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Capítulo veintiuno: Otro rostro.

Tres semanas después...

Narra Lillai:

Nos encontramos escondidos debajo de una estructura irreconocible de madera, a la espera de que los dos hombres musculosos cubiertos de cortaduras se vayan, para que Leander pueda robar unos emparedados que nadie se ha atrevido a comprar desde la mañana y ya nosotros nos estamos muriendo de hambre. No solo eso, si no que también estamos a la mira de un trozo largo de carne, perfecto para Drako, que tampoco ha sido capaz de encontrar nada para aliviar sus tripas.

El asesino, que ya mi cuerpo y mente se han acostumbrado a su presencia, me indica la señal para comenzar a ejecutar el plan B. Ya que los hombres no tienen nada mejor que hacer y solo permanecen ahí de pie, decidimos que lo mejor sería distraerlos. Con el poco conocimiento que tengo sobre mi propia magia sigo la orden, a lo lejos se encuentran unos platos de cerámica que funcionan a la perfección con nuestra idea. Las hormigas empiezan a caminar por mis venas, hasta deslizarse por mis dedos, la sensación única y extraordinaria hace que se me sequen los labios.

Entre mis finos dedos siento un efecto similar a la fuerza que tienen los imanes cuando los polos se repelan y unos calambres abrazan mis hombros. Fijo mis ojos en los ocho platos, me aseguro de que nadie vea lo que va a suceder y centro toda mi atención, energía y poco discernimiento en ellos. Comprimo mi quijada y con la fuerza de mis manos mando a volar los platos contra la pared más lejana logrando que los dos tipos se levanten confundidos con el estruendo y vayan a cerciorarse de que todo vaya bien, Leander roba los objetos y nos encaminamos a nuestra guarida.

—Cada vez vas mejorando y eso me gusta —éste halaga mi nuevo logro, un mejor control sobre mis demonios.

Ya que se me es difícil dormir por la noche me mantengo despierta muy a menudo, sentía que perdía mi tiempo viendo como los demás dormían así que decidí comenzar a practicar mi magia en un lugar donde no los pueda despertar y que nadie me descubra. Después de la quinta noche, Leander descubrió mi pequeño, pero para nada secreto. Le gustó ver que estaba practicando, pero no mucho el saber que estaba agotando todas mis energías en eso, haciendo que al día siguiente pareciera una muerta viviente. 

Tenía varios accidentes, no podía movilizarme o usar mi magia con exactitud; me encontraba muy débil y en algunos cuantos momentos alucinaba. Así que lo mejor fue mover mis momentos de práctica por la mañana y no hacer nada por la noche... Leander me obligaba prácticamente a dormir y éste no cerraba los ojos hasta que yo no estuviera en el país de las maravillas... Pero vaya que no eran maravillas, solo obtenía pesadillas y hasta el momento las tengo. No hay ninguna sola noche que no me atormenten.

—Los libros me han ayudado mucho.

Otro de mis pasatiempos es releer los pocos libros que me pertenecen, se puede decir que hasta lograría recitar cada una de los capítulos sin dificultad. No hay mucho que hacer cuando estamos encerrados en una casa, lo único distinto que han visto nuestros ojos son: multitudes de personas, diferentes pueblos y escenarios llenos de establecimientos y montañas de arena. Si bien, hemos caminado mucho, pero aun así no vamos ni por la mitad del camino. Nuestros días se han hecho rutinarios, llegamos por la noche a un nuevo lugar, nos quedamos dos días; máximo tres y después por la mañana salimos a nuestro nuevo destino. Todo ha sido gracias a Leander, él es el único que sabe sobre estos paraderos.

No sé cuántos días han pasado, he perdido la cuenta. Lo único que puedo deducir es que llevamos varias semanas jugando a los fugitivos y hasta el momento no tienen ni idea de nuestra posición. Las personas se han vuelto paranoicas y ya muy pocas salen de sus hogares, hay muchos policías y cada vez se nos hace más difícil movilizarnos. La única ventaja que tenemos aquí es que mi magia sirve de mucho. Distraigo a las personas e incluso logro camuflarnos, es mucho trabajo para mí y siempre termino agotada; pero vale la pena todo el esfuerzo. Una de los trucos que quiero aprender a hacer es cambiar físicamente nuestros rostros.

En uno de los libros habla de ello, de cómo las brujas solían ocultarse de esa manera. cambiaban sus rostros y así nadie las reconocía. El problema es que aun no soy capaz de lograr hacer algo tan difícil. Se requiere tener mucha fuerza, concentración y experiencia. De las tres anteriores solo tengo la mitad de concentración que necesito, estos poderes son más complicados de lo que parecen y más poderosos de lo que pensé; ya veo por qué experimentan tanto con las bestias que ni son aptas para hacer todo lo que yo hago.

