7
La noche estaba cayendo, y ya se sabía que el guerrero se iba a ir.
- Creo que mi turno ya va terminar, fue un placer conocerte - le dijo, para luego darle guiño, luego uno de los guardias llamo a la puerta, la cual se abrió.
- Señor, antes de que se vaya tome esto - le paso ropa - El rey me mando para que lleve al prisionero al baño, y que pueda darse un baño y luego que lo traiga de vuelta a su habitación.
Para el guerrero, no le parecía algún problema. - Bueno nos vamos - le dijo, para que le siguiera.
Para el menor, solo le siguió, después de todo también quería darse un buen baño, al llegar este le dio las cosas que podría utilizar. - Gracias - Le guiño, para luego el guerrero quedarse afuera para vigilar.
Varios minutos más tarde, el menor salio cambiado con la ropa que le habían dado, le entrego su antigua ropa, porque de suponía que debía dársela, - Creo que ya debes estar más tranquilo - Fue lo que Alexander le dijo, para luego guiarlo al cuarto.
- Acaso planeas algo - Le dijo casi insinuando al otro.
- Aunque planee algo, no podré hacer nada hoy día - le sonrió, siguiendo con la miraba cuando entraba - Mañana en la mañana, te llevare tu ropa de vuelta.
- Sólo espero no se encoja - le dijo, mientras entraba, y solo miraba al otro.
- Pero aunque eso pase, me gustaría ver como te quedaría - Luego llego un guardia, haciendo que el guerrero sea despachado.
Para Julio le pareció muy interesante aquel hombre, además se veía atractivo para él, y casi siempre le seguía el chiste, además se divertía cuando el otro descaradamente le seguía sus coqueteos, porque era cierto, le coqueteaba, demás el traje de guerrero le quedaba muy bien.
Al día siguiente se despertó lo más tranquilo, hasta que de dio cuenta que estaba aun prisionero, pero lo bueno era que hoy también le veía.
La puerta se abrió, y solo miro quien era, solo era un guardia que dejaba el desayuno y luego se retiró. - Bueno creo que primero como algo.
Cuando terminó, solo miro por la ventana esperando que algo ocurra, solo vio como varios guardias se movilizaban y la Reina estaba de salida.
- Es tan raro, que estará pasando - Ya que observó, que ella tomó un caballo y se fue, para luego ver que los guardias volvían a la misma posición de antes, además se vio como una gran tropa de guerreros salía, acaso estaba por ocurrir algo, no tenía la más mínima idea, solo escucho la puerta abrirse, miro atrás era el Rey.
- Toma - dejo la ropa que el menor utilizaba - Es mejor que te vistas lo más rápido posible, salimos dentro de media hora. - Luego vio que salió del lugar.
- Está gente que no toca la puerta - Fue lo único que dijo el menor, tomó su ropa, y empezó a cambiarse, poniéndose todo lo que siempre llevaba consigo, - Sólo espero que mínimo me den mi escudo.
Al terminar entro un guardia que lo guió hacia afuera, ahí se encontraba el consejero del Rey, este le miro a Julio a los ojos, algo que le incómodo un poco - Salen en quince minutos, es mejor que no intente escapar o el Rey se pondrá insoportable de nuevo - fueron sus palabras, el Consejo estaba ahí tomando los objetos de Julio, parecía estudiarlos mucho, en especial sus ojos un verde agua miraba con tanto detenimiento los símbolos de este, de por sí daba miedo y más aún su apariencia física, era moreno, su cabello un color castaño muy claro, y una mirada seria, aunque no sabia su nombre tampoco pensaba preguntárselo, - Por si las dudas, mi nombre es Rene, soy el consejero del Rey de picas, cualquier ayuda o dudas que tengas es mejor que hables conmigo.
Julio solo asintió, mientras aquel consejero le pasaba sus cosas al menor, su arma, el escudo y aquel objeto que se ponía en la cabeza. Para el menor era un alivio tener de vuelta aquellos apreciados tesoros, pero para el consejero era algo para estudiar.
Pasada los Quince minutos, apareció el Rey con sus armaduras para la pelea, entonces el menor supuso que estaba por ocurrir.
Luego pudo ver a Alexander el cual estaba alistando su caballo, solo lo miro de lejos, hasta que el otro se sintió observado y miró detrás suyo, miro a Julio y solo le saludo; empezaron a ponerse en orden, para suerte del menor se subió en el mismo caballo que el guerrero diez.
- Me alegra verte de nuevo, pensé que no te vería nunca más - Le hablo como si eso fuera un saludo.
- Ansioso por verme - fueron sus palabras.
- Puede ser, pero por lo visto, ambos estaremos peleando juntos - Se siguió hablando, ambos ya montados en el caballo.
- Puede que si, aunque lo más probable es que tu ataques y pelees por abajo, y yo ataque montado en el caballo. - Alexander, tenia toda la atención de Julio, lo cual hizo que ningunos de los dos se dieran cuenta que estaban siendo observados. Por ahora.
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