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Capítulo 5



Los jardines de la Academia de Magos se extienden ante nosotros imponentes y majestuosos. Hoy permanece abierta al público y no se ha controlado la entrada, algo poco usual. Nuestro grupo, formado por mi familia y la de Emma, se mezcla con los demás habitantes de Neltria que recorren los jardines. Todos nos dirigimos hasta el lugar de la ceremonia con la que finalizará el Acto de Invierno.

Papá se encuentra enfrascado con Pipi en una conversación, la señora Grensy dirige miradas críticas hacia su hija mientras que ella intenta hacer caso omiso. En la cabecera del grupo, un poco apartados de nosotros, el padre de Emma y mi madre siguen cuchicheando entre ellos. Acelero el paso para alcanzarlos, aprovechando que Emma ya no me sostiene del brazo. Afinando el oído apenas puedo escuchar retazos de la conversación.

—...en unas semanas podríamos tener todo preparado. Sin embargo, confío en...

—Capitán Grensy, es mejor que dejemos esto para otro momento —dice mi madre parando en seco al hombre. Después me brinda una mirada recriminatoria. —Le espero mañana a primera hora en el Concejo.

Me ruborizo rápidamente por la vergüenza de haber sido descubierto por mamá. Al instante vuelvo a mi lugar junto a Emma y Arthur. Robert Grensy asiente molesto hacia mi madre por la aspereza con la que le ha hablado. Ella se gira para llegar hasta papá y comienza a caminar enlazando su brazo con el de él.

A mi lado Emma señala los edificios y explica las clases que se imparten en ellos a petición de Arthur, que la escucha ensimismado. No importa las veces que la Academia quede abierta al público por cualquier acto, Arthur siempre querrá que Emma le cuente todo de nuevo. Él no se cansa de escucharla, y ella es incapaz de negarle las explicaciones que le da desde que era pequeño. Mi hermano mira a todos lados con nerviosismo, sus pupilas saltan de un edificio a otro, recorren los jardines, las arenas de entrenamiento y la gran biblioteca. En sus ojos se puede ver el brillo del anhelo.

No puedo evitar sentir como se me parte el corazón cuando veo con que intensidad desea ser mago, mientras yo solo quiero mantenerlo a salvo, lejos de los peligros que involucran serlo.

Pronto llegamos al lugar de la ceremonia, una construcción de piedra formidable. Se encuentra en lo más profundo de los terrenos de la Academia, tanto que justo después de ella no hay más que la barrera mágica e invisible que linda con el Bosque Aciago, cuyas copas de los arboles se alzan oscuras y temibles ante nosotros.

La construcción es un hemiciclo que acaba en un centro desde el que sale un escenario. Aprovechando la ladera natural del terreno se construyó esta especie de teatro en el que los escalones, que permiten bajar la pendiente de la ladera, se ensanchan por los lados sirviendo como asientos. Se crean así tramos de escaleras más estrechas para bajar, y otras más anchas que hacen la función de gradas.

Escogemos la grada libre más cercana al escenario. La mayoría están ya ocupadas cuando llegamos, en las primeras se encuentran situados los jóvenes que han cumplido la mayoría de edad en los últimos seis meses. Esta ceremonia también es para festejar su nuevo estatus como adultos.

El lapso de tiempo entre nuestra llegada y el inicio de la ceremonia me mantengo pensativo, dándole vueltas de nuevo a todo lo sucedido en el día de hoy, intentando conectar la única frase que conseguí escuchar de la conversación entre Robert y mi madre. Lo poco que sé en sí no significa nada, y a pesar de ello me inquieta.

Si recapitulara lo que he descubierto solo podría decir que desde hace un tiempo el Concejo guarda un secreto, además de que existe algún peligro. Donde se encuentra dicho peligro, o la naturaleza del mismo, son preguntas que aún no soy capaz de responder. Por no hablar de que no logro conectar esto directamente con las ciudades que mencionaron mamá y Rochert, el mensajero. Y a pesar de todo ello, ahora intento encajar en este rompecabezas sin sentido las palabras del Capitán Grensy.

Sin embargo, podría estar desvariando y que nada de todo esto tuviese relación entre sí.

