Marco.

Entré enfadado al apartamento, después de ver como Brice corría detrás de Perla decidí llevarme a Cristina para hablar seriamente con ella. Sabía que Brice la llevaría a otro lugar lejos de los problemas, le hablé tanto de Perla que le tomó cariño y también intuí un sentimiento más de él hacia ella. En cambio yo, quería matar, en el buen sentido de la palabra, a mi novia.

—Lo hiciste —dije después de sentarla en el sofá, permanecí de pie, mirándola—, te repetí mil veces que eso estaba en el pasado que ella es diferente y tú fuiste y le gritaste todo.

—Pareciera que no hubieras amado a tu hermana.

—¡Con el amor que yo sentía, que aún siento por mi hermana, no te metas! Pero eso no tenía por qué llegar a tanto. Luna era una niña amorosa y jamás hubiera querido venganza.

—Entonces pensabas vivir mintiéndole toda la vida a tu “amiga”. —Hizo comillas con sus dedos para resaltar la palabra.

—¡No! Yo pensaba decirle, pero sin ese odio.

—¡Era tu hermana! —vociferó—, Dios, me molesta más que a ti y tu la conociste desde que eras pequeñas.

—No lo entiendes ¿verdad? —Negué con euforia—, porque fue mi hermana de toda la vida sé que ella jamás hubiera optado por la venganza, ella no era así, como lo estás siendo tú ahora. No es bueno juzgar sin saber, Cristina, tú no sabes qué fue de la vida de Perla, tú no sabes todo lo que ha luchado y llorado esta última semana, tú no has escuchado sus lamentaciones, sus preguntas, sus tristezas, sus cambios. Haces una tormenta en un vaso de agua. —Me senté en el sofá frente de ella, no me quería ver—, si supiera algo de ella, dejarías de tomarle tanta importancia a ese error, porque tanto ella como tú y yo somos humanos y los humanos estamos hechos de errores.

—Pero ese error afectó tu vida, la de tu mamá, la de tu papá.

—Estás viendo la situación con ojos llenos de euforia... La venganza no es buena y eso lo aprendí de mi hermana, ¿acaso se te olvidó como yo estaba buscando a Perla para vengarme por la próxima separación de mis padres? ¿Se te olvidó que fue Luna la que me hizo cambiar de opinión? ¿Obvias el hecho de que mi hermana la odió al principio y luego dijo que debíamos perdonar? ¿Olvidaste que mi hermana me dijo que a esas personas solo les tocaba aprender? ¿No recuerdas que esto más allá dr ser un trabajo es para que Perla aprenda? ¿Sí entiendes que el nombre de mi hermana es su sello en todo esto?

Sequé una lágrimas que había recorrido toda mi mejilla, Cristina había bajado la cabeza, jugaba con su vestido.

—Te gusta, ¿no es así? La defiendes demasiado.

—Esto es increíble. Te conté todo, te estoy hablando de la realidad y solo crees que me gusta. La defendería a ella, como lo defendí a Luna, como defendería a Brice o a ti, ¿por qué es difícil para ti entenderlo?

—Lo siento, ¿sí? Mañana regreso a Diontina y discúlpame con tu mejor amiga: Perla. Al final ella tiene la razón con todo.

—¡No se trata de eso! —Me levanté—, para ti todo es porque quiero llevarte la contraria y ¿sabes algo? Esta vez si te quieres ir y no entender la posición de Perla, bien, hazlo, pero justo en este momento ella me necesita y ¡no la voy a dejar sola!

—¿Ves? Prefieres cuidar a una recién conocida que a tu novia que ha estado contigo casi toda tu vida.

—Dios mío —Restregué mis manos en mi cara—. ¿Y si te digo sí? Sí, Perla es la culpable de todo, pero soy testigo de que está cambiando.

—Como si eso fuera suficiente.

Caminó hasta mi habitación y cerró la puerta fortísimo. Eso solo me dejó la opción de dormir en el sofá, tenía la esperanza de que ella lo entendiera o tratara, su vida no fue perfecta, eso lo sé, pero ella es libre con sus sentimientos, Perla no, ella se estaba cerrando a los buenos sentimientos y engrandeciendo el odio, las persecuciones y demás.

Amaba a Cristina con locura, pero hay un límite para todo y su actitud de ese día sobrepasó mi límite.

No quería terminar con ella, alejarme de su presencia, pero tampoco podía soportar su manera de tratarme y ver un mundo que no existe.

G e n e s i s  A .