ocultos y esperar el momento oportuno para que el Clan renaciera de sus cenizas. Hemos vivido escondidos, escapando de los Harusdra y de nuestros hermanos y debemos continuar así, por el bien de todos.

—No entiendo, ¡si los Harusdra nos están atacando! ¿No se supone que esta lucha es de todos?

—Sí, lo sé, Ibrahim. Nosotros estamos consciente de que han sido atacados.

—Es que no se trata de si hemos sido atacados o no. —Se desabotonó el cuello de la camisa, mostrándole a Gonzalo las heridas de su cuello.

—¿Qué rayos es eso? —cuestionó Gonzalo, quien al ver la agitación de Maia le explicó que alrededor del cuello de Ibrahim, como una gargantilla, estaba dibujada la marca de una soga: Un horrible moretón—. ¡Y yo que creía que estabas imponiendo una nueva moda!

—Los Harusdra siempre han estado detrás de todos nosotros. Están liderados por la Imperatrix, muy pocas veces escogen a un hombre, quizá porque cuando las mujeres son malas pueden llegar a cometer atrocidades que ni siquiera los hombres pueden imaginar. Se les llamó non desiderabilias porque se convirtieron en personas crueles, sin piedad, ansiosos por poder. Ellos hicieron un pacto con uno de los dragones de la oscuridad. Estos les concedieron poderes para doblegar a los Clanes, obteniendo dominio sobre muchos. 

»Sin embargo, sus Dones nunca fueron mayores que los entregados por el Solem. Al final, los Primogénitos pudieron mantenerlos a raya, el poder de los Harudra disminuyó. Mas todos sabían que esas bazofias no se quedarían tranquilas, así que me imagino que después de que los Dones de los Clanes desaparecieron ellos se fortalecieron y ahora vienen por nuestros Munera. —Ibrahim se olvidó por completo de Gonzalo centrando toda su atención en Amina—. Lo que me preocupa de todo esto es que sus Clanes no han tomado las debidas precauciones y ustedes se encuentran en desventaja frente al enemigo. Inclusive están muy por debajo del nivel de nuestro Clan.

—Entonces, ¿por qué no nos ayudan?

—Tú lo dijiste, gusano —le respondió Gonzalo—. Ignis Fatuus quiere revancha, y eso significa que nunca se unirá a ustedes para acabar con los non desiderabilias. Nosotros no le tememos, y podemos contra ellos, así que estamos centrados plenamente en ustedes, en sus Clanes. Y es por eso que mi prima quiere que las cosas sigan su curso natural, es decir que sigan como están, de lo contrario, nuestro Prima nos obligará a ejecutar la venganza.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro