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En esos momentos, ambos estaban charlando de temas triviales, la verdad era lo único que podía entretenerlos, además cada uno tenía una vida distinta, era muy obvio que escuchar lo que el otro decía era interesante.
- Entonces le dije a mi padre, y porque yo, acaso no lo puede hacer otra persona, la verdad no pensaba mucho en ser soldado, pero ya estaba escrito estar en la línea mayor - le decía, mientras suspiraba, Julio por su parte lo escucho atentamente.
- La verdad, yo nunca supe que fue tener padre, el murió cuando yo aún era niño y no tengo mucha memoria de él - decido cruzar las piernas, al recordar lo que su madre decía de él - Lo único que sé, es que mi padre alguna vez perteneció al reino de los corazones y que se fue con mi madre traicionando a su propio reino.
Aquellas palabras, dejó bastante impresionado al guerrero - vaya, realmente no me esperaba que me digas eso - No sabia como debía seguir respondiendo, así que sólo utilizo una técnica para tratar de cambiar el tema. - Tal vez eso explica la falda que llevas.
El menor, le miro - ¿Qué estas insinuado?.
- Digo que, tal vez esa falda es de tu madre - Aunque no pudo evitar hacer un poco de burla, la respuesta del otro lo iba a dejar más confundido.
- Bueno, en realidad está falda es de mi madre - El mejor se sintió avergonzado hablar un poco de la falda y de que esta alguna vez fue utilizado por su madre, ya que sabía que esa información podía ser utilizadas para métodos de burlas.
- Eso explica, porque utilizas falda, yo pensé que era para seducir a las personas utilizando tus piernas, porque si de por sí, con tu tamaño la falda te queda algo corta, me imagino que hubiera pasado si hubieras sido unos centímetros más alto - lo dijo, porque era un poco obvio que entre los dos la diferencia de tamaño existía.
- Espera, me estabas mirando las piernas - fueron las palabras que Julio agrego.
- Si, es que pensé, bueno estaba esperando que ibas a utilizarlas para seducirme o algo por ese estilo. - Esas palabras solo causaron risa para Julio, lo cual también contagio de la risa al soldado.
- Vaya, entonces quieres que te seduzca o algo así - Le siguió al chiste, el cual solo hacia que ambos siguieran riendo.
- Claro porque no, con el bonito trasero que te llevas - y siguieron con el chiste, aunque era muy obvio que entre chiste y chiste, algo de verdad había entremedio.
- Cualquier día te seduzco, guapo - si ambos no se moría de tanto reír, entonces no sabían que hacer.
- Me caes bien, aunque ahora seas un prisionero, pero en serio, te pones la ropa de tu madre, y te queda la ropa muy corta, ahora ya veo porque tu padre se fue tras ella - dedujo, tratando de no hacer un comentario innecesario, o que produzca un mal rose.
- Oye, que te pasa, yo nunca vi a mi madre con esta ropa, o bueno, tal vez solo la utilizo cuando era más joven, pero lo otro no estoy muy seguro.
- ¿Porque? Acaso lo cortaste tu para que se vea más corto - le dijo aun hablando de la falda - Me pregunto cuanto pedofilo habrás llamado la atención vestido así.
- Supongo que muchos - fue su respuesta - Porque recuerdo uno del reino de los diamantes.
- ¿En serio?, cuenta - le dijo.
- Bueno, yo fui capturado, entonces me enviaron al calabozo, y la única manera de salir era por la misma puerta que estaba siendo vigilada por un hombre, yo no tenía ni idea de que hacer, así que sólo trate de llamar su atención, y abrió la puerta, cuando estaba entrando y antes de que volviera a cerrar la puerta, lo noqueó lo más fuerte posible, y salgo, por suerte el antiguo rey de diamantes no me persiguió, ya que me dijo que solo era un niño.
- Y cuantos años tenias en ese momento - fue lo que Alexander quería saber.
- Doce años - le dijo, mientras cruzaba al otro lado las piernas.
- Vaya, es normal que te den atención, cuando estas mostrando todo y eres un niño, como lo hiciste ahora, me pregunto, ¿Qué haces cuanto te agachas?, porque según mi punto de vista, si lo haces, atrás se te ve todo, toda la vida. - la forma de hablar muy directo del otro, solo provocaba en julio una risa.
- La verdad, nunca lo pensé, y ahora que lo preguntas, varias veces me agaché y no me preocupe por eso - Pensó mucho, ya que no tenía forma de explicar eso.
- Yo creo que lo muestras todo, si me haces una demostración de como te agachas, si quieres yo te doy la respuesta. - le dijo, muy directo.
- A ver, me estas diciendo que te muestre mi culo, o que clase de excusa es esa para verle el culo a alguien.
- No lo sé, pero funciona en la mayoría de los casos - le dijo sonriendo.
- Por si las dudas, no te fumas algo antes de venir aquí a trabajar.
- Acaso me espías - le dijo Alexander en modo de broma.
- No, pero lo supongo, además solo si quieres te mostraré mi culo, a cambio de que habrás la puerta y me dejes salir. - le dijo, lo más tranquilo el Joker negro.
- Para que yo haga eso, no sólo me tendrías que mostrar tu culo, sino que debe ocurrir algo más - le dijo en modo de propuestas.
- Quien hubiera imaginado que los guerreros de picas son tan indecentes, pero creo que mejor te seduzco para tratar de salir aquí - le guiño el ojo, sonriendo.
El otro por su parte, solo sonrió por ese gesto - Menorcito y ya sabes que hacer, que dirían tus padres si te vieran haciendo eso.
- Tal vez dirían que soy muy buen estratega - se levantó de su cama y se acercó al otro. - Todo sea por salir de aquí.
Y fue ahí donde se la pasaron coqueteándose mutuamente, cada vez se volvían más descarados, aunque ninguno de los dos, iba más allá de solo palabras, y gestos de rostros.
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