Durante mis cavilaciones el crepúsculo ha llegado a su apogeo, tiñendo el cielo de naranja y rojo, haciendo que las sombras de las altas copas de los arboles aborden por completo el teatro, sumiéndonos en oscuridad. Se encienden entonces los grandes braseros de cobre que se encuentran repartidos por las gradas, iluminando y caldeando el ambiente. Cuando el gran brasero del centro del escenario se enciende en llamas azules los espectadores entramos en silencio, reconociendo la señal que indica el inicio de la ceremonia. Junto al brasero se encuentra un miembro del Concejo que toma la palabra.

—Ciudadanos de Neltria, —su voz aumenta por la acústica de la construcción permitiendo que todos lo oigamos —es un honor para mí haber sido elegido por mis compañeros del Concejo para tan ilustre ceremonia...

El discurso en el que se embarca es largo pero elocuente. En él resalta la felicidad que los jóvenes deben sentir por haber alcanzado la mayoría de edad. También los honores que conlleva y la responsabilidad que ahora recae sobre sus hombros.

Cuando el discurso acaba, estos jóvenes se levantan de forma individual y caminan por la pasarela central hasta llegar al brasero de llamas azules. En él prenden los ramos de flores que llevan entre sus manos.

En la próxima ceremonia, que será en el Acto de Verano, Emma y yo habremos cumplido los 16, y nos encontraremos entre las gradas destinadas a los homenajeados, para hacer exactamente lo que estos chicos están haciendo.

Los ramos que llevan contienen helechos y lunarias, que simbolizan lealtad y prosperidad. Los mantienen atados con hojas de palma haciéndolos compactos. Todos ellos con porte ilustre dejan que las llamas azules consuman los ramos por completo. Cuando éstas llegan a la mano que sujeta el ramo, crepitan por última vez tornándose rojas y, finalmente, desaparecen por completo.

Quemar diferentes plantas con este fuego azul es una ceremonia ancestral, en la que haces una promesa a los Astrales y que depende en gran medida del significado de la planta que quemas. Así la promesa asciende en forma de humo a los cielos, donde los Astrales silenciosos la acogen.

Así los nuevos adultos han prometido ser leales a Neltria, trabajando en pos de su prosperidad. En este tipo de ceremonias multitudinarias no se pronuncian palabras de juramento que especifiquen los por menores, ya que con la idea general de buscar el bien para la ciudad es suficiente. Ahora que todos ellos han pasado a ser adultos oficialmente y han jurado delante de los mortales e inmortales, pueden volver a sus posiciones privilegiadas en las primeras filas.

Para esta altura de la ceremonia el sol se ha puesto por completo y el crepúsculo ha acabado. Si no fuera por los braseros que se encuentran repartidos por todo el lugar la oscuridad nos envolvería. Pero aunque es tarde todavía falta la parte más importante, la guinda del pastel.

En el fondo del escenario hay una edificación alargada, poco más alta que una casa de un único piso. Es de mármol blanco con numerosas columnas que se unen en arcos adintelados. Esta edificación es un templo destinado al culto de los Astrales, pero de uso exclusivo del gremio de los clarividentes. Este gremio es el encargado de descifrar el mensaje de los Astrales a través de sus poderes e ingenio.

El templo tiene cinco puertas, una por cada Astral, y sobre los arcos que las coronan se pueden leer los nombres de los Astrales tallados en el mármol. El gremio de los clarividentes al completo comienzan a salir por esas puertas, decenas de personas aparecen en el escenario colocándose en filas paralelas.

Todos los clarividentes se encuentran ataviados con las ropas de ceremonia: una larga túnica roja escarlata que los cubre por completo, con la capucha del mismo color tapándoles el rostro. La túnica de ceremonias presenta intrincadas cenefas color oro en los anchos puños de las mangas y en el borde de la capucha. Finalmente, se remata con la presencia de un medallón engarzado en una cadena de oro con gruesos eslabones, y que los identifica a todos ellos como clarividentes.