—¿En los libros sale cómo crear comida con tus manos? Esto de robar me pone los pelos de punta —Eliza comenta mientras camina a un ritmo constante.

Niego con la cabeza y me agacho para no golpearme con un letrero hecho de madera—. No, creo que eso sería lo único imposible, pero a lo de menos se puede lograr solo si llevo años practicando.

Ella dibuja una pequeña sonrisa en sus labios resecos y de poco color. Sin importar qué, mi hermana menor no ha cambiado en lo absoluto, sigue siendo la necia y terca chica que conozco desde siempre. Algunos días son buenos y otros malos y debo de aceptar que es verdad, en ciertos momentos la pasamos bien y otros... Están llenos de lágrimas, ésta no suele llorar mucho, es fuerte, es mi versión contraria. Pero no me molesta, espero que siga siendo así siempre, ya que es la Eliza que me gusta, la robusta que no le teme a nada.

Después de aquella noche donde Eliza y Leander tuvieron un encuentro un tanto perturbador e incómodo pensé que ella se volvería más callada y sumisa. Pero al contrario, mantiene la frente en alto y para peores... No se rinde, sin importar cuanto Leander demuestre que no tiene interés en ella, Eliza sigue charlando conmigo sobre él. Ha dejado de insinuarle cosas para nada agradables pero continua perdidamente segada por el chico que lo único que sabe hacer en sus ratos libres es hacer ejercicio y tomar mucho alcohol.

Esa es una de las rutinas más practicadas por el criminal, puede pasar horas haciendo sus flexiones y rutinas pesadas de ejercicio que nunca creí que fuera calificado para hacer. Siempre termina empapado en sudor, su cabello mojado y las gotas cayendo por su torso desnudo. Después de horas de ejercitarse, en la noche sale disparado en busca de algo para beber, no importa lo que sea, lo principal es que se trate de una bebida alcohólica. Algunas noches no bebe, pero la mayoría sí. Ya me parece un tanto preocupante, no vaya a ser que tenga una adicción o algo por el estilo. Pero no importa por el momento, ya que a la mañana siguiente es el mismo y repugnante Leander, demostrando que sí tiene control sobre sí mismo cuando toma.

En realidad, tiene sus momentos de cambio de humor, depende de que tanto hable Eliza o si Drako pasa mucho por su lado. Pero cuando despierta con un buen carácter solo se mantiene relajado e indiferente por parte del día, incluso le gusta hacer una broma aquí y allá... Siempre burlándose de mí y de mis pocos conocimientos de la vida. Después de tanto tiempo juntos he visto lados de él que no conocía, el único que me falta por conocer es su faceta melancólica y aun así, no creo que la demuestre jamás. 

Sin importar esa parte, he aprendido a vivir junto a él, ya me he acostumbrado a su presencia y a esa mirada seria. Aunque no se abra a mi siento que es alguien que escucha muy bien mis palabras, ciertas noches nos encontramos ambos despiertos lejos de Eliza y Drako, para no despertarlos, y hablamos un poco, después solo nos quedamos con la compañía del uno y del otro hasta que ya me hace irme a la cama... Ya que me necesita con todas mis fuerzas al día siguiente.

Según él, soy su mejor bandido, eso quiere decir que soy la mejor criminal en sus palabras. Le encanta que podemos utilizar mis poderes, con ellos siempre estamos a un paso más adelante que todos y a salvo. Aunque todavía no sea muy experta, soy de mucha utilidad.

Llegamos a nuestro destino, nos estamos instalando en una bodega llena de paja y comida para caballos. Está hecha de tablas y hojalata, pero es el lugar perfecto para escondernos y resguardarnos del terrible frío que llega por la noche. Mis pies chocan contra la piedra dispareja que es utilizada para el suelo y suspiro con satisfacción cuando los tres estamos dentro y seguros. El lugar es oscuro, tanto así que si no entrecierras los ojos no verás nada más que formas distorsionadas, la única luz que tenemos es gracias a pequeños agujeros que hay en el techo que dejan pasar unos cuantos rayos solares; después de todo tampoco estamos en una profunda oscuridad.

—Drako —lo llamo con un susurro, el lugar nos protege del exterior; pero no significa que el ruido sea obstruido por estas cuatro paredes, escucho como sus pisadas llegan hasta a mi, cuando lo tengo de frente le lanzo el trozo de carne y éste sale caminando para comérselo en un lugar por sí solo en donde no vaya a ser distraído de su almuerzo.

Nosotros tres nos sentamos por separado para de igual forma alimentarnos, aunque el sabor y la textura del emparedado no sean las mejores, mis tripas dejan los rugidos de lado y mi estómago se contrae con satisfacción. Este es uno de los peores problemas que tenemos, la comida. Nunca es suficiente para llenarnos, solo en muy pocas ocasiones hemos logrado satisfacernos con los alimentos robados... Mastico el duro y tieso pan, pero en mi mente imagino que estoy comiendo el pan casero que cocinaba mamá cuando obtenía los ingredientes suficientes.

—¿Será mucho lo que estaremos aquí? —Eliza pregunta, en su voz se encuentra una pizca de desgracia. Entre la poca claridad veo como le molesta la cantidad de paja que se le escurre entre la ropa y zapatos; ella intenta quitársela con manotazos.

Miro a Leander, éste ya se ha acabado el emparedado en tan solo segundos—. Nos quedaremos un día más, este lugar es uno de los mejores. Es pequeño y como todos tienen miedo no hay mucha gente caminando, pero sí la suficiente para escondernos mientras andamos por ahí afuera —la mira por unos instantes—. Si no te gusta el escondite puedes dormir en la calle —señala las puertas traseras que tiene el establecimiento.

—Gracias por la estúpida idea —lo mira con cara de pocos amigos. Peina su cabello con el cepillo que ha traído de casa y comienza a caminar por todo el lugar.

Termino mi comida y me pongo de pie—. Iré a practicar —sacudo mi falda y mis ojos hacen conexión con los de Leander—. ¿Vienes?

Desde que practico el chico me acompaña por la mañanas, por alguna razón siento como si fuera un tipo de mentor, aunque éste no sepa nada de magia. Con sus duras palabras me alienta a seguir y al final logro cosas increíbles. Antes Eliza también participaba, pero su forma de hablarme y de estresarse porque no lograba algo hizo que Leander se enfadara.... Mucho y le prohibiera estar cuando estuviera experimentando con mi magia. Ahora ésta sólo observa desde lejos, me sentí un poco mal por ella porque a su parecer solo estaba ayudando, pero en realidad solo lograba que me alterara.

Mi hermana se queja—. Vayan, yo me quedo con el enorme y terrorífico de Drako ¡Si me come es culpa tuya Leander! —su grito no es tan alto para así no levantar sospechas de las personas que se encuentran afuera.

—Y no me importaría si eso pasara —él dice sus últimas palabras antes de salir triunfante, Eliza aprieta los puños y se sienta en una pila de paja como si fuera una niña pequeña. Yo me trago una risa y salgo en silencio por la puerta trasera.

Nos sentamos detrás de unos baldes vacíos de madera, yo lleno mi falda de arena pero no me importa tanto como antes; la suciedad se ha vuelto mi compañera. El sol vuelve a calentar mi cuerpo y tengo que entrecerrar los ojos para no quedarme ciega—. Hoy quiero intentar algo que será un poco imposible —llamo la atención de Leander con mis palabras, sus facciones están relajadas y es una buena señal. Significa que hoy se encuentra de buen humor—. En uno de los libros hablan sobre cómo las brujas solían modificar sus rasgos faciales para esconderse del mundo, se hacían pasar por personas que no eran y me parece fascinante ya que si logro hacer eso...

—Será más fácil movernos —termina la oración por mí, sus ojos se inundan de curiosidad y al mismo tiempo de éxito, como si tuviera planeado ganar el juego que aún no ha empezado. A veces pienso que las personas son las piezas de un juego de ajedrez para Leander, probablemente yo sea una de ellas...

—Exacto —me coloco en una postura recta—. Tengo una idea de cómo hacerlo pero no creo que funcione, este truco requiere de mucha fuerza y yo me encuentro muy débil, a veces meter a Drako en el espejo se me hace muy difícil después de estar el día anterior caminando por horas.

Éste se recuesta contra la pared—. Si, hablando sobre eso ¿No has leído sobre alguna manera en la que físicamente dejes de agotarte tanto con solo el hecho de usar tu magia? —me observa con atención. Daría mucho dinero para mantener a este Leander relajado conmigo todo el tiempo y no su lado malhumorado.

Asiento con la cabeza—. Si... Si tomo la saliva de una bestia o la sustancia de alguna planta que contenga magia.

Leander forma una mueca con sus labios—. ¿Tienes que tragarte la saliva de ese animal? —su desprecio por mi amigo bestia se da a relucir, algo que Leander tiene poco es discreción... Pero si mucha sinceridad. Me recuerda a una de las amigas de mi madre, lo que pasaba por su mente siempre lo representaba con su rostro o lo decía con su boca, sin importar herir o no a una persona.

—Exacto, funciona como una fuente de energía para los magos y brujas, podemos intentarlo cuando un día me encuentre con fatiga. Solo le digo a Drako que abra su hocico y...

Me interrumpe—. Si si, empecemos con la práctica de hoy ¿Intentarás cambiar tu rostro? —va directo al tema.

Lo veo por unos segundos, nunca voy a olvidar la sensación de aceptación que él me hace sentir, habla de mi magia como si fuera algo común y me ve como una chica cualquiera. No con esos ojos que gritan ''engendro,'' mi pecho se torna cálido cada vez que me siento ''normal''—. No —una pequeña sonrisa se dibuja en mis labios—. Intentaré con el tuyo —lo señalo con tranquilidad.

Pensé que se negaría, ya que puede que todo esto salga mal y lo deje con una nariz de cerdo y orejas de conejo. Pero éste solo me mira con indiferencia y responde—: ¿Qué quieres que haga? —juega con un hilo de su pantalón roto a la espera de mis instrucciones. Aunque él sea el ''jefe'' cuando se trata de mi magia soy yo la que toma todo bajo su control y debo de admitir que es extraño... Darle órdenes o instrucciones a alguien que siempre lo hace.

—Bien —froto mis manos para hacer fricción, mi corazón bombea sangre con rapidez—. Necesito que solo te mantengas quieto —levanto las manos para que detenga el juego con el hilo y centre su atención en mis ojos—. Si te duele algo o no quieres hacerlo solo tienes que decirme —me acerco más a él y no parece importarle mi cercanía.

—¿Crees que me voy a retirar? —se burla—. Esto es una mierda comparado con otras cosas que he vivido —sus ojos se vuelven oscuros y sus dientes blancos brillan, es una imagen espeluznante, digna para que un pintor profesional la dibuje para colgarla en un museo dedicado a cosas que pueden espantarte.

—Si, ya, te entiendo —el volumen de mi voz baja y por fin su semblante regresa a la normalidad—. Veamos...

Miro la palma de mis manos y en mi cabeza hago una imagen de lo que quiero que suceda, que el rostro de Leander cambie y parezca una persona completamente distinta. Espasmos musculares recorren mis brazos, dando la señal de que lo que haré a continuación no será sencillo, suelto aire por mis labios y veo el collar de amatista que descansa sobre mis pechos. Levanto la mirada para encontrarme a un Leander lleno de interés—. ¿Vas a...?

—Shh —lo callo mientras me acerco más a su semblante. Éste no se tensa y tampoco muestra señales de incomodidad o miedo. Coloco ambas manos sobre su rostro, la piel es suave y el calor que emanan sus mejillas gracias al sol, solo hace que sienta más electricidad en las palmas. Recorro sus facciones con mis ojos para ver cada detalle y así poder modificar cada parte de él y no dejar ningún rasgo sin ser modificado.

Trazo con mi dedo índice el trayecto de su afilada quijada, podría hasta cortar cualquier cosa con ella; termino en su mentón y después subo por las mejillas. Delineo las finas líneas que están debajo de sus ojos, mostrando así lo poco que ha dormido; luego voy a su nariz y acabo en sus labios. Mi mente no estaba centrada en lo raro de la situación hasta este momento que dibujo sus rosada boca, pero aun así no me detengo; no le quiero demostrar que me parece un tanto incómodo todo esto. Termino colocando ambas manos sobre sus mejillas y con ellas lo sostengo, presiono un poco y comienzo.

El sudor se acumula en mi espalda y mis brazos comienzan a doler, son como pinchazos largos y constantes, cierro los ojos y me encorvo en mi lugar pero no me puedo rendir. Imagino como el rostro de él cambia en mi mente, como lo logro. Me incorporo y vuelvo a abrir mis ojos para verlo, su quijada se ha vuelto menos llamativa y su nariz más ancha. Mis manos comienzan a temblar y aquí es cuando digo que mi cuerpo no va a poder soportar más todo este esfuerzo. Cuando suelto su rostro, este vuelve a la realidad al segundo. Pierdo el equilibrio y caigo sobre mi espalda, haciendo que choque contra algo duro, tal vez como una piedra o un trozo de madera. Un gemido sale de mis labios cuando el dolor se expande como corrientes eléctricas.

—¿Has logrado algo? —me toma mi brazo y me vuelvo a sentar, pero eso solo hace que el dolor en mi espalda incremente por el repentino movimiento.

—Ah, espera —coloco una mano sobre el área afectada y la otra en el suelo—. Me he lastimado —jadeo. La combinación del dolor de espalda y fatiga gracias a mi esfuerzo no es bueno, bajo la cabeza y aprieto la quijada—. Leander... —suelto aire con fuerza haciendo que mis pulmones comiencen a arder—. Ayúdame.



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¡Hola!
Quería publicar más esta semana ya que la tengo libre y puedo escribir hasta caer exhausta. Extrañaba Wattpad 😭
Quería agradecerles a todos por darle una oportunidad a mi historia, cada vez nuevas personas la agregan a sus listas de lectura y me hace muy feliz saber que más lectores mágicos se unirán a la travesía🥺
¡Anuncio! Éste capítulo no es de mis favoritos 😂 pero todo esto es necesario para que avance la historia... Así que he decidido hacer doble publicación 🥳

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