Sí el clarividente es aquel que debe interpretar el mensaje de las divinidades, el medallón expresa con perfecta fidelidad la complejidad de su misión. Una piedra negra y brillante es la base del medallón, sobre ella se encuentra el ojo de una cerradura de oro por la que observa un ojo humano. Esa piedra simboliza el universo y la cerradura y el ojo, simbolizan al clarividente y su limitado poder para poder interpretar el mensaje de los Astrales.

Finalmente todos los miembros del gremio han salido al escenario central. Unas ochenta túnicas escarlata es todo lo que domina el lugar, haciendo a penas visible las llamas azules del brasero central. Al unísono todos destapan sus rostros retirando la capucha, mostrando semblantes serios. Uno de los hombres que se encuentra al frente avanza dos pasos. Pasos grandes y fuertes que hacen que las suelas de sus botas resuenen sobre la piedra del escenario.

El hombre alza el mentón mirando a la multitud que se mantiene expectante, todos esperamos que dé pie a las oraciones en honor a las divinidades para seguirle. Sin embargo el silencio se dilata en el tiempo mientras el clarividente sigue paseando su vista por las gradas.

—Décadas atrás nuestro gremio advirtió sobre un auspicio sombrío —el clarividente habla con voz grave.

El efecto de sus palabras sobre el público no se hace esperar. La gente comienza a removerse inquieta en sus asientos y a cuchichear. El protocolo dicta que primero se hagan las oraciones y después el anuncio de los nuevos auspicios y premoniciones. El cambio de orden parece alertar a todos.

Tragué en seco. A mi lado Emma me dirige una mirada de preocupación.

—¿Se refiere al auspicio de la incongruencia?

—No... no es posible. ¿Verdad? —respondo con voz temblorosa a mi amiga.

Pero en el fondo sé que no puede estar refiriéndose a ninguna otra cosa, por mucho que me lo quiera negar a mí mismo.

El clarividente se mantiene callado, dejando que sus palabras calen en todos y cada uno de los presentes. A lo largo de las gradas los susurros comienzan a ascender de volumen, en los rostros del publico las muestras de incredulidad se mezclan con las de miedo y las de alarma.

—En los últimos meses hemos padecido y sentido como cada instante nos acercaba más al cumplimiento de ese auspicio —cuando el hombre retoma la palabra la gente aún sigue hablando alarmada, haciendo que su voz apenas sea audible. La siguiente vez que habla alza aún más la voz. —No podemos ignorarlo más tiempo, es nuestro deber informar que es inminente que este auspicio se lleve a cabo.

Los primeros gritos de horror son proferidos. Mires a donde mires encuentras caras atemorizadas, padres recogiendo en brazos a sus hijos, personas abrazándose en un intento de mantenerse a salvo.

Papá, que es quien está más cerca de Arthur, Emma y yo, estira sus brazos tanto como puede para abarcarnos a los tres. Una de sus manos apenas llega a tocarme el hombro, y cuando lo hace da pequeños toques comprobando que sigo allí, que no he desaparecido. Que aún no me ha tragado la oscuridad.

—Todos conocemos con exactitud de que hablamos —ahora es una mujer la que toma la palabra.

Sus manos se extienden hacia las gradas en señal de calma. Manos rojas por los largos guantes que lleva, pero que las llamas de los braseros iluminan dando la sensación de que las tiene llenas de sangre.

A una señal de esas mismas manos todos los clarividentes comienzan a recitar el tan temido auspicio de la incongruencia.

"La desdicha vendrá de la mano de un viento de invierno.

Cálido, el recuerdo del desierto nos brindará.

Consigo traerá nubes heladas de blanca señal.

Así, muertes y tiempos oscuros iniciará."

Después de eso no fui consciente de mucho más que de mi propio pavor. No oí lo que Emma me decía, no note como Arthur temblaba junto a mí, o como a mi alrededor cundía el pánico.

Las palabras de los clarividentes se repetían una vez tras otra en mi mente. No importaba que ya las conociese, que todos allí ya supiésemos de su existencia, incluso antes del día de hoy.

Vives sabiendo de la existencia de ese auspicio, del temido auspicio de la incongruencia, que promete un invierno cálido con heladas que precederá a la muerte. Simplemente vives con él esperando que no te toque padecerlo. Durante 15 años pensé que así sería, al parecer durante ese mismo tiempo he vivido autoengañándome.

Cuando al fin vuelvo en mí, los clarividentes siguen intentado calmarnos a todos. Sus ordenadas filas ahora son un completo caos de túnicas escarlatas, y sus voces no son audibles debido al ruido que producen todos los asistentes a la ceremonia.

De repente un sopor me invade por completo relajándome unos instantes. Reconozco el hechizo incluso antes de que pasen sus efectos. Pocos segundos después he localizado en uno de los extremos de las gradas a un grupo numeroso de magos con las varitas en alto. Son ellos los que han producido el hechizo de la adormidera, menos efectivo que la propia infusión hecha con dicha planta, pero que al menos brinda unos instantes de sosiego al hechizado.

El grupo de magos entre los que se encuentra el propio padre de Emma, que debió de alejarse de nosotros sin que lo notase, son todos miembros de la Guardia de la Ciudad. Su hechizo ha permitido que el público se calme lo suficiente como para dejar proseguir a los clarividentes con sus funestas profecías.

Ahora con las filas completamente rotas el hombre que habló en un principio toma la palabra.

—Vecinos por favor, no perdáis la calma. Nuestros amados Astrales no nos han dejado ciegos y desvalidos ante la desgracia —por un instante me permito tener esperanza ante la posibilidad de una solución. —Nos llegó, incluso antes de ser conscientes de que el auspicio de la incongruencia era inminente, una señal que no hemos comprendido hasta hace poco.

El hombre hizo una pausa para sacar un papel meticulosamente doblado y guardado en el forro de su túnica.

—Habéis de saber que si de los tiempos oscuros queremos escapar todos debemos guardar fe en los Tratados Ancestrales, confiar que sobre la raza que ose romperlos para propiciar nuestro mal, caerá la venganza de todas las demás. No estamos solos y aunque aún no sabemos quién nos traicionará no podemos olvidar que muchos más serán nuestros aliados.

Eso sonaba bien, si no fuese por el pequeño detalle de que podría ser un todos contra nosotros. No tenía especial confianza en ninguna raza, en el mejor de los casos se mantendrían neutrales mientras ven como nos aniquilan.

—La última señal apareció en el sueño de uno de los miembros del gremio. En su sueño un ladrón escondía algo, después este hombre se vio a sí mismo con lágrimas negras en las mejillas. Cuando este clarividente despertó en una mano sostenía una pluma con tinta fresca, mientras que en la otra tenía este papel —mostró el pequeño fragmento a la multitud. —En él se puede leer: Lo que el ladrón guarda con recelo debe ser recuperado antes de que el llanto se torne negro y el reloj de arena gire.

La multitud se mantuvo en silencio, hombres y mujeres comenzaron a mirarse los unos a los otros, tal vez esperando encontrar a dicho ladrón sentado junto a ellos, o tal vez para asegurarse de que nadie tenía lágrimas negras en sus ojos.

—Recemos —dijo una voz desde el escenario. —Recemos por encontrar el camino que los Astrales nos han marcado, recemos porque los Celestiales se apiaden de nosotros, y recemos porque los Terrenales y los Espíritus del Agua y el Bosque nos guarden.

Y entonces recé como nunca en mi vida lo había hecho. Recé con fervor y con los ojos cerrados. Recé por todo lo que los clarividentes pidieron. Pero sobre todo recé por mi familia y por Emma.

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Multimedia: Medallón de los clarividentes

Para haberlo hecho yo no está tan mal, ¿no?

15/02/2019


El sitio de la ceremonia está inspirado en un teatro romano, si no has visto nunca ninguno te animo a que lo googles porque son realmente impresionantes.


El significado que tengan las plantas en esta historia intentaré que sea el mismo que tienen en la realidad. También intentaré ponerlo siempre especificado en la historia para que no haya duda.

Helecho: lealtad.

Lunaria: prosperidad (entre otros, pero a mi solo me interesaba este).

Por si alguien no sabe como son las plantas de las que hablaba:

Por ejemplo, yo no tenía ni zorra de como era una lunaria... pero he descubierto que son preciosas.

Chao, besitos :3